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viernes, 5 de octubre de 2018

Capítulo Cero: El Incidente

Seguro que muchos de mis lectores habituales, incluso entusiastas, se han sorprendido de mi - relativo - silencio en la Red durante estos últimos meses.
Frente a mi casa, en la primera visita desde Abril,
el lunes 24 de Septiembre.

Desgraciadamente, lo cierto es que sufrí un Incidente de salud a primeros de Abril, que todavía me tiene convaleciente, en rehabilitación. Os lo voy a contar.

Los primeros días de Abril no me encontraba muy bien, y hacia el fin de semana del 7 y 8, claramente sufría de accesos de fiebre alta, incluyendo temblores y escalofríos. Debería haber ido a Urgencias, pero practiqué la palabra más utilizada en España: mañana. Como me encontraba mal, esperé al día siguiente a ver si me encontraba algo mejor, para afrontar la visita al Hospital.

Los síntomas me recordaban a un episodio ya bastante remoto. Comiendo un día con un amigo, hará ya casi veinte años, me dio un acceso de fiebre de parecidas características al que estaba sufriendo. El amigo me llevó a Urgencias de La Paz, y allí me diagnosticaron una prostatitis aguda. Pero el tema no pasó a mayores, la fiebre cedió, me volví a casa y de aquello nunca más se supo.

Pero, finalmente, el lunes 9 me desperté con una desagradable novedad. Por algún motivo que entonces desconocía, mis pies estaban totalmente insensibles, como dormidos, como si anduviera sobre una espesa capa de corcho.

Pasé el día como pude, intentando ponerme presentable para poder ir a Urgencias sin dar excesiva pena. Finalmente, avanzada la tarde, llamé al 112, para que una ambulancia me recogiera en casa y me llevara a Urgencias del Hospital Ramón y Cajal.

El traslado tuvo que hacerse en silla de ruedas, y finalmente llegué al Hospital pasada ya la medianoche.

Como es habitual, en Urgencias me riñeron por haber esperado tanto y les avancé mi sospecha de que pudiera estar sufriendo, de nuevo, una prostatitis aguda como la de años atrás.

Pasé rápidamente a ser patrimonio del Hospital, sin capacidad alguna de toma de decisiones. Me pasé un par de días en la UVI, donde algún doctor me advirtió de que mi situación al ingreso era extremadamente grave, y que podría haber evolucionado a una sepsis (o, antiguamente, septicemia), de imprevisibles resultados. Eso sí, la UVI comodísima, hasta con un televisor de pantalla plana, donde pude ver el desastre de la eliminación del Barcelona de la Champions por la Roma.

Me trasladaron a una habitación individual de la zona de Urología (la 628, lo recuerdo por ser dos veces pi, pi-pi, salvaje ironía). Claramente, mi problema era una infección urinaria de caballo, que no acerté a tratar a tiempo.

Las enfermeras - y también algún enfermero - me reñían por no andar más, pero yo no podía mantenerme en pie, dada la gruesa capa de corcho que recubría mis pies. Finalmente, tanto ellas como los doctores - y también alguna doctora - comprendieron que mi único problema no era la infección en sí.

En la habitación había un pequeño baño (lavabo, taza, bidé) y la ducha estaba a unos 10 metros por el pasillo. Con un andador y alguna ayuda pude llegar a ella los primeros días. Desde mi ingreso, llevaba una sonda urinaria, con la correspondiente bolsa externa, que dificultaba adicionalmente cualquier movimiento.

La situación se agravó cuando localizaron en mi intestino - creo recordar - unas bacterias inocuas, pero resistentes a los antibióticos habituales. La sección de epidemiología del Hospital decidió que había que evitar la expansión de estas bacterias, por lo que decretaron un cierto aislamiento en mi habitación. Nunca acabé de entender el tema. Si eran inocuas, ¿para qué tantas precacuciones?. Pero los protocolos son sordos y ciegos. Se aplican y punto.

Este aislamiento ya me forzó a realizar un aseo precario en el baño de la habitación. Además, obligaba a que cualquier visita debiera ponerse una bata y unos guantes desechables, antes de entrar a mi habitación. En fin, un engorro brutal a añadir a la situación ya delicada.

Coincidió que me tocaba visitar al peluquero cuando ingresé en Urgencias, con el hecho de que decidí que afeitarme era una tarea demasiado compleja, en mis condiciones. Tras un mes de estancia, mi apariencia era parecida a la de un náufrago recién rescatado de su Isla de Robinson. Con largas greñas y una barba sal y pimienta, que me recordaba lamentablemente a Rajoy.

Tras montones de bolsas de antibióticos, diversas pruebas y una cirugía perineal, la infección se fue venciendo y, finalmente, más de un mes después de haber ingresado, me dieron el alta hospitalaria.

