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viernes, 30 de noviembre de 2012

El Ridículo de (algunos) Políticos

El Molt Honorable President (en funciones) de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, ha hecho lo que seguramente es lo peor que puede hacer un político. Artur Mas ha hecho el ridículo.
Arriba, Artur Mas en el cartel electoral. Abajo, Charlton
Heston como Moisés en Los Diez Mandamientos (1956)
(Fuente: periodistadigital)

Porque no se puede describir de otra forma lo que ha protagonizado en los últimos meses. A partir de la masiva manifestación en Barcelona el 11 de Septiembre, con motivo de la Diada, Artur Mas quiso asumir el liderazgo de esa movilización, e instaló a CiU en una deriva soberanista, si no directamente independentista, que nunca había formado parte del ideario central de esta formación política y de sus votantes naturales. Desde la Transición, CiU se había caracterizado siempre como una coalición con  responsabilidad política y sentido de Estado. Ha intentado invadir el espacio electoral de otros, y las urnas le han pasado dolorosa factura.

Da la sensación de que llegó a pensar que todos los votantes tradicionales de CiU se habían vuelto independentistas de repente, acompañándole en su propia mutación. Así, llegó a adoptar un cierto aire mesiánico (al estilo del mejor Moisés encarnado por Charlton Heston), de profeta elegido por su pueblo para conducirle a la Tierra Prometida.

Tras el fiasco de la reunión en Moncloa con Rajoy (la indolencia, cuando no la insensibilidad con que Rajoy intenta ventilar temas trascendentes, es otra conversación) decidió disolver el Parlament y convocar Elecciones Autonómicas en Catalunya para el domingo 25 de Noviembre, tras una legislatura que no llegó a los dos años, menos de la mitad de la duración esperada.

Su objetivo confesado y pregonado sin ningún pudor, como el que recita las Tablas de la Ley, era conseguir reforzar la posición de CiU (que estaba a seis escaños de la mayoría absoluta, y había podido - mal que bien - gobernar en minoría con la llamada geometría variable de apoyos puntuales) y alcanzar idealmente la mayoría absoluta, o lo que él mismo, de forma eufemística, denominaba una mayoría extraordinaria.

Sin embargo, los resultados de las elecciones fueron lo contrario de lo que pregonaba, y CiU ha visto reducida su presencia en el Parlament en 12 diputados, quedándose, pues, a 18 escaños de la mayoría absoluta necesaria para gobernar. Mucho se ha escrito ya sobre los posibles trasvases de votos entre las diversas formaciones, así como sobre la mayor participación que se recuerda de los tiempos modernos, y no insistiré en ello aquí.
Artur Mas y Oriol Junqueras (ERC) en el Palau de la
Generalitat de Barcelona.
(Fuente: elsingulardigital)

El efecto cierto es que, con estas elecciones precipitadas (que también tenían, como objetivo adicional, el de anular al máximo al PSC, sorprendido en su peor momento de confusión interna y de falta de liderazgo consolidado) ha comprometido severamente la gobernabilidad de Catalunya. Para presentarse a una sesión de investidura en el Parlament necesita imperiosamente el apoyo de por lo menos una de las tres fuerzas que disponen del entorno de los 20 diputados (ERC, PSC, PPC). Cualquier otra fórmula (por ejemplo, la abstención de dos de ellas) no le procuraría un gobierno suficientemente fuerte para poder abordar con garantías tanto el complicadísimo día a día (recortes recurrentes e impopulares para intentar hacer frente a la crisis) ni la labor titánica que se había autoimpuesto en el tema conocido como Derecho a Decidir (resumiendo, la celebración de una consulta popular sobre la independencia de Catalunya).

Pero qué solo está Moisés en la cumbre del monte. Tanto el PSC como el PPC acusan a Artur Mas de haber incumplido los pactos a los que llegaron con él al principio de la legislatura (en el caso de los socialistas, incluso se firmó, en su momento, un acuerdo que fue publicitado), y no quieren ni oír hablar de participar en un Govern presidido por Artur Mas. El PPC sólo lo haría si Mas renuncia por completo a su mesianismo identitario (traicionando así sus promesas electorales) y el PSC no visualiza ningún escenario de posible colaboración.

En estas condiciones, sólo queda la posibilidad de acuerdo con Esquerra Republicana de Catalunya. Pero Oriol Junqueras ya ha dejado claro que, si bien estarían dispuestos a apoyar a un gobierno de Mas en el Parlament, de ningún modo van a formar parte de él y a corresponsabilizarse de la acción de gobierno (que se adivina cruda por la crisis). Y exigen, además, que la consulta popular se realice en 2013 (no les resulta suficiente la promesa de realizarla durante los cuatro años de la legislatura). Conviene tener en cuenta que CiU representa una derecha burguesa neoliberal, mientras que ERC es un partido de izquierda que de ninguna forma quiere ser copartícipe de recortes sociales y ataques frontales al Estado del Bienestar. ERC no quiere quemarse en esa hoguera. Les une lo identitario, pero les separa todo lo demás.

Los populares y los socialistas podrían considerar la posibilidad de formar parte de un gobierno de CiU sólo si no estuviera presidido por Artur Mas. Lo que abre la posibilidad de la dimisión de Mas tras el ridículo cosechado. Una posibilidad que desde CiU se niega por activa y por pasiva, cada vez que sienten la proximidad de un micrófono. Claro que el único recambio que se adivina viable sería Oriol Pujol, el hijo del President Pujol, y eso sería salir del fuego y caer en las brasas, sería pasar de un profeta neoliberal con cara de señor, a un padrino de aspecto patibulario. De prosperar este escenario, incluso podría peligrar la propia coalición, ya que Unió Democràtica podría decidir buscar otros océanos que surcar.

La situación está tan complicada que incluso se está especulando con la posibilidad de que no hubiera más remedio que convocar nuevas elecciones, ante la imposibilidad de formar un gobierno sólido. Un escenario rechazado también desde CiU. Lo que se entiende, porque unas nuevas elecciones en los próximos meses produciría una polarización todavía más clara del electorado, que podría arruinar por completo el liderazgo que todavía conserva CiU.

En estos días complicados, quien más lástima me da es Duran i Lleida, a quien le toca defender lo indefendible, clarificar lo que es turbio y desmentir lo evidente. Duran siempre ha sido un caballero de la política, con amplio sentido de Estado y de actitud siempre responsable. Tener que dar la cara en estos momentos en la España no catalana no tiene que ser, para nada, plato de gusto. Porque inevitablemente se acaban dando mensajes ya no matizados, sino directamente diferentes si no incluso contradictorios, a los incondicionales en Catalunya y a la opinión pública en el resto de España.
Josep Antoni Duran i Lleida, líder de UDC, en una de
sus entrevistas en Los Desayunos de TVE.
(Fuente: minutodigital)

Le he oído ya a Duran i Lleida en varias entrevistas en radio y televisión, y me recuerda al mayordomo que debía seguir, con la chequera en la mano, al señorito pendenciero, para pagar y compensar por todo lo que, en su entusiasmo y frenesí, el señorito rompió por tabernas y lupanares. Y los mensajes contradictorios que intenta transmitir me recuerdan a la peor etapa de los años de plomo de Arzalluz en Euskadi, cuando se transmitían unos mensajes para el resto de España durante la semana, con Arzalluz de traje y corbata, y otros completamente diferentes para sus simpatizantes el fin de semana, por las campas del País Vasco, con Arzalluz jersey al cuello.

Lo que está absolutamente claro es que Artur Mas ha hecho lo peor que puede hacer un político: el ridículo. Se metió en una aventura con un objetivo, y ha obtenido estrictamente lo contrario. Su credibilidad y fuerza se han deteriorado muy seriamente, y su dimisión debería ser la consecuencia más natural de tamaño fiasco.

Cualquier otra cosa serán paños calientes.

