El viernes 2 de Agosto era ya mi último día por el noroeste de Italia, con base de operaciones en Turín. El sábado por la mañana tenía prevista la salida en el coche con dirección a la Provenza y fin de etapa en Aix-en-Provence.
Como ya había visitado todos los atractivos de Turín que me apetecía conocer, para el viernes preparé sobre la marcha una excursión a la preciosa zona del Lago di Como, al norte de Milán, en zona claramente prealpina.
El Lago de Como es uno de los principales de entre el conjunto de lagos que conforman la zona fronteriza italo-suiza. Tiene una extensión total de 146 kilómetros cuadrados, la forma de una Y griega invertida, con un brazo norte, y dos brazos hacia el sureste y el suroeste. Su máxima longitud es de 46 Km., su elevación sobre el nivel del mar es de 199 metros, y su profundidad media es de 154 metros.
Cualquiera que quiera conocer con cierto detenimiento el entorno del lago de Como debería pensar en buscar alojamiento, por lo menos un par de noches, en sus riberas, donde los hay de todas las categorías y precios, incluyendo algunos hoteles-mansión de Gran Lujo, y modestos hotelitos rurales. Desgraciadamente no era mi caso, pues planifiqué una excursión en el día, desde Turín, y con la idea de regresar a media tarde porque tenía todavía algunas gestiones que realizar ese día.
Por el estupendo sistema de autopistas (de peaje, por supuesto; en total 31,10€ para ida y vuelta) llegué a Como a media mañana. Como (pop. 83.016) está situado en el extremo sur del brazo suroeste del lago, y muy cerca de Chiasso, que es la frontera con Suiza. Crucé la ciudad, en dirección a la carretera SS583, que sigue la ribera este de ese brazo del lago.
La carretera es sinuosa y estrechita, por lo que el trayecto toma su tiempo. Que se merece, por otra parte, porque los paisajes del lago y de las montañas que lo rodean son sobrecogedores.
Seguí mi camino bordeando el lago hasta Nesso. Allí, la terracita de un restaurante, directamente sobre las riberas del lago, llamó mi atención. Como ya era pasado el mediodía, el gusanillo de un almuerzo en tan idílico lugar me venció. La Locanda Tre Rose es uno de esos hotelitos que bordean el lago. Además, tiene un restaurante muy correcto (y bastante económico).
En la zona había facilidad para el aparcamiento del coche (lo que es nada evidente en buena parte del recorrido), que aproveché.
Me senté en la terraza, disfrutando de las maravillosas vistas sobre el lago. Vi que publicitaban pescado del lago, y eso me tentó. Me dejé aconsejar, y me sirvieron unos deliciosos filetes de un pescado cuyo nombre no recuerdo. En ese entorno, una copita de vino blanco era absolutamente irrenunciable, por supuesto.
Comí muy a gusto, y aproveché para tomar algunas fotografías del lago, que por esa zona se veía algo cubierto de una cierta neblina o calima.
Una de las características del lago de Como es que prácticamente la totalidad de sus riberas están urbanizadas. Lo maravilloso del enclave y de sus paisajes resulta muy atractivo para gentes de todo el mundo. Incluso algunas estrellas de nivel internacional, como George Clooney, tienen casa o mansión en el lago de Como. Concretamente, este actor compró Villa Oleandra, una mansión de quince habitaciones, en Laglio, sobre la orilla oeste del brazo suroeste, bastante cerca de la propia ciudad de Como.
Tras comer muy a gusto, seguí camino por la misma carretera hacia Bellagio. Bellagio (pop. 2.945) está situado justo donde se juntan los tres brazos del lago, y es una de las poblaciones más atractivas en las riberas del Lago di Como. Hacia el norte se divisan ya las primeras cumbres alpinas.
Bellagio es un pueblecito boutique, con un fuerte atractivo turístico. El paseo que bordea el lago está espléndidamente decorado, con parterres, flores y esculturas. Y hay infinidad de hoteles y mansiones por la zona.
Dejé el coche en un aparcamiento municipal (a la entrada del pueblo; de pago), y paseé tranquilamente por los pocos cientos de metros que lo separan del centro neurálgico de Bellagio, en el entorno de la estación marítima para los ferries que cruzan el lago. Ese paseo, bordeando prácticamente el agua, es un imperdible para el viajero que visite Bellagio.
Desde la estación marítima hay varios servicios que permiten cruzar a peatones y vehículos hacia las otras riberas del lago, ahorrando muchos kilómetros respecto al itinerario alternativo, siguiendo las carreteras ribereñas. En particular, hay servicios hacia Menaggio (en la orilla oeste, desde donde, circulando hacia el oeste por la SS340, se llega al lago de Lugano, la frontera suiza y la propia ciudad de Lugano) y también hacia Varenna, en la orilla este.
En el centro de Bellagio hay varios hoteles y bastantes restaurantes, algunos de ellos con terrazas instaladas directamente sobre el agua. Sospecho, eso sí, que bastante menos económicos que mi terracita de Nesso. También, por supuesto, hay varias tiendas que venden productos de artesanía y para regalo, muy dirigidas a los turistas y visitantes. Ese día había también un pequeño mercadillo callejero, donde comprar, por ejemplo, algunos souvenirs (de dudoso gusto, como resulta, desgraciadamente, habitual). Compré allí un pequeño cenicero de recuerdo.
El día era muy caluroso. La chiquita que me lo vendió, como me dirigí a ella en un italiano bastante decidido, se explayó con el calor, e incluso me contó las fatigas que esos días calurosos provocaban en su casa. Supongo que estaba habituada a tratar con extranjeros (ingleses o alemanes, principalmente), y la diferencia le llegó al corazón.
Tras un breve paseo por el centro de Bellagio, seguí camino en el coche por la SS583, descendiendo ahora por la orilla oeste del brazo sureste del lago. Por allí hay pequeñas zonas habilitadas como playas en el lago, que estaban atestadas de bañistas, luchando contra el calor. Por ejemplo, en Oliveto Lario.
En el extremo sur de ese brazo del lago está la población de Lecco (pop. 47.791), que limita al este con los llamados Alpes lombardos. De hecho, esa zona del lago se conoce a menudo como Lago di Lecco.
Como quería regresar a Turín con tiempo para realizar algunas compras, tomé ya desde Lecco el camino de vuelta. En resumen, una jornada para disfrutar de los maravillosos paisajes que rodean al Lago di Como, y para anotarse como tarea pendiente una visita más prolongada a la zona en otro momento del futuro.
Cualquier visitante de Milán que disponga de un día libre, debería considerar visitar el Lago di Como. Aunque la mejor opción es disponer de automóvil particular, se puede llegar hasta Como en ferrocarril. Sea a la estación central (Como S. Giovanni), o a la estación Como Nord Lago (en poco más de una hora desde Milano Nord-Cadorna, con frecuencias cada media hora), al lado de la propia orilla del lago. Junto a esa estación hay un servicio de autobuses que permiten llegar hasta Bellagio en algo más de una hora (el servicio C30).
Aparte de las imágenes que he seleccionado para ilustrar este capítulo, podéis acceder a una completa colección de 50 fotografías sobre el Lago di Como, pinchando en la siguiente imagen.
También podéis ver este breve vídeo con imágenes de mi excursión.
JMBA
Aparte de las imágenes que he seleccionado para ilustrar este capítulo, podéis acceder a una completa colección de 50 fotografías sobre el Lago di Como, pinchando en la siguiente imagen.
Lago di Como |
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