Pero el problema es que seguía sin poder ponerme en pie ni caminar, y en esas condiciones era imposible poderme trasladar a mi casa.
Un pequeño homenaje tras uno de los primeros paseos por
la calle, en el San Ginés junto al Mercado de Prosperidad.

Tras un consejo de familia con mis hermanos, llegamos a la conclusión de que la mejor solución, para lo inmediato, sería ingresar en una Residencia que me asegurara los cuidados cotidianos (ayudas para levantarse, acostarse y ducharse, comidas, cenas,...) y donde pudiera tener una atención profesional de fisioterapia, para así poder llevar adelante una fase de rehabilitación, que podía durar unas cuantas semanas o varios meses.

En mis últimos días en el Hospital, conseguimos que uno de los Urólogos nos explicara el origen del problema. La fuerte infección con que ingresé, de forma directa o indirecta a través de un pico absolutamente anormal de azúcar - por encima de los 800 - había atacado al sistema nervioso periférico, dejándome los dos pies prácticamente insensibles. El deterioro de alguna zona de los nervios que reciben las sensaciones de los pies y que les envían las órdenes de movimiento, me había dejado en la situación en que me encontraba. El daño debería poder corregirse con el tiempo, mediante la regeneración de esos terminales nerviosos. Pero ese proceso resultaría inevitablemente lento.

El Urólogo no se atrevió a dar plazos, pero, posteriormente, un fisioterapeuta me confesó que no es descabellado pensar que una reinervación de este estilo pueda llegar a tardar uno o dos años desde la fecha del Incidente.

Tras diversas gestiones, el 16 de Mayo ingresé en una Residencia de Mayores cinco estrellas, en un barrio céntrico de Madrid. La elección tuvo en cuenta varios factores. Por supuesto, los servicios prestados, que incluían un gimnasio de fisioterapia con varios fisioterapeutas diplomados. Pero también el que el lugar fuera céntrico y fácilmente accesible tanto en transporte público como en coche privado, para facilitar las visitas de familiares y amigos, que contribuyeron a hacerme la estancia mucho más llevadera.

Así, fui avanzando desde la silla de ruedas inicial, a deambular ya con ayuda de un andador (caminador, o - familiarmente - taca-taca) y luego con una sola muleta.

En Septiembre, cuando me podía mover con cierta soltura con una muleta, tanto en recorridos interiores como en algunos paseos por la calle, resultó claro que ya podía trasladarme a mi casa, donde debería seguir con tratamientos de fisioterapia al menos algunos días cada semana, durante el tiempo que fuera preciso, hasta la total recuperación.

El lunes 24 de Septiembre visité mi casa, con un amigo, por primera vez desde que salí hacia Urgencias en el mes de Abril. Mi amigo coyantino se encargó de instalarme un par de asideros en la bañera, para facilitar el equilibrio durante la ducha. Y el viernes 28 me trasladé definitivamente, abandonando la Residencia.

(Este es uno de mis paseos con la muleta por el jardín de la Residencia)

Ya he contactado con el Centro de Fisioterapia de mi barrio, y la próxima semana empezaré sesiones de una hora los lunes y jueves. Por casa me manejo bien, con la ayuda de la muleta para los desplazamientos, pero los pies y las piernas me sostienen sin problema y la única limitación real, al no haber recuperado todavía en su integridad el comando sobre el juego de tobillo, es el equilibrio estático, para el que necesito un punto de apoyo adicional a los dos pies. Puedo andar sin necesidad de apoyo adicional, pero con la torpeza de un bebé.

Ahora toca esperar y tener paciencia (la gran palabra que me ha acompañado como enseña ineludible en los últimos tiempos). Confío en una total recuperación, pero eso puede tardar todavía algunos meses más. Pero, de alguna forma, he recuperado una vida prácticamente normal, sólo con una disminución motriz cierta, espero que temporal.

Mi estancia en la Residencia os la quiero contar con ciertos detalles, porque no es habitual que alguien en pleno uso de sus facultades mentales conviva durante tanto tiempo en ese ambiente, y seguro que habré captado muchos detalles que habitualmente pasan desapercibidos. Estoy preparando una narración en varios capítulos, que titularé "Las Puertas del Infierno". La publicaré en este blog cuando la tenga lista en su totalidad, y eso me puede costar unas cuantas semanas, o incluso algún mes.

En fin, esta ha sido mi peripecia vital de los últimos tiempos, que me ha tenido alejado de este blog, de mis lectores, de mi casa y de tantas otras cosas que nos rodean en una vida normal.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Santi Vila: "De héroes y traidores".

Este libro representa un oasis en el centro de un circo enloquecido.

