Hacia finales de Agosto, ya había prácticamente dado por finalizada la temporada viajera de primavera-verano, cuando un buen amigo insistió en que fuera a pasar un par de días en la playa, por la costa de Tarragona.
Imagen de la plataforma y las impresionantes vistas. (JMBigas, Agosto 2016) |
Para darle contenido a ese viaje, revisé la agenda de temas pendientes por el área de Catalunya, y localicé un par de visitas que quería realizar en algún momento. Hoy os contaré la primera de ellas.
El pasado mes de Julio, el Comú de Canillo (Andorra), una de las siete parroquias en que está organizado el Principado, inauguró en el llamado Mirador de Roc del Quer, a casi dos mil metros de altura, una plataforma panorámica, con un voladizo de 12 metros sobre el vacío del valle.
Tuve noticia de ella a través de mi hermana y mi sobrino, que la visitaron en el curso de una breve escapada a Andorra. Encontré alguna información adicional en la Red, y creí localizarla en Google Earth. Introduje sus coordenadas en mi navegador GPS (un Garmin Nüvi 66, al que llamo coloquialmente La Niña, por la dulce voz femenina que da las instrucciones).
El viaje, pues, lo articulé a partir del lunes 29 de Agosto. Fui directamente desde Madrid a Calafell en unas seis horas (incluyendo las necesarias paradas). Dicho sea de paso, allí coincidí con los dos únicos días de todo el verano en que NO se vio el Sol.
El miércoles 31 por la mañana puse la proa hacia los Pirineos. Llegué a la carretera que une la Seu d'Urgell (Lleida) con Puigcerdá (Girona), a través de Manresa, Berga y el Túnel del Cadí (de peaje, por supuesto).
En La Seu, a donde llegué pasada la una de la tarde, fui al centro y conseguí aparcar en el Paseo (Passeig de Joan Brudieu). En un barecito me tomé un tentempié en forma de bocadillo de lomo con queso, con un refresco.
Seguí camino hacia Andorra, con la intención de ir directamente al Mirador de Roc del Quer. Hacía muchos años, quizá más de diez, que no visitaba el Principado, y lo encontré cambiadísimo. Han realizado importantes inversiones en infraestructuras, para conseguir que los automóviles puedan moverse sin necesidad de cruzar el centro de los diversos pueblos, a velocidad de tortuga. Han abierto también varios túneles, que facilitan la movilidad.
Pensador Mirando al Valle, una escultura en el extremo de la plataforma, obra del argentino Miguel Ángel González. (JMBigas, Agosto 2016) |
La Niña me llevó directamente hasta La Masana, para mi sorpresa. Yo creía que el camino más corto sería a través del núcleo urbano de Canillo, y luego la carretera del Coll d'Ordino. Pero La Niña me hizo tomar esta carretera desde La Masana, su otro extremo. Seguí sus instrucciones, hasta que llegué al que yo creía que era el Mirador. Aparqué en una de la docena de plazas habilitadas al efecto en esa zona, pero no había ni rastro de indicaciones sobre la plataforma panorámica. Tras algunas indagaciones, llegué a la conclusión de que esa explanada correspondía a la cima del puerto, y las vistas eran básicamente de las montañas que marcan la frontera con Francia.
Decidí seguir camino hacia Canillo, con la esperanza de poder identificar correctamente al Mirador. Unos kilómetros más adelante, efectivamente, llegué al pequeño apartadero con media docena de plazas para aparcar, y con claras indicaciones de que se trataba del Mirador de Roc del Quer.
Pero, hasta aquí, no había visto una sola indicación en la carretera sobre la Plataforma Panorámica. Tras esperar unos minutos conseguí aparcar en una de esas escasas plazas. Al bajar del coche, ya pude consultar un panel que daba las indicaciones necesarias para llegar a la plataforma.
La zona es fácilmente identificable gracias a tres grandes tótems de madera tropical de bolondo, que constituyen un grupo escultórico del franco-mexicano Jorge Dubon (1938-2004), que se instaló allí en 1991. Al grupo se le conoce como Estructuras Autogeneradoras, aunque otras fuentes la denominan también Ouverture de l'Europe.
En el panel se indicaba que, desde el aparcamiento, había que recorrer a pie un camino de unos 400 metros de longitud, y unos setenta metros de desnivel, bajando hasta el mirador propiamente dicho y la plataforma.
De acuerdo a los datos de mis dispositivos GPS, las coordenadas concretas del aparcamiento de vehículos son N 42,569079º E 1,587624º, y su altitud es de 1.997 metros. En el extremo de la plataforma, los datos GPS que me aportó la cámara fotográfica indican una altitud de 1922 metros. Eso implica un desnivel real de unos 75 metros.
