A perro flaco, todo se le vuelven pulgas. Y España, en estos tiempos, es un perro flaco, un perro MUY flaco. O, atendiendo a algunos sinónimos que sugiere el Instituto Cervantes, es una nave rota (A nave rota, todo tiempo es contrario) o simplemente una desgraciada (Para los desgraciados, todos los días son martes).
España está enferma, le falta ilusión. (Fuente: pensamientosrenovables) |
Sufrimos una crisis económica a la que no se le ve final. El volumen de la Deuda (tanto pública como privada) es monstruoso. Y su financiación está resultando carísima (la prima de riesgo lo ilustra), por falta de credibilidad de España en el entorno internacional.
La cifra (oficial) de desempleo es descabellada. De acuerdo a los datos conocidos este viernes, uno de cada cuatro españoles en edad y condiciones de trabajar, no tiene empleo. Y ya totalizan casi seis millones de ciudadanos. Y más de 1,7 millones de hogares en todo el país, tienen a todos sus miembros sin empleo.
Siguiendo la estela de la reducción de los ingresos (por el paro, pero también por la Reforma Laboral), el consumo se ha ido constriñendo a lo más básico e imprescindible. Los supermercados casi venden únicamente las marcas blancas, y su fuerte demanda ha provocado un cierto aumento de sus precios. Los productos gourmet o los de capricho se pudren en sus estantes, sin nadie que se decida a comprarlos (unos porque no se lo pueden permitir; otros porque nunca se sabe lo que podremos necesitar).
La decisión de cambiar de coche o de renovar los electrodomésticos del hogar se pospone sine die, solamente guiada por lo que resulta obligado (averías repetidas de la lavadora,...).
Los restaurantes de lujo se ven obligados a cerrar sus puertas, o a popularizarse a base de ofrecer menús del día económicos tanto para el almuerzo como para la cena, y durante el fin de semana.
En las calles comerciales de todas las ciudades de España abundan las tiendas cerradas y los letreros de Se Vende, Se Alquila o Se Traspasa.
Con todo lo dramáticas que son estas circunstancias económicas, la crisis más grave que estamos viviendo es la crisis de proyecto de país. Todos vivimos sumergidos en el cortoplacismo, en las tácticas más estrictas de pura supervivencia; donde el mes que viene es ya largo plazo y donde todo puede cambiar (a peor) en cualquier momento. Lo más dramático que esta crisis nos ha arrebatado a los ciudadanos es la ilusión, es la esperanza que da pensar que estamos trabajando y malviviendo para conseguir un futuro mejor para los ciudadanos, para el país y para las futuras generaciones. Malvivimos para, simplemente, sobrevivir.
La desesperanza se ceba en el alma cuando los padres ven cómo la vida de sus hijos será mucho peor que la suya, al revés de lo que ha sucedido en todo el período del que tenemos recuerdo vivo. Los peores sacrificios tienen su compensación cuando se tiene la esperanza de que el futuro será mejor.
Siendo gravísima la crisis económica que estamos sufriendo, que está marginalizando a crecientes capas de la población, que está forzando al exilio a nuestros jóvenes excelentemente preparados, que está evaporando los ahorros de las familias,... siendo gravísimo todo esto, la crisis más severa que sufre España y los españoles es la crisis de ilusión. Somos incapaces de visualizar un futuro por el que merezca la pena luchar.
Necesitaríamos estadistas visionarios, y sólo disponemos de políticos marrulleros, que se mueven en el muy corto plazo y que procuran para sí mismos y para sus círculos de interés. Necesitaríamos poder seguir el ejemplo de nuestros gobernantes, pero estos sólo nos brindan nuevos episodios de corruptelas, corrupciones e intereses espúreos. Y ello también incluye al Rey y a su familia. Recientemente se ha conocido una Declaración de Renta de su yerno (Iñaki Urdangarín), en la que declaraba salarios por 36.000 euros anuales, cuando La Caixa les había concedido una hipoteca de cinco millones de Euros (por el palacete de Pedralbes, en Barcelona), por la que tenían que pagar 52.000 Euros cada trimestre. Impresentable que se presentara, pero tampoco es de recibo que colara sin que nadie en la Agencia Tributaria siquiera pestañeara o que, por lo menos, no haya trascendido.
La única ilusión que nos queda, una isla tropical donde comer cocos y dormir a pierna suelta. (Fuente: defondos) |
Con esa desesperanza en el alma, con esa sensación de que el país no tiene ante sí un futuro brillante (ni siquiera aceptable) en toda la eternidad que somos capaces de vislumbrar, con esa falta absoluta de ilusión en un proyecto común, no sorprende que todos soñemos con un premio de la Lotería que nos permita irnos a alguna isla tropical, donde lo peor que pueda suceder es que un huracán se lleve volando la cabaña periódicamente.
Y tampoco sorprende demasiado que muchos piensen en proyectos alternativos de país, y se refuercen las reivindicaciones de secesión y de independencia. Con estos mimbres, es complicado convencerles de que fuera estarán peor.
Si en el corto plazo ni pueden garantizar empleo para todos, ni salarios dignos para los que tienen la suerte de tener empleo, ni coberturas sociales para los más vulnerables... por lo menos que nos den buenas dosis de ilusión en un proyecto común de país en el que podamos creer.
Hace meses, si no años, que no nos llega ninguna noticia positiva sobre España (salvo esos ocasionales, pero muy meritorios, éxitos deportivos, que nos narcotizan por un corto espacio de tiempo). Cada noticia sobre el paro es un nuevo mazazo. La prima de riesgo se mueve errática, pero siempre por las alturas. Cualquier indicio positivo sobre el futuro del PIB es rápidamente desmentido por la realidad. El Gobierno presenta unos Presupuestos Generales para el 2013 que ni ellos mismos se creen.
Es posible que la Unión Europea (y Alemania más en particular) nos estén utilizando de cabeza de turco, nos estén entregando a las fieras para que estas no muerdan en el cogollo. Porque parece que el sistema bancario alemán (básicamente las sparkasse y los landesbank) ocultan hasta un cuarto de billón (de los de aquí, o sea 250.000 millones) de euros en activos tóxicos. Pero de eso, nadie habla, y todo aparenta estar impoluto al este del Rin.
Sea como sea, la peor crisis que estamos sufriendo los ciudadanos es la de ilusión. Nadie se cree que los sacrificios de hoy nos lleven mañana, con el esfuerzo de todos, a nada mejor, sino a más sacrificios y a más ciudadanos abandonados a su (mala) suerte en las cunetas de la historia.
Y es que a perro flaco, todo se le vuelven pulgas.
JMBA
Totalmente de acuerdo en lo que dicesBigas. Excepto en una cosa: Yo sí estoy honestamente convencido de que en una Catalunya independent estaríamos (aún) peor (si cabe).
ResponderEliminarSólo tenemos que comparar a Mas con Rajoy ¿tienes claro cuál de los dos es peor? Personalmente, no me quedo con ninguno de los dos.
Un abrazo.
Santi