Santi Vila fue conseller en el Govern de Catalunya durante unos cuantos años. Dimitió de su cargo la tarde del 26 de Septiembre de 2017, tras ver con impotencia como la décima ventana de oportunidad para enderezar el procés era también ignorada.

Fue alcalde de Figueres y buen amigo, evidentemente, de Carles Puigdemont, que fue alcalde de Girona hasta convertirse, tras un rocambolesco episodio que arrumbó a Artur Mas al almacén de la historia, en President de la Generalitat, tras los idus de marzo de primeros de Enero de 2016.

Es conocida su adscripción a Convergencia y su perfil de político moderado. Pero en este libro demuestra que, además, es capaz de mantener una mirada sensata y lúcida sobre la realidad, incluso cuando esta se convierte en el ojo de un huracán incontrolable.

No soy muy aficionado, en general, a los libros escritos por políticos. Unos son simples libelos, escritos quién sabe por quién, de prisa y corriendo, para aprovechar el tirón de la actualidad. Y otros son Libros de Memorias, más pensados como justificación propia y como fuente bibliográfica de los historiadores del futuro, que como libro de lectura continuada. Pero "De héroes y traidores" es otra cosa. Se trata más bien de recoger el pús que supuran las heridas y convertirlas en palabras dotadas de un buen sentido.

Santi Vila no va contra nadie, pero deja bastante claro el papel que cada cual ha jugado en un melodrama que no hizo más que irse deteriorando hasta convertirse en tragedia. Y pone en este libro, negro sobre blanco, todo lo que seguramente él siempre supo, pero los demás sólo intuíamos de vez en cuando.

En la primera parte, describe los hechos que son más o menos conocidos por todos, a través de los medios de comunicación, sólo que con una mirada mucho más interior, no accesible para los ciudadanos comunes, que convierte a los personajes en personas humanas y que proporciona algunas claves que no siempre fueron bien visibles.

La segunda parte del libro resulta especialmente pedagógica, y arroja luz sobre un político español y catalán que, por su moderación, sensatez y lucidez podría hacer un maravilloso papel algún día como Presidente del Gobierno de España. Llamadme idealista ingenuo, que lo soy.

Primero repasa los diez grandes errores cometidos durante todo este tiempo por los dos bandos a partes iguales. De entre los cometidos por el Gobierno Rajoy, la mayoría son más o menos conocidos ya por los que han seguido con atención y afán crítico la actualidad de estos tiempos. Pero yo destacaría el quinto, que denota una capacidad superior de abstracción del autor: España no es cool.

De los errores cometidos por el soberanismo, algunos los puede intuir cualquier lector informado. Pero yo destacaría el primero, algo más sutil: la marginación de la política profesional. Este hecho provocó que la agenda política dejara de estar en poder de los legítimos representantes del pueblo catalán, para ser controlada por asociaciones ciudadanas y otras fuerzas. Este error se sublimó al constituir las listas de la candidatura unitaria JuntsxSi, trufada de personas de la sociedad civil, que relegó a muchos políticos a puestos irrelevantes, o directamente a ser extraparlamentarios.

Santi Vila identifica a continuación hasta diez ventanas de oportunidad, entre 2015 y 2017, en que una decisión diferente de la que finalmente se tomó podría haber reencauzado al procés por unas vías razonables y realistas. Pero, una tras otra, se fueron desperdiciando. Cuenta que, tras cada uno de estos fiascos, tuvo la tentación de dimitir, pero aguantó confiando en la siguiente. Hasta que la caída por el barranco ya resultó inevitable, tras echar a perder la que se presentó en la madrugada del 26 de Octubre. Puigdemont, con algunas reticencias de algunos de sus próximos, había decidido que ya había cumplido su misión de llevar a Catalunya a la preindependencia, y que lo que tocaba era convocar elecciones.

De haberlo hecho, se hubiera evitado casi con seguridad la aplicación del artículo 155 y hubiera sido un punto y aparte, para que todo el mundo pudiera reflexionar con alguna calma. Pero, especialmente desde entornos de ERC y de la CUP, tanto la voz de la calle como las redes sociales empezaron a vomitar su bilis contra quien había sido su héroe hasta quince minutos antes. Los estudiantes gritaban en la Plaça de Sant Jaume "botifler" y "traidor", epítetos dirigidos a Puigdemont. Y Twitter vomitó su peor basura insultante contra el MHP. De todos ellos se recuerda el de Gabriel Rufián: "155 monedas de plata" que en sólo cuatro palabras, llamaba traidor (como Judas) a Puigdemont y además le acusaba de ceder a la presión de que el Gobierno de España pudiera aplicar el 155.

Al final, Puigdemont tomó una decisión y prefirió quedarse con los suyos aun estando equivocado, antes que tener razón pero quedarse solo.

