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jueves, 1 de diciembre de 2011

Recortes, Ajustes, Impuestos,... ¡¡¡Tasas!!!

Dale un bisturí a un mono, y en poco tiempo estará ya cortando de todo... si no ha montado un baño con su propia sangre, claro.
(Fuente: cascohistorico)

Cuando se trata de equilibrar las cuentas públicas, parece que el único remedio que se les ocurre a nuestros políticos es recortar y ajustar. Como los sastres, cada vez que toman medidas, existe una elevada probabilidad de que nos acaben tocando las partes sensibles.

Los impuestos parece que tienen muy mala prensa, y todos se esconden y evitan decir que van a proponer subir los impuestos. El discurso oficial del PP está siendo impecable: Las Arcas públicas necesitan más ingresos, y estos deben venir de una reactivación de la economía. Más empleo, más cotizantes, etc. etc. Impecable, si no fuera porque las cifras del empleo no paran de deteriorarse.

Pero parece que han descubierto una panacea: ¡¡¡las Tasas!!!. En el entorno de la política fiscal, se entiende por tasas aquellos pagos exigidos por la Administración a los ciudadanos a cambio de algún servicio específico prestado por la propia Administración. Pagamos tasas cuando nos renovamos el DNI o el permiso de conducción, o el pasaporte, o los que tramitan un permiso de caza, o por el uso de los aeropuertos, y así hasta el infinito. Algunos ayuntamientos se han inventado la famosa TRU (Tasa de Residuos Urbanos) que no deja de ser un impuesto camuflado. Porque mientras que los impuestos se distribuyen entre la población de acuerdo a sus actividades económicas (rentas, consumo, patrimonio, etc.), y sirven para rellenar la partida de Ingresos del Presupuesto del Estado, las tasas deberían repercutirse en función del servicio solicitado y recibido por el ciudadano.

En Madrid, la TRU ya se junta con el IBI en el santoral pagano (de pagar) del mes de Noviembre. Mientras mi plaza de parking tenga que pagar Tasa de Residuos Urbanos, seguiré llamándole Impuesto Encubierto.

Estos días se ha empezado a hablar de crear nuevas tasas para el uso de las carreteras y autovías del país. Algunos hablan de crear nuevos peajes para todas las autovías, mientras otros piensan en la creación de una Tasa General por el uso de las carreteras, que acabaría siendo una viñeta de compra obligada por todos los automovilistas (autobuseros, camioneros,...) nacionales o visitantes. Sería un pago anual que daría derecho a circular por las carreteras del país (las que no tengan, además, un peaje específico, se entiende).
Viñeta suiza para circular por sus autovías durante 2010.
(Fuente: segundamano)

Algunos países ya tienen una tasa de este estilo. Es famosa la de Suiza, que si no compras la viñeta en la frontera, los aduaneros pueden ponerse bastante desagradables. Parece que algún otro país también la tiene, incluso con limitación de número de kilómetros anual de recorrido. No sé muy bien cómo deben controlar eso.

Parece que, por fin, los políticos se han dado cuenta de que la inversión en construir algo nuevo es una parte pequeña del coste total de esa infraestructura en el plazo de, digamos, treinta años. Hay que mantenerlo, conservarlo, vigilarlo, en el caso de las carreteras, asegurar la vialidad invernal, etc. etc. Recientemente, el Ministerio de Fomento ha licitado algún tramo nuevo de autovía buscando un concesionario privado, que se encargue de su construcción, operación y mantenimiento durante un cierto período de tiempo. A cambio de un pago anual del Estado durante ese período. Para un coste de construcción de, digamos, trescientos millones de euros, la factura a lo largo de treinta años acaba siendo cinco veces ese importe, o incluso más.

