Aunque la campaña electoral para las Elecciones Generales del 20-N no empezará, oficialmente, hasta el próximo viernes, llevamos ya semanas, si no meses, inmersos por completo en una campaña electoral para unas elecciones que todos califican de muy trascendentes. Porque habrá, seguro, un cambio de Presidente y de Gobierno. Queda por decidir el signo.
Este gesto, por parte de muchos millones de españoles, es el único que decidirá el próximo 20-N quién preferimos que nos gobierne. |
Todas las encuestas dan al PP como ganador por goleada, con medias de 15 puntos por encima en intención de voto sobre el PSOE. Hay que recordar (y los políticos nunca lo olvidan) que todas las encuestas siempre están muy sesgadas. En cada momento, hay intenciones de voto confesables (las que la mayoría de la opinión pública o publicada da por razonables) y otras que posiblemente un encuestado, a estas alturas, no va a reconocer. En este momento, votar al PSOE se toma como si se estuviera ciego para no ver las infinitas desgracias que ha traído a este país la última legislatura. Olvidando que la crisis ha atacado a todos los países de nuestro entorno de forma inmisericorde. Y si en España tenemos la desgracia de un nivel monstruoso de desempleo, se debe, en buena medida, a la hipertrofia de empleo que provocó la burbuja inmobiliaria.
En los años buenos, España creaba la mayoría de empleo que se creaba en toda la UE. Como nada es gratis, en los años malos, España ha estado (y está todavía) creando, la gran mayoría del desempleo de toda la UE. A mayor burbuja, mayores daños cuando estalla.
Si el PSOE consigue movilizar a su electorado para que vaya a votar el 20-N, habrá que ver los resultados finales porque, con seguridad, serán bastante más ajustados de lo que muchos piensan hoy. Porque nadie se cree (salvo el público muy entregado, está claro,) que, por el solo hecho de cambiar el partido en el Gobierno, los muchos males que tiene España se vayan a sanar como por milagro. Y como la proximidad de las elecciones va forzando a todas las formaciones a presentar sus propuestas en caso de gobernar después de las elecciones, las cosas van estando más claras. Algunos ejemplos próximos (como el de Portugal), ilustran el hecho de que los recortes y los ajustes no son cosa del partido que esté en el gobierno, sino que son obligaciones (imposiciones, dirán algunos) del Estado que le toca implementar a quien tiene la responsabilidad de gobierno. Por eso hemos visto en otros países que la crisis ha castigado a gobiernos de todo signo.
Pero una de las cosas que hace diferente esta campaña de otras anteriores, es la extensión masiva de twitter, y la utilización extensiva del mismo por parte de los políticos, los simpatizantes, los detractores y los mediopensionistas. Las nuevas tecnologías se implantan en los últimos tiempos a tal velocidad, que a menudo miramos al pasado y no vemos más que un bosque tupido que nos hace pensar que ciertas cosas han existido desde siempre. Ya no vemos, entre los árboles del pasado, los miles de años en que la humanidad ha vivido sin twitter (y sin tantas otras cosas que hoy tenemos por cotidianas).
Tweet es un verbo intransitivo inglés que, literalmente, significa gorjear o trinar. El sentido de este nombre viene porque el usuario de twitter puede lanzar urbi et orbe su mensaje, pero limitado a 140 caracteres. Es decir, puede lanzar un titular o el destilado de su pensamiento o su opinión. Por esta limitación (que forma parte del propio concepto y diseño de la red; no es una limitación tecnológica de ningún tipo) se conoce a twitter como una red social basada en el microblogging. Los blogs o bitácoras (como este que estás leyendo ahora mismo, querido lector) se basan en la publicación por su autor de posts o artículos sobre cualquier tema, de longitud indefinida (aunque ciertamente limitada). El microblogging es un concepto parecido, pero con una limitación muy evidente en la longitud del mensaje, lo que obliga a una o varias destilaciones antes de emitirlo.