JMBA

lunes, 26 de noviembre de 2012

(Una) Lectura de los Resultados de las Elecciones en Catalunya

Hoy lunes es el día después de unas elecciones que se plantearon, por parte del President Artur Mas, de una forma prácticamente tramposa. A pesar de tratarse de elecciones autonómicas (adelantadas, que han reducido la legislatura actual a menos de la mitad de su duración prevista), Mas las planteó de alguna forma como un plebiscito a su persona y a su idea del Derecho a Decidir.
Oriol Junquera, líder de ERC, junto a su equipo en las
celebraciones de la noche electoral.
(Fuente: televisa)

Es normal que el día después de unas elecciones tramposas, las diversas fuerzas políticas hayan venido realizando lecturas que, en muchos de los casos, también son tramposas. Está claro que el propio Mas y su formación Convergència i Unió, han sufrido un descalabro electoral. Manifiestamente, buscaban mejorar su posición de mayoría, o incluso obtener una mayoría absoluta o, como le gustaba decir a Artur Mas, una mayoría extraordinaria. Por el contrario, el resultado supone un fuerte retroceso, con pérdida de 12 de los 62 escaños de que disponía en el Parlament de Catalunya.

El descalabro de Mas y de CiU no hay que entenderlo como un rechazo del electorado catalán a la celebración de un referéndum, al derecho a decidir o incluso a la deriva soberanista. El votante no debía responder este domingo a ninguna de esas cuestiones. La debacle obedece al hecho de que los votantes de Catalunya han rechazado el hecho de que Artur Mas se instaure como el nuevo Moisés que conducirá a su pueblo a la Tierra Prometida. Han rechazado, en otras palabras, convertir a Artur Mas en el Caudillo de Catalunya.

Artur Mas debería reflexionar serenamente sobre si esta desautorización es suficiente para poner en entredicho su liderazgo de la formación política de CiU y de la propia Generalitat de Catalunya. Este lunes ya se han oído algunas voces reclamando su dimisión. Lanzó un órdago a la grande, que le ha fallado. Sus coaligados de Unió posiblemente le quieran hacer pagar la osadía.

Esquerra Republicana de Catalunya ha conseguido más que duplicar el número de sus diputados en el nuevo Parlament, que pasan de 10 a 21. Sin duda, muchos electores proclives a la idea del derecho a decidir, del referéndum y, eventualmente, de un cierto proceso por la independencia, han decidido dar su confianza a una fuerza política de la izquierda que siempre ha estado ahí, antes que reforzar la idea de caudillismo de Artur Mas, sumido en una deriva soberanista que le resulta un poco ajena, por lo menos en su grado, a una fuerza tradicionalmente moderada como CiU. Buena parte de su éxito se lo deben también, sin duda, a la radicalidad de que ha hecho gala el PP. Quizá tenga razón Rubalcaba cuando dice, medio en serio y medio en broma, que en la sede de ERC van a erigir una estatua a Aznar y otra a Rajoy. Porque cada vez que abren la boca para hablar de Catalunya, nace un nuevo independentista.
Albert Rivera, líder de Ciutadans.
(ACN; Fuente: cadenaser)

El PSC, por su parte y como era de esperar, ha sufrido un severo retroceso, como ya le sucedió en las Generales y en las autonómicas de Galicia y el País Vasco. Sin duda, por una parte siguen pagando los sinsentidos de la etapa Zapatero, pero también sus propias confusiones y contradicciones internas, que requieren de más tiempo para sanar. Este lunes, sus responsables (tanto Pere Navarro como el propio Rubalcaba a nivel nacional) se alegran tímidamente de que el retroceso no haya sido una debacle, como preveían la mayoría de encuestas y sondeos de opinión, anteriores a las votaciones. Se queda como tercera fuerza en el Parlament, con 20 escaños (8 menos que en la anterior convocatoria) y por detrás de ERC.

El Partido Popular, por su parte, ha conseguido una ligera mejora de un diputado, llegando a los 19 y será la cuarta fuerza política en el Parlament. Parece claro que algunos electores de la derecha social y tradicionales votantes de CiU, han decidido esta vez refugiarse en el puerto más seguro del PP, desconfiando de lo que ven como frivolidades soberanistas de CiU y del propio Artur Mas.

La Izquierda Unida de Catalunya (Iniciativa per Catalunya - els Verds) ha progresado significativamente, mejorando su posición en tres diputados, alcanzando los 13 en el nuevo Parlament. Lógicamente, la confusión reinante en el PSC, que además presentaba a un líder (Pere Navarro) poco conocido y que apenas ha tenido tiempo para hacerse un espacio, ha provocado el deslizamiento de algunos votantes de izquierda hacia otras alternativas. Un efecto parecido se pudo ver en las últimas Elecciones Generales de 2011.

La fortísima progresión de la opción de Ciutadans (desde los 3 hasta los 9 escaños; de los 106.154 votos hasta los 274.925) solamente se puede explicar por el hecho de que la abstención ha sido mucho menor que en anteriores convocatorias. Si comparamos con las Elecciones al Parlament de 2010, la abstención ha bajado en prácticamente 11 puntos, desde el 41 hasta el 30%. Es decir, muchos votantes que tradicionalmente prefieren quedarse en casa o darse un paseo en lugar de ir a las urnas, este domingo han decidido votar. Posiblemente indignados y/o hastiados con los políticos habituales, han preferido prestar su voto a una fuerza minoritaria, que todavía está virgen de poder, en la flor de su inocencia.

Y en el ala más radical del Parlament, los cuatro diputados que tenía SI (Solidaritat per la Independència, ese invento de Laporta y algunos otros) desaparecen del Parlament, y les sustituyen tres diputados de otro invento llamado la CUP, una fuerza subtitulada como alternativa de izquierdas. Seguramente, no se notará mucho la diferencia.

Estas son, a fin de cuentas, las cifras puras y duras. Un Parlament muy fragmentado, con los 50 diputados de CiU, y tres fuerzas prácticamente empatadas en el entorno de los 20 diputados (ERC, PSC, PPC), con presencia de otras tres fuerzas minoritarias (Iniciativa, Ciutadans y la CUP). En total, hasta siete formaciones políticas han conseguido representación en el nuevo Parlament de Catalunya.

Las manifestaciones públicas de algunos representantes del Partido Popular apuntan en la dirección de respirar con alivio, porque estos resultados significarían que se ha deshinchado la burbuja de las derivas soberanistas. Así se han manifestado tanto la vice S3 como la ínclita Dolores de Cospedal, que cada vez habla más lento, como si se le estuviera acabando la cuerda. Claro que tiene que resultar agotador dar cabida a sus múltiples salarios y a un marido (o compañero, no lo sé muy bien) que está a la cabeza de los saqueadores de la sanidad pública madrileña y también del resto del Estado.

Se equivocan por completo en su diagnóstico. En Catalunya hay un malestar cierto entre una buena parte de la población, porque el encaje territorial diseñado hace ya 35 años por los padres de la Constitución, cada vez tira más de la sisa y se empieza a romper por las costuras. Algunos lo convierten claramente en una demanda de independencia, mientras que muchos otros están pidiendo el derecho a decidir, creen imprescindible la celebración de un referéndum donde todo el pueblo catalán pueda manifestarse con claridad sobre este tema trascendental.

Algunos, por supuesto, han avanzado cuál sería el sentido de su voto en ese eventual referéndum, sea claramente a favor o nítidamente en contra. Pero eso no toca, todavía. De momento hay que atender a ese malestar y creo imprescindible que los dos gobiernos (el de la Generalitat y el de España) empiecen a trabajar con lealtad en la preparación de un referéndum a celebrar en 2014 ó 2015, en que todos los catalanes puedan expresar con claridad su posición respecto al encaje dentro de España.

En estas semanas previas a las Elecciones ha habido declaraciones públicas para todos los gustos. Mientras unos se esforzaban en demostrar que una Catalunya independiente sería inviable, otros enfatizaban que, abolido el tan cacareado déficit fiscal, esa situación sería el Paraíso para los catalanes. Todos hablan al humo de las velas, porque no existe ningún precedente en el que basarse, y las condiciones para una tal segregación debería ser, en su caso y en su momento, el objeto de una tediosa y prolongada negociación. De ninguna forma puedo creer ni pensar que una Catalunya independiente acabara siendo un estado fallido, como tampoco puedo creerme que fuera el Paraíso Terrenal. Pero el rosario de sacrificios y de sufrimientos de todos es, hoy por hoy, absolutamente imprevisible. Y eso lo sabe cualquiera que haya intentado quitar un naipe de un castillo de naipes sin que se note. Pero, insisto, este no es el momento de ese tipo de discusiones.