La viñeta como recibo del pago de una tasa anual por el uso de las carreteras podría estar a la vuelta de la esquina. Claro que su implantación presenta algunos problemas serios de índole práctica. Para empezar, controlar que todo vehículo que circule disponga de ella es ya un desafío bastante colosal. Londres lo ha conseguido con su Tasa de Congestión Urbana, pero hablamos de una geografía limitada y un perímetro definido. Además no tienen ni viñeta, sino un Gran Hermanocon miles de cámaras que controlan en sus ordenadores si un coche circulando por el centro está al corriente de su CC (Congestion Charge).

El segundo desafío es que su principal ventaja sería que lo tuvieran que pagar los visitantes, los turistas. Pero eso sería un inhibidor del turismo en automóvil hacia España, y el sector lloraría amargamente, como cuando se implantó la ecotasa en Baleares y cosas así. Y los que alquilan automóviles, deberían añadir la tasa a sus facturas.

Para evitar más problemas, tendría que ser una tasa igual en todos los países de la Unión Europea. Gestionada por cada país, pero válida en todo el territorio. Sólo los extracomunitarios, al ingresar por una frontera exterior, deberían comprar la viñeta correspondiente. Los ciudadanos de la UE, con nuestra viñeta nacional, deberíamos poder movernos con libertad por todo el territorio de la Unión.

Pero, ¿qué importe debería tener?. Porque, por ejemplo, 200 Euros anuales podría ser razonable para que un alemán disfrutase de las autopistas de su país durante todo el año, y de las de otros países de la UE durante sus vacaciones, pero sería una enormidad para los portugueses o los ciudadanos de otros países.

Como la recaudación sería nacional, habría que prever algunas compensaciones. Francia se quejaría de que media Europa transita por su territorio para alcanzar las playas de España o de Italia, o para que las hortalizas del Sur alcancen los mercados del Norte. Y que todos contienen el aliento para intentar que el combustible les alcance hasta más allá de sus fronteras. España se quejaría de que todos los magrebíes residentes en otros países de la UE cruzan su territorio dos veces en verano, para alcanzar su tierra natal. Los alemanes se quejarían de que esos locos latinos les inundan sus autopistas, y que acabarán teniendo que limitar la velocidad. Los irlandeses dirían que la tasa es muy cara, y que ellos casi no salen de su isla en coche, y los británicos fruncirían ligeramente el ceño, como quien huele algo desagradable que procede de esos locos que conducen por el otro lado de la carretera. Y todos reclamarían su parte a los países con fronteras exteriores.
Cabina de peaje en una carretera
(Fuente: eldiario24)

Una tasa paneuropea de ese estilo supondría demasiados problemas prácticos. Por ello, me temo que estamos condenados a ver florecer cabinas de peaje en la gran mayoría de nuestras flamantes autovías. Claro que en algunas, con muy escaso tráfico, igual ni eso resultaría rentable.

El principio de las tasas es que el servicio lo pague quien lo utiliza. Ese camino no tiene final. Y se pueden crear tasas por el uso de la sanidad o la educación pública, y así con todo.

Los que vivimos en Comunidad de Propietarios sabemos por experiencia que, en alguna de las primeras Juntas siempre, siempre, se plantea el tema de que los vecinos de los bajos no quieren pagar el ascensor. O el que vive solo intenta esquivar su contribución a los gastos de la piscina comunitaria, que apenas usa.

Me parece que los impuestos pueden ser mucho más justos que las tasas. Y no debemos aceptar que nos inunden de tasas sólo porque, ante las Elecciones, todos prometieron que no iban a subir los impuestos.

Cuidado con las tasas, porque, conceptualmente, la tasa y el copago es la misma cosa. Por ese camino, ya es imparable la evolución hacia un Estado reducido a su mínima expresión, que se convierte en una empresa que organiza la prestación de ciertos servicios y cobra por ello. O subcontrata a empresas privadas para que lo hagan. Todo el mundo debe pagar por lo que utiliza. La sublimación del Estado neoliberal.

Y el que no pueda pagar, ah, se siente.

JMBA

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho este artículo. Como vivo en Bélgica, tenemos el mismo problema de tasas a la búsqueda de "euros". Es un buen tema para una conversación, ¿no?
    Cordialmente,
    Lea

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