Finalmente, la tarde del 27 de Octubre, el Parlament declaró constituida, sin mayor liturgia, la República Catalana. Pero el entusiasmo solo lo puso la calle, porque la cara de los políticos era de una profunda preocupación. Creo que sabían que acababan de vadear el último río, más allá del cual no queda sino el 155, y la negrura, y la cárcel y el exilio.

La tarde del 26 de Octubre, viendo cómo la última ventana se cerraba definitivamente, Santi Vila dimitió y se fue a su casa.

El último capítulo lo dedica a una cierta prospectiva, para identificar por dónde y cómo pueden venir las soluciones a este problema. La verdad, he visto muchas reflexiones suyas que me gustaría oír de boca de algún político de ámbito estatal.

Y en las últimas páginas cuenta lo que va a ser su vida a partir de ahora. Que se ha reincorporado a la actividad privada, como gerente de una empresa centenaria de la zona de Banyoles (Girona), la que siempre ha sido su terreta. Y su pareja, Javier, ya puede descansar mejor, lejos de los muchos sobresaltos que se llevó mientras Santi estuvo en la política activa. Por cierto, Santi Vila no se manifiesta en absoluto sobre si la política activa podría estar de vuelta en algún lugar de su futuro personal.

Hay que agradecerle a Santi Vila el tono exquisito con el que cuenta los acontecimientos y las cosas, porque nadie puede sentirse herido ni señalado por algún dedo acusador. Sólo le motiva el hecho de conseguir que sus lectores puedan entender una realidad tan compleja, como demuestra él mismo que comprende.

También le ayuda al lector a discernir si una cierta decisión que alguien tome en los próximos tiempos puede ser o no un camino de salida o de futuro.

Este libro ha sido publicado en versión original en castellano (la verdad, me resultó curioso) por Península, y en versión traducida al catalán por Pòrtic.

Yo creo que este libro debería leerlo todo español que tenga interés y curiosidad por saber lo que pasa en su país y por qué. Es válido tanto para los nacionalistas del "a por ellos" como para los indepes irredentos de "prensa española, manipuladora", así como para la infinita gama de mediopensionistas. Los extremistas, de uno u otro bando, es posible que en algún momento de la lectura deban dominar una ira irrefrenable que les llevaría a arrancar algunas páginas del libro. Si lo consiguen, y prosiguen la lectura con ánimo de entender, con seguridad habrán aprendido muchas cosas al terminarlo.

JMBA

martes, 20 de marzo de 2018

Calçotada 2018 - Alcalá de Henares



P R E F A C I O

Dicen que le preguntaron una vez a Gabriel García Márquez, ese genial escritor colombiano que fue capaz de imaginar un mundo tan temprano que las cosas todavía no tenían nombre, "Maestro, usted ¿por qué escribe?". Su respuesta fue simple, pero certera: "Para que me quieran".

Llevo ya unos cuantos años asistiendo con entusiasmo a las Calçotades que se organizan en Alcalá de Henares, como desarrollo gastronómico del hermanamiento Complutum-Tarraco. Isidre Papiol, el alma mater de esta (y muchas otras) iniciativas, sabiendo que yo tenía un blog personal en el que solía publicar lo que me apetecía, me nombró reportero de guardia. Desde entonces vengo publicando una crónica ilustrada tras cada Calçotada que se celebra. Incluso la publiqué un año en el que, por diversos motivos, me resultó imposible asistir.

Sé que muchos de los asistentes habituales leen mi crónica y, por lo que me cuentan algunos, hasta la esperan tras cada celebración. Lo sé, pero no me consta.

Un lector anónimo sólo deja tras de sí una cifra estadística. Para darle un poco de alma a esa realidad tecnológica, al final de cada publicación en mi blog hay un apartado de Comentarios, que os invito a utilizar. No hace falta explayarse si no se desea. Y se recibe con la misma ilusión (quizá no con los mismos efectos), un "Gracias" que un "No tienes ni p... idea".

Porque si algo odia realmente el Artista (permitidme esta licencia) es resultar indiferente.

Es por ello que te invito, lector anónimo, a que publiques un comentario en la sección pensada para ello. Vence tu pudor o tu miedo conspiranoico al Gran Hermano, y publica un comentario, por breve y sintético que pueda ser. O añade algún detalle que a mí se me pueda haber pasado por alto, que ello no me hiere, sino que me complementa.

Resulta imprescindible no ya para saber si estas Crónicas son necesarias, sino tan sólo para verificar si son bienvenidas.




* * *



Este año, la Calçotada, que tradicionalmente se celebra en esa frontera indecisa entre el invierno y la primavera, se planificó para el sábado 17 de Marzo, en el MOMO Sports Club de La Dehesa, en Alcalá de Henares.


El asado de los calçots, protegido por un cobertizo para evitar la lluvia.