En un eventual referéndum, todos los catalanes deberían poder expresar con claridad lo que sienten respecto a este tema, partiendo de que, siempre, las incertidumbres ganarán por goleada a las certezas.

Los radicalismos de uno u otro signo, en temas tan sensibles, no contribuyen más que a la creación de nuevos radicales en el bando contrario, y a aumentar su tono y su acritud. Cuando muchos se envuelven en la rojigualda, sólo consiguen que muchos otros se envuelvan en la senyera. Y la crispación y la ruptura, definitivamente, no son la solución para problemas que son ciertamente reales.
Artur Mas entre senyeres, con cara de preocupación.
Parece no entender muy bien lo que ha pasado.
(Fuente: ara)

El Estado Autonómico diseñado hace treinta y cinco años ha prestado un gran servicio a España. Pero tras tanto tiempo, también ha manifestado sus peores vicios. No se trata de ceñirse ciegamente al contenido de la Constitución, sino de mantenerse, todos, en la lealtad mutua que supuso el consenso constitucional. No pasa nada si al final resulta necesario reformar la Constitución. Con eso no se rompería nada intocable, siempre que se mantenga el consenso y la lealtad.

El malestar es palpable en prácticamente todas las autonomías. La financiación es una asignatura pendiente, para la que no se ha encontrado (todavía) la solución mágica. Pero, claro, ese malestar sólo acaba manifestándose con crisis de tipo identitario en aquellas autonomías que constituyen nacionalidades o naciones históricas.

Es tiempo ya de que, sin pausa pero sin prisa, se empiece a trabajar en hacer avanzar este estado autonómico hacia su próxima estación. Sin apriorismos, pero también sin cerrazones. Buscando, con nobleza, mejorar todo aquello que sea mejorable, porque cuanto mejor engrasada esté esta maquinaria que da algunos síntomas de gripaje, más sencilla resultará la convivencia y más posible será la pervivencia de este Estado llamado España, llamado a formar parte del grupo selecto de la docena de naciones más poderosas del mundo.

Todos los políticos deben esforzarse en no realizar diagnósticos interesados de la situación, o de los resultados de estas elecciones del domingo en Catalunya. El pueblo es sabio, porque es la suma de las voluntades, los sentimientos y las ideas de todas las personas que lo componen. Y todos los políticos deben recordar todos los días que su única función está al servicio de ese pueblo, que a veces parecen menospreciar.

En resumen, varapalo a Moisés Mas, el pueblo catalán no quiere Caudillos, Salvadores ni Redentores, pero el malestar territorial (o identitario si se quiere) existe, y hay que ponerle remedio, que no coto.

Más bien pronto que tarde.

JMBA

jueves, 22 de noviembre de 2012

"Maletes Perdudes" de Jordi Puntí

Me ha gustado mucho esta novela, que he devorado en unas pocas sentadas. Su narrativa ágil toma al lector de la mano, y lo acompaña con cariño desde un concreto principio hasta un imprevisible final.
Portada de la edición original en
catalán (Empúries, 2010)

He leído la edición original en catalán (Empúries, 2010), pero se ha publicado también una edición traducida al castellano (por Ana Rita da Costa García) (Maletas Perdidas, Salamandra, 2010).

La historia se dedica a (re)construir, como si fuera un rompecabezas del que poco a poco vamos conociendo nuevas piezas, la vida de Gabriel. Alguien (¿su madre?) una mañana de 1941 abandonó un bebé a las puertas del Mercado del Borne en Barcelona. Quien luego recibió el nombre de Gabriel sobrevivió a esos primeros momentos de vida social gracias a la dueña del puesto de bacalao, que le amamantó en sus pechos.

Su infancia de huérfano discurrió primero por la Casa de Caridad, en el casco antiguo de Barcelona y luego en los Hogares Mundet, en lo que era entonces el extrarradio del Valle Hebrón. Ya de adulto, vivió muchos años en una habitación de pensión, la que tenía un halcón disecado.

Colocado en una empresa de mudanzas, en los años 60 recorrió Europa a bordo de un camión Pegaso, llevando muebles y enseres de una ciudad a otra, siempre en compañía de sus buenos amigos y compañeros (Serafín) Bundó (con quien había compartido infancia de orfanato) y el Petroli, algo mayor que ellos dos.

Los tres iniciaron una práctica que nunca abandonaron, la de quedarse siempre con una caja de cada mudanza, cuyo contenido (imprevisible) se repartían entre los tres, quedando reflejado con todo detalle en el cuaderno de Gabriel el botín de cada una de las 200 mudanzas internacionales que llegaron a hacer.

En los años del franquismo, esos viajes por Europa fueron aire fresco para los tres. El Petroli frecuentaba todas las casas regionales que encontraba por Francia o Alemania, buscando a la española emigrada nostálgica que le retirara del celibato. Bundó se enamoraba de las putas de los burdeles de carretera, muy especialmente de Carolina/Muriel, que fue su gran amor. Y Gabriel, como al desgaire, tuvo cuatro hijos de cuatro madres solteras diferentes, en Frankfurt, París, Londres y Barcelona. Los cuatro vivían con sus madres y, en sus viajes por Europa, Gabriel les hacía breves visitas. Y los cuatro se llaman igual, sólo con las variaciones idiomáticas de cada lugar: Christof, Christopher, Christophe y Cristòfol.

Un Suceso (que no desvelaré) le cambia la vida a Gabriel, y desaparece del radar. Sus hijos (y sus respectivas madres) ya no le vieron más.

La novela empieza cuando, más de veinte años después, Gabriel ha sido dado por oficialmente desaparecido. Este hecho provoca que los cuatro hermanos (que ni se conocían ni sabían siquiera de su existencia) se reúnan en Barcelona. La última vivienda conocida de Gabriel era un entresuelo de la calle Nápoles, que se convierte en el centro de reunión de sus cuatro hijos un fin de semana al mes.

Los cristobalitos se dedican a reconstruir la vida de su padre. Ponen en común sus recuerdos (en el fondo, todos recuerdan a Gabriel de forma parecida: como un padre esquivo pero cariñoso, que les visitaba de vez en cuando, hasta que dejó de hacerlo teniendo ellos cuatro o cinco años). Sus respectivas madres les han ido contando los retazos que cada una conocía de la vida de Gabriel.

Los cuatro van añadiendo sus propias piezas al puzzle que están construyendo. Muchos capítulos son contados en primera persona por uno de ellos, pero en otros, los cuatro son prácticamente un único personaje colectivo. Así, poco a poco, el lector va rellenando de vida y vivencias lo que sólo era un perfil vacío al principio del libro.
Portada de la edición traducida
al castellano (Salamandra, 2010)

Esos años de plomo del tardofranquismo, en que vivió su juventud,  relacionaron a Gabriel con algunos de los personajes icónicos de la época, como la jovencita de familia bien que viajaba a Londres para abortar, la estudiante soñadora que intimaba con los obreros en el París de Mayo del 68, o ese maletín con dinero en efectivo que había que hacer llegar a un banco en Suiza, por cuenta de algún amigo del jefe.

En su labor de reconstrucción, los cristobalitos llegan a conocer a la que pudiera haber sido la quinta madre, y también pueden mantener conversaciones, para evocar al Gabriel desconocido, con el Petroli (que se fue a vivir a Alemania) y con Carolina, la que fue el amor ardiente de Bundó.

El autor consigue que el lector se sienta testigo privilegiado de las pesquisas de los cuatro hijos, casi como si les acompañara en todas las fases de su búsqueda. Poco a poco, la imagen desvaída de Gabriel va tomando carnalidad, y la novela se encamina a un ritmo preciso hacia su desenlace que, por supuesto, no revelaré aquí.

Jordi Puntí es un autor catalán, nacido en Manlleu (Osona, Plana de Vic, provincia de Barcelona) en 1967. Ha publicado, antes de esta obra, otros tres libros: Pell d'armadillo (1998)(Piel de armadillo), Animals tristos (2002)(Animales tristes) y Set dies al vaixell de l'amor (2005)(Siete días en el barco del amor). Colabora también en la prensa escrita y en la radio.

