Querido Paseante, siempre eres bienvenido. Intenta escribir algún comentario a lo que leas, que eso me ayuda a conocerte mejor. He creado para ti un Libro de Visitas (La Opinión del Paseante) para que puedas firmar y añadir tus comentarios generales a este blog. Lo que te gusta, y lo que no. Lo que te gustaría ver comentado, y todo lo que tú quieras.


Pincha en el botón de la izquierda "Click Here - Sign my Guestbook" y el sistema te enlazará a otra ventana, donde introducir tus comentarios. Para volver al blog, utiliza la flecha "Atrás" (o equivalente) de tu navegador.


Recibo muchas visitas de países latinoamericanos (Chile, Argentina, México, Perú,...) pero no sé quiénes sois, ni lo que buscáis, ni si lo habéis encontrado. Un comentario (o una entrada en el Libro de Visitas) me ayudará a conoceros mejor.



lunes, 18 de julio de 2011

28 Muertos en las Carreteras

Nos ha sorprendido muy desagradablemente este lunes la noticia de la Dirección General de Tráfico de que, solamente en este fin de semana, han fallecido en accidentes de tráfico en las carreteras españolas 28 personas, y más de una docena han sufrido heridas graves.
(Fuente: tuabogadodefensor)

Después de bastante tiempo en que estas cifras mostraban una clara disminución, da la sensación de que se están disparando de nuevo. ¿Qué está sucediendo?.

En el período estival de vacaciones siempre aumenta el riesgo en las carreteras. Ello es debido muy especialmente a los desplazamientos cortos. En las vacaciones hacia las playas (o lugares de asueto), hay habitualmente dos trayectos largos (de varios cientos de kilómetros) para los que todo el mundo se prepara bien, descansa convenientemente y se los toma con responsabilidad. Además, este tipo de trayectos habitualmente se realiza por carreteras con calzadas separadas para los dos sentidos de la marcha, y son estadísticamente las menos peligrosas, donde menos accidentes mortales se dan por kilómetro. No debemos bajar la guardia, pero parece que ya respetamos suficientemente este tipo de trayectos. Además, la amenaza de los radares y las sanciones por exceso de velocidad ayudan a extender esta responsabilidad.

Por el contrario, durante las vacaciones, se producen multitud de trayectos cortos (de alguna docena de kilómetros solamente). Para ir a visitar a algunos familiares, para ir o volver del chiringuito de la playa, para ir a las fiestas del pueblo vecino, para acudir a la macrodiscoteca, para ir a comer o a cenar a ese restaurante tan coqueto junto al mar,... Este tipo de trayectos se realizan habitualmente por carreteras secundarias, sin calzadas separadas, con doble sentido de circulación, a menudo pobremente señalizadas. Además, estos desplazamientos se realizan en condiciones bastante menos favorables (después de ingestas copiosas; a altas horas de la noche, quizá con alguna copita encima; cansados de muchas horas en la playa; ansiosos por llegar a casa o al hotel para pegarse una buena siesta).
(Fuente: accidentestrafico)

En suma, trayectos menores a los que les hemos perdido el respeto. Y donde el control, la vigilancia, la represión, son mucho menores, si no directamente inexistentes.

De acuerdo a datos del Ministerio de Fomento, correspondientes a 2009, el total de vías de gran capacidad en España sería de 15.621Km (11.096Km dependientes del Gobierno de España a través del propio Ministerio de Fomento; 3.484Km dependientes de las Comunidades Autónomas; 1.041Km a cargo de Diputaciones y Cabildos) mientras que el resto de la red (las carreteras secundarias) totaliza 149.845Km (14.537Km a cargo del Estado; 67.592Km a cargo de las Comunidades Autónomas; 67.716Km a cargo de Diputaciones y Cabildos).

Es decir, en España hay diez veces más kilómetros de carreteras convencionales que de vías de gran capacidad. Lo que parece razonable, para atender a la capilaridad del territorio.

Pero en las carreteras secundarias hay varios factores de riesgo añadido. Una salida accidental del carril puede suponer un violento choque frontal; la mayoría de accidentes mortales tienen este origen. Muchas veces la circulación es muy escasa, con lo que se rebaja la atención y la tensión. Muchos de los conductores en esas vías son expertos nativos, de los que podemos oír eso de que esa carretera me la conozco yo como la palma de mi mano, o la carretera a Villaburros la hago yo con los ojos cerrados. Circulando por ese tipo de carreteras es frecuente ver a vecinos que convierten desplazamientos diarios en rallies de pura diversión. Sólo que en los rallies de verdad nunca hay circulación en sentido contrario, los pilotos siempre están con sus plenas facultades, y nunca hay domingueros.
(Fuente: larioja)

En resumen, todos nos hemos acostumbrado a que los trayectos por autopistas o autovías sean desplazamientos aburridos, a velocidades absurdamente lentas, que a veces tienen el efecto perverso de aumentarnos el sopor y rebajarnos la tensión. Hemos aprendido que si corremos demasiado, nos recetarán con los radares. Si hay bastante circulación, estamos muy atentos, no vaya a ser que los coches se paren de repente y pueda producirse algún alcance, que raramente resulta mortal, pero siempre son muy molestos. Y si hay atascos no nos queda otra que arrancar y parar al ritmo de los demás.

En los desplazamientos largos parece que han conseguido que la gran mayoría seamos buenos conductores. Pero eso ha sometido a la red secundaria a una presión adicional, y la está convirtiendo en una especie de territorio sin ley, ese reducto escaso que va quedando para poder disfrutar conduciendo. Pero si eso significa velocidades excesivas y, a menudo, condiciones de atención defectuosas, tenemos la tragedia servida. Las desgracias que se produzcan en estas condiciones ya no serán accidentales, sino el resultado esperable de asumir riesgos exagerados.
Carretera desierta y virada, toda una tentación
para la conducción deportiva. Aunque esta
sea virtual (de simulador)
(Fuente: Universidad del País Vasco)

No creo que sea posible desplegar medios represivos (radares, vigilancia) sobre la totalidad de la red secundaria. Por lo tanto, no queda más remedio que conseguir que todos los conductores sean de verdad conductores responsables aunque no les miren. Y quien demuestre no serlo, la ley debe obligarle a dejar de ser conductor. Que cualquiera que se ponga al volante sea consciente de los riesgos que puede asumir, y que no sólo puede estar poniendo en peligro su propia vida y la de los que le acompañen, sino también la de otros conductores o pasajeros, inocentes desde todo punto de vista. Esto es lo que se llama de verdad Educación Vial, y hay que inculcarla desde la más tierna infancia, en la propia familia y dentro del sistema educativo. Sólo seremos conductores responsables de verdad cuando lo seamos bjo todas las condiciones, aunque no haya un radar ni un Guardia Civil a 50 kilómetros a la redonda.

La red secundaria de carreteras y los desplazamientos cortos se han convertido en una bomba de relojería que ya nos está pasando factura. Es una asignatura pendiente para la que hay que encontrar algún tipo de solución más bien pronto que tarde.

Que 28 muertos solamente en un fin de semana son cifras inasumibles a estas alturas de la película.

JMBA

No hay comentarios:

Publicar un comentario