Como continuación al artículo sobre el tema mítico de los croissants, que publiqué el pasado mes de Agosto, y una primera prospección por la zona de Madrid que publiqué en Septiembre, he localizado otro establecimiento francamente recomendable.
Se trata de una pequeña panadería y pastelería de barrio, en la calle de Andorra, 89, en Madrid capital. Su pan (tienen diversas variedades) es muy correcto, pero los croissants son excelentes, al más puro estilo de los buenos croissants franceses: rectilíneos, ligeros, sonoros al morderlos, de interior homogéneamente esponjoso. De los que apetece abrirlos (con cuidado, porque se desmigajan con cierta facilidad) por la mitad y rellenarlos con jamón york y queso, o un buen jamón ibérico, y obtener así un bocatín delicioso y diferente.
Panadería y Pastelería en la calle Andorra, 89 - Madrid. (Fuente: Google Earth - Street View) |
No son muy grandes (tamaño que me parece correcto) y el precio es adecuado (1€ la unidad). Mi calificación global sería de 8,5/10.
El secreto de su ubicación es que está situado justo enfrente del Liceo Francés (en una calle paralela a Silvano), y en una zona de Madrid donde vive la mayor parte de la colonia de franceses que habita en la capital.
* * *
He repetido algún otro día con los que comentaba en Septiembre de Oriol Balaguer (c. José Ortega y Gasset - Grasset reza erróneamente el ticket de caja -, 44, esquina General Pardiñas). Y me ratifico en que son excelentes, los mejores que yo conozco a la venta en Madrid. Me parecieron menos grasientos que en mi primera degustación (quizá hayan cambiado algún ingrediente), aunque siguen siendo un poco demasiado pesados. Con todo, ajustaría mi calificación a 9/10: sobresaliente sin duda.
Sólo hay dos inconvenientes: no es fácil aparcar en la zona (en laborables hay zona azul o verde; el domingo por la mañana quizá se puede parar un par de minutos en doble fila); y se agotan muy rápidamente. Un domingo a mediodía (las 12 de la mañana), lasciate ogni speranza. En un pequeño establecimiento muy lujoso, orientado a la pastelería de gama alta y a los chocolates de capricho, la bollería da la sensación de que la tienen como un negocio menor.
Sólo hay dos inconvenientes: no es fácil aparcar en la zona (en laborables hay zona azul o verde; el domingo por la mañana quizá se puede parar un par de minutos en doble fila); y se agotan muy rápidamente. Un domingo a mediodía (las 12 de la mañana), lasciate ogni speranza. En un pequeño establecimiento muy lujoso, orientado a la pastelería de gama alta y a los chocolates de capricho, la bollería da la sensación de que la tienen como un negocio menor.
Seguiré informando.
JMBA
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