Tras la dimisión de Camps, presentado por la cúpula del PP como un héroe generoso, Rajoy y su camarilla siguen con el raca-raca contra Rubalcaba y la cúpula de Interior por el caso Faisán.
Mariano Rajoy ha estado este viernes en Granada. En la foto, su visita a la Diputación de Granada (Fuente: motrildigital) |
Lo primero que conviene tener claro es que los dos casos no tienen nada que ver. Camps y el PP en Valencia (pero no sólo en Valencia) están involucrados en demasiados temas que huelen a corrupción, y que habrá que ir investigando. Los amiguitos del alma son amistades muy peligrosas para un político. Las adjudicaciones sin muchos miramientos son posibles cuando parte del dinero vuelve por la caja B (o Z). Es posible que Camps no se haya enriquecido personalmente (aparte de los trajes, que son una nimiedad), pero, en cualquier caso, el encarecimiento innecesario de los gastos públicos (los que se pagan con el dinero de los ciudadanos) es un acto de corrupción. Aunque el destino final de esa caja B sea la financiación del partido, por ejemplo. En puridad, se trata de retirar fondos públicos de la superficie, para poder utilizarlos de modo privado.
Por el contrario, en el caso Faisán se intenta juzgar como políticamente censurable un hecho que, sospecho, se produce con frecuencia en el marco de la lucha policial antiterrorista, o contra la criminalidad organizada o los narcotraficantes. Se cancela una detención, porque resulta interesante dejar que las cosas sigan su curso, para conseguir una mejor efectividad más adelante. No se detiene al camello de medio pelo, confiando pillar a su jefe, o al pez gordo, un tiempo después.
Lo que sí es censurable en el caso Faisán es la falta de coordinación de las diversas fuerzas policiales. Ignoro por qué motivos, pero no fue posible, desde la cúpula de Interior, inhibir la operación que se estaba llevando a cabo por parte de otras fuerzas policiales. Y alguien decidió advertir a los delincuentes, para que no fueran detenidos en ese momento. Pero todos los involucrados fueron detenidos más adelante, y puestos a disposición judicial. Para mí, un procedimiento irregular, fruto de una censurable descoordinación.
Desde luego, confío que progrese la opinión del fiscal, en el sentido de retirar la acusación de colaboración con banda armada, ya que esta debería suponer proximidad ideológica, y no es el caso.
Ya he insistido muchas veces que en las alcantarillas habitadas por los delincuentes de toda laya, y que deben frecuentar las fuerzas policiales, porque allí están sus presas, las cosas no siempre funcionan como en la superficie, con luz y taquígrafos. La negociación con un delincuente, persiguiendo detenciones de mayor nivel, forman parte del argumento de cualquier episodio de cualquier serie norteamericana de policías y ladrones. Desde este punto de vista, en las alcantarillas sí se cumple que ciertos fines justifican ciertos medios.
Mientras tanto, los buitres del PP sobrevuelan sedientos de sangre a Rubalcaba (el resto son caza menor). Seguramente porque, por primera vez, se han dado cuenta de que peligra seriamente su soñada mayoría absoluta en las próximas elecciones. Incluso su victoria no la tienen 100% asegurada, y creo que no están adoptando la actitud que les ayudaría a conseguirlo.
Parece que en el PP acaben primando las tesis, repetidas ad infinitum, de ese anquilosado Mayor Oreja, con su raca-raca de que el Estado (o el Gobierno) ha querido (y quiere) entregar el país entero a ETA.
Pero los buitres sólo sobrevuelan y atacan a la carroña, a los animales muertos. Y Rubalcaba está vivo y muy vivo, y coleando.
Todavía alguno de los buitres podría ser herido de un zarpazo.
JMBA
upongo que por falta de alternativas, pero la erdad, Bigas que últimamente veo mucho intereconomía televisión y se recrean mucho en el caso faisán, supongo que por su afinidad ideológica con el PP.
ResponderEliminarEstoy contigo que la teoría del PP y sus adláteres es que ZP quiere entregar España entera a ETA.
Un abrazo.
Santi