Ha saltado a las portadas de la prensa estos últimos días la noticia de que China ha ejecutado a dos altos mandatarios locales de las ciudades de Hangzhou y Suzhou (próximas a Shanghai), tras un juicio por corrupción y ser desestimadas las apelaciones de los acusados.
Francisco Camps, en un momento de su comparecencia este miércoles, para anunciar su dimisión (Fuente: cadenaser) |
La República Popular China, a pesar de su evidente apertura económica y crecimientos en los últimos años superiores al 10%, sigue siendo en lo político una dictadura controlada por el Partido Comunista Chino. Su ya larga permanencia en el poder ha desarrollado, sin duda, unas redes de clientelismo y corrupción que ya constituyen una maquinaria paralela a la economía oficial. Un estudio publicado en Octubre de 2007 por el Carnegie Endowment for International Peace, analizaba la corrupción en China y sacaba la conclusión de que, para 2003, los costes directos de la corrupción podrían haber sido de 86.000 millones de dólares (un 3% del PIB), siendo incalculables los costes indirectos.
Hu Jintao, Secretario General del Partido Comunista Chino y Presidente de la República Popular China (Fuente: UCLA) |
Por otra parte, el crecimiento exponencial de su economía ha generado y genera oportunidades cada vez más jugosas a esas redes corruptas establecidas. Las Obras Públicas gigantescas (recientemente se ha inaugurado la línea de ferrocarril de alta velocidad más larga del mundo, que une Beijing con Shanghai en unas cinco horas para sus más de 1.300 kilómetros de recorrido) y los desarrollos urbanísticos apresurados, ligados al acomodo de las crecientes clases medias son, sin duda, un manantial de sobornos y corruptelas millonarios, para un sistema que siempre ha visto los regalos al gobernante para doblegar su voluntad como una forma aceptable (o quizá inevitable) de la gestión pública.
El régimen chino está llevando adelante una fiera lucha contra la corrupción, que ya es hoy una de las principales preocupaciones de la ciudadanía. Sin embargo, un sistema tan extremadamente poco transparente hace sospechar que este tipo de actuaciones, especialmente rigurosas, son operaciones mayormente estéticas, encaminadas a tranquilizar a la población y a evitar su desmoralización. De hecho, las ejecuciones se consideran prácticamente un secreto de estado, y no existen cifras oficiales sobre ellas.
Wen Jiabao, Primer Ministro Chino (Fuente: starmedia) |
Desde luego, soy contrario a la pena de muerte, por un motivo eminentemente práctico. Su irreversibilidad hace imposible cualquier tipo de reparación para los errores de la justicia que son, por otra parte, inevitables. Y si el régimen es, además, nada transparente, más argumentos en contra, porque pueden vehicular, simplemente, enemistades personales. Por todo ello, pues, un NO rotundo a la pena de muerte. Ejecutar, en su caso, a un solo inocente invalida todo el proceso.
Pero la corrupción es uno de los delitos más horribles y retorcidos que existe, porque es robar del dinero de todos para su uso privado, sacando ventaja de un cargo público que siempre debe estar al servicio de los ciudadanos, y nunca servirse de ellos. Se trata de un delito premeditado, alevoso y habitualmente reiterado. Y es una sangría para las economías públicas de los Estados, que es al final la economía de sus ciudadanos.
Por lo tanto, contra la corrupción, TOLERANCIA CERO. Lo que no significa ejecutar a nadie, por supuesto, pero sí castigos ejemplares de cárcel y separación ad aeternum de cualquier cargo público. Una vez los hechos estén suficientemente confirmados y probados. Tenemos que ser ejemplares en el castigo de este tipo de conductas porque, si no lo hacemos así, la carrera del servicio público acaba resultando atractiva para toda clase de ganapanes e impresentables, persiguiendo las no siempre veladas oportunidades de enriquecimiento ilícito.
Existe una doctrina cínica que tiende a aceptar como inevitable una cierta merma de las cuentas públicas por mor de las corruptelas difíciles de identificar y reprimir. Algunos hablan de un 2 ó un 3% como sisa indetectable. Posiblemente sea complicado erradicar por completo la corrupción de las prácticas políticas, ya que obedece a razones profundamente instaladas en el alma humana. Pero esa erradicación completa debe ser el objetivo que persigamos, aun a sabiendas de que será complicado de alcanzar por completo.
El ritmo fulgurante de la construcción en China, un acicate para la corrupción de los funcionarios públicos (Fuente: skyscraperscity) |
Creo que todos los partidos políticos deberían ponerse de acuerdo en definir las buenas prácticas a seguir, que nos eviten los espectáculos bochornosos que saltan a las portadas todos los días. Todos deberían entender que, además de ser perseguibles judicialmente todos los presuntos episodios de corrupción, esta es, en sí misma, una estafa a los ciudadanos y la violación del compromiso político básico. Nunca más deberíamos ver a imputados por corrupción mantener u ocupar cargos públicos. Sin violentar la presunción de inocencia a la que todos tenemos derecho. Pero sería bueno que todos practicaran la separación cautelar de los imputados de sus cargos. Si finalmente no se demostraran fehacientemente las acusaciones de corrupción, la rehabilitación política debería ser otro proceso absolutamente aceptado por todos, para esos casos.
