Ese jueves, me desperté prontito en la cama angosta de la Hospedería de Valvanera. Estuve escribiendo un rato en el netbook (pero sin conexión, que el WiFi creo que no llega a las habitaciones). Para las ocho y media bajé a pasear un poco por los alrededores del Monasterio, esperando a que abrieran el comedor para el desayuno, a las nueve en punto de la mañana.
El Rincón de las Hadas, una rinconada del río Valvanera. (JMBigas, Agosto 2011) |
Como ya teníamos prácticamente asignada mesa fija en el comedor para cada grupo, coincidimos de nuevo con J. y sus alumnos, de los que ya os he hablado. Llegué el primero de nuestro grupo al comedor. Como la víspera no habíamos comido ni cenado allí, la mesa no estaba preparada para el desayuno (dijeron que no nos esperaban). Pero la camarera colombiana lo resolvió sin dilación. Pocos minutos después aparecieron también A. y F.
Esa mañana, J. llevaba consigo un libro con la foto de un hombre que parecía un gurú en la portada. Se empeñó en mostrarle el libro al Padre Jesús (que hizo acto de presencia para verificar cuándo íbamos a liberar las habitaciones). Por lo que me pareció ver, Don Jesús reconoció el libro, pero no me dio la sensación de que le complaciera en exceso verlo por allí. ¿Competencia desleal?.
Camino del embalse en Valvanera (JMBigas, Agosto 2011) |
Esa mañana, J. quería encontrar un lugar tranquilo para realizar un ejercicio del cursillo que llevaba adelante con sus cuatro alumnos.
Por nuestra parte, habíamos decidido que íbamos a recorrer el Sendero de Valvanera, una caminata ligera de menos de 5Km., que lleva desde el Monasterio hasta el embalse, y vuelta por una pista forestal hasta el Monasterio de nuevo.
Coordinamos con el grupo de J. que haríamos juntos el paseo, y que seguro que en el camino habría un lugar conveniente para su ejercicio.
Terminado el desayuno, aprovechamos un rato para visitar la iglesia del Monasterio, que no abría hasta las diez. Ya os mostré algunas fotos de ella. La iglesia en sí es muy sencilla y sobria (obra original del siglo XIV), pero tiene un camarín (por encima del altar) donde está la imagen de Nuestra Señora de Valvanera. Se puede subir hasta allí por una escalera a la derecha de la nave principal.
El río Valvanera, que fuimos bordeando todo el tiempo (JMBigas, Agosto 2011) |
F., mostrando la hoja pequeña del arce de Montpellier (JMBigas, Agosto 2011) |
El Monasterio tiene un claustro muy bonito, pero no es visitable (salvo arreglo especial), porque forma parte de la zona de clausura.
Terminada la visita, iniciamos el paseo hasta el embalse. El sendero va bordeando el río Valvanera, entre hayas, pinos, fresnos y arces de Montpellier (Acer monspessulanum). F. actuó de experto botánico, mostrando la hoja pequeña de los arces. La verdad es que no me lo acabé de creer, pero como lo pude comprobar posteriormente en Google, lo incluyo aquí con cierta tranquilidad.
Cruzando el río Valvanera, dos de las alumnas de J. (JMBigas, Agosto 2011) |
Js. se sumó al grupo cruzando el río. (JMBigas, Agosto 2011) |
Los cuernos son modestitos, pero a que acoj.... (JMBigas, Agosto 2011) |
Afortunadamente, el camino discurre por zonas mayoritariamente de sombra, porque, a diferencia del día anterior, ese jueves el día se presentaba caluroso, y el Sol picaba con viveza. Junto al camino, muchas vacas, con terneros muy jóvenes. Tuvimos la precaución de no parecer agresivos en ningún momento, porque las dóciles vacas pueden alterarse si sospechan que algo amenaza a sus retoños. Y ese era su territorio, y no el nuestro.
En un cierto momento tuvimos que cruzar el río. Al otro lado había una vaca (supongo; no creo que fuera un toro) con un par de cuernos discretitos pero suficientes como para que cundiera una cierta alarma. Estaba junto al camino que discurría por la ribera derecha, y debíamos pasar por allí. Algunos pasamos uno por uno, sin mirarla ni levantar la voz. Otros prefirieron esquivarla, y avanzar por un nivel más alto de la ladera.