El título de Maletes Perdudes (Maletas Perdidas) hace referencia a esas cajas que se distraían en cada mudanza, aunque también tienen algo que ver los equipajes que se extravían muy frecuentemente por los aeropuertos.

Maletes Perdudes es un excelente ejercicio de narrativa, donde la reconstrucción de la persona de Gabriel se realiza con precisión, pero también con mucho mimo. Quien se haya dedicado alguna vez a construir un puzzle, sabe que conviene colocar primero las piezas del borde (creando un perfil vacío) e irlo rellenando luego con las piezas interiores, dándole carne. Esta misma aproximación es la que utiliza, con éxito, el autor, en su acompañamiento cariñoso de la investigación de los cuatro cristobalitos.

Una búsqueda a la que el lector se siente invitado con gusto.

JMBA

martes, 20 de noviembre de 2012

Viaje a la Galicia Interior 3 - Cañón del Sil, Ribeira Sacra, Monforte de Lemos

Era sábado, 18 de Agosto, y ese día residía en Orense capital, y tenía previsto realizar una excursión por la Ribeira Sacra, visitando alguna bodega y navegando por el Cañón del Sil.
Uno de los catamaranes de la Diputación de Lugo,
en el embarcadero de Doade.
(JMBigas, Agosto 2012) 

Había consultado exhaustivamente por Internet los servicios de navegación, pero debo decir que las informaciones eran a menudo confusas: de algunos horarios no quedaba claro si eran sólo de temporada, o sólo de fin de semana, y la situación de los embarcaderos (ver mi nota sobre el uso del GPS por Galicia) no quedaba bien definida sin posible error.

Quería visitar una bodega señera de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, en las riberas del Sil,la Ponte da Boga, en Castro Caldelas (Ourense), pero no disponía de las coordenadas concretas y era consciente de que la información que le había introducido a mi GPS podía resultar confusa.

Me planteé la posibilidad de contratar una excursión organizada para el día, por ejemplo con Viajes Pardo, pero al final preferí aventurarme al descubrimiento por mi cuenta, con mi propio coche.

Salí, pues, de Ourense, prontito por la mañana, tras un correcto desayuno en el buffet del hotel (el Princess, como ya he contado), sin tener las cosas muy claras. Mis únicas indicaciones para el primer movimiento eran hacia Castro Caldelas (una población de cierta relevancia comarcal, con unos 1.500 habitantes) y luego hacia abajo, a las orillas del Sil, donde debería haber un embarcadero desde el que no tenía claro qué podría ofrecerme.

Hasta Castro Caldelas, el recorrido no tenía muchas dificultades. Por la carretera provincial OU-536 pasé por algunos pueblos como O Pereiro de Aguiar y Esgos. Esa mañana de sábado, el centro de Castro Caldelas estaba tomado por el mercado callejero. No paré (ya que serían las diez, quería visitar la bodega y llegar al presunto embarcadero no más tarde de las once, de acuerdo a las informaciones incompletas de que disponía). Por entre los puestos del mercado, conseguí pasar con el coche hacia la carretera (una sucesión de curvas en fuerte pendiente descendente) que lleva hasta las orillas del río Sil. A mitad de camino, el GPS me quiso llevar por algunas desviaciones que me parecieron impracticables, persiguiendo la bodega que le había programado. Pero como no vi señalización alguna que reforzara esas indicaciones, desistí de visitarla y seguí camino abajo hasta el nivel del río.
Navegando por el Cañón del Sil, entre viñedos en
terrazas de fuertes pendientes.
(JMBigas, Agosto 2012)

En una zona habilitada para ello, paré el coche junto al Sil y, afortunadamente, había algunos otros coches también detenidos allí, y conseguí que me indicaran el corto camino hasta el embarcadero de Doade. Efectivamente, el embarcadero está ya en la provincia de Lugo, y para llegar a él se sigue la carretera (que lleva hasta Monforte de Lemos), se cruza el río Sil por el llamado puente de Doade, y el embarcadero está a continuación. Para facilitar vuestra visita, las coordenadas del embarcadero de Doade son las siguientes: 42,42019722ºN y 7,44322777ºO.

El embarcadero de Doade consta de un pequeño edificio donde hay un bar, junto al que se dispone de una docena de plazas para aparcar el coche en batería. Cuando llegué (serían las diez y media de la mañana), el bar (y todo lo demás) estaba cerrado, aunque había algunos visitantes rondando por los alrededores. Pegado en una verja, un papel (parecía) informar de que a las 11.15 había ese día un servicio de crucero por el Cañón del Sil en catamarán.

En la mutua confianza de que todos los que estábamos allí íbamos a lo mismo, decidí esperar un poco, a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. Me daba cierta tranquilidad el hecho de que, en el pantalán del embarcadero, había dos catamaranes atracados, uno mayor que el otro. Para añadir algo de confusión, un hombre con una furgoneta ofrecía un servicio de navegación alternativo, en un barquito más pequeño, que estaba atracado en un pantalán al otro lado del río (en la provincia de Ourense).

Algo antes de las once, aparecieron tres funcionarios de la Diputación de Lugo (que es quien presta ese servicio de navegación), un hombre y dos chicas. Abrieron uno de los almacenes del nivel inferior, sacaron una mesa y un par de sillas, y empezaron el proceso de venta de billetes. Efectivamente, habría un crucero de un par de horas por el Cañón del Sil, que tenía prevista su salida a las 11.15.

Leyendo de un cuaderno manuscrito, empezaron por llamar por su nombre a los que habían realizado una reserva por Internet (¡¡¡???). Algunos estaban y otros no. A cada grupo le fueron vendiendo los correspondientes billetes para la travesía (9,50 Euros, con alguna rebaja para los niños y para la tercera edad). Terminada la revisión de reservas, empezó el proceso para el resto del público presente, en un orden que se inventó sobre la marcha, pues no se había constituido ninguna cola en condiciones. De hecho, hubo alguna trifulca por ello, por parte de alguna de esas personas que puede desgañitarse sin límite tratando de defender sus (insignificantes y dudosos) derechos.

Había sitio para todos, sin problema, y la excursión no empezaba hasta que todos tuviéramos el correspondiente billete y hubiéramos subido a bordo, por lo que esas disputas eran simplemente inútiles. En un cierto momento, una de las chicas le indicó al hombre que hoy saldremos con el (catamarán) grande. Todo el proceso transmitía la sensación de un cierto desorden repetido indolentemente en el tiempo.

En el catamarán había sitio sobrado para todos, de modo que no había ningún problema en desplazarse por su interior, buscando el mejor ángulo para las fotografías que quisieras tomar. La travesía fue una auténtica gozada. El río Sil se mueve en el interior de un Cañón de empinadas laderas. Pero en muchas zonas de esas laderas de fuertes pendientes, se cultivan viñedos de la D.O. Ribeira Sacra, en lo que coloquialmente se conoce como viticultura heroica. Acceder a esas terrazas con pendientes a menudo superiores a los 45 grados para atender a las viñas, o para la vendimia, resulta difícil de imaginar. Pero algunos caminos recorren las laderas, en zigzag, de modo que a menudo hay un camino junto a la parte alta de uno de los viñedos, o también por la parte baja. De repente puede verse una furgoneta (o incluso un tractor) aparentemente colgado sobre el vacío, junto a los viñedos.
Alguna parcela tiene hasta raíles, para facilitar el
transporte de los racimos en la vendimia.
(JMBigas, Agosto 2012)

En algunas parcelas se han dispuesto unos pequeños raíles que la recorren de arriba abajo. De este modo, es posible movilizar algún sistema de vagonetas que facilite el acceso de los racimos recién cortados hasta uno de los caminos periféricos, a donde puede acceder un vehículo motorizado, para realizar con más comodidad el resto del trayecto hasta la bodega.

El cauce del Sil en toda esa zona está totalmente regulado por diversas presas, por lo que la navegación es absolutamente plácida. Pero en algunos años de mucha sequía, ha habido que suspender el servicio de navegación en catamarán, por no disponer de suficiente margen de profundidad para la seguridad del trayecto.

En algunas zonas, las laderas son más rocosas y no hay viñedos. Pero la erosión del tiempo ha creado en las rocas formas caprichosas, como algunas caras que podemos pensar que son los Guardianes de Piedra del Cañón del Sil.