Recorrí, bajo un Sol justiciero de finales de Agosto, pasadas las tres de la tarde, el camino hasta la plataforma. Debo decir que sudé la gota gorda. Porque el camino no es accesible. Hay zonas de fuerte desnivel, incluso con algunos escalones improvisados en la roca. Puede resultar extremadamente difícil para personas con movilidad reducida, e imposible con silla de ruedas. Vi algunas parejas con cochecito de bebé, pero en algunos puntos debieron llevarlo en volandas.
La plataforma, desde la carretera de Canillo al Coll d'Ordino. (JMBigas, Agosto 2016). |
Afortunadamente, hay instalados algunos bancos con vistas panorámicas laterales, que permiten un pequeño descanso.
Finalmente, llegué a la pequeña construcción del Mirador propiamente dicho y a la plataforma panorámica. Esta tiene una longitud total de 20 metros, de los que doce son en voladizo. En el suelo hay varios paneles de cristal presuntamente transparente, que permiten ver tanto la estructura de sustentación de la propia plataforma como también el vacío de la montaña que aquí se despeña casi en vertical.
En el extremo de la plataforma hay instalada una gran escultura de un Pensador Mirando al Valle, obra de Miguel Ángel González, un argentino afincado en Lleida. Más tarde, ya camino de Canillo, tuve ocasión de parar en un apartadero de la carretera (a 1805 metros de altitud, N 42,571779º E 1,596370º), desde la que pude contemplar, desde abajo, la impactante imagen de la plataforma con esa imagen de una persona asomándose al vacío.
Estuve por la zona del Mirador un total de unos 50 minutos, y me crucé, quizá, con unas 40 personas. He visto algunas manifestaciones de representantes municipales de Canillo, que confían en que la nueva Plataforma sea un atractivo para muchos visitantes. Para que eso sea algún día así, deberían todavía realizar alguna inversión adicional. Habría que disponer de más plazas de aparcamiento, aunque hay una señal indicando aparcamiento adicional a 175m. de distancia. Las grandes pendientes de la carretera en esa zona auguran que ya se esté echando el bofe al llegar a la explanada de los tótems.
El pequeño aparcamiento, con los tótems identificativos, en la explanada superior. (JMBigas, Agosto 2016). |
Y, desde luego, deberían hacer mucho más accesible el camino de acceso. En el límite, se podría instalar un ascensor por el interior de la montaña para salvar el desnivel, que permitiera luego acercarse a la plataforma por un camino llano y estable. O, quizás incluso, un mini funicular que dejara a los visitantes junto a la plataforma.
Actualmente, el acceso hasta la plataforma es totalmente libre, y no percibí que hubiera ningún tipo de vigilancia especial. En caso de convertirlo en una atracción realmente accesible, parece lógico pensar que se cobrara una cierta cantidad (por ejemplo 5-8€, que no creo que ningún visitante rehusara pagar) y debería tener un horario definido de acceso, con personal, vigilancia, etc. En esas condiciones, parece razonable pensar que se pudiera llegar a cifras en el entorno de los mil visitantes por día (excluyendo, seguramente, los meses más duros del invierno), lo que podría aportar una recaudación anual en el rango de 1-2 millones de euros.
Dicho esto, la plataforma en sí es una maravilla. Las vistas hacia el valle de Canillo y Encamp, que discurre unos 500 metros por debajo, son sobrecogedoras e impresionantes. Así como el panorama de las montañas que lo rodean. Una atracción imprescindible para cualquiera que visite Andorra, que merece incluso algún desvío para quienes estén en algún punto de los Pirineos catalanes, a ambos lados de la frontera franco-española. Lógicamente, no es apta para personas con vértigo. Pero, en condiciones normales, no sentí ningún tipo de temor por el vacío que se extiende por debajo.
De todas formas, en época invernal y a esa altitud, me temo que la nieve puede impedir el acceso al Mirador. Incluso puede que la carretera del Coll de Ordino esté cerrada al tráfico durante alguna temporada.
Aparte de las fotografías que he utilizado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una colección más completa, de 16 imágenes, que está en Google+.
También podéis ver este vídeo ilustrativo.
JMBA
Muy buenas imágenes y viaje muy bien aprovechado
ResponderEliminarHola Bigas. Muy interesante este destino que nos revelas. Lo cierto es que últimamente voy recopilando ideas para excursiones con la familia y Andorra es una buena oción sino fuera por el excesivo número de veces que hemos estado. Esta alternativa, no obstante, resulta totalmente inédita.
ResponderEliminarSin embargo me preocupa lo que dices de la accesibilidad ya que en mis condiciones cualquier pedregal es un muro infranqueable.
Un abrazo.
Santi