A finales de Marzo de 2013, tras viajar a Londres (ya os comenté mis visitas a The Shard y a la Pequeña Venecia) y luego a Bruselas (también os comenté mi estancia allí), la siguiente etapa fue Frankfurt, en Alemania, a las orillas del río Main.
El Dom (o catedral oficiosa) de Francfort, junto al río Main. Vista desde la terraza panorámica de la Main Tower. (JMBigas, Marzo 2013) |
Había comprado por Internet un billete de ferrocarril ICE Bruselas-Frankfurt (unas tres horas de recorrido). Para ello, utilicé la web de los ferrocarriles belgas. Resultó relativamente caro, ya que pagué 83€. Los precios, como ya viene siendo habitual, varían con la temporada y el horario.
La salida estaba prevista desde la estación Bruxelles-Midi para las 10.25 horas de la mañana del viernes 22 de Marzo. Recién inaugurada la primavera, pero todavía con fríos bastante glaciales por el centro de Europa. La mañana estaba soleada, pero fresquita.
Como había pernoctado en el Hotel Ibis Brussels Centre Gare Midi, me bastó cruzar con el equipaje la Avenue de Fonsny para entrar directamente en la gran Estación del Sur de Bruselas.
Nunca había viajado en un tren alemán ICE, el material más moderno para la alta velocidad. Si bien son muy confortables, me sorprendió la total carencia de espacio destinado específicamente para el equipaje voluminoso, en el extremo de los vagones. Ello provoca situaciones un poco bufas, como la pretensión de depositar en la repisa sobre los asientos bultos claramente demasiado grandes y pesados para esa zona, o la acumulación de maletas y bolsas por los pasillos, dificultando la movilidad de los propios pasajeros.
El momento mágico en que se ve la maravillosa Catedral gótica de Colonia, justo a la salida en el tren de Köln HBF. (JMBigas, Mayo 2013) |
El trayecto entre Bruselas y Frankfurt tiene un momento mágico, tras la parada en la Estación Central de Colonia (Köln HBF). Justo cuando el tren se pone en movimiento para seguir viaje, hacia atrás y a la derecha en el sentido de la marcha, se tiene una vista maravillosa de la conocidísima y preciosa Catedral gótica de Colonia. Un momento después, se cruza el Rhin por el gran puente ferroviario.
Llegamos a Frankfurt HBF (la gigantesca Estación Central de Frankfurt, Hauptbanhof) a la hora prevista (las 13.25). La primera sorpresa fue que en el propio andén (realmente, en todos los andenes de la estación), por donde el pasaje que acaba de abandonar el tren se dirige hacia el bloque principal de la estación y la calle, había una zona delimitada, sin más, en el suelo, para los fumadores. Hasta ese momento, todos los terminales de aeropuerto y estaciones ferroviarias que había visitado eran integralmente espacios sin humo. En fin, aproveché la ocasión para fumar un cigarrito tras más de tres horas de abstinencia.
Había previsto una estancia en Frankfurt de unas 48 horas. Para el domingo al mediodía tenía billete para un tren con el que viajaría hacia París. Era consciente de que Frankfurt-am-Main, a pesar de ser la capital económica de Europa, ya que ahí reside el Banco Central Europeo, el Bundesbank y la poderosa Bolsa de Frankfurt, sus alicientes para el turista son más bien limitados. Frankfurt es una ciudad de unos 700.000 habitantes, pero su talante es el de una capital de provincia grande. Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando fue finalmente escogida Bonn como capital de la República Federal de Alemania, Frankfurt podría haberse convertido en la capital del país, pero eso nunca sucedió.
Por ello, había preparado una excursión en tren para el sábado que me llevaría a visitar la próxima ciudad de Heidelberg (ya os contaré los detalles en otra ocasión). Mi estancia en Frankfurt iba a radicar, pues, en las proximidades de la Estación Central. Por ello, y creo que con buen criterio, escogí un hotel muy próximo, al que poder llegar sin más que un breve paseo. Escogí el Leonardo Hotel Frankfurt City Center, un hotel de gama media, ubicado en Münchener Strasse, que es una de las calles principales que desembocan en la explanada frente a la HBF. Desde que bajé del tren, un paseíto de escasamente cinco minutos. Había estado unos años antes en un hotel de la misma cadena en Charleroi (Bélgica) y me pareció que ofrecen una buena relación calidad-precio.
Incluyendo el desayuno (un buffet más que correcto), conseguí una reserva por dos noches por muy poco más de 100€. El único inconveniente del hotel es que la conexión WiFi es de pago aparte y no está incluida en la tarifa del hotel. Eso sí, para urgencias puntuales, hay en la primera planta un Business Corner con un par de ordenadores conectados a libre disposición de los huéspedes.