Los alrededores estaban prácticamente inundados, por las abundantes
lluvias de los últimos días.


Se adivina mi orondo perfil entre el humo de los calçots.

Sólo hace un par de meses, los noticieros no cesaban de publicar noticias relacionadas con la pertinaz sequía que nos asediaba. Antiguos puentes romanos o viejas ermitas volvían a la superficie, debido al terrible descenso en el nivel de las aguas de nuestros pantanos.

Pero eso cambió, casi de repente, y dio paso a uno de los inviernos más lluviosos de los que tenemos recuerdo.

Las previsiones meteorológicas para el sábado 17 eran de todo menos alentadoras. La probabilidad de que lloviera ese día se movía en una estrecha horquilla entre el 80 y el 95%.

Afortunadamente, el Plan B existía y tuvo que convertirse en el Plan A. La Calçotada se preparó para que los comensales pudiéramos estar en el interior, al abrigo de las inclemencias meteorológicas. Y las brasas para asar los calçots se dispusieron bajo un cobertizo que las protegía de la más que probable lluvia. La profesionalidad del personal del MOMO se demostró una vez más.

El sábado amaneció, como no podía ser de otra manera, lluvioso. Estuvo lloviendo con cierta desgana hasta el mediodía. Luego paró y, ya por la tarde, tuvimos incluso el espectáculo inusual en las últimas semanas de un poquito de cielo azul y unos cálidos (bueno, benéficos) rayos de Sol.





El babero fue mano de santo para evitar llevarse lamparones a casa.


A los asistentes se les pidió que se inscribieran previamente, mediante la correspondiente transferencia del importe del Menú directamente al MOMO. Y también se intentó, con éxito, organizar las mesas por grupos de afinidad, para que los amigos y familiares pudieran comer juntos. La cita estaba definida para la una y media de la tarde, para empezar la degustación de calçots. La mayoría fuimos llegando a partir de la una, para recoger la tarjeta que nos daba derecho a los diferentes platos del menú, así como al sorteo final de obsequios.

Para empezar, hubo barra libre de aperitivos (vermú, cerveza,...). Y, durante toda la comida, autoservicio de agua, cerveza y vino. En todas las mesas había ya porrones con vino tinto Capvespre (D.O. Catalunya) de los Cellers Domenys, para el servicio de los comensales.

Aprovechando que tuve ocasión de visitar la región de Burdeos sólo un par de semanas antes, me permití la frivolité de aportar un BiB (Bag in Box) de vino tinto Le Petit Julia (AOC Haut Médoc). Me pareció relevante porque es la primera vez (a mi conocimiento) que un Château prestigioso de la denominación de origen Pauillac comercializa, por los mismos canales que el resto de sus vinos embotellados y bajo su nombre, un vino en este formato. Pudimos disfrutar de él los comensales de nuestra mesa y quien quiso probarlo. Château Julia comercializa vino tinto AOC Pauillac a 24-25€ (la botella de 75cl), y AOC Haut-Médoc a 12€. Le Petit Julia (28€ el BiB de 5 litros) resulta a 5,60€/l. y es un vino tinto 2015 que resulta suave y afrutado, muy agradable de beber.





Las manos se quedan negras tras trasegar un ratito con los calçots.



Aunque había también un Menú Infantil, el pensado para los adultos incluía, como de costumbre, el plato fuerte de una teja con 20 calçots asados, Denominación de Origen Valls. Para acompañar, una salsa romescu elaborada a partir de almendras y avellanas, con aceite de oliva virgen extra Vergerars, con Denominación de Origen Siurana. Cada comensal dispuso de un cuenco con esta salsa.

Por supuesto, hubo baberos para todos, traídos directamente desde Valls, como los propios calçots. Yo me considero bastante torpe y, además, mi prominente barriga aumenta mi exposición al desastre: me resulta casi imposible terminar una comida sin alguna mancha en la camisa. Gracias al babero, y a pesar de tratarse de una actividad de alto riesgo, pues el calçot impregnado de salsa romescu actúa de hisopo, conseguí terminar la sesión absolutamente impoluto.

La cocción de los calçots fue casi perfecta, y estaban calientes al llegar a la mesa, tras ser recogidos en el mostrador por cada comensal, o propio habilitado. Alguno resultó algo correoso (quizá demasiado crudo), y alguno salió algo anémico, de alma exigua. Pero la mayoría estuvieron absolutamente deliciosos.

Las manos negras, por culpa de la carbonilla que rodeaba al calçot, producto del asado, se corrigieron con las correspondientes visitas al lavabo, para abordar con propiedad la continuación del ágape.

