Gracia es un barrio de Barcelona. Su límite natural al Oeste es la calle Mayor de Gracia (Gran de Gràcia), que es a su vez la prolongación del famoso Paseo de Gracia, hacia la montaña, más allá de la Avenida Diagonal.
(En esta casa del carrer Gran nací y crecí yo los primeros 28 años de mi vida. JMBigas, Navidad 2002).
El barrio se despliega casi enteramente a la derecha del carrer Gran, en forma de placitas y calles en general estrechas. Gracia fue una villa separada de Barcelona, integrada en la ciudad desde hace ya mucho tiempo. Como algunos barrios en muchas otras ciudades, su perfil sociológico ha cambiado sensiblemente en las últimas décadas. Habitado por una población progresivamente envejecida, a partir de los años 80 vivió el desembarco de nuevos habitantes, que apreciaban su tranquilidad y lo apacible del entorno. El barrio es poco amigo del automóvil, ya que la circulación es complicada por lo estrecho de muchas calles, y la carestía de plazas de aparcamiento (en la calle o en Parkings públicos) es endémica.
Muchos edificios se han restaurado o hecho de nuevo, siempre en solares más bien pequeños, con altura muy limitada. Han aparecido locales y comercios nuevos, dirigidos a ciertos segmentos de la población, por ejemplo, para el público gay, o para los contestatarios en general, antisistema y okupas en particular. La convivencia con la población tradicional no ha sido siempre fácil, y las diferencias se manifiestan muy especialmente con las tradicionales Fiestas del Barrio, en el entorno de la Virgen de Agosto.
(El Barrio de Gracia de Barcelona, en Google Earth).
Muchos vecinos del barrio siguen con la tradición de engalanar sus calles de modo especial para las Fiestas del Barrio. Cada calle, cada año, acostumbra a escoger un tema específico, y desarrolla una decoración alusiva al mismo. En el marco de la Festa Major hay un concurso de decoración de calles, en el que compiten muchas calles del barrio, y acostumbra a ganar la calle Verdi.
Los últimos años, desgraciadamente, han sido bastante habituales los disturbios durante las Fiestas. Ya hablé del tema genérico en otro artículo (http://jmbigas.blogspot.com/2010/06/turismo-de-altercado.html). El atractivo que suponen algunas fiestas populares para los profesionales del altercado es bien conocido. La anécdota por la que se provocaban los problemas acostumbraba a ser la diferente concepción sobre la normativa de la Fiesta, las dificultades para conciliar la necesidad y el deseo de descanso por parte de la población tradicional, y los desaforados deseos de fiesta y descontrol por parte de los nuevos habitantes y los venidos a propósito para la fiesta. Como substrato, siempre estuvo la presencia y protagonismo de todas las asociaciones de okupas y antisistema, muy activos en toda Catalunya. Y la afluencia, claro, de los profesionales del turismo de altercado, animados por toda clase de adicciones, empezando, pero no terminando, con el consumo desmedido de bebidas alcohólicas.
Parece que este año 2010 (no sé si la crisis vigente ha contribuido a ello), la Festa Major de Gràcia ha sido más tranquila. Sin embargo, coincidió con ella la liberación de prisión de Laura Riera, y se pretendió organizarle en el marco de la Festa Major un acto de homenaje. Laura fue juzgada y condenada como colaboradora de ETA en un atentado en Viladecaballs. Además, era una activista conocida en Terrassa, miembro de asociaciones de okupas y demás. Si queréis conocer la versión de su trayectoria contada por sus partidarios (en este caso, la CGT, sindicato de inspiración anarquista) podéis leerla en http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=33036.
Creo que la sociedad no debe permitir que ningún delincuente condenado sea homenajeado o jaleado en acto público alguno. Y el acto se prohibió. Afortunadamente, parece que los disturbios, en este caso, han sido menores y muy limitados. Y es que, supongo, todo acaba cansando, hasta las dosis de adrenalina que genera la provocación a los Mossos d'Esquadra o a los Municipales.
Yo viví veintiocho años de mi vida en el barrio, bueno, en su frontera, en la calle Mayor de Gracia (que los de más edad todavía llamaban Salmerón), en una casa que allá por 1920 era la casa nueva de Gracia. Crecí entre el Roxy que cantaba Serrat, el Proyecciones y el Selecto (donde, durante un tiempo, hubo un pequeño espectáculo de variedades en los intermedios). Y es que Gràcia es delicioso, porque conserva el atractivo de la vida y el comercio de barrio. Pasear por sus callecitas, o por las plazas, como la de Rius i Taulet (conocida popularmente como la plaça del Rellotge, por la torre con reloj de su centro), o la plaça Rovira, es un placer en cualquier época del año.
Si visitáis Barcelona, no dejéis de daros una vuelta por el barrio de Gràcia. Por ejemplo, desde la estación de Metro Fontana (L3)(por cierto, muy cerca, en la calle Carolines, está la Casa Vicens de Gaudí) podéis cruzar el barrio en diagonal, por las calles y placitas, hasta la calle Escorial y la Plaça Joanic (Metro Joanic, L4). Si coincidís con la Festa Major (la tercera semana de Agosto), disfrutad de las calles engalanadas y de los espectáculos, e intentad manteneros al margen de los disturbios, si los hubiere.
No os faltarán bares y restaurantes de todas las especialidades, para el necesario reposo del viajero.
JMBA
Yo tambien vivi 27 años en esa misma casa en Gran de Gràcia y creo que tus años en Madrid han dignificado en exceso el barrio de Grácia (al menos tal com es hoy). En uno de tus próximos viajes te recomiendo una visita a fondo, si puede ser un viernes o sábado noche, ho tienes una resistencia de elefante o eso no hay quien lo resista, bullicio desmesurado, suciedad, malos rollos sumados a calles estrechas, casas viejas y público multi-etnico, milti-edad y milti-todo hacen que al poco rato necesites "salir" a buscar aire menos contaminado y visiones más amplias. Yo por nada del mundo volveria a vivir en Grácia.
ResponderEliminarDe todos modos, para gustos los colores y parede ser que hay gente que les gusta.