Durante todo el trayecto en el catamarán, no hay comentarios sobre el paisaje por el que se discurre, y la megafonía del barco (suponiendo que exista) permanece muda.

A la vuelta al embarcadero, ya pasada la una de la tarde, el bar de la planta superior estaba abierto y, aparte de visitar los sanitarios, se podía tomar algún piscolabis, sandwich o refresco, así como comprar algunos vinos de la Ribeira Sacra, a la venta en el establecimiento.

Desde allí seguí camino, por la misma carretera, hacia Monforte de Lemos. En la subida desde el nivel del río hay algunos lugares donde se puede estacionar el vehículo, y se dispone de unas maravillosas vistas sobre el Sil, el Cañón y las laderas plagadas de viñedos.

Monforte es una pequeña ciudad (unos 20.000 habitantes) cruzada por el río Cabe (un afluente del Sil). Muy monumental, en lo alto de la colina está el Monasterio de San Vicente del Pino, donde existe un Parador de Turismo. Quería visitar en Monforte la Casa do Viño, la sede de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, que dispone de una pequeña tienda y de una pulpería (restaurante) donde se puede comer. Está situada en la Rúa Comercio, en zona peatonal.

Aparqué el coche (tras dar varias vueltas) en el Campo San Antonio, al otro lado del río, a unos escasos cinco minutos andando de la Rúa Comercio. Ese sábado de Agosto, en Monforte de Lemos hacía un calor abrasador. Llegué a la Casa do Viño hacia las dos y cuarto de la tarde, pero la tienda estaba cerrada desde las dos, y no reabría hasta las cuatro y media. Para hacer tiempo (y para saciar el hambre, que a esas horas ya acuciaba), decidí comer en la propia Pulpería del lugar. Me ofrecieron un Menú del Día muy sabroso, a precio cerrado (creo recordar que a 10 Euros), que acepté. Pero les pedí acompañarlo con algún buen vino blanco de la Ribeira Sacra. Me ofrecieron una posibilidad muy imaginativa. De cualquiera de las cuatro variedades que servían por copas en la barra, me podían abrir una botella, servirme a voluntad, y al final de la comida me cobraban de acuerdo a lo que hubiera efectivamente bebido. Así pues, acompañé el menú con una botella de Blanco de Blancos de la Adega Ponte da Boga (que finalmente no había podido visitar), una mezcla deliciosa de uvas Godello y Albariño, con una pizca de Dona Branca.
El río Cabe (afluente del Sil) a su paso por
Monforte de Lemos.
(JMBigas, Agosto 2012)

Cuando terminé de comer quedaba todavía más de media hora hasta que abriera la tienda por la tarde, por lo que decidí pasear un poco por el centro. La apariencia de las calles, bajo un Sol inclemente y con un calor asfixiante, era de siesta total. Tuve que refugiarme en un bar refrigerado para tomar un café con hielo y dejar discurrir el tiempo.

Pasadas las cuatro y media, volví a la tienda de la Casa do Viño, donde pude comprar algunas botellas variadas de las diversas subzonas de la Ribeira Sacra, entre ellas una del Blanco de Blancos con el que había comido, y un tinto muy especial de la misma bodega, el Capricho de Merenzao, una oda a las uvas autóctonas que pueblan la Ribeira Sacra.

De vuelta hacia Ourense, tomé esta vez una ruta algo más al Oeste, el camino del Miño. Me detuve, cerca de Chantada, en la presa de Belesar, donde hay un pequeño club náutico que ofrece, creo, algún servicio de navegación turística por el Miño, aunque no conseguí aclararlo del todo. Pero sí pude deleitarme con más laderas tupidas de viñedos.

Ya en Ourense, visité el Centro Comercial Ponte Vella, desde el que se tiene una maravillosa panorámica de los puentes sobre el río Miño, pero eso ya os lo he contado en otra ocasión.

El domingo por la mañana levanté el campamento del hotel de Ourense, y mi destino para la noche era Viveiro, en la llamada mariña lucense, junto al Mar Cantábrico.
Presa de Belesar, sobre el río Miño, en Chantada (Lugo).
(JMBigas, Agosto 2012)

Quería, sin embargo, visitar otro embarcadero en el río Sil, del que también había leído algunas informaciones inconcretas, el Embarcadero de Santo Estevo, próximo al Monasterio y al Parador del mismo nombre. Este embarcadero está situado en el concello de Nogueira de Ramuín, bastante más al Oeste que el de Doade. No tiene propiamente zona de aparcamiento, pero es posible dejar el coche en los laterales de la rampa de acceso al nivel del río (coordenadas 42,40769166ºN y 7,6425972ºO). Está junto a la presa de San Esteban (Santo Estevo) sobre el río Sil.

Cuando llegué, pasadas las once de la mañana, había un par de chicas vendiendo billetes para una excursión de navegación en catamarán por el Cañón del Sil. Esta vez se trataba de una empresa privada (ligada a Viajes Pardo, con oficina en la calle Juan XXIII de Ourense) y el viaje resultaba algo más caro (14,50 Euros). Aunque la víspera ya había navegado en catamarán por el Sil, como ya estaba allí decidí aprovechar la ocasión para repetir experiencia.

Desde Doade se parte río abajo (hacia el Oeste), mientras que de Santo Estevo se va primero río arriba, hacia el Este. Los dos recorridos tienen una pequeña parte común, pero globalmente resultan bastante complementarios. Esta vez el catamarán era algo más pequeño, y había menos movilidad para escoger el emplazamiento para las mejores tomas. En tierra sólo reservé una plaza con mi nombre. Luego nos llamaron para el embarque en un cierto orden, y finalmente tuve que pagar el billete ya a bordo. Durante todo el recorrido de ida, por megafonía la misma chica que vendía los billetes fue comentando el paisaje por el que discurríamos, aunque, en general, se oía bastante mal.
Embarcadero de Santo Estevo (concello de
Nogueira de Ramuín)
(JMBigas, Agosto 2012)

No me arrepiento de haber realizado las dos travesías, aunque con una sola ya se hace uno una idea cabal de los paisajes que ofrece el Cañón del Sil.

De vuelta de la navegación, tomé un piscolabis (un sandwich caliente) en el bar del embarcadero y luego seguí camino hacia Lugo y Viveiro. Pero esa ya es otra historia, que os contaré en el próximo capítulo.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una completa colección de 56 fotografías, pinchando en la foto del embarcadero.

Cañón del Sil y Monforte de Lemos


También podéis ver un breve vídeo con imágenes impresionantes de la navegación por el Cañón del Sil y las laderas de fuertes pendientes llenas de viñedos.



JMBA

jueves, 15 de noviembre de 2012

A vueltas con el Banco Popular, ¿qué hago?

A principios de 2010 conseguí una cierta afluencia de efectivo. Busqué en diversas entidades financieras las mejores condiciones que ofrecían para un depósito, y al final escogí el Banco Popular, con quien nunca había tenido relación alguna con anterioridad.
Ángel Ron, Presidente de Banco Popular.
(Fuente: noticiasbancarias)

Abrí entonces una Cuenta Corriente y un Depósito, y dediqué una pequeña cantidad a comprar acciones de la entidad (depositadas en una cuenta de valores del propio Banco Popular). Repetidamente el Banco Popular había sido considerado por los analistas como una de las entidades financieras más rentables (incluso a nivel internacional), y tenía fama de un conservadurismo en sus decisiones que lo convertía en aparentemente muy fiable. Su histórica relación con el Opus Dei parecía infundirle templanza a sus órganos de dirección.

Compré en ese momento la acción a 4,91 Euros. Desde entonces hasta la fecha de hoy, han distribuido en varias ocasiones dividendo en efectivo, y también han implementado varias veces la posibilidad de cobrar el dividendo en acciones. Alguna vez acepté acciones en lugar de efectivo, mientras que en alguna otra ocasión  preferí hacer caja y vender los derechos en el Mercado Continuo.

De media por acción, en estos casi tres años, he percibido en efectivo un dividendo bruto de 0,2366 Euros, de los que habría que deducir los correspondientes impuestos.

Como he vendido los derechos en alguna ocasión, y también he recogido algunas acciones adicionales sin cargo, el coste fiscal de compra por acción actual es de 4,4874 Euros.

