Hawaii (léase Jauaíí, con dos íes acentuadas y distinguibles al final), es un archipiélago polinesio en medio del Pacífico Norte, que constituye el estado número 50 de Estados Unidos, desde 1959. Está constituido por ocho islas principales, cuatro de las cuales son las más significativas: Oahu, Hawaii (conocida también como Big Island, que es la isla de mayor superficie), Maui y Kauai. El resto son Molokai, Lanai, Kaho`olawe y Ni`ihau.
Hasta 1790, las islas hawaianas formaban parte de la Gran Polinesia, y eran conocidas como Islas Sandwich (no confundir con las Islas Sandwich del Sur, un archipiélago deshabitado de 310 kilómetros cuadrados, en el Atlántico Sur, bajo administración británica, discutida por Argentina). En 1810 se organizó un reino en estas islas, bajo el liderazgo del rey Kamehameha (llamado El Grande) hasta que en 1898 fueron anexionadas a los Estados Unidos como un nuevo territorio.
Su posición geoestratégica en el Pacífico las ha convertido en el estado más militarizado de todo Estados Unidos, ya que prácticamente el 10% del territorio es propiedad del Departamento de Defensa y alberga instalaciones militares de todos tipos, empezando por la famosa Pearl Harbour.
En el imaginario del español medio, Hawaii es una de las representaciones soñadas de un escenario tropical, junto con las idílicas islas de los Mares del Sur (las Islas de la Sociedad, las Marquesas, la Polinesia Francesa,...), los lugares de refugio de algunos huidos de Occidente, como el pintor Paul Gauguin.
En realidad, Hawaii sea posiblemente la tierra que está más alejada de sus vecinos más próximos. Al Este está el continente americano, pero un vuelo de Honolulú a Los Angeles o Seattle puede tardar unas seis horas. Al Oeste está Japón, a otras siete horas de avión. Y al Sur está la Polinesia, también a unos miles de kilómetros. Al Norte no hay nada, hasta que se tropieza con las Islas Aleutianas y Alaska.
Además, cuando en Tokyo son las ocho de la mañana de un miércoles, en Honolulú es la una de la tarde del martes, ya que por algún lugar al Oeste del Pacífico discurre la arbitraria (y sinuosa) línea del cambio de fecha, para compensar la diferencia horaria introducida por los diferentes husos. El cruce de esa línea es lo que hizo pensar a Phileas Fogg que había llegado a Londres un día más tarde de lo que era real, y que habría perdido la apuesta de dar la vuelta al mundo en 80 días.
Hawaii está muy cerca del Ecuador (a sólo 18º de Latitud Norte) y se tiene allí a menudo la sensación, a mediodía, de una sombra inexistente (el Sol en el cenit absoluto).
Yo tuve ocasión de visitar Hawaii en 1.990, a la vuelta de un viaje a Japón. Volamos desde Osaka a Honolulú (y llegamos por la mañana del mismo día en que habíamos partido de Japón). En ese vuelo, creo que éramos los únicos occidentales que íbamos a bordo. La gran mayoría de pasajeros eran parejas jóvenes de diversos países del Sudeste Asiático, que iban a Hawaii de viaje de bodas, o al menos eso parecía. A la vuelta, volamos a Dallas y Nueva Orléans, y de nuevo España. De hecho, dimos una Vuelta al Mundo.
Al llegar al aeropuerto de Honolulú, uno espera ser recibido por una hawaiana con faldita revoloteante de hojas, que te colocará un lei (el típico collar hawaiano) al cuello y te dirá Aloha (el saludo hawaiano clásico) con voz susurrante. Quizá esa fue la única desilusión de todo el viaje: sí nos colgaron un lei al cuello, pero el ejecutor fue un bigardo de casi dos metros, alejado de los cánones de belleza que podíamos haber soñado, y la operación se desarrolló con cierta desgana.
Estuvimos unos pocos días en el archipiélago, pero fueron muy bien aprovechados. Nuestro hotel estaba en Waikiki Beach, cerca de Honolulú, al sur de la isla de Oahu.
Grupo folklórico polinesio, en el Polynesian Cultural Center, Oahu Island, Hawaii. (JMBigas, Agosto 1990) |
Alquilamos un coche, y dedicamos un día a dar una vuelta más o menos completa a la isla de Oahu. Visitamos la Dole Plantation, una inmensa hacienda en el centro de la isla, principalmente productora de piña tropical, propiedad de la multinacional Dole. Su marketplace (inaugurado el año anterior a nuestra visita) ofrecía toda clase de variedades a partir de la piña (zumos, helados, piña en piezas, etc.), así como souvenirs alusivos al cultivo de la piña y otros frutos tropicales. Actualmente se ha desarrollado como una atracción turística a nivel de todo el archipiélago, y ofrece diversas actividades relacionadas con el cultivo de la piña tropical. Incluso tiene un trenecito turístico (el Pineapple Express), que realiza un recorrido comentado de un par de millas y una veintena de minutos por el interior de la plantación.
