Compré hace ya algunos años un dispositivo GPS para el coche, un tomtom GO 910, por el que pagué entonces más o menos el doble (en euros corrientes) de lo que hoy cuesta un dispositivo equivalente. Es el precio (o el castigo) de quererse incorporar pronto a una tecnología emergente.
Un tomtom GO 910, como el que vengo utilizando estos últimos años. (Fuente: poshelectronics) |
Todavía tiene un formato antiguo, culón y no plano como ya son todos hoy en día, y la pantalla es relativamente pequeña para los estándares de hoy. Venía con los mapas de Europa Occidental y también de USA (que nunca he utilizado). Pero me ha rendido (y me sigue rindiendo) un servicio espléndido en mis diversos viajes en automóvil tanto por España como por Francia, Reino Unido, Bélgica, Alemania o Italia.
Y también, por cierto, para ciertos desplazamientos por la ciudad hacia lugares que no conozco bien. Y para trayectos bien conocidos, me aporta la funcionalidad de indicarme cuántos kilómetros y cuánto tiempo me queda hasta el destino, una información que ayuda a relajar el estrés.
Me ha permitido llegar sin contratiempos a lugares remotos que quería visitar por diversas razones, incluyendo algunos que solamente se podían identificar por sus coordenadas geográficas (latitud y longitud).
Hay que conectarlo con frecuencia al ordenador para, a través del software gratuito Tomtom Home (descargable directamente desde su web) descargar en el dispositivo los últimos datos GPSfix (para que le resulte más fácil sintonizarse con los satélites GPS al ponerlo en marcha), así como las pequeñas correcciones en los mapas, teóricamente aportadas por los propios usuarios, el llamado MapShare.
El dispositivo tiene una capacidad interna de memoria (en disco o flash memory, nunca lo he sabido con claridad) de 20GB, lo que es bastante más de lo que disponen en la actualidad. Pero no tiene ninguna ranura para ampliarla mediante una tarjeta de memoria. Y dispone de algunas funciones que he utilizado poco porque resultan poco prácticas (visualización de fotografías, reproducción de música -a través del altavocillo del dispositivo resulta una maldición-, o función de teléfono manos libres via Bluetooth, que sólo es utilizable en caso de emergencia por los mismos motivos. Incluso tiene un mando a distancia, supongo que para utilizarse en una limusina, que no es mi caso, y nunca he usado.
Pantalla principal de la aplicación TripMaster en el tomtom. (Fuente: webazar) |
También he actualizado varias veces el Mapa de europa Occidental en estos años. La verdad es que me parece bastante caro. Su precio habitual ronda los 60€, e incluye cuatro actualizaciones trimestrales, es decir, garantiza moverse con el mapa actualizado durante un año. A veces hay ofertas de mejor precio, o extensión a 6 trimestres o promociones de este tipo. Por cierto, cuando hay que actualizar el mapa, a través del PC con el software Tomtom Home, se trata de bajar un ficherón de más de 2GB, y toma unas cuantas horas, a las velocidades habituales del ADSL. Hasta 12 horas con ADSL 1Mbps.
Pero el uso va convirtiendo al usuario en cada vez más sofisticado. A la vuelta a casa de un viaje, me gustaría poder ver la ruta de cada día sobre un mapa, por ejemplo, en Google Earth. Al bucear en esta funcionalidad (que el dispositivo guarde un fichero con el trip log -la traza de la ruta-, que se pueda explotar posteriormente), he topado con una triste realidad: el dispositivo no guarda ninguna traza de sus recorridos, al menos ninguna que sea explotable por el usuario. Según parece, esta función sí es normal y estándar en otros dispositivos de las primeras marcas (Garmin, por ejemplo).
Buceé por la Red para ver qué soluciones podía tener. Y aprendí que los dispositivos tomtom parece que utilizan como Sistema Operativo alguna versión de Linux, y es (relativamente) posible cargar aplicaciones desarrolladas por terceros para completar sus funciones estándar. Una opción que parece haberse restringido mucho en las últimas versiones del software de tomtom (especialmente en la versión 9, por lo que he leído). Da la sensación de que a tomtom no le gusta que nadie ande trasteando por sus dispositivos, y le pone trabas a los softwares desarrollados por terceros. Una política que siempre despierta recelos en el usuario avanzado.
Como la versión de mi software es la 7.9, no he tenido problemas (por el momento) en descargar de la red e instalar en el dispositivo un software llamado TripMaster (v. 2.4a). Este software (técnicamente, un plugin) ha sido desarrollado por un usuario particular, y es freeware. De todas formas, el autor solicita una donación voluntaria si el software te resulta útil. Yo voy a probar la aplicación en mi próximo viaje de primavera en automóvil y, si me resulta de utilidad, tengo pensado realizar una pequeña donación de, digamos, 10-15€ como contribución al ingente trabajo que supone este tipo de desarrollos.
Una de las pantallas de configuración de la aplicación TripMaster v. 2.4a. (Fuente: webazar) |
El software se puede bajar directamente desde su web, y se instala sin problemas en el dispositivo tomtom, donde aparece un nuevo icono en el menú principal.
Lógicamente, su funcionamiento resulta algo truculento, ya que se trata de software de terceros añadido al software estándar del dispositivo. La propia instalación hay que realizarla por copia física de ficheros, ya que la aplicación tomtom Home no lo reconoce. Al poner en marcha el tomtom, hay que lanzar manualmente la aplicación, mediante su icono en el menú principal. Dispone de una pantalla principal, donde aporta algunos datos muy interesantes, y que el tomtom, en estándar, no ofrece al usuario, ya que se concentra en la función de ayuda a la navegación. Se visualiza una brújula bien visible, que se va orientando de acuerdo al recorrido, así como las coordenadas de latitud y longitud del punto en el que estamos y su altitud, además de otras características (velocidad puntual, velocidad media, tiempo de recorrido, etc.).
Mediante algunas otras pantallas accesibles desde la principal, podemos configurar sus funciones, en particular cómo va a gestionar los logs, es decir, la traza de la ruta que sigamos. Puede guardar ficheros de varios formatos relacionados con la cartografía. Desde el puro NMEA, con un número ilimitado de registros en que, cada uno, da los datos completos de un punto de paso, hasta el KML (directamente utilizable en Google Earth) que es un fichero XML de formato mucho más estructurado.
Una vez configuradas las opciones que queramos, podemos llevar la aplicación a background, de modo que visualicemos la clásica pantalla de navegación del dispositivo, mientras TripMaster está grabando (por detrás) periódicamente información de los lugares por donde pasamos y de la ruta que seguimos.
Si utilizamos, por ejemplo, el formato KML, deberemos tener la precaución, cuando nos paremos y queramos desconectar el tomtom, de parar la aplicación para que el fichero sea convenientemente finalizado y sea explotable posteriormente.
De vuelta a casa tendremos un cierto número de ficheros en el dispositivo (identificados por la fecha y hora de inicio) que ilustrarán toda las rutas que hemos realizado. Podremos copiarlos al PC y abrirlos desde Google Earth para ver todos nuestros movimientos sobre la imagen de satélite.
Francamente, esta funcionalidad me parece imprescindible para cualquier dispositivo GPS, y no consigo entender por qué tomtom no la incluye en sus dispositivos como estándar.
Serán, supongo, cosas del marketing.
JMBA
¡Ay! Si Stanley levantara la cabeza...
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