Si esos 4,91 Euros que pagué por una acción los hubiera puesto en un depósito al 3% TAE, tres años después tendría la cantidad de 5,3653 Euros.

En todo este tiempo, el valor de la acción del Banco Popular ha estado fluctuando mucho, pasto, entre otras muchas cosas, de los bajistas que toman posiciones cortas (hoy vetadas temporalmente por la CNMV). Alcanzó los 5,9970 Euros (14/4/10), pero bajó poco después hasta 3,96 Euros (4/6/10). Recuperó un poco el tono hasta los 5,2740 euros (3/8/10), pero se deslizó otra vez hacia abajo, cerrando el año 2010 a 3,84 euros (30/12/10). Durante 2011 se mantuvo casi todo el año con un valor entre los 3 y los 4 Euros, pero superó los 4 en alguna temporada. Cerró 2011 a 3,52 euros (30/12/11), habiendo bajado en algún momento de los 3 Euros (2,9139 Euros el 21/11/11).

Empezó 2012 manteniéndose (por arriba o por abajo) en el entorno de los 3 Euros (3,11 Euros el 14/3/12).  Pos San Isidro perforó el nivel de los 2 Euros (1,9850 euros el 15/5/12), y desde entonces no ha recuperado ese nivel, deslizándose casi continuamente, hasta llegar a los 1,0250 Euros hace dos días, el 13 de Noviembre.

El diagnóstico para el Banco Popular de la auditoría de Oliver Wyman fue que, en las circunstancias más adversas podía necesitar capital adicional por hasta 2.500 millones de Euros. El Consejo de Administración del Banco Popular decidió no recurrir a capital público (el FROB), y convocar una Junta Extraordinaria de Accionistas (celebrada el pasado 10 de Noviembre) para aprobar una ampliación de capital por ese importe, la que yo denomino Ampliación Monstruo. La ampliación efectivamente se aprobó en dicha Junta (aunque hubo, lógicamente, algunas diatribas por parte de accionistas muy molestos con la evolución del valor de la acción).

Con la Ampliación Monstruo planteada, el total de acciones de Banco Popular pasará del entorno de los 2.000 millones de acciones hasta por encima de los 8.000 millones de acciones. Con ello, cada acción existente pasará a valer el 25% (es decir, una cuarta parte) del porcentaje de Banco Popular que representaba antes de la ampliación. Por cada acción en su poder la medianoche del 13 al 14 de Noviembre, el accionista ha recibido un derecho de ampliación, que le permite comprar tres acciones nuevas.

El valor nominal de las acciones existentes y las nuevas es de 0,10 Euros (es decir, 10 céntimos de euro). Y la Ampliación finalmente se ha planteado con una prima de emisión de 0,301 Euros. Por lo tanto, cada accionista tiene derecho a comprar tres acciones nuevas por un importe total de 1,203 Euros por cada acción que poseyera el día D.

El 14 de Noviembre, este miércoles, la acción ya cotizó ex-derecho, y cerró a 0,5790 Euros, mientras que cada acción nueva por esta Ampliación Monstruo se compra por 0,401 Euros, lo que representaría un descuento de algo más del 30%. Este jueves, la acción sigue bajando, y a las cuatro y media de la tarde se cotiza ya a solamente 0,57 Euros.

Como accionista dispongo de un derecho de Ampliación por cada acción vieja, y tengo tiempo hasta el 28 de Noviembre para decidir qué hago con él.

Tengo dos alternativas. Si me acojo a la Ampliación Monstruo, compraría tres acciones nuevas por 1,203 Euros, y pasaría a tener cuatro acciones. El coste total de compra de las cuatro sería de (4,4874+1,203) = 5,6904 Euros, es decir, el equivalente a 1,4226 Euros por acción. A la cotización actual de 0,57 Euros, estaría perdiendo el 59,9% de la inversión inicial.

Los derechos, durante el período de la Ampliación son negociables, es decir, se pueden vender en el Mercado Continuo si uno decide no acudir a la Ampliación. Aunque el miércoles llegaron a cotizar próximos a los 0,60 Euros, su valor actual es de 0,4610 euros. Si vendo el derecho, tendría una sola acción que me habría costado en total (4,4874-0,4610) = 4,0264 euros. Con la cotización actual, estaría perdiendo el 85,84% de la inversión inicial.

La Entidad ha estimado que el valor de la acción debería remontar hasta el nivel de los 1,70 Euros en los próximos tiempos (sobre dos años, por ejemplo). Sin embargo, los analistas piensan que esa previsión es muy optimista, y definen más bien un umbral de 0,66 Euros como valor más probable.

Si no acudo a la Ampliación, hago caja y pillo aproximadamente medio euro en efectivo por acción, pero la acción pasa a tener un valor residual, con lo que, en la práctica, es casi deshacer la posición en Banco Popular.

Si acudo, debo sacar del bolsillo 1,203 euros por cada acción vieja y, de momento, consigo reducir las pérdidas del 86 al 60% del total de la inversión, en la confianza de que el valor remonte su cotización por encima de los 1,4226 euros (desde los 0,57 euros actuales) que sería mi nuevo umbral de rentabilidad.

Francamente, mi capacidad de asombro ya está desbordada. Esto me suena a que, después de la primera estafa (esa en que nos convencieron a todos de que éramos ricos y de que la vivienda no podía hacer otra cosa que seguir subiendo de precio), esta sería la segunda, específicamente dirigida a los accionistas. Y muchos de los accionistas (por lo menos, ese es definitivamente mi caso) somos particulares que pusimos algunos ahorrillos en acciones del Banco Popular, en la confianza de que, en el largo plazo, íbamos a obtener alguna rentabilidad mejor que si hubiéramos dejado ese dinero en un depósito a plazo fijo.

Con todo este historial que te he contado tan prolijamente hasta aquí, querido lector, tú ¿qué decisión tomarías?.

JMBA


(20/11/12) - Al final he decidido acudir a la Ampliación Monstruo, utilizando el criterio del mal menor. El precio de compra (0,401 Euros) es muy atractivo. Mientras la cotización no baje de ese valor (lo que parece muy improbable), conseguiré mitigar algo las pérdidas de la acción inicial. De no acudir, la acción inicial, para mí de valor superior a los 4 Euros, pasaría a no valer prácticamente nada y a acumular unas pérdidas imposibles de compensar jamás. Si la acción, en uno o dos años, consigue mantenerse por encima de los 1,4226 euros, entonces el conjunto de la acción vieja y las 3 nuevas me rendirá algo de plusvalía.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Hablemos de Gayumbos

Hoy, 14N, está convocada una Huelga General en España, y movilizaciones en diversos países europeos, en contra de los recortes al estado del bienestar, realizados desde la óptica neoliberal. No parece el mejor día para reflexionar y escribir sobre temas de trascendencia social o económica. Es por ello que he escogido un tema menor, el de los gayumbos o calzoncillos, que tiene trascendencia sólo para todos los hombres del mundo en su vida cotidiana.
No nos fijemos sólo en los gayumbos, sino muy
especialmente en si nos parecemos (o no) al modelo.
(Fuente: compradiccion)

Empecemos por ponernos de acuerdo en la nomenclatura, que no es tema baladí. El Diccionario de la Real Academia sólo reconoce la forma plural de la expresión coloquial gayumbos (aclarando que el origen de la palabra es incierto):


gayumbos.
1. m. pl. coloq. Esp. calzoncillos.



Por su parte, la definición del término calzoncillo incluye una recomendación para su uso habitual en plural:


calzoncillo.
(Del dim. de calzón).
1. m. Prenda de la ropa interior masculina, que cubre desde la cintura hasta parte de los muslos, cuyas perneras pueden ser de longitud variable. U. m. en pl. con el mismo significado que en sing.



Con todo ello, la conclusión es que la forma académica sería ponerse los calzoncillos, mientras que una forma coloquial aceptada sería ponerse los gayumbos.

Para mí hay un matiz adicional, que no está recogido en el Diccionario. Mientras que la palabra calzoncillo implica unas ciertas hipótesis de diseño, los gayumbos son cualquier prenda de último recurso (es decir, en contacto directo con la piel) cuya finalidad sea cubrir (recoger, abrigar) los órganos genitales y la zona rectal. De esta forma, al hablar de gayumbos, estaremos hablando indistintamente de los (llamados) slips, los Boxer, los tangas o cualquier otro diseño que exista o pueda surgir en el futuro con igual objetivo y misión.