Una de las muchas vacas que vimos, junto al embalse (JMBigas, Agosto 2011) |
Al final no pasó nada, y pudimos llegar sin novedad a la zona del pequeño embalse. Desde ese embalse hay una tubería que lleva el agua hasta una modesta central hidroeléctrica que se encuentra bajo el Monasterio, y suministra energía eléctrica al conjunto.
Junto al embalse había una amplia zona umbría, bajo los árboles. Pero J. estimó que el paraje no era conveniente, ya que podíamos coger frío, al estar completamente en sombra. Uy, uy, uy, ¿pero cuánto iba a durar ese ejercicio?.
Cruzamos a la otra orilla por el puentecito sobre la presa, y seguimos adelante por el Sendero Laxante (plagado a cada paso de excrementos de vaca) hasta que llegamos al Rincón de las Hadas (creo que solamente yo lo llamo así). Se trata de una rinconada del río, con un mínimo salto de agua, y un entorno sugerente, entre Sol y sombra. A J. le pareció conveniente el paraje para llevar a cabo el Ritual de Sanación de Recuerdos.
Decidiendo, junto al embalse, si la zona era o no adecuada para el ejercicio. (JMbigas, Agosto 2011) |
Nos pidió que nos sentáramos en el suelo y que nos quitáramos las gorras para facilitar los flujos de energía. Nuestro grupo nos situamos a la izquierda del que formaba J. con sus alumnos (formábamos el núcleo escéptico), y esperamos acontecimientos, disfrutando de la placidez del entorno del río y del bosque.
J. inició el ritual, y pronto empezó a leer, con voz hipnótica, párrafos del libro que llevaba consigo desde el desayuno. Nos pidió concentración, e intentó llevarnos a etapas pasadas de nuestras vidas (hasta la época de fetos en el útero de nuestras madres) para identificar (y entiendo que conjurar) todas las energías negativas que la vida ha ido depositando en nuestro interior.
Evocó a unos padres que quizá no nos querían, o que esperaban un niño y no una niña, o al revés. Se paseó por las etapas de la escuela, donde quizá no nos sentíamos queridos por maestros o compañeros. Y luego a las amistades de la vida adulta y así durante muchísimo tiempo (a mí se me antojó como una hora, aunque estoy seguro de que no fue tanto, a pesar de hacerse eterno).
Pequeño embalse al final del sendero de Valvanera (JMBigas, Agosto 2011) |
No entendí muy bien el objetivo, y miraba de vez en cuando a sus alumnos, pero nada en claro conseguí sacar. En algún momento les propuse por lo bajini a mis amigos hacer un mutis por el foro, pero triunfó la educación y la cortesía, y allí esperamos hasta la finalización del Ritual.
Después J. nos preguntó qué habíamos sentido y demás. Creo que conseguimos capear ese temporal, deteniéndonos en el estadio inmediatamente anterior a la grosería.
Pero ya sí aprovechamos la ocasión de que J. y sus alumnos parecían inmersos en un profundo debate, para despedirnos cortésmente y volver a la Hospedería a tiempo para el almuerzo.
Pequeño puente sobre la presa del embalse (JMBigas, Agosto 2011) |
Depósito de agua, en las cercanías del Monasterio de Valvanera (JMBigas, Agosto 2011) |
Aparte del dolor de rabadilla provocado por la larga sentada en el bosque, no noté que nada significativo hubiera cambiado en mí.
El resto del camino no fue muy pesado, salvo los muchos tramos a pleno Sol. El día era, efectivamente, muy caluroso, y acabamos llegando a Valvanera sudando como pollos. Allí comprendí el sentido de la fuente que hay junto al Monasterio, al final de ese camino.
Comimos, liberamos las habitaciones y estuvimos un rato digiriendo por los alrededores. F. todavía sacó la guitarra para deleitar a otros visitantes, y para compartir técnicas con el Hermano Alfonso, un virtuoso musical.
Finalmente iniciamos camino de vuelta a casa. F. hacia Burgos, por Baños de Río Tobía y Santo Domingo de la Calzada, y A. y yo deshaciendo el camino de ida. Por carreteras prácticamente desiertas hasta Aranda de Duero. Y por la A-1 y el puerto de Somosierra luego.
Fin de la historia.
JMBA
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