Le Marais (las marismas o los pantanos) es un barrio histórico de París, aunque no administrativo (ya que está a caballo entre los distritos - arrondissements - 3º y 4º de la capital).
Sus límites son algo difusos, pero se ubica en la orilla derecha del Sena, frente a la Isla de Saint Louis. Al norte lo limita la rue de Bretagne, al sur el río, por el oeste se desemboca a la zona del Centro Georges Pompidou, mientras que al este termina en los grandes bulevares que rodean la Plaza de la Bastilla. Su lugar más emblemático es la Place des Vosges.
Inicialmente zona inundable (pantanosa), fue originariamente ocupado por las órdenes religiosas (entre ellas, la Orden del Temple) en el siglo XII. El cambio de la fisonomía del Marais tuvo su origen en un hecho luctuoso. Cerca del emplazamiento actual de la Place des Vosges, el rey Enrique II celebraba los esponsales de su hija Isabel con Felipe II de España (1559). En un combate con el capitán de su guardia escocesa, este le clavó una lanza en el ojo, herida de la que acabó muriendo, entre terribles sufrimientos, diez días después.
En 1605 se decidió construir sobre ese emplazamiento (Hôtel des Tournelles) la que hoy es la plaza más antigua de París, que se inauguró en 1612, bajo el nombre de Place Royale, con motivo del matrimonio entre el rey Luis XIII y Ana de Austria. Toda la zona se convirtió en residencia para la nobleza, lo que dio lugar a la construcción de muchas mansiones (u hoteles particulares), los llamados Hôtel. Muchos de ellos siguen en pie en el barrio. Algunos se han convertido en museos (como el Musée Carnavalet o el Musée Picasso), mientras que otros son sede de institutos u organismos oficiales.
A mediados del siglo XVIII, la nobleza se desplaza hacia zonas más despejadas de la capital, como el faubourg Saint Honoré o el faubourg Saint Germain. El barrio pasa a ser ocupado por artesanos y obreros, que construyen talleres o pequeñas fábricas en algunos de esos hotelitos particulares.
El barrio sobrevivió incólume a los grandes trabajos de renovación urbana llevada a cabo en el siglo XIX, el estilo Haussmann, que remozó por completo los grandes bulevares, y destruyó muchos edificios y viviendas más antiguos, considerados insalubres o inseguros. Pero el Marais preservó su encanto de siempre.
La square Léopold-Achille, una de los muchos espacios ajardinados que hay en el Marais. (JMBigas, Marzo 2012) |
En 1969, el famoso escritor y aventurero André Malraux, a la sazón Ministro de Cultura, lanzó un plan de salvamento y preservación para el barrio, que sigue en vigor en la actualidad. Esto ha permitido mantener el entorno urbano y el ambiente tradicional de este barrio singular, con sus calles estrechas, sus grandes mansiones y la monumental plaza (casi) cuadrada, des Vosges.
En torno a la rue des Rosiers, se instalaron en la primera mitad del siglo XX un gran número de judíos procedentes de Europa del Este (los ashkenazi). A pesar de sufrir persecuciones sin fin durante la ocupación alemana de París, en la actualidad vive en la zona una importante comunidad judía.
Al norte del barrio hay una zona habitada principalmente por chinos (en torno a la Rue au Maire), donde se instalaron los miles de nativos de la provincia de Wenzhou que acudieron a Francia durante la Primera Guerra Mundial, para aportar mano de obra en la retaguardia.
En los años 80 también se desarrolló en Le Marais un barrio gay, en torno a la rue Sainte-Croix-de-la-Bretonnerie, del que quedan trazas en la actualidad.
Especialmente por sus bellos palacios y mansiones, por la zona judía (donde hay muchos comercios gastronómicos y textiles de tradición hebrea) y por la magnífica Place des Vosges, todo el Marais constituye una atraccion turística muy frecuentada por los visitantes de París.
De mis visitas a París (muchas por motivos laborales, con muy poquito tiempo libre) conocía alguna zona de le Marais. Pero en mi última visita (a finales de Marzo) decidí dedicarle un sábado por la mañana al barrio. Consulté diversas rutas, y me construí la mía, que os paso a relatar.
Accedí al Marais en Metro, por la estación Filles du Calvaire (situada en el boulevard du Temple, al noreste). Frente a ella está el singular edificio del Cirque d'Hiver (Circo de Invierno), construido en 1852, y llamado en otras épocas Cirque Napoléon. Su planta de apariencia circular, es realmente un polígono de veinte lados. Actualmente tiene capacidad para 1.650 espectadores.
Por la rue des Filles du Calvaire, me adentré en el barrio del Marais. En la rue de Turenne giré hacia la izquierda, y seguí la calle hasta la iglesia de Saint-Denys-du-Saint-Sacrement, construida en 1835 en estilo neoclásico.
Frente a la iglesia, tomé por la callecita llamada du Roi-Doré, y luego a la izquierda por la rue de Thorigny. Allí está el Hôtel Salé, que es la sede del Museo Picasso de París. Desafortunadamente, el edificio está en plenas obras de rehabilitación en la actualidad, y el Museo cerrado al público.
En la minúscula Place Thorigny, tomé a la izquierda por la rue du Parc Royal, hasta la esquina de la rue Payenne. En esta zona abundan las mansiones y hotelitos particulares. Sobre la esquina hay una de las muchas plazas ajardinadas que siembran el Marais, como herencia de los jardines de las antiguas mansiones, que pasaron en algún momento a control municipal. Allí está la Square Léopold-Achille (ideal para una breve pausa), y un poco más abajo por la rue Payenne, la Square Georges Cain. En el centro de esta zona de remanso, hay una estatua de Aristide Maillol, una mujer llamada Île de France. Frente a ella está el Hôtel de Marle (11, rue Payenne), que es actualmente la sede del Instituto Sueco de París.
