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domingo, 29 de julio de 2012

Monasterio de Piedra

Ese miércoles, 11 de Julio, había pernoctado en Cariñena (Zaragoza), que es un pequeño pueblo (pop. 3.728), centro de la comarca vinícola de su mismo nombre, de la que ya os hablaré en otra ocasión. El jueves ya debía volver a Madrid, y quería dedicar la mañana a visitar el Monasterio de Piedra, del que he oído hablar (mucho y bien) desde que era un niño, pero en el que nunca había estado hasta ahora.
Cascada Trinidad. El agua se desliza sobre la roca y
los musgos que la recubren.
(JMBigas, Julio 2012)

Alguna publicidad o promoción de Cariñena o de alguno de sus hoteles, afirma que Cariñena está próxima al Monasterio de Piedra, pero no es cierto. Tampoco está ciertamente lejos (pertenecen a la misma provincia, Zaragoza), pero hay que recorrer más de 80km. y emplear más de una hora. De todas formas, salí prontito de Cariñena, y estaba en el Monasterio de Piedra en el entorno de las diez de la mañana.

En el año 1.194, el rey Alfonso II de Aragón cedió los terrenos del actual Monasterio de Piedra (donde había una fortaleza de defensa contra los invasores musulmanes), a trece monjes cistercienses procedentes de la entonces Abadía (hoy Monasterio) de Poblet, en la provincia de Tarragona.

La construcción del cenobio se produjo en tres etapas, por lo que presenta mezcla de estilos en él: desde el gótico primitivo, hasta el renacentista y también el barroco clásico (s. XVIII).
Cascada La Caprichosa
(JMBigas, Julio 2012)

Los monjes aportaron a la zona su saber hacer. Se desarrolló la producción de vinos (de hecho, en la actualidad existe una Denominación de Origen Calatayud para los vinos del área, cuyo Museo del Vino ocupa alguna de las salas del Monasterio). Fue asimismo famosa la producción de quesos y dulces, y el Monasterio de Piedra fue el primer lugar de España donde se fabricó chocolate.

En 1.835, con la Desamortización de Mendizábal, los monjes tuvieron que abandonar el Monasterio, que pasó a manos del Estado. En 1.840 el Estado decidió subastar el Monasterio y todos los terrenos que lo rodean (unas 1.800 hectáreas). Un industrial catalán, D. Pablo Muntadas Campeny, lo compró por 1.250.000 reales de la época. Uno de sus descendientes, Juan Federico Muntadas Jornet decidió trasladar su residencia a esa zona. Ecologista primigenio, se maravilló del entorno natural del Monasterio, y se empeñó en ponerlo en valor para que pudiera ser públicamente disfrutado. De hecho, fue el creador de lo que actualmente es el Parque Natural del Monasterio de Piedra.
Los Vadillos, donde el río ya sueña despeñarse por
La Caprichosa.
(JMBigas, Julio 2012)

Cuando uno visita el Monasterio de Piedra, muy probablemente destinará un breve tiempo a visitar el Monasterio en sí mismo. Tiene un bonito claustro, algunas dependencias dedicadas al Museo del Vino D.O. Calatayud, un pequeño Museo del Carruaje y una iglesia que fue parcialmente destruida a principios del siglo XIX. A la iglesia, efectivamente, le falta casi la totalidad de la techumbre, y se mantiene, escasamente, en estado de ruina digna. De hecho, la iglesia sigue santificada y se celebran allí lucidas bodas al aire libre. El conjunto dispone asimismo de un Hotel Hospedería.

Pero la mayor parte del tiempo el visitante lo va a ocupar en recorrer el Parque Natural.

El río Piedra, que discurre junto al Monasterio, ha creado, con el paso de los siglos, un entorno paisajístico que tiene mucho de magia, plagado de cascadas y de caídas de agua, que se desliza sobre la roca y forma las llamadas chorreras. Constituye un auténtico oasis en un área cuyo paisaje predominante es más bien semidesértico.

En los meses de verano, el Parque abre desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la tarde. El acceso cuesta 13,50 Euros por persona (con algunas reducciones posibles).
Bajando por la Gruta Iris, el camino es angosto.
(JMBigas, Julio 2012)

Hay una amplia zona de aparcamiento para los vehículos, pero ese jueves de Julio, a las diez de la mañana, la afluencia era todavía bastante reducida. Desde ahí, a pie, se accede a la zona de servicios, donde hay restaurantes, tienda, bar, la taquilla de entrada, etc. Hacia la derecha está el Monasterio, en el que se organizan visitas guiadas a horas fijas (conviene informarse en taquilla, pues los horarios varían según los días). De frente se accede al Parque Natural.

El Parque está muy bien preparado para recibir a visitantes de todas las edades y condiciones. Hay habilitado un recorrido completo (de unos 5km, pero con algunas fuertes subidas y bajadas), perfectamente señalizado y balizado, así como desvíos opcionales hacia otros rincones atractivos del Parque. A pesar de su vocación universal, conviene que el visitante mantenga una cierta agilidad física, para que el recorrido no se convierta en un calvario. Su frondoso arbolado hace que, incluso en días calurosos, la temperatura durante el trayecto sea, en general, agradable.