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Este miércoles, en una comparecencia pública sin aceptar preguntas, y grabada únicamente por la televisión afín, Paco Camps presentó su dimisión como Presidente de la Generalitat Valenciana y líder del Partido Popular en Valencia, en un acto absolutamente bajo control. Palabras grandilocuentes para explicar lo que todos estábamos esperando desde hace ya bastante tiempo. Sacrificio personal (le faltó decir que en este altar me inmolo) por el bien del PP y los peperos, de España y de los españoles, de Valencia y de los valencianos,... y de Mariano Rajoy, para que pueda ser el nuevo presidente del Gobierno de España.
Alberto Fabra, alcalde de Castellón y candidato a la sucesión de Camps (Fuente: elmundo) |
Génova envió a Valencia a un personaje ciertamente siniestro (Federico Trillo) equipado con el maletín del ejecutor (que contiene tiritas y mercromina, tranquilizantes, puñales y cuchillos de todos tipos... y también cicuta). El bien mayor a preservar es que el PP no se ve capaz de hacer convivir la campaña electoral (en la que espera arrasar) con un juicio por corrupción contra cargos públicos de su partido. La posición tomada parecía ser la de aceptar la culpabilidad por el tema de los trajes, pagar la multa que tocara y evitar así el juicio. De hecho, dos de los cuatro imputados (Campos y Betoret) se apresuraron a acudir al Juzgado a primera hora de la mañana para seguir este camino. Ese mismo día, los hechos les han dejado con el culito al aire, en un ridículo entre patético y dramático.
Parece ser que Ricardo Costa se resistió a aceptar la culpabilidad de este modo. Y arrastró a Camps a la única solución alternativa posible, la dimisión de sus cargos. Confiando en poder demostrar su inocencia en el juicio que deberá celebrarse en otoño. Aunque este tema de los trajes, francamente, me parece cutre y prescindible. Hay aromas (y causas abiertas) mucho más trascendentes, que afectarían a corrupciones de mayor alcance, con la llamada trama Gürtel como protagonista, y que podrían señalar incluso a presuntas financiaciones irregulares del partido.
Campos y Betoret, que acudieron al Juzgado a primera hora, y luego quedaron desairados por los acontecimientos (Fuente: levante-emv) |
Podéis ver una foto estupenda en El País, con el dimitido, la amiga con la mirada perdida y el ejecutor aplaudiendo, obra de Tania Castro.
Rajoy, en una manifestación más de su conocido criterio vacilante, ha pasado en poco tiempo de defender la honradez de Camps a capa y espada, a reconocer su culpabilidad en aceptar unos trajes como regalo, y finalmente a defenderle de nuevo como un héroe generoso. Tendrá que explicar esos cambios tan bruscos de opinión.
Confío que el resto de causas pendientes por presunta corrupción contra Camps sigan adelante a buen ritmo. Porque esas amistades peligrosas con amiguitos del alma son dignas de toda sospecha. En una reciente visita a Valencia ya tuve ocasión de manifestar la tristeza que produce el famoso circuito de F1, que ha condenado al puerto de Valencia a ser tierra asfaltada y desierta.
Federico Trillo -el ejecutor- y Rita Barberá -la amiga- dando fe de la dimisión de Paco Camps (Fuente: valenciaplaza) |
De todas formas, la dimisión de Camps no cerraba el tema, sino que abría en el PP la guerra sin cuartel por la sucesión. El propio Camps sugería a Génova que su sucesora fuera su vicepresidenta (Paula Sánchez de León) en la Generalitat, pero no coló. Se intentó que Rita Barberá, la alcaldesa vitalicia de Valencia, aceptara el encargo, pero se negó en rotundo. Quizá le pareció impropio okupar esa posición todavía caliente de su gran amigo, a quien se le ha visto en público apoyar reiteradamente.
Administrada la cicuta, llegó el tiempo de los puñales del maletín. Dado que el PP tiene mayoría absoluta en las Cortes Valencianas, la decisión del partido es lo que va a suceder, sin muchos más trámites. Al final se eligió a un personaje prácticamente desconocido y de perfil más bien bajo, Alberto Fabra, actualmente alcalde de Castellón de la Plana. Según parece, nada tiene que ver con el famoso cacique de gafas negras (Carlos Fabra), que ocupó la presidencia de la Diputación Provincial de Castellón hasta las últimas elecciones locales del 22-M.
Francisco Camps y Alberto Fabra, en una imagen de archivo. Una bendición anticipada. (Fuente: elpais) |
Según parece ser, Alberto Fabra estaría en la onda del zaplanismo, y podría desarrollar una pinza Castellón-Alicante para marginar a los políticos de Valencia dentro del PP. Se dice que habría aceptado no introducir cambios en el gobierno de la Generalitat Valenciana hasta pasadas las próximas Elecciones Generales. Veremos, que dijo el ciego.
Y mientras tanto los ciudadanos, que somos los que pagamos los sueldos de toda esta tropa, de espectadores pasivos e impotentes, asistiendo a este espectáculo tan poco edificante de guerra por el poder y de cuchilladas por el cargo.
Insisto en la necesidad urgente de que todos los partidos políticos acuerden un conjunto de buenas prácticas, en una decidida actitud conjunta, no partidista, de erradicar la corrupción de la vida pública de este país. Y que sigan a pies juntillas los protocolos acordados.
Aunque sólo sea para evitarnos estos bochornos.
JMBA
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