Twitter como red social se creó en el 2006 (¿a que os parecía mucho más antigua?), pero su extensión a nivel mundial se ha producido en los últimos 2 ó 3 años, en paralelo a la difusión global del uso de smartphones por parte de cada vez más personas. Un smartphone es un teléfono móvil (a veces nos olvidamos de que también es eso), que permite la conexión de datos a Internet. Aplicaciones específicas permiten el acceso a nuestro correo electrónico desde el móvil, y también a las redes sociales (twitter, Facebook,...). Sus evidentes limitaciones en cuanto a la comodidad de sus reducidísimos teclados y sus pantallas siempre pequeñas, hace que twitter sea un medio idealmente adaptado a este tipo de dispositivos.
Se estima que actualmente puede haber hasta 200 millones de usuarios de twitter en el mundo, y se generan de media unos 65 millones de gorjeos todos los días (por cierto, en todos los idiomas conocidos y por conocer). Una marabunta de mensajes, por los que resulta en la práctica imposible navegar. Cada usuario acaba escogiendo a un número reducido de otros usuarios (sus amigos, sus familiares, sus referentes - o contrareferentes - culturales, políticos, literarios, deportivos,...) a los que quiere seguir, de los que quiere conocer lo que gorjean. En su timeline (TL) aparecen, cada vez que se conecta, los últimos gorjeos de todos los usuarios a los que sigue. Existe, además, una muy práctica estructura de listas, de modo que se pueden clasificar los usuarios a los que se sigue en diferentes categorías.
Yo, por ejemplo, soy usuario de twitter desde hace algo más de un año. Aparte del TL estándar, tengo definidas tres listas (Políticos, Farándula, Noticias). Esto me permite, por ejemplo, en la sentadita matinal en la taza, revisar en la Blackberry los titulares de las noticias publicadas por El País, El Mundo, ABC o La Razón de Madrid, por La Vanguardia o El Periódico en Barcelona, por Le Monde, Sud Ouest o Midi Libre, por el Daily Telegraph o por el New York Times o el Washington Post. Es un ejercicio laxante que acompaña muy bien a esa actividad matinal, de otra forma puramente rutinaria.
Si el resultado no es el esperado, siempre se puede recurrir a la lista de Políticos, y asistir a sus trifulcas de las últimas horas. Eso ya acostumbra a ser definitivo.
Dentro del plan de comunicación, marketing y difusión de cualquier idea, concepto, tendencia, ideología, empresa, producto, candidato, etc., twitter se ha convertido en una parte fundamental de la estrategia. La gran mayoría de políticos en activo tienen su propia cuenta de twitter. Unos las manejan por sí mismos, mientras que tras otras hay personas del equipo de comunicación. Unos son más activos (en el fondo, creen más en el medio), mientras que otros se muestran más perezosos y sus gorjeos se espacian en el tiempo. Los dos principales candidatos del 20-N, por supuesto, tienen sus propias cuentas de twitter, manejadas por sus equipos de campaña, claro.
Pero otros políticos más marginales o minoritarios, consiguen gracias a twitter una presencia en los medios (o, por lo menos, en la opinión pública) que los Telediarios les niegan. Gaspar Llamazares, por ejemplo, es muy activo en twitter.
Además, no faltan los palmeros que se dedican masivamente a retweetear (retransmitir los gorjeos) de aquellos a los que siguen. Así, por ejemplo, las cuentas de los aparatos de los partidos políticos (nacional, regional, local) no cesan de retransmitir los gorjeos de sus líderes, inundando la red de mensajes iguales, dándoles mayor relevancia.
Hace años, ante cualquier manifestación, declaración o discurso de un político había que esperar al siguiente telediario para ver las reacciones de sus partidarios y de sus detractores. Hoy en día, las reacciones por twitter tienden a ser inmediatas (a menudo, demasiado; twitter se llena de reacciones en caliente). Los propios Telediarios acaban haciendo referencia a las reacciones de este o aquel en su cuenta de twitter.
Se acaban estableciendo auténticas competiciones (en general, bastante absurdas) de velocidad o de fondo, para ver quién consigue tener más seguidores. Y esto vale también para todos los famosillos, famosetes o populares, los presentadores de televisión, los cómicos, los actores, los cantantes, los deportistas, etc. etc.
