Tras el referéndum celebrado este jueves 23 de Junio en el Reino Unido, sus ciudadanos han decidido que su país se retire de la Unión Europea. El resultado ha sido una sorpresa, pues incluso la víspera las Bolsas internacionales prácticamente descontaron que la opción del 'Remain' (permanecer en la UE) iba a ser la ganadora.
Nigel Farage, líder del UKIP, y adalid del Brexit. (Fuente: telegraph) |
La primera consecuencia es la dimisión (previsible, por otra parte) de David Cameron como Primer Ministro. Parece evidente que para llevar adelante una opción que es contraria a la que apoyaba Cameron, el Reino Unido precisa de un liderazgo diferente.
Y, con diferencia, la imagen más desagradable a la que hemos tenido que asistir ha sido la cara de felicidad de un tipo más bien mezquino como Nigel Farage o de otro tan histriónico como Boris Johnson, y el oportunismo de Marine Le Pen en Francia (que ya habla de la posibilidad de un 'Frexit') o de la extrema derecha holandesa, con Wilders a la cabeza.
De ayer a hoy, nada cambia en la práctica, en eso Rajoy lleva razón. Pero el Gobierno Británico ha recibido el mandato ineludible de sus ciudadanos para iniciar el proceso de separación de su país de la Unión Europea, que puede durar, al menos, un par de años.
Boris Johnson, ex alcalde de Londres y oponente de David Cameron en el partido tory. (Matt Cardy/Getty Images. Fuente: telegraph) |
Como primera conclusión, la de que los referéndums de este tipo los carga el diablo. La razón es fácil de entender. Mientras que la movilización de los partidarios del cambio es total y entusiasta, la de los partidarios de no cambiar es mucho más tibia y dubitativa. Ya se vio con el referéndum escocés, que Cameron pudo salvar por los pelos con una movilización de última hora. Pero en este del Brexit, ha resultado insuficiente. Además, algunos también censuran al Partido Laborista, por su defensa muy fría del 'Remain', sin una movilización suficiente.
Desde mi punto de vista, para dar validez a referéndums de esta trascendencia, el umbral de validez debería situarse en el 50% del censo electoral, es decir, del total de los ciudadanos con derecho a voto.
Marine le Pen, líder del Front National francés. (Fuente: gentside) |
Creo que el Brexit es dramático, incluso catastrófico. Deja muy seriamente dañada a la Unión Europea, pero también fractura la unidad del Reino Unido. Gibraltar, por supuesto, ha votado casi íntegramente por la permanencia (96% Remain - 4% Leave). Pero Escocia también ha votado mayoritariamente por la permanencia (60-40) así como Irlanda del Norte (55-45). El Partido Nacionalista Escocés ya ha pedido un nuevo referéndum, al haber variado sustancialmente las condiciones del anterior, y el Sinn Fein ha pedido la reunificación de Irlanda en una única República, integrada en la Unión Europea. Gibraltar, pues bueno, ya veremos qué pasa con los llanitos.
Analicemos un poco los resultados detallados del referéndum. Podéis ver el mapa completo, por ejemplo, en la web de The Guardian.
A nivel nacional, han votado el 72,16% de los ciudadanos que podían hacerlo. En otras palabras, casi 13 millones de británicos no acudieron a las urnas. De todos ellos ignoramos por completo lo que piensan.
De los que han votado, 16.141.241 ciudadanos (48,1%) se han inclinado por el 'Remain', mientras que 17.410.742 (51,9%) se han inclinado por el 'Leave'. Una ventaja de 1,3 millones de votos. En otras palabras, el 37,4% del total de los ciudadanos británicos votaron efectivamente por el 'Leave', el 34,6% votó efectivamente por el 'Remain', y se desconoce la opinión del otro 28% de los ciudadanos
Hay diferencias geográficas muy marcadas. Escocia e Irlanda del Norte se han inclinado bastante claramente por el 'Remain'. Gales, salvo Cardiff, favorable al 'Remain', ha votado ligeramente a favor del 'Leave'. En Inglaterra, Londres ha votado muy claramente a favor del 'Remain'. Y también ha sido así en muchas de las áreas urbanas (Oxford, Cambridge, Liverpool, Manchester, Leeds, York, Newcastle, Bristol, Brighton,...). Pero la Inglaterra más rural y las áreas económicamente más deprimidas, se han inclinado masivamente, en algunas zonas de forma casi aplastante, a favor del 'Leave'.
Algunos primeros análisis apresurados, demográficos y sociológicos, parecen indicar que las zonas con mayores rentas medias y con mayor proporción de ciudadanos con elevada formación se habrían inclinado más bien por el 'Remain'. Asimismo, los votantes más jóvenes parecen más proclives al 'Remain', mientras que los de más edad se han inclinado mayoritariamente por el 'Leave', quizás incluso seducidos por una cierta nostalgia imperial.
Hay un dato adicional que resulta muy revelador. La participación en muchas zonas claramente partidarias del 'Remain', se han situado muy claramente por debajo de la media nacional, lo que sugiere una insuficiente movilización de los opositores del Brexit. En algunas zonas de Londres, la participación ha sido escasamente superior al 60%, del orden de 10 puntos por debajo del total nacional. O Glasgow, en una Escocia muy mayoritariamente partidaria del 'Remain', la participación sólo fue del 56,21% del censo, casi 16 puntos por debajo de la media nacional.
Algunos sugieren incluso que ciertos elementos especialmente filibusteros de la City serían partidarios del Brexit, porque su aspiración es poder disponer de un paraíso fiscal como las Islas Caimán, por ejemplo, a orillas del Támesis.
De otra parte, que un proyecto como la Unión Europea no resulte atractivo, o incluso se vea como francamente detestable, para ciudadanos tan adultos democráticamente como los británicos, nos deja sumidos en más sombras que luces. Todos sabemos que hay muchas cosas en la UE que no funcionan como debieran, que un proyecto ilusionante se ha deteriorado al convertirse en un proyecto por y para políticos y mercaderes, más que de los ciudadanos. Hay muchos aspectos incompletos que hacen a la UE especialmente vulnerable. Existe una unión monetaria con un alcance cierto, pero no hay unidad económica ni fiscal, y el papel del BCE es muy claramente escaso, especialmente si lo comparamos con las competencias de la Reserva Federal o del propio Banco de Inglaterra.
El Brexit deja a la Unión Europea herida, espero que no de muerte. Nos obliga a trabajar muy duramente para que la UE vuelva a ser para todos sus ciudadanos un proyecto de futuro que nos genere ilusión. La Europa de los funcionarios no genera ilusión y debería evolucionar para convertirse en una Europa de estadistas y para los ciudadanos.
Pero hay un pequeño problema. ¿Dónde c... están los estadistas en Europa?.
JMBA
La misma pregunta me hago yo. ¿Donde c.... están los estadistas en Europa y sobre todo en España y para hilar más fino, en Cataluña?.
ResponderEliminarIntachable tu disertación.