El segundo plato, como es bastante habitual, consistió en un par de trozos de butifarra a la brasa, muy rica y todavía mejor si hubiera llegado a la mesa más caliente, acompañada de un puñado de mongetes (judías blancas), que recordaban demasiado al tradicional emplasto (acepción 2 de la RAE: componenda, arreglo desmañado y poco satisfactorio) del rancho cuartelero. La patata asada, que completaba el plato, estaba deliciosa, especialmente tras aliñarla con la salsa all-i-oli (ajo-y-aceite) disponible en todas las mesas. Salsa, por supuesto, también elaborada con el aceite de oliva virgen extra Vergerans.

Como postre, un trozo de pastel de nata con bizcocho y hojaldre, muy correcto, acompañado de una copa de cava, que permitió realizar los brindis finales, animados por Isidre Papiol y Vicente Fernández.

Isidre Papiol - alma mater - y Cristina del Río, fantástica organizadora.

Los baberos también procedían de Valls, como los propios calçots.

Algunas botellas del fabuloso aceite de oliva Vergerars fueron sorteadas
entre los asistentes al final del evento.



Isidre tomó la palabra para glosar la labor de Ana, quien durante años fue la organizadora y sufridora directa de estas Calçotades, y para animar a Cristina, que ha tomado el relevo este año, en su nueva labor. Cristina habló, con profunda emoción, de la gran amistad que le unía a Ana, y glosó los aspectos más destacados de su personalidad.

Hay que felicitar a Cristina por su excelente labor en la organización de un evento como este, de tanta complejidad.

Para finalizar, la historiadora María Jesús Vázquez Madruga diseñó algunas pinceladas de los destinos paralelos que, hace muchos siglos, corrieron las dos poblaciones de Complutum (Alcalá de Henares) y Tarraco (Tarragona).

A partir de las cuatro o cuatro y media, empezó a desfilar el personal, especialmente presionado por los más jóvenes, desbordados de obligaciones alternativas. Los que quisieron, incluso pudieron tomar un café o una copita en alguna de las mesas del exterior, ya que lució un poquito el Sol esa tarde.

Quedaron muchas ganas de volverse a reunir el próximo año para la siguiente edición de la Calçotada de Alcalá de Henares.

Aparte de las fotografías que he utilizado para ilustrar esta crónica, pòdéis ver también este vídeo, de poco más de tres minutos de duración, que he editado con las escenas más características de la jornada.


JMBA

martes, 13 de marzo de 2018

¿Quién puede matar a un niño?

En 1976, Narciso Ibáñez Serrador dirigió una película de terror con este título. Simplificando el argumento, una ficticia isla mediterránea está solo habitada por niños. Los adultos fueron exterminados por niños y niñas poseídos de una extraña enfermedad. Los niños se hicieron los dueños, ante la total pasividad de los adultos, porque ... ¿quién puede matar a un niño?.

Estos días, la opinión pública en España está consternada por los hechos acaecidos en una pedanía de Almería, que condujeron a la desaparición y muerte de un niño de tan solo 8 años de edad. Un niño querido y apreciado por todos los que le conocían. Bueno, por todos menos por una persona, por lo que parece.

Hemos ido conociendo la peripecia de Ana Julia estos últimos años, desde que llegó a España hace ya algo más de dos décadas. Una hija suya, de tan solo cuatro años de edad, que se trajo desde República Dominicana, se tiró por la ventana al patio de luces, desde un séptimo piso en Burgos, donde vivían entonces. Un acontecimiento sospechoso que, con las esperables reticencias, no hubo más remedio que archivar judicialmente, justificándolo como desgraciado accidente.

En esa época, Ana Julia se había casado con un burgalés siete años mayor que ella, y con quien ya tenía otra hija en común.

Al hilo de la publicidad dada a la desaparición de Gabriel, han aparecido otros testimonios que apuntan en la dirección de dibujar a Ana Julia como una persona absolutamente guiada por sus intereses personales, al margen de cualquier otro tipo de consideración. Otra mujer de Burgos asegura que Ana Julia se aprovechó de su padre, muy enfermo y hoy ya fallecido, al que, entre otras cosas, arruinó por completo.

A falta de una confesión formal y de determinar la motivación del asesinato de Gabriel, parece bastante claro que Gabriel le molestaba a Ana Julia, para su intención de trasladarse a vivir a la República Dominicana con Ángel, el padre de Gabriel y actual pareja de Ana Julia.

La crónica negra motivada por delincuentes que anteponen sus intereses personales a cualquier otra consideración es muy amplia. Lo que ocurre es que la mayoría de asesinatos cometidos por esta jauría se acaban tildando de ajustes de cuentas o de eliminación de testigos peligrosos. Porque los muertos no muerden.