A eso hay que sumar el uso de las llamadas hashtags. Una hashtag no deja de ser una etiqueta que se incluye en un mensaje (una palabra o frase precedida de #). Como es posible buscar todos los gorjeos que la incluyan, esto permite crear otras listas de popularidad, lo que se llama los Trending Topics (TT), es decir, los temas que han generado un mayor número de gorjeos, sea a nivel de un país o de todo el mundo. Y esto vale para #alfredopresidente, #rajoyganador, #nadalcampeón, #RMAlíder, #ETAsí, #ETAno, #niñosdesaparecidos o cualquier otra cosa que a cualquiera se le ocurra. De hecho, este mecanismo se está utilizando para muchos escenarios de votaciones informales sobre cualquier tema. Un comentarista deportivo puede lanzar una encuesta (informal, siempre) sobre si #messipichichi o #CRpichichi, por ejemplo. Recontando cuántos gorjeos se han trinado con una u otra hashtag da una idea de la opinión mayoritaria entre los usuarios activos de twitter.
Pero conviene no dejarse engañar por las apariencias. Del mismo modo que, pese a la extensión masiva de cajeros automáticos, sigue habiendo mucha gente que nunca dejará de visitar su oficina bancaria para retirar sus 100 euritos para gastos, los usuarios de twitter son un subconjunto de la población. Y los usuarios activos (al menos un gorjeo por semana), todavía más. Y siempre se trata de un colectivo sesgado, que no es una muestra fiable de la totalidad de la población.
Además, twitter es un medio de comunicación plano. En principio, tiene la misma importancia el gorjeo emitido por @premionobel, o por @rubalcaba, o por @rajoy, que el que pueda emitir @becarioenpracticas, @muertealcapital, @elpijoenalto, @catolicopracticante, @marxistaamuerte, @taxistaenparo, @alcoholicoanonimo o @bebedorconocido. Sólo que su relevancia será diferente, en función del número de seguidores que tenga uno u otro.
Y eso sin tener en cuenta las toneladas de publicidad más o menos subliminal que se cuela en los gorjeos. Porque muchos utilizan el éxito de un hashtag para colar un enlace a su web de venta de tóner reciclado, por ejemplo, o a su blog dedicado al cuidado de los animales domésticos.
Como siempre, el medio es neutro, su utilización es lo que importa. Internet no es ni bueno ni malo, sino sólo una excelente tecnología puesta a disposición de todos. A partir de ahí, por Internet se puede difundir de todo, desde lo más positivo y constructivo a lo más malévolo, impresentable y delincuente.
En fin, prácticamente por primera vez estamos asistiendo a una campaña electoral donde twitter tiene un papel importante. Y vemos la diferente cintura que tienen todos nuestros políticos (o sus equipos de comunicación). Porque la inmediatez del medio puede provocar y, de hecho, a menudo provoca, cientos o miles de gorjeos airados ante una frase desafortunada de cualquier político en su twitter. Lo que acaba provocando incontables aclaraciones, explicaciones, réplicas y contraréplicas. Pero su comportamiento es como el de las olas del mar: pronto se estrellan con la arena de la playa y se desactiva su interés. Porque aparece otro tema (otra ola) que es el que genera miles de gorjeos airados en la hora siguiente.
Creo que es por eso que el PP, que gustará más o menos, pero que, como organización, no tiene un pelo de tonta, ha decidido proclamar su programa electoral en un día como hoy, 31 de Octubre, en que hasta los gorjeadores menos partidarios están de puente. Cuando vuelvan, ya otras cosas les atraerán la atención, y el programa electoral del PP habrá pasado casi desapercibido.
Y es que en este país ya estamos habituados a esos despistes. Como las famosas subidas de la gasolina en pleno Agosto (con todo el mundo de vacaciones), o la legalización del Partido Comunista un sábado santo. Porque por mucho que avancen las tecnologías, seguimos siendo un país de cotillas, y la infidelidad de la del sexto con un primo de Soria le acaba quitando protagonismo a que el del segundo se haya quedado en el paro.
La actualidad cada vez dura menos. Y a una maquinaria tan voraz como el twitter, hay que echarle más carbón a cada rato.
JMBA
No sabes lo ilustrativo que me ha resultado tu post. Estoy recién estrenada en twitter y aunque la terminología la entendía, la visión de conjunto esta más clara después de leerte. Tus apuntes sobre la estructuración de listas son una gran ayuda para establecer timings y prioridades.
ResponderEliminarEn cuanto al PP, aún no he conseguido que ilustres como González Pons contesten a mis twits...
Saludos.