La segunda consideración semántica interesante es sobre el por qué de la utilización para el diminutivo de la forma -illo. Podría utilizarse la forma -ito (calzoncito) o incluso la forma que habitualmente tiene cierta carga despectiva -uelo (calzonzuelo). Para la forma -illo, de nuevo el Diccionario nos ilumina:


-illo, lla.
1. suf. Tiene valor diminutivo o afectivo. Arbolillo, librillo, guapillo, mentirosilla.Aunque no todos los sustantivos formados con este sufijo tienen auténtico valor diminutivo, suelen aproximarse a él: p. ej.organillo con relación a órgano; molinillocon relación a molino; camilla con relación a camaetc. A veces, toma las formas-ecillo, -ececillo, -cillo. Panecillo, piececillo, amorcillo.



Como el sufijo tiene un valor diminutivo o afectivo, significa que, de una u otra forma, sentimos cierto afecto por esta prenda. Lo cual tiene sentido si consideramos que se trata de la prenda que habitualmente se encuentra más próxima a lo que constituye para muchos hombres el centro de su mundo (al menos en ciertas etapas de sus vidas). Además, la RAE nos advierte de que no todos los sustantivos con este sufijo tienen auténtico valor diminutivo. En otras palabras, nos anticipa el hecho de que un calzoncillo no es (sólo) un calzón pequeño, sino que es una especie de calzón con una misión bien definida. La comparación entre molinillo y molino puede ser relevante para la comprensión de esta sutileza.

Por las características de su relación con los gayumbos, los hombres (seres humanos de género masculino) podrían clasificarse en tres grupos:

1) Aquellos que cada día, después de la ducha o baño, se ponen unos gayumbos limpios, con la idea de que desempeñen durante toda la jornada sus tres funciones básicas: cubrir, sostener o fijar y abrigar. Su principal deseo es que los gayumbos resulten cómodos de llevar durante toda la jornada, y que faciliten, dentro de lo posible, las varias operaciones de micción que deberá realizar durante la jornada en lugares diversos.

2) El segundo grupo (muy probablemente bastante menos numeroso) está formado por los hombres que se ponen los gayumbos limpios con la idea de que, muy probablemente, deberán mostrarlos en algún momento de la jornada, o incluso se los tendrán que quitar. Son los que creen y conocen los intercambios sexuales sobrevenidos y espontáneos, y seguramente la realidad les confirma sus creencias algunas veces. A las tres funciones básicas de los gayumbos, este grupo le añade una cuarta que es la estética, la función de embellecer o decorar su zona pélvica. Entre los criterios para la elección del modelo de gayumbos que utilicen primará, pues, la función estética sobre todas las demás. Parece evidente que un modelo boxer resulta bastante más atractivo y estético que un slip pero, al menos para mí, resulta bastante más incómodo para la vida práctica diaria real (vamos, real para alguien que se considera, sin dudarlo, del primer grupo).

3) Del tercer grupo no tengo constancia, pero con seguridad existirá en una proporción que yo desconozco. Aquí estarían los hombres que NO se ponen unos gayumbos limpios cada día. Serán esclavos de tener que arrancárselos (como la operación de quitar el papel a las madalenas) más que quitárselos, y deberán estar habituados a que la zona color óxido debe ir siempre por delante, mientras que la marrón debería ocupar la parte trasera, con el objetivo de evitar engorrosos contubernios.

En lo que se refiere a la comodidad de uso, hay tres factores determinantes: el diseño (la forma, el patronaje), si tienen (o no) una abertura frontal que facilite las operaciones de micción y lo agradable (o no) que resulte el tejido de que están fabricados, así como las correspondientes zonas elásticas de fijación.

A efectos prácticos, dejemos aparte de nuestras consideraciones a los tangas (que deberían tratarse como objetos de lencería erótica, ya que no se trata propiamente de calzoncillos) y los gayumbos (suponiendo que existan) con incrustaciones de piedras preciosas u otras manifestaciones del lujo.

En cuanto a la forma o patronaje, cada cual tiene sus preferencias. En mi caso, soy partidario de los de pequeño tamaño, los llamados slips, que apenas cubren ninguna parte de los muslos. Si acompaña la forma física y una morfología y distribución de masas adecuada (que no es mi caso, por cierto), aportan una cierta idea de deportividad o incluso de que quien los lleva es un atleta. Válido para cualquiera, transmiten una sensación completa de libertad de movimientos.
(Fuente: desafiointerior)

Los llamados boxers son más bien calzones (sin el diminutivo), pensados casi para poder ser llevados por fuera. Típicamente, quien lleva habitualmente boxers confía instintivamente en que tendrá que enseñarlos en algún momento durante la jornada. Cada cual debe ponderar la (relativa) incomodidad de llevarlos puestos durante todo el día (tiranteces en los muslos, sensación de tener limitadas las capacidades motrices) con la superior estampa de su exhibición o exposición pública. La frecuencia relativa de las diversas situaciones le dictará a cada cual la que resulte la opción más adecuada para él.

El tema de las aberturas frontales es de gran calado. Como la Naturaleza es sabia (y economiza en todo lo que puede), el hombre dispone de un único órgano para dos funciones diferentes (que nunca coexisten en el tiempo; de hecho resulta dramático si lo hacen). Desde el punto de vista de la micción, el pene es una canalización externa orientable, que facilita la eliminación de residuos líquidos. Junto al recto, es uno de los dos órganos excretores principales del cuerpo humano masculino. La abertura frontal de los gayumbos facilita, qué duda cabe, las operaciones de evacuación líquida. Pero hay que reconocer que resultan muy antiestéticas, especialmente si la prenda ya está bastante usada y la abertura tiende a desbocarse, incumpliendo puntualmente una de sus funciones principales (la de cubrir).

Si no existe abertura en los gayumbos, la operación de miccionar puede complicarse más allá de lo deseable. Conducir la canalización por encima del borde de los gayumbos es una operación ciertamente acrobática, y puede producir incómodos estrangulamientos. Siendo la mejor alternativa la de desvestirse parcialmente antes de miccionar, recurriendo algunas veces, por mor de la comodidad, a la operación de orinar en posición sedente.

Siendo el mecanismo, como ya se ha dicho, de naturaleza orientable, conseguir que la totalidad del líquido excretado alcance sin incidentes la zona prevista de recepción (sea esta, taza, urinario, agujero en el suelo o matorral) es, en buena parte, resultado de la decisión y acción del miccionante. Aunque existen algunos factores de distorsión. En etapas vitales de generosidad hormonal, la simple extracción del pene desde su posición de reposo puede provocar un extraño que lo convierta en difícilmente dominable. En estos casos, si no se coordina correctamente la apertura de la válvula (llamada esfínter) con el aspecto puramente mecánico de orientación del pene, se puede provocar un estropicio en forma de tormenta dorada racheada o incluso, si las proporciones fueran desmesuradas, algún tipo de contusión craneal de gravedad variable.

Por otra parte, normalmente en edades más avanzadas, el aspecto retraído y mustio (lánguido, marchito) del pene en reposo puede provocar enojosos incidentes, como la micción sobre los propios zapatos (si la presión no es muy elevada), o la propulsión del chorro en direcciones imprevisibles, al carecer de un eje de empuje claramente definido. O también se pueden producir fenómenos de dispersión de fluidos (efecto lluvia) de consecuencias humectantes del entorno, siempre enojosas.

Las mujeres nos acusan frecuentemente de que no nos esforzamos en apuntar el chorrito, pero estoy seguro de que ignoran las extremas dificultades a las que nos enfrentamos habitualmente, por lo que les dispensaré por tan despectivo comentario. Por otra parte, resulta prácticamente imposible sacudir la canalización lo suficiente (antes de recogerla de nuevo en su refugio del interior de los gayumbos) para evitar  que la última gota acabe creando una mancha línea óxido en algún lugar de la parte delantera de los gayumbos. La sabiduría popular también tiene un refrán para ilustrar este hecho de la vida cotidiana: aunque le des con un martillo, la última gota al calzoncillo.

