Conocemos mucho mejor las ciudades que visitamos unos pocos días que aquellas en las que vivimos. Porque cuando sólo tenemos unos días, nos esforzamos en aprovecharlos para visitar todos los atractivos que nos apetece. En cambio, donde vivimos, siempre podemos dejarlo para mañana, que seguiremos aquí. Y mañana se convierte en meses, años, décadas.
(Escultura y Fuente en una zona umbría de la Rosaleda de Madrid. JMBigas, Septiembre 2010).
Claro que hay un catalizador para modificar esta inercia implacable. Cuando alguien viene a visitarnos a nuestra ciudad, nos toca hacer de turista unas horas, al menos.
Hace poco vino por Madrid una de mis sobrinas, y tuvimos ocasión de dedicar una mañana a hacer un poco de turismo por la zona de Pintor Rosales.
La recogí en el coche, y nos fuimos para allá, con idea de aparcar en el llamado Aparcamiento Teleférico, en la calle de Francisco y Jacinto Alcántara. Pero mucho antes de que el Teleférico empiece a funcionar, el Aparcamiento ya está hasta los topes de coches. Supongo que de gente que ha tenido que venir por la zona por diversos motivos, y ha conseguido evitar la zona azul. Dimos dos vueltas, y al final conseguimos aparcar en la calle Rosaleda, casi junto a la entrada de la Rosaleda de Madrid.
Por allí empezamos la visita. En la Rosaleda se pueden ver muchas variedades de rosas, en un entorno tranquilo y casi bucólico, con algunas fuentes y demás. Parece mentira que nadie haya sido capaz de poner en valor un entorno como la Rosaleda, a un paso (con fuerte pendiente, eso sí) de Pintor Rosales. No parece que los visitantes abunden.
Luego fuimos a la estación Rosales del Teleférico de Madrid. Este teleférico se inauguró en 1969, siendo alcalde de Madrid Don Carlos Arias Navarro (que luego sería Presidente del Gobierno, coincidiendo con la muerte de Franco). No se construyó para unir nada, sino más bien para sobrevolar esa zona de Madrid (Parque del Oeste, Río Manzanares, Casa de Campo). El viaje te lleva desde Rosales, hasta otra estación en medio de ninguna parte, en la Casa de Campo.
(El Río Manzanares, desde la cabina del Teleférico. JMBigas, Septiembre 2010).
Junto a la estación Casa de Campo (alejada de todos los atractivos que tiene la Casa de Campo - Zoo, Parque de Atracciones, Lago,...) solamente hay un restaurante-cafetería, un parque infantil, y un aparcamiento. El resto es arboleda y caminos de tierra. Creo que ese es uno de los motivos por los que el Teleférico es muy poco frecuentado, y la mayoría de turistas jamás habrán oído hablar de él.
De hecho, buena parte del año sólo funciona durante el fin de semana, y con un horario bastante reducido. Se pone en marcha a las doce del mediodía, pero en días laborables, se para de nuevo de 13.45 a 15 horas (pausa comida). Y luego funciona por la tarde hasta las siete o así (dependiendo de la época del año). Para ver el horario completo, podéis consultarlo en la Web del Teleférico.
A la hora de apertura, nos habíamos acumulado en la estación de Rosales unas treinta o cuarenta personas, que fuimos ocupando cabinas, para ir hacia la otra estación, la de Casa de Campo.
El trayecto de ida y vuelta Rosales-Casa de Campo cuesta 5,20Euros, aunque el Teleférico está integrado en Parques Reunidos, y hay abonos de muchos tipos.
Saliendo de Rosales, el teleférico sobrevuela la Rosaleda y los parques junto a los raíles de Príncipe Pío, las dos ermitas de San Antonio de la Florida, el río Manzanares y la M30 (o calle 30, como prefiere el Ayuntamiento), y buena parte de la Casa de Campo. En el recorrido se tienen vistas espectaculares del skyline del Madrid antiguo, siendo las estrellas el Palacio Real, la Catedral de la Almudena y San Francisco el Grande, así como los rascacielos de la Plaza de España. A cierta distancia, también se divisa el Lago de la Casa de Campo, así como el Parque de Atracciones, el Pirulí y el Faro de Moncloa.
La estación Casa de Campo está bastante desangelada, porque no hay ningún atractivo cercano, pues está en medio de tierra de nadie. Dispone de un restaurante-cafetería, con una terraza que tiene muy buenas vistas de Madrid, un parque infantil cercano, y un aparcamiento para vehículos. Una vez visto, no queda más que embarcar de nuevo en el Teleférico para volver al origen, en Rosales.
Con su diseño actual, es complicado poner en valor el Teleférico, para convertirlo en un atractivo más popular. Ignoro los motivos por los que el recorrido se diseñó tal y como lo conocemos hoy. Si la estación de Casa de Campo estuviera junto al Parque de Atracciones, y quizá tuviera una estación intermedia en el Lago, sin duda hablaríamos de algo muy distinto de lo que es hoy el Teleférico.
De vuelta a la estación de Rosales, fuimos a pie hasta el Templo de Debod, a unos seiscientos metros de distancia, junto a la confluencia de Pintor Rosales con Ferraz. El Templo de Debod es un templo egipcio de unos 2200 años de antigüedad, que Egipto regaló a España en 1968, como agradecimiento a la colaboración española en el salvamento de los templos de Nubia, especialmente del de Abu Simbel. Podéis ver la historia completa en la Wikipedia.
Cuando se instaló en Madrid, se respetó su orientación original Este-Oeste, por lo que se pueden ver algunas puestas de Sol muy bonitas en su emplazamiento actual. La visita es gratuita.
Y de ahí a la terraza del Palacete de Rosales, para refrescarse un poco, y fin de una mañana de turista en mi ciudad.
Os he preparado una galería de fotografías de todo el recorrido, a la que podéis acceder pinchando en la foto del Templo de Debod.
¡¡¡Que lo disfrutéis!!!
JMBA
Gracias por compartir estos entrañables momentos y lugares. Muy buenas las "afotos"
ResponderEliminarDelicia de reportaje J.M. He recordado la Rosaleda, que visitaba de vez en cuando hace muchos años, que tiene rincones preciosos como los que muestras con tus fotos. Despues de leer tu crónica, me animaré a volver a ese lugar. Por cierto, los frescos de Goya están en una de las iglesias que citas (San Antonio), y tambien los visité en su tiempo y me parecieron magníficos (conviene llevar prismáticos, para verlos bien).
ResponderEliminarUn abrazo,