Visitamos a continuación las cascadas de Waimea Falls Park, en el noroeste de la isla, esas famosas cascadas de las películas kitsch americanas de los años cincuenta y sesenta, donde algunos bañistas se lanzan desde lo alto de la cascada hacia el tranquilo lago a sus pies.
También pudimos visitar ese día el Polynesian Cultural Center (PCC), situado al noreste de la isla de Oahu. El PCC fue inaugurado en 1963 y es propiedad de los mormones, técnicamente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Se trata de una especie de parque temático del polinesianismo. Representa el entorno paisajístico de todos los territorios de la Polinesia (Nueva Zelanda, Isla de Pascua, Tonga, Fiji, Samoa, Tahití,...) con zonas dedicadas a cada territorio, donde se realizan actividades en torno a sus tradiciones, y se presentan espectáculos folklóricos ligados a sus cantos y bailes típicos.
Es una visita interesante, que ofrece una panorámica bastante completa, difícil de obtener por otros medios. De hecho es una de las atracciones (de pago) más visitadas de todo el archipiélago.
Otro día lo dedicamos a Honolulú y, muy especialmente, a Pearl Harbour (o Harbor, con grafía americana). La isla de Oahu es la más poblada del archipiélago (unos 900.000 habitantes), y Honolulú, por supuesto, es la ciudad más poblada (pop. 377.260). En el lenguaje nativo, Honolulu significa lugar resguardado. Este nombre obedece a la Bahía de las Perlas, que es un puerto natural orientado prácticamente al Sur, una bahía con varias islas y ramificaciones que hacen que la zona esté muy protegida del océano y de sus inclemencias. De hecho, era (y sigue siendo) la base principal de la flota del Pacífico durante la II Guerra Mundial, y fue objeto del ataque por sorpresa de la aviación japonesa el 7 de diciembre de 1941. Este hecho desencadenó la entrada de Estados Unidos en la guerra.
Pearl Harbor está al oeste del puerto de la ciudad de Honolulú, del que lo separa el Aeropuerto Internacional. En Pearl Harbor hay varios memoriales que recuerdan a alguno de los grandes buques de la Armada estadounidense que se hundieron a raíz del ataque japonés. Posiblemente el más conocido sea el del USS Arizona, inaugurado en 1962. El hundimiento de este barco (un gran acorazado) durante el ataque japonés supuso la muerte de 1.177 de sus 1.400 tripulantes, más de la mitad de todos los norteamericanos fallecidos en ese día aciago. En ese día que dedicamos a Honolulu, pudimos visitar el Arizona Memorial, con su característico color blanco, sobre los restos hundidos del acorazado, que siguen en el fondo de Pearl Harbor.
Creo que visitamos también un poco la ciudad, de la que el recuerdo más nítido que tengo es la estatua del rey Kamehameha.
Queríamos conocer algo de las otras islas, a pesar de que disponíamos de muy poquitos días. Contratamos una excursión aérea de un día completo, con una avioneta de una quincena de plazas (de Panorama Air). Nos recogieron en el hotel de madrugada, y despegamos del Aeropuerto Internacional de Honolulú. La avioneta (con nosotros dentro, claro) aterrizó tres veces durante el día (en Hilo - Big Island -, en Maui y en Kauai), antes de devolvernos por la noche de nuevo al Aeropuerto de Honolulú, justo al este de Pearl Harbor.
Avioneta de Panorama Air, con la que aterrizamos en Big Island, Maui y Kauai, Hawaii Islands. (JMBigas, Agosto 1990) |
La excursión empezó sobrevolando a baja altura la isla de Molokai, al este de Oahu, donde hay principalmente extensas plantaciones de frutos tropicales. La avioneta siguió camino hacia Big Island, más al este, y sobrevoló toda la zona volcánica. Tuvimos ocasión de contemplar, por ejemplo, la imagen sobrecogedora de una carretera costera cortada por una lengua de lava petrificada que la arrasó, para acabar muriendo en el mar.
La avioneta aterrizó en Hilo (léase Jílóu, al este de la isla), pero creo recordar que solamente se trató de una escala técnica.
Seguimos camino hacia la isla de Maui (entre Oahu y Big Island) donde aterrizamos. La excursión incluía una visita a unos extensos jardines tropicales, por los que circulaba un trenecito turístico entre la llovizna casi permanente.
La última parada fue en la isla de Kauai, la más occidental de las grandes. Allí teníamos incluido un pequeño crucero fluvial por el río Wailua, con destino final en la Gruta de los Helechos (Fern Grotto). Esta es una atracción turística importante, y hubo para nosotros (bueno, para todos los que estábamos allí, de diversos orígenes) la actuación de un grupo folklórico de cantantes y bailarin@s, aprovechando las excelentes condiciones acústicas de la zona.