Por la rue Payenne pasé junto a los maravillosos jardines del Hôtel Donon, actual sede del Musée Cognacq-Jay. Un poco más abajo se llega a la rue Francs-Bourgeois, una de las arterias principales del Marais (calle estrechita, de todos modos). Seguí de frente por la rue Pavée, pasando junto a la Biblioteca Histórica de la Ciudad de París (24, rue Pavée), que ocupa el antiguo Hôtel Lamoignon. Un poco más, y a la derecha. Ya estamos en la rue des Rosiers, el centro del barrio judío del Marais. Allí se pueden ver colas en la calle frente a los establecimientos que ofrecen especialidades culinarias hebreas, así como comercios de todas clases, orientados a la clientela judía.
Al final de la rue des Rosiers, se llega a la rue vieille du Temple. No seguí por ahí, sino que volví atrás por la misma calle, para recuperar la rue des Francs Bourgeois, en dirección a la Place des Vosges. Junto a la rue Payenne está el Musée Carnavalet, que ocupa el propio Hôtel Carnavalet y el vecino Hôtel Le Peletier de Saint-Fargeau.
Al cruzar la rue de Sevigné se puede ver, en la lejanía, la iglesia de Saint-Paul Saint-Louis. La rue des Francs Bourgeois desemboca en la Place des Vosges, la auténtica joya del Marais, clasificada como Monumento Histórico desde 1954. Inaugurada en 1612 bajo el nombre de Place Royale, tuvo diversos nombres durante la Revolución Francesa. Su nombre actual se le dio en 1800, en agradecimiento al departamento de Vosges (en el noreste de Francia, cerca de Alsacia), por ser el primero que aceptó pagar los nuevos impuestos de la Revolución. Durante el siglo XIX cambió varias veces de nombre; incluso llegó a llamarse Place de la Republique en 1830.
En las lujosas residencias que rodean la plaza vivió, por ejemplo, Victor Hugo, y tiene actualmente su residencia parisina Dominique Strauss-Kahn, tristemente famoso por los incidentes en el Sofitel de Nueva York, en Mayo de 2011, y otrora candidato in pectore del socialismo francés a la Presidencia de la República.
A pesar de ser sólo finales de Marzo, el día era prácticamente veraniego, y había muchísima gente paseando, tomando el sol y jugando en los jardines del centro de la plaza. Allí está también el monumento al rey Luis XIII.
Bajo los soportales de la Place des Vosges hay infinidad de pequeños restaurantes con terrazas (si el tiempo lo permite). Son, en general, recomendables por el entorno y la cocina, pero nada baratos, eso sí.
Como ya era hora para el almuerzo, aproveché una mesita bajo los soportales y frente a la plaza en uno de ellos, para un descanso gastronómico.
Saliendo de la plaza por su extremo suroeste, se accede directamente a los maravillosos jardines del Hôtel de Sully. Como no podía ser de otra forma, había obras de rehabilitación parcial en el edificio, con su parafernalia habitual de andamios y paneles informando de lo que se va a hacer y quién lo paga.
Saliendo del complejo del Hôtel de Sully, se llega directamente a la rue Saint-Antoine, que es la prolongación natural de la rue de Rivoli, que discurre más o menos paralela al río, y que conduce a la plaza de la Bastilla. En dirección contraria, y hacia el Sena, se delimitaron unas cuantas manzanas (junto a la rue Saint-Paul) para crear un conjunto peatonal conocido como Village Saint-Paul, una concentración de pequeños comercios de antigüedades, curiosidades y diseño. Por uno de sus accesos, la rue des Jardins Saint-Paul, se tiene otra vista de la iglesia Saint-Paul Saint-Louis, y se accede, en dirección contraria, a los quais junto al Sena. Siguiendo un poco por la rue du Figuier, se puede ver el maravilloso Hôtel des Archevêques de Sens, con sus características torres rematadas por conos de pizarra.
Desde esa zona, frente al extremo de la isla de Saint-Louis, se tienen unas preciosas vistas de la Catedral de Notre Dame, en una perspectiva poco habitual.
Seguí en dirección al Pont Morland, el acceso al curioso puerto deportivo (Port de Plaisance) de Paris-Arsenal, con la columna de la plaza de la Bastilla al fondo. Junto al río, en la Esplanade des Villes, hay zonas habilitadas para patinadores (cuando pasé por ahí, había toda una clase de niños de 4-5 años, con sus patines, vigilados por los correspondientes monitores).
Seguí un poco junto al río, hasta llegar a la estación de Metro de Quai de la Rapée, que está frente a la Estación de Austerlitz, al otro lado del río. Allí di por finalizada mi promenade por el Marais.
En conjunto, un interesante paseo que, a ritmo tranquilo, puede tomar unas tres horas (sin visitas). Cualquiera que pase unos cuantos días en París volverá sin duda al Marais, para visitar, por ejemplo, alguno de sus extraordinarios museos, o para relajarse, comer o cenar en la Place des Vosges.
He seleccionado unas pocas fotografías para ilustrar este artículo. Pero disponéis de una completa colección de 50 imágenes de todo el recorrido, en Picasa, pinchando en la foto de la Place des Vosges.
Viajero, pon el Marais en tu agenda para tu próxima visita a París.
JMBA
Será una tontería pero he enviado tu artículo a "mi gestor personal" de Bankia.
ResponderEliminarCoy Antino