Sin ir más lejos, hace unos pocos días un hombre cayó abatido por diez disparos, estando al volante de su coche en el municipio de mayor renta per cápita de toda España. Diez disparos tan profesionales que su pareja, que ocupaba la posición del copiloto, resultó físicamente ilesa. El hilo de la investigación va por el camino de pensar en un ajuste de cuentas, en alguien que no pagó las deudas contraídas con gentes peligrosas, o algún argumento parecido de serie negra.

Grandes traficantes de cualquier cosa ilícita, o capos de cualquier mafia, tienen sobre sus espaldas, sin duda alguna, asesinatos de terceras personas que atentaban a sus intereses personales o grupales. Es casi inevitable que cualquier persona realmente poderosa tenga algún esqueleto en el armario.

Lo que convierte al asesinato de Gabriel en un hecho mediático es que la (presunta) autora no es alguien poderoso, siempre rodeado de abogados, que frecuenta los juzgados, sino que podría ser la vecina de rellano, o quien nos precede en la cola de la panadería.

Y, por supuesto, que la víctima es un niño de tan solo ocho años, cuya única culpa, sin duda, era su mera existencia.

Porque, ¿quién puede matar a un niño?.

JMBA

jueves, 8 de marzo de 2018

BiB

Este pasado fin de semana he tenido ocasión de realizar un viaje casi relámpago a la región vinícola de Burdeos.

Había previsto salir el miércoles 28 de Febrero, para realizar una etapa previa por algunas de las denominaciones de origen del Grand Sud-Ouest (Tursan, St. Mont, Madiran, Cotes du Marmandais, Cotes de Duras,...). Pero tuve que suspender esa etapa, pues el miércoles 28 fue un día meteorológicamente muy complicado, con fuertes nevadas en muchos lugares y fríos extremos.
Cuadro esquemático de los viñedos del Sud-Ouest francés.

Finalmente, pues, salí el jueves 1, y volví a Madrid el domingo 4 de Marzo.

El leit motiv principal del viaje era visitar el Salon des Vignerons Indépendants, que se celebró de viernes a domingo en el Parc des Expositions de Bordeaux-Le Lac. Ya he visitado varias veces este Salón en París, pero esta vez aproveché la ocasión de que se celebrara más cerca de casa.

Este Salón es un espectáculo en sí mismo, que ningún aficionado al vino debería perderse. Tiene una clara orientación Grand Public y se centra en la degustación pero, sobre todo, en la venta de vinos (tranquilos, espumosos, blancos, rosados, tintos, destilados,...) de todas las regiones de Francia. En el Salón de Burdeos estaban presentes casi 400 pequeños productores.
Fuente de un vino tinto goloso, en cualquier rincón
de la cocina.
(JMBigas, Marzo 2018)

El visitante que sale de vacío lleva una caja de 3 ó 6 botellas en cada mano. Pero lo más habitual es ver salir del Salón a la gente con carretillas o carros (las llamadas "jaulas"), que presta la propia organización, donde llevan 4, 6 o hasta más de 10 cajas de vinos, camino del aparcamiento y el maletero de su coche.

Desde el punto de vista enológico, como pude reorganizé la ruta para abarcar prácticamente lo que había previsto en el origen, a pesar de disponer de un día menos. Con un desvío a la ida pude visitar la Cave de Tursan (en Geaune) y la excelente tienda de Plaimont en St. Mont. En una maratón, la mañana del viernes me levanté pronto y me desplacé hasta Beaupuy (Cave du Marmandais) y Duras (Maison des Vignerons de Duras). A la vuelta visité el Planète Bordeaux, en las afueras de la ciudad, para una provisión de los excelentes Bordeaux Rosé. Y, finalmente, el sábado por la mañana visité la Maison des Vins du Médoc, en Pauillac, para hacerme con media docena de botellas de los buenos tintos del Médoc (Saint Estèphe, Pauillac, Margaux, Médoc, Haut-Médoc,...). Intentando evitar, eso sí, los muy grandes vinos de la zona, que tienen precios prohibitivos.

Una de las conclusiones (enológicas) del viaje es ver cómo el formato BiB (Bag in Box) se extiende y, sobre todo, se dignifica. Normalmente, se comercializa en tamaños de 3, 5 ó 10 litros, o incluso más para usos en hostelería. Los de 3 ó 5 litros tienen unas dimensiones que permiten, en su caso, habilitarles un emplazamiento en el frigorífico doméstico, para disponer de una fuente de buen vino fresquito (blanco o rosado) en casa, para el uso cotidiano.

Cuando nacieron, los BiB tenían una pátina algo triste como sucesores de los denostados vinos a granel. Tradicionalmente, las grandes cooperativas vinícolas eran los principales productores de vino en BiB, para comercializar los vinos que no tendrían salida embotellados. Pero creo que se ha ido imponiendo la cordura, y hoy ya es posible comprar vinos dignos y correctos en estos formatos. Ya es irreemplazable para los vinos de la casa en los restaurantes, los vins en pichet. Y tiene un lugar muy destacado en el consumo doméstico. Sólo hace falta ver el gran espacio que se destina a ellos en las secciones de Bodega en hipermercados y grandes superficies. Al menos, en Francia.