Ya de noche aterrizábamos de nuevo en Honolulu, tras una jornada muy cargada y cansada, pero ciertamente emocionante.
Por mucho que he buceado no he encontrado en la actualidad la oferta de una excursión de este tipo. Sí se ofrecen escapadas de un día a alguna de las otras islas, con diversas excursiones terrestres. Pero visitar las tres islas en un solo día creo que es un récord difícilmente igualable en los tiempos modernos. La complejidad de su organización, y la necesidad de que todo funcione como un reloj (para la coordinación de los breves vuelos y las excursiones terrestres) me temo que la hace imposible con las actuales condiciones impuestas al tráfico aéreo.
Nos habíamos quedado con ganas de pisar más tiempo la Big Island, y visitar el Volcanoes National Park. Para ello contratamos una excursión de un día, incluyendo coche de alquiler. Esta vez el vuelo se realizaba con un reactor convencional de Aloha Airlines (una aerolínea local desaparecida en 2008 debido a graves problemas financieros). Aterrizamos esta vez en el aeropuerto de Kona-Kailua, al oeste de Big Island. Con el coche pudimos visitar el Parque Nacional de los Volcanes, y dar una vuelta bastante completita a la isla.
La montaña más alta de Big Island (y de todo el archipiélago), es el Mauna Loa (4.169 m. de altura). Pero su cumbre más característica es el volcán Kilauea (1.248m.), al sur de la isla, que ha tenido diversos períodos de actividad importante en el último siglo. De hecho, su última erupción se inició en 1.983, y sigue activo en la actualidad. Es uno de los volcanes más grandes del planeta. su caldera tiene una profundidad de 165m. y un diámetro de entre 3 y 5 kilómetros. Existen otros tres volcanes importantes en la Isla Grande de Hawaii (Mauna Kea, Hualalai y Kohala).
Tras cuatro o cinco días en Hawaii, seguimos viaje de vuelta a España, con vuelo a Dallas y una corta estancia en Nueva Orléans, de la que ya os hablaré en otra ocasión.
Las fotografías que os ofrezco son de calidad mediocre, lo sé, pero tienen el sabor añejo de haber sido tomadas por mí durante ese viaje, hace ya veintiún años. Las obtuve con una pequeña cámara compacta (de marca Ricoh; de carrete, por supuesto), que había comprado tres años antes en una visita a Hong Kong, de la que ya os hablaré en otro momento. Siendo ya en origen de calidad discutible, el deterioro de las copias en papel con los años y su posterior escaneo sólo han hecho que su nivel de calidad haya menguado todavía algo más. Eso sí, una vez digitalizadas, ya se mantendrán incólumes para la eternidad tal y como las vemos hoy, al menos mientras sepamos seguir leyendo un disco duro o un DVD, lo que está por ver.
Hawaii, aparte de un destino de playas de arena blanca y palmeras, y de un paraíso para los surfistas (especialmente la isla de Maui) es un atractivo destino turístico, por sus muchos detalles exóticos para casi cualquier europeo. Es la Polinesia en el Pacífico Norte, con la total facilidad para las pequeñas cosas prácticas de la vida (si tienes crédito en dólares, por supuesto) que da el formar parte de Estados Unidos, como su estado número 50.
Pero sospecho que, si tenemos en cuenta las formas de desarrollo turístico que han adoptado las diversas Islas de los Mares del Sur, Waikiki Beach sería, aproximadamente, el Benidorm de la Polinesia.
JMBA
La verdad Bigas,que me ha parecido muy interesante tu relato.
ResponderEliminarNunca estuve en estas islas aunque sí sobevolé Honolulu e un vuelo de Fiji a Los Angeles y desde el aire me pareció más Torremolinos que la Polinesia (donde nunca he estado).
Lo que más me atrae de Hawai es, como debes suponer, el observatorio astronómico de Mauna Kea del que nada dices, pues supongo que no lo pudiste visitar y que probablemente tampoco acepta visitas.
Un abrazo.
Santi
HOLA JMBA.- COMO SIEMPRE TUS ESCRITOS SON LARGOS E INTERESANTES TE FELICITO POR ELLO.
ResponderEliminarSIN EMBARGO LOS MIOS SON CORTOS, PUES COMO SUPONGO SABES EL MISMO QUE ESCRIBO EN EL BLOG, LO ENVIO A LA RADIO, DONDE DEBE SER CORTO, UNAS VECES ME LO LEEN Y OTRAS NO.
YO NUNCA ESTUVE EN HAWUAII, POR LO QUE TENGO UNA SANA ENVIDIA.
GRACIAS POR TU DOMENTARIO TAN BIEN DOCUMENTADO.
UN ABRAZO.