A diferencia de otras prendas de vestir, las posibilidades que ofrecen los gayumbos a los diseñadores y modistos son limitadas. Ello se verifica en el hecho de que la horquilla de precios para los gayumbos adquiribles comercialmente es más limitada que para otras prendas. Si tomamos, por ejemplo, una chaqueta o una cazadora, podremos tener una gama de precios prácticamente de 1 a 100. Mientras que por 20-30 euros podríamos conseguir una chaqueta línea básica de mercadillo (de marca indistinguible, de calidad nula, de torpe diseño y descuidada costura), podríamos llegar a gastar hasta 100 veces más por una chaqueta de marca prestigiosa, exclusivo diseño, excelente tejido y cuidada factura. Y no digamos si se trata de prendas confeccionadas a medida (por cierto, ignoro si existe un servicio de confección a medida de gayumbos; intuyo que sí). Para los gayumbos, un precio básico estaría en los 2-3 euros (por debajo de eso, sólo se consigue pañal, que no gayumbo), mientras que los productos más cuidados, de marcas prestigiosas y algodones seleccionados podrían tener un precio digamos 10 ó 20 veces superior, solamente.

Hemos considerado hasta ahora sólo el 50% del uso práctico de los gayumbos, lo que llamaríamos línea óxido. Nos queda por hablar de la línea marrón.

La morfología de la zona peri-rectal varía enormemente entre individuos de la misma especie y género, incluso en el mismo individuo con el paso de los años (por acumulación de grasas u otros factores concomitantes).

Hay hombres de nalga exigua, que conforman una disposición peri-rectal al estilo del estuario de los ríos, habilitando un camino fecal externo de muy escaso recorrido. Por el contrario, hay hombres de nalga generosa, cuya zona peri-rectal se asemeja más bien al delta de los ríos, con un camino fecal externo de largo recorrido y múltiples zonas inundables intermedias. Los deltas de los ríos (del Ebro, del Ródano, del Nilo,...) constituyen ecosistemas de gran valor medioambiental, dando origen a zonas pantanosas (marismas, aiguamolls,...) de elevada calidad paisajística y para la fauna y flora. Pero la formación en delta de la zona peri-rectal es, por el contrario, un incordio, al complicar enormemente las tareas de mantenimiento del área, especialmente su limpieza tras una sesión excretora.

Por otra parte, la textura de la materia fecal de un hombre sano puede variar enormemente por factores externos, especialmente por lo que se haya comido y/o bebido en las últimas horas. Variaciones que afectan al color, a su consistencia y a su apariencia, y que alteran muy sensiblemente su capacidad de embarrar.

Por todo ello, incluso sin la connivencia de enojosos incidentes (como apretones sobrevenidos de liberación espontánea), resulta muy complicado, especialmente para las configuraciones en delta, evitar que algún palomino de línea marrón (lo que se llama sonoramente en catalán, llapet)aparezca en la parte vagamente trasera de los gayumbos tras una jornada completa de uso. En este hecho también influye la capacidad de estanqueidad que tenga el esfínter anal de cada cual, así como la textura y consistencia imperantes de la materia fecal.

Los gayumbos, pues, están sometidos a un estrés en forma de manchas (líneas óxido y marrón) habitualmente muy superior al de otras prendas. Para una camisa, por ejemplo, la máxima amenaza de manchas en su uso habitual proviene del sudor o de la torpeza comiendo y/o bebiendo, ambas causas controlables casi siempre. Muy frecuentemente, una camisa puede conservar su apariencia de total limpieza incluso después de una jornada completa de uso (aunque una mancha de salsa de espaguetis en modo hisopo es muy llamativa), lo que resulta absolutamente imposible en el caso de los gayumbos. En compensación a su mayor riesgo, las manchas de los gayumbos mantienen una total discreción, salvo necesidades puntuales de exposición o exhibición pública, o de que se produzcan efectos de desbordamiento hacia las prendas exteriores.
Gayumbos modelo Boxer
(Fuente: ropainteriorycalcetines)

Al igual que para los calcetines (como ya ilustré en otra ocasión), para los gayumbos acostumbra a haber en el dormitorio un cajón dedicado en una cómoda, un chifonier o el propio armario. Sin embargo, la operación de limpieza de los gayumbos (partiendo del uso de una lavadora moderna) es mucho menos engorrosa que para los calcetines. Una vez secos, un plegado muy simple los lleva en volandas hacia su cajón. Salvo que un diseño más sofisticado haga obligatoria una sesión de planchado previa al plegado. Pero hay una diferencia sustancial respecto a los calcetines. El tamaño de los pies, una vez alcanzada la edad adulta, ya no varía de forma significativa, por lo que la totalidad de los calcetines que hay en su cajón pueden utilizarse cualquier día. Por el contrario, es muy habitual que se produzcan variaciones importantes de tamaño en la zona que concierne a los gayumbos, bien por la propensión natural a la acumulación de grasas, bien por la aplicación férrea de dietas draconianas (o enfermedad, o largas estancias hospitalarias, o retiros espirituales hipocalóricos). Es por ello que, en el cajón de los gayumbos, acostumbra a haber un sustrato, hacia el fondo, de prendas que no son utilizables en las condiciones de peso y volumen actuales; pero que nos resistimos a tirar, confiando en que pueda producirse en el futuro próximo una reversión de las circunstancias que los haga útiles de nuevo.

Un parecido que sí existe entre los gayumbos y los calcetines es la escasa granularidad de su sistema de tallas. Como el tejido utilizado en la confección de gayumbos tiene habitualmente una cierta elasticidad (e incluye una zona directamente elástica para su ajuste a la cintura), el abanico de tamaños se limita a tres tallas principales (S, M, L, por Small, Medium, Large) más las enojosas extensiones hacia arriba (XL, XXL, XXXL) o las ya directamente oprobiosas EG o XG (por extra-grande).

A los que tenemos una cierta edad, nuestras madres nos educaron con los slips Ocean (llamados braslip en la época), blancos y con abertura frontal (al menos, ese fue mi caso). Sólo en la edad adulta, hemos descubierto otras alternativas. Las grandes marcas de la moda textil (bajo la denominación de underwear - lo que se lleva debajo, en román paladino, ropa interior) se han apropiado de esta prenda, y han intentado añadirle valor y seguro que le han añadido precio. Resulta sorprendente ver las hileras de góndolas con gayumbos de todos los tipos, diseños, motivos, colores, marcas y precios, que pueden verse en la sección de Caballeros de los grandes almacenes. Tras diversos ejercicios de prueba y error, supongo que todos los hombres han llegado a la conclusión (o alguien la ha tomado por ellos) de cuáles son los que le resultan más adecuados, más cómodos o más vistosos (sobre todo si otr@ tomó la decisión), y la operación de compra tiene como vector de lanzamiento la reposición de material deteriorado, más que la de ampliar el fondo de armario. Supongo que muchos hemos tenido que convivir alguna vez con la amargura de descubrir que, a pesar de calzarnos unos Calvin Klein de bastantes euros, no aumentó en nada la proporción de ocasiones en que se nos planteara la necesidad de su exhibición pública (o al menos, compartida).

En resumen, pues, los gayumbos son prendas modestas, a las que muy raramente trasciende el glamour, pero que tienen una misión decisiva en el control de las condiciones adversas que pueden influir negativamente en la convivencia humana. Su ciclo de vida incluye el estreno, un número normalmente elevado de bucles uso-lavado-(planchado)-plegado y su descarte final, habitualmente debido a tamaño (ya) inadecuado, a suciedad pertinaz o a pérdida de la necesaria elasticidad para mantenerlo fijado al cuerpo en condiciones decorosas (en otras palabras, cuando ya se corre el riesgo de que pudieran desprenderse hasta los tobillos en momento no deseado).

Antes de finalizar, una conclusión positiva para las chicas que hayan llegado en su lectura hasta aquí. Si descubrís que vuestro ligue ocasional calza unos antiestéticos gayumbos, pensad que seguramente serán muy cómodos y alegraos, porque habréis dado con un hombre fiel (o al menos, muy poco promiscuo) por convicción (bueno, y por falta de oportunidades).

Durante el tiempo que he empleado en escribir este artículo, he tenido que acceder a los gayumbos de turno en dos ocasiones, una para línea óxido y otra para línea marrón.

JMBA