Rascacielos junto a Taunusanlage. La torre negra con la antena es la Main Tower. (JMBigas, Marzo 2013) |
Para facilitar la movilidad (y también la comodidad) por la ciudad, compré un billete de 24 horas (Tageskarte Erwachsene - Adulto -) por 6.40€. Con ese billete se puede utilizar libremente durante todo el día la red completa de tranvías, autobuses, metro (U-Bahn) y trenes de cercanías (S-Bahn), dentro de los límites de la ciudad de Frankfurt.
La visita que no quería perderme era la terraza panorámica en lo alto de la Main Tower. Este rascacielos, completado en 1999, ya forma parte del skyline de la ciudad de Frankfurt. Tiene una altura de 200 metros (56 pisos sobre el terreno, más cinco pisos subterráneos) y hasta 240 metros, incluyendo la colosal antena que surge de su tejado. Es un edificio de oficinas (la sede de varios bancos y hasta de una cadena de televisión), que tiene una terraza panorámica de acceso público.
La torre está situada en una zona de oficinas (Neue Mainzer Strasse, 52-58), muy próxima a la estación S-Bahn de Taunusanlage. Desde la HBF, basta tomar cualquier línea (S1-9) en dirección a Innenstadt y bajar en la primera estación.
Para acceder a la terraza, hay que comprar un ticket (5€) en la recepción de la planta baja. Se pasa un control de seguridad y se accede a los ascensores que, viajando a una velocidad de hasta 18 Km/h, te suben al nivel de la terraza panorámica. El mirador, al aire libre, aporta visibilidad de 360º sobre toda la ciudad de Frankfurt y sus alrededores. El eje de la ciudad es el río Main, en torno al que se articula. En la orilla norte está la pequeña zona del casco antiguo (conocida genéricamente como Römer - Romanos -) donde está el Dom, la catedral de Frankfurt.
Rascacielos de Francfort. Al fondo, en pico, la Messeturm (Torre de la Feria). (JMBigas, Marzo 2013) |
Alrededor de la terraza hay múltiples paneles fotográficos, en los que se identifican al detalle la mayoría de los edificios singulares que se divisan desde ella. En la tarde de viernes que subí a la Torre, el día estaba bastante claro, a pesar de ser más bien fresquito, con lo que las vistas (y las tomas fotográficas que pude conseguir) fueron bastante completas.
De entre todo lo que se divisa desde ese mirador, yo destacaría el entorno del río Main (especialmente el casco antiguo de la ciudad), el conjunto de rascacielos (sede de Bancos y grandes compañías), las lejanas Fernsehturm (Torre de la Televisión) y Messeturm (Torre de la Feria). Y, muy especialmente, el complejo de la Estación Central, con sus múltiples bóvedas y la impresionante playa de raíles de aproximación.
La Main Tower ofrece algunos arreglos muy convenientes para celebrar bodas en ella. Cuando terminaba mi visita a la terraza, apareció todo un cortejo nupcial, con la novia de blanco y una cohorte de invitados endomingados. Todos con muchas ganas de fiesta.
La Main Tower no tiene propiamente una tienda de souvenirs, aunque en la planta baja hay un expositor con varios objetos alusivos a la Torre, que supongo se podrán comprar en la propia Recepción.
De nuevo al nivel de la calle, anduve dos o tres cuadras hasta Willy-Brandt Platz, donde tomé un tranvía hacia el centro (Dom/Römer), que está bastante próximo.
El núcleo histórico de Frankfurt es una estrecha franja (peatonal), entre la Berliner Strasse y el río Main. Llegando allí, me entró un poco de hambre. Localicé un barecito (el Alten Limpurg am Römer) que ofrecía diversos tipos de salchichas y demás. Me metí y allí encontré la segunda sorpresa: en el local se podía fumar libremente. Pedí un bocadillo de Bockwurst (un tipo de salchicha bastante gruesa y nutritiva) con una cerveza, amenizando la espera con un cigarrito. La cuenta fue más que modesta: 5,70€.
Paseé por toda la zona, hasta el río y luego hacia el Dom. El Dom es realmente la Iglesia de San Bartolomé, aunque se tiene como la catedral oficiosa de Frankfurt. Realmente, Frankfurt nunca ha sido una diócesis con derecho a Catedral. En cualquier caso, nada que resulte artísticamente impresionante.
Desde esa zona del Römer me dirigí hacia la principal arteria comercial de Frankfurt: el Zeil. En el camino, tuve la ocasión de realizar una visita muy interesante a un mercado popular (el KleinMarktHalle), con una variada y selecta oferta de toda clase de alimentos. Con especial énfasis, claro, en carnes y salchichas de todos los formatos, tamaños y colores.
El Zeil es una gran avenida peatonal, jalonada de tiendas y Grandes Almacenes. Ese viernes por la tarde había una multitud de gente por la zona, de compras o, al menos, mirando por los diversos comercios. Yo visité la sección de Librería de una de las grandes tiendas. Pero tantos libros en alemán me acabaron echando para atrás.