El recorrido se inicia descendiendo, pero poco dura la alegría en casa de los pobres. Toda la zona está recorrida por infinidad de cursos de agua, y el agua gotea y se desliza por todas partes. En un área bastante llana se ven las primeras cascadas, a cuyos pies el Baño de Diana es un remanso de paz.
Cascada de la Cola de Caballo, desde la Gruta Iris.
(JMBigas, Julio 2012)

Se continúa por la Cascada Trinidad y el mirador de la Cascada La Caprichosa, clásica en forma de velo de novia. Luego toca remontar hasta la parte superior de la cascada, para cruzar Los Vadillos (el río alborotado que ya ansía despeñarse) por un puente, hacia la parte superior de la Cascada de la Cola de Caballo, posiblemente la más famosa del Parque, que cae desde unos 50 metros de altura (según las informaciones oficiales). Toca descender por la Gruta Iris, en paralelo a la Cascada. El camino aquí es angosto y, aunque se esculpieron escalones y hay pasamanos, la bajada es un desafío para personas no muy ágiles. Finalmente se llega al pie de la cascada, que ocupa una rinconada, y el recorrido continúa hacia el área de piscicultura, donde se crían diversas especies de peces de agua dulce, especialmente algunas variedades de trucha.

El camino, bastante llano en esta zona, va rodeando la llamada Peña del Diablo, y bordea el Lago del Espejo. Se vuelve hacia la zona inicial, donde hay un pequeño monumento al fundador del parque, y zona de juegos infantiles. Toca abordar la parte final del recorrido, subiendo sin parar hasta recuperar el nivel de la partida. En mi caso, remontar mi sobrepeso, tras el cansancio de todo el recorrido, fue un desafío que me hizo maldecir en sánscrito.
En el área de piscicultura, abundan las truchas
(JMBigas, Julio 2012)

En la parte alta, ya próxima a la salida, hay una gran pradera despejada (esto es, a pleno Sol), donde a horas fijas se realiza un Espectáculo de Vuelo de Rapaces. El público se sienta en unos bancos que rodean la zona de vuelo, y se ruega que nadie se ponga de pie, pues algunos vuelos son muy rasantes. Las monitoras muestran el vuelo de diversas especies, que incluyen águilas, buitres, búhos, halcones,... e invitan a los espectadores que quieran a calzarse el guante especial para recibir a las aves. El espectáculo dura una media hora, pero no conseguí ninguna buena fotografía de los vuelos, aunque sí hay algunas escenas muy interesantes en el vídeo (de algo más de cinco minutos de duración) que he editado y subido a YouTube.

De vuelta a la zona de servicios (ya casi las dos de la tarde), tomé un tentempié en una de las cafeterías del recinto, haciendo tiempo hasta la siguiente visita planificada del Monasterio (ese día, a las tres y cuarto). Una guía de la Europa del Este, en pleno intercambio cultural, nos acompañó en el recorrido por el Monasterio (claustro, diversas dependencias, Museo del Vino, Museo de Carruajes, Iglesia -con posibilidad de descender a la cripta-, etc.). En conjunto, una media hora de visita. Aparte del claustro, muy bonito, la parte que más me llamó la atención fue la ruina digna de la iglesia, muy singular y característica.
Lago del Espejo
(JMBigas, Julio 2012)

Antes de abandonar el Parque del Monasterio de Piedra hice una visita a la tienda de recuerdos. Aparte de toda clase de dulces y, por supuesto, chocolates, así como los tradicionales recuerdos kitsch Made in China, también tienen a la venta una pequeña muestra de los vinos de la D.O. Calatayud, de la que forma parte el Monasterio.

Finalmente, tomé ya mi camino de vuelta a casa, hacia Madrid, pasadas las cuatro de la tarde, unas seis horas después de mi llegada por la mañana. Cansado, pero feliz, porque todo el entorno es idílico y bien merece una visita.
Claustro del Monasterio de Piedra
(JMBigas, Julio 2012)

Aparte de las fotografías que he escogido para ilustrar este artículo, podéis acceder a una completa colección de 64 fotografías (del Parque, del Monasterio y de las aves rapaces) pinchando en la foto de la cascada Cola de Caballo, así como al breve vídeo que os incluyo.

Monasterio de Piedra



El Monasterio de Piedra está a 105 km. de Zaragoza, a 229 km. de Madrid, a 417 km. de Barcelona y a 318 km. de Valencia. Si estáis por Zaragoza, no os lo perdáis. Pero bien merece el desvío desde otros lugares.

JMBA

2 comentarios:

  1. Me encanta revivir con estas imágenes, Jose Mari, un viaje que realicé hace un montón de lustros con mi padre a dicho paraje. Nos quedamos embelesados con la cascada Cola de Caballo y demás maravillas del lugar. Gracias a tu publicación, las he vuelto a vivenciar con la nostalgia del tiempo pasado y, claro, con el recuerdo de mi padre.

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  2. vaya sitio! debería llamarse el monasterio de agua en la piedra o algo así.
    Un saludo1

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