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lunes, 11 de julio de 2011

Cuenca, una pequeña joya entre el Júcar y el Huécar

En este año 2011, el día de San Juan (24 de Junio) no solamente fue festivo en algunas Comunidades, como es habitual, sino que fue un puente de viernes en algunas otras. Efectivamente, dado lo tardía que fue la Semana Santa, la festividad del Corpus Christi fue el jueves 23 de Junio. Como siempre, el Corpus fue festivo en la Comunidad de Castilla-La Mancha, y este año, por avatares del calendario, también lo fue en la Comunidad de Madrid.
Casas Colgadas de Cuenca, sobre la hoz del río Huécar
(JMBigas, Junio 2011)

Aprovechando este hecho, con un amigo decidimos ese viernes realizar una excursión, gastronómica y turística, a la ciudad de Cuenca. Fuimos en coche (algo más de 160 Km. desde Madrid). Cuenca es una pequeña joya bastante desconocida, ya que no es lugar de paso sobre ninguna ruta principal (está justo en la bisectriz de las dos grandes rutas que unen Madrid con Zaragoza y Barcelona y la Autovía de Levante a Valencia), y está más lejos de Madrid que Aranjuez, Segovia o Toledo, que son las típicas excursiones que realizan los visitantes que disponen en Madrid de un día libre.

De hecho, yo había estado ya una vez en Cuenca, pero puede hacer fácilmente quince o veinte años.

El camino desde Madrid ya es una autovía en su totalidad. Hasta Tarancón por la autovía de Valencia, y desde ahí hasta Cuenca por la Autovía de Castilla-La Mancha, con tráfico bastante escaso en ese viernes de puente.
Uno de los secretos que guardan las estrechas callejas
de Cuenca, en la ladera sobre el Huécar
(JMBigas, Junio 2011)

Cuenca es una población de unos 56.000 habitantes. La ciudad nueva se extiende por la vega donde se acaban juntando los ríos Júcar y Huécar. El casco antiguo, donde están sus principales atractivos turísticos, es una estrecha franja de tierra en una loma entre la vega del Júcar y la hoz del Huécar. Es una ciudad de grandes pendientes, ya que la parte nueva está a unos 930 metros de altura, mientras que la plaza Mayor y la Catedral están cerca de los 1.000, y el Barrio del Castillo a casi 1.050 metros. Además, entre la Plaza Mayor y el Puente de San Pablo, que cruza el Huécar, hay unos 40 metros de desnivel. En caso de necesidad, hay un par de líneas de autobuses (la 1 y la 2) que recorren el eje central del casco antiguo, y que pueden contribuir a hacer menos penosas las subidas.

La primera decisión que hay que tomar cuando se viaja a Cuenca por turismo en coche, es dónde aparcar. Lógicamente, las posibilidades de aparcamiento en la parte central del casco antiguo son escasas (aunque en los últimos años se ha abierto un aparcamiento de pago cerca de la Plaza Mayor). Las alternativas son la ciudad nueva (hay varios aparcamientos de pago también, aparte de tentar la suerte en la calle), o la calle Larga en el Barrio del Castillo, donde hay bastantes plazas gratuitas de aparcamiento. Otra posibilidad es dejar el coche al otro lado del Huécar, en la zona del Parador de Turismo, y cruzar a pie hacia el centro por el puente de San Pablo.

Optamos por dejar el coche en la parte más alta. De modo que el camino hasta el centro es un suave descenso muy descansado. Se tienen desde esa zona unas maravillosas vistas de la hoz del Huécar, sobre la que destacan las famosas Casas Colgadas. Al otro lado del río está el Parador y el nuevo Auditorio de la Ciudad de Cuenca. También se tiene una espléndida visión del Cerro del Socorro.
La Catedral de Nuestra Señora de Gracia, en Cuenca
(JMBigas, Junio 2011)

Bajando hacia el centro se pasa por el Arco de Bezudo (del siglo XVI) que forma parte del complejo del Castillo, y también se tiene una buena visión del Antiguo Convento de las Carmelitas Descalzas. Más adelante está la Plaza Mayor, donde se encuentra el Ayuntamiento y la curiosa Catedral de Nuestra Señora de Gracia. Despeñándose desde la Catedral hacia el río Huécar, se pueden recorrer (a pie, otra posibilidad es prácticamente inexistente en la mayoría de ellas) calles estrechas que discurren ladera abajo y que esconden algunos deliciosos secretos para el paseante/excursionista. Y digo excursionista también, porque las pendientes descienden hacia el río, pero ascienden en sentido contrario. Una obviedad que se acaba sintiendo en las piernas y en los pulmones. Especialmente si, como es mi caso, tengo que hacer subir algunos kilos de más.