Desde Hauptwache, un nudo importante en el transporte urbano de Frankfurt, volví a la HBF en un U-Bahn. Como llegué al bloque principal de la estación, una librería gigante (Schmitt und Hahn) me tentó con una amplia oferta de libros en inglés. Entre otros, compré uno escrito por un historiador inglés (Richard Bessel), titulado Germany 1945. From War to Peace. Es decir, la historia de esa Alemania recién salida del delirio nazi, y su espinoso camino hacia la paz y la recuperación (nacional, política y económica).
De vuelta al hotel, para cenar, me apetecía un restaurante italiano. Pregunté por alguno en la recepción del hotel, y me recomendaron la Pizzería Mesina, a un par de manzanas del hotel (Elbestrasse, 14). Resultó ser un típico restaurante italiano fuera de Italia, que se esfuerza en aportar un tipismo ciertamente kitsch. Escogí un Schnitzel Milanese, es decir, una clásica Milanesa, enorme y excelente. Acompañada con una jarra de vino tinto Montepulciano, acabó siendo una cena muy agradable.
Como es habitual en las cercanías de las grandes estaciones ferroviarias, por esas calles hay diversas tiendas de conveniencia, abiertas hasta altas horas de la noche, donde se puede comprar un poco de todo (sandwiches, pan, embutidos, prensa, refrescos, cervezas, botellines de ron o whisky, etc. etc.). Compré lo necesario para poder tomar un Cuba Libre en la habitación del hotel, antes de echarme a dormir.
El sábado por la mañana tomé un tren hacia Heidelberg, pero esa excursión ya os la contaré en otra ocasión. Por la tarde volví a Frankfurt, cansado y con mucha hambre (prácticamente no había comido nada a la hora del almuerzo). Decidí pasearme por las cercanías del hotel (por la Kaiserstrasse, la principal avenida que desemboca en la HBF). Finalmente me metí para cenar en un local de diseño llamado BonaMente (Kaiserstrasse, 51). Se presenta como una SteakHouse y ofrece, principalmente, carnes selectas. Aunque también pretende tener un cierto toque español (steaks, tapas).
Escogí una carne y sucumbí al jamón ibérico que ofrecía la carta, como entrante. Lógicamente, acabó siendo un jamón mediocre, pero bueno, me trajo un cierto recuerdo de casa. Escogí un Merlot chileno, muy correcto. Al final, la cuenta resultó dolorosa, al tener que añadir a un total ya abultado el cargo por servicio que el camarero (muy profesional) alegaba que no estaba incluido en la factura. En esos casos, en general, no me apetece discutir.
Explanada frente a la Estación Central de Francfort (Frankfurt HBF - Hauptbanhof) (JMBigas, Marzo 2013) |
Para el domingo al mediodía, debía tomar un tren en la HBF a la una de la tarde, en dirección a París. Por la mañana tenía interés en acercarme al río, para ver si había alguna oferta para dar un paseo en barco y ver la ciudad desde el agua.
Me acerqué de nuevo a Römer, y de allí hacia el río Main, por la zona de la pasarela peatonal (Eiserner Steg). La mañana estaba fría, fría, y el viento a esa temperatura te cortaba el aliento. Vi una compañía que publicitaba (sin público alguno, que el tiempo estaba muy desapacible) un paseo por el Main, pero me echó para atrás el frío. Si ya en tierra firme la supervivencia se hacía complicada, imaginarme en medio del río con ese viento frío me desmoralizó, y abandoné la idea original.
Para pasar el tiempo que me sobraba hasta la hora de mi tren, tomé un tranvía hacia la HBF, y seguí en él cruzando a la orilla sur del río, y a los diversos barrios totalmente residenciales en esa zona. Hasta que me bajé y tomé otro en dirección contraria, para pasar por el hotel y recoger el equipaje, y meterme en la HBF para abordar el ICE en dirección a la estación de Paris-Est. Un viaje de casi cuatro horas, por Kaiserslautern y Saarbrücken, hasta cruzar a Francia e integrarse en la red de Alta Velocidad TGV-Est.
En resumen, una breve estancia en Frankfurt, que me permitió hacerme una idea bastante cabal de esa ciudad alemana que siempre está en el centro de todas las polémicas económicas dentro de la Unión Europea.
Aparte de las fotografías que he escogido para ilustrar este artículo, podéis acceder a una colección más completa, de 45 fotografías, que ilustran la panorámica de la ciudad. Basta pinchar en la foto del Dom.
JMBA
Aparte de las fotografías que he escogido para ilustrar este artículo, podéis acceder a una colección más completa, de 45 fotografías, que ilustran la panorámica de la ciudad. Basta pinchar en la foto del Dom.
Panorámica de Frankfurt |
JMBA
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