Porque en España nos falta dar algunos pasos todavía. En las grandes superficies, su presencia es prácticamente residual, y, en general, no ofrece demasiadas garantías de lo que vamos a encontrar en su interior.

Hoy en Francia ya se pueden comprar vinos básicos (pero dignos y correctos) en un formato como el BiB que lo protege de deterioro durante al menos un par de meses desde su apertura. Es un envase que resulta económico y rentable, tanto para el productor como para el consumidor habitual. Se pueden comprar vinos de mesa correctos a precios en el entorno de los 2€/l (un nivel prácticamente inalcanzable para un vino embotellado).

Pero lo que es más importante es que ya se pueden comprar vinos de mayor nivel, sean IGP (Indicación Geográfica Protegida), AOP (Appelation d'Origine Protegé) o AOC (Appelation d'Origine Controlée), a precios muy competitivos, en el entorno de los 5-6€/l.

La extensión y dignificación del BiB permite poner a disposición del consumidor un abanico más amplio de productos de calidad, a precios muy competitivos.

Y, si vamos a la hostelería, ha permitido que, por primera vez, al menos en mi recuerdo, los restaurantes en Francia ya pueden proponer un vino digno y correcto de la casa (por vasos o en jarra - pichet -) a un precio que permite que ningún cliente deje de tomar vino en las comidas por motivos económicos. Ya he visto en muchas cartas de restaurantes populares el pichet de cuarto de litro (25cl) a un precio equivalente al de una cerveza o de la botella de medio litro de agua mineral. Por ejemplo, 4€ es un precio más que razonable para el pichet 25cl. Y deja, además, un buen margen al restaurante, que lo paga a 2-3€l y lo vende a 16€/l.

Y, para mí, la reválida es que por primera vez, un Château prestigioso del Médoc (Château Julia) que produce vinos en AOC Pauillac (a unos 25€ la botella de 75cl) y AOC Haut-Médoc (a 12€ la botella de 75cl), ha puesto en el mercado un BiB de 5 litros de vino tinto AOC Haut-Médoc al precio de 28€, es decir, 5,60€/l.
Encaje de un BiB de vino rosado en el frigorífico doméstico.
(JMBigas, Marzo 2018)

Si viajáis por la zona, no olvidéis que podéis comprar algún buen tinto a un precio muy competitivo. Le Petit Julia de 5l cuesta 28€ en la Maison des Vins du Médoc en Pauillac. Y tenéis también, en Grand Listrac, un goloso tinto en BiB de 5l, muy suave y fácil de beber, en AOC Listrac-Médoc, por 26€. Fuentes de buen vino en casa, para todos los días.

Desde mi punto de vista, creo que el BiB es un formato que deberá revolucionar el mercado. Es ideal para comercializar los ríos de vino que se producen en los extensos viñedos de La Mancha, por ejemplo (más de 300.000Ha) o del Languedoc (más de 200.000Ha). Pero es también una excelente solución comercial para dar salida a los segundos o terceros vinos de las bodegas más prestigiosas.

Sólo se requiere que todos superemos la cierta vergüenza que podemos sentir si asimilamos los BiBs a los antiguos graneles.

Para los restaurantes de Menú del Día, el BiB representa la mejor posibilidad de ofrecer a sus clientes un buen vino de la casa a un precio muy razonable. Desde luego, mucho mejor opción, incluso para la propia cadena sanitaria, que esas botellas de vino infecto, que llegan a la mesa ya abiertas y en cuyos trasvases en la trastienda no quiero ni pensar.

Para restaurantes de mayor nivel, es una posibilidad económica de proponer a los clientes vinos de calidad, con Denominación de Origen, en la cantidad más adecuada a cada caso, y a precios más que razonables, incluso contando con un buen margen comercial.

Para el consumidor doméstico habitual, el BiB constituye la mejor opción para disponer de un vino digno y correcto para beber todos los días, al mejor coste posible.

Y, para el productor, es seguramente la forma más económica de envasar y transportar el vino con un precio aceptado por el mercado que no soporte el embotellado convencional, con su correspondiente tapón de corcho y etiquetado. Además, no lo olvidemos, en un pálet de BiBs prácticamente sólo viaja vino, y no vidrio y aire, como es el caso en el transporte de cajas de botellas de vino.

Preparémonos para esta revolución, que nos llegará más bien pronto que tarde. De momento, en mi botín de este viaje ya hay varios BiBs de buenos vinos para poder beberlos de forma cotidiana y con comodidad.

JMBA