Justo debajo de la zona de la Plaza Mayor y la Catedral están las Casas Colgadas, y un poco más abajo el puente peatonal de San Pablo, que cruza la hoz del Huécar hacia el Parador. Desde ahí las vistas de todo el casco antiguo, del Barrio del Castillo y, por supuesto, de las Casas Colgadas, son las mejores que se pueden tener. Cruzar el puente es una de las cosas que nadie debería poderse ir de Cuenca sin haber hecho.
El edificio moderno del Museo de las Ciencias asoma sobre
el perfil de las casas antiguas de la ciudad
(JMBigas, Junio 2011)

Por encima del perfil de las casas antiguas (todo el conjunto fue nominado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1996), destaca, con cierta incongruencia, el edificio de nueva construcción que forma parte del Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, ubicado en la Plaza de la Merced. El Museo ocupa varios edificios antiguos, y este de nueva planta, que está asentado sobre restos medievales y construcciones de los siglos XVIII y XIX.

A pesar de ser día de puente, había poquitos visitantes en Cuenca. No tuvimos ningún problema para comer en el Mesón Casas Colgadas. Hay excelente cordero y cochinillo, y la carne de vacuno es excepcional.  No se puede dejar de probar el morteruelo, un delicioso guiso de la matanza para tomar casi con cuchara. Hay vinos excelentes de las diversas bodegas de la provincia. Existe también un licor dulce típico de la zona - el resolí - que se puede pedir en el restaurante o comprar en cualquiera de las diversas tiendas de productos típicos, al igual que las latas de morteruelo. Es habitual que se presente el resolí en una botella con la forma de las Casas Colgadas, lo que constituye un souvenir ciertamente kitsch.

Después de la comida y la necesaria sobremesa, decidimos rematar la excursión con una visita a la recientemente inaugurada nueva estación Fernando Zóbel para el AVE, que está a unos tres kilómetros de la ciudad. Recogimos el coche, tras remontar sudando las pendientes bajo un Sol bastante duro.
La nueva estación Fernando Zóbel, para el AVE
(JMBigas, Junio 2011)

El hecho de que el AVE pase y tenga una estación en Cuenca fue objeto de arduas negociaciones entre el Gobierno de España y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el gobierno regional. Su rentabilidad económica está por ver, pero ciertamente sitúa a Cuenca en el mapa. Con un trayecto de menos de una hora (unos cincuenta minutos para el recorrido sin paradas), puede representar una magnífica oportunidad para el desarrollo turístico de la ciudad de Cuenca, o incluso para la deslocalización de determinadas actividades hacia esa zona.

Si no fuera por la severa crisis financiera e inmobiliaria que estamos viviendo, seguramente la Estación Fernando Zóbel no estaría en medio del campo, como lo está hoy. Para su nivel actual de utilización, el edificio resulta ciertamente faraónico, pero está preparado para un fuerte incremento de viajeros que pueda venir en el futuro. Una mala noticia reciente es que Renfe se ha visto obligada a cancelar un servicio directo de alta velocidad entre Toledo, Cuenca y Albacete, por su bajísimo nivel de ocupación. Estamos hablando, pues, de una infraestructura modernísima que va por delante de las necesidades actuales de la zona. Que nuestra maltrecha economía se la pueda permitir o no es ya otra conversación.
La estación del AVE limita con el campo
(JMBigas, Junio 2011)

La estación dispone de un amplio aparcamiento gratuito al aire libre, y se ha habilitado una nueva línea de autobuses (la 12), que une la Estación del AVE con la Estación de Autobuses de la ciudad.

Para cualquiera que, estando en Madrid, disponga de un día libre, el AVE representa una fantástica oportunidad para visitar la ciudad de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad y una auténtica joya entre los ríos Júcar y Huécar.

Aparte de las fotografías que ilustran esta entrada, os he preparado una colección más completa, que podéis ver aquí.

JMBA

1 comentario:

  1. La verdad, Bigas que Cuenca - como Cáceres- es uno de esos lugares que tengo pendientes de visitar en mi agenda perpetua. Quien me consta iba con frecuencia era nuestro querido y malogrado J.J.Avrillón, pues su -ahora- viuda es de allí pero a mí nunca llegó a llevarme, pues no habían potenciales clientes por la zona.
    Ahora que tenemos AVE en Barcelona, tal vez aproveche y me haga una escapada con la familia, aunque la parte gastronómica me la tienen limitada.
    Un abrazo.
    Santi

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