Este martes lo primero que toca hacer es alegrarse por la liberación, sanos y salvos, de los dos cooperantes españoles secuestrados por Al-Qaeda del Magreb (o cualquier otra franquicia del Terror). Por fin Albert y Roque se han podido reunir con sus familiares en Barcelona, con sus compañeros de la ONG Barcelona Acció Solidària, y con Alicia, compañera de secuestro, que ya fue liberada en Marzo.
Pero a continuación es un deber reflexionar sobre el tema. El secuestro es un arma muy utilizada por toda clase de delincuentes: terroristas, paramilitares, narcotraficantes, mafiosos de todo jaez. El secuestro es, si cabe, más horroroso que el asesinato, porque juega con la anticipación del asesinato, si las peticiones de los secuestradores no son atendidas. Por lo tanto, deja en manos de los demás (presuntamente) las decisiones encaminadas a que el secuestrado muera o sobreviva. Fuerza a la sociedad a considerar acciones que normalmente se considerarían delictivas o ilegales. Y hace que la sociedad se sienta culpable en cualquier caso, cualquiera que sea el desenlace.
(Michel Germaneau, asesinado por sus secuestradores tras una acción militar para liberarlo. Fuente: http://momento24.com/2010/07/26/).
En resumen, el secuestro es un acto delictivo particularmente desestabilizador.
El motivo de cualquier secuestro es hacerse ilegalmente con un activo (el o los rehenes) que otorgue a los secuestradores cierta capacidad de negociación. En general, el motivo principal de cualquier secuestro es económico. De hecho, los secuestros son una de las fuentes clásicas de financiación para cualquier banda de delincuentes. La toma de rehenes, en cualquiera de sus formatos, dificulta, si no impide muchas veces, la reacción digamos militar de la sociedad, porque muy probablemente acarrearía la muerte de alguno de los rehenes, y la sociedad occidental no puede permitirse este tipo de desenlaces, si puede evitarlos.
Lo que está claro es que el activo de los secuestradores es la amenaza sobre la vida de los rehenes. Su mensaje es: Depende de lo que hagáis, los rehenes vivirán o morirán. Trasladan, presuntamente, la responsabilidad del desenlace a la propia sociedad.
(Ortega Lara, liberado por una acción policial tras 523 días de secuestro por ETA. Fuente: http://elpaiser.blogspot.com/2007_07_01_archive.html).
Cualquiera que empuñe un arma no puede alegar que no piensa utilizarla. Si fuera así, que la tire, la destruye, la chatarree. Si no lo hace, es porque está dispuesto a utilizarla si las circunstancias le parece que lo requieren. Utilizarlas contra los rehens, contra sus rescatadores tentativos o contra sus propios colegas que intenten robarles el activo. Teniendo en cuenta que un rehén muerto (que se sepa que está muerto) es un activo liquidado, con valor cero.
Pero, ¿por qué alguien en concreto es secuestrado?. No hay ninguna justificación, pero muchas explicaciones. A veces, se trata de la pertenencia a una familia acaudalada, que los secuestradores están seguros de que estarán dispuestos a soltar dinero en grandes cantidades, para asegurar la vida de su ser querido. O a veces son las circunstancias las que provocan que alguien sea secuestrado. Porque pasaba por ahí y le tocó, porque estaba cobrando un cheque en el banco cuando entraron los atracadores, que acabaron tomando rehenes. O porque estaban realizando prácticas de riesgo, de exposición elevada al riesgo. Mucha polémica ha habido sobre quién debe pagar el rescate de unos montañeros imprudentes que acabaron aislados y/o accidentados en lo alto de una cordillera. La respuesta a si se trataba de prácticas imprudentes, o de accidentes imprevisibles, siempre será dudosa, y objeto de interpretaciones diversas.
Los que somos fumadores estamos acostumbrados a pagar un elevado sobreprecio por nuestra adicción, porque se entiende que fumar es una práctica de riesgo para la propia salud, y que posiblemente acabemos siendo más caros para el Sistema Público de Salud que los no fumadores.
¿Era una práctica de riesgo el pasearse por un desierto sin ley ni control, en un convoy carente de medidas apropiadas de protección?. Bueno, vistos los cojoncillos, macho. Seguramente, a partir de ahora se tomarán medidas adicionales de seguridad, que forzarán a los delincuentes a sofisticar sus acciones y hacerlas más atrevidas. Muchos instalamos alarmas en nuestras casas no porque estemos convencidos de que eso evita los robos, sino porque pensamos que un ladrón ocasional posiblemente prefiera robar en el piso de enfrente, que no tiene alarma instalada, antes que enfrentarse a la alarma del nuestro. Claro que si quieren robar en nuestra casa, la alarma no les va a parar. Sólo les obligará a ser más finos en lo suyo.
En las últimas décadas, en España hemos sufrido bastantes secuestros perpetrados por ETA en busca de financiación. Algunos, como amenaza específica a quien se había resistido a la extorsión, otros más genéricos, como amenaza a la sociedad y elemento de negociación para la liberación de presos o lo que fuera. Secuestros con diversos desenlaces, desde la liberación por haberse cumplido las condiciones de los secuestradores, hasta la liberación tras una acción policial o militar, hasta la muerte del secuestrado. Pero España dispone hoy de un estado completo, capaz de hacer frente a este tipo de amenazas, y el asedio a ETA les ha puesto en una situación de debilidad como nunca antes habíamos visto.
Pero en África (y no solamente allí), hay muchos Estados fallidos o incompletos, incapaces de erradicar por sus propios medios la convivencia con bandas de delincuentes, da igual la bandera que enarbolen. Que incluso mantienen, a menudo, una sospechosa connivencia con ellos. Y Al-Qaeda, como franquicia universal del terror y de la delincuencia, es un buen ejemplo de ello. Como un parásito más de la Naturaleza, se instala y actúa donde la debilidad de otros poderes se lo permite. Y les basta con adoptar, aunque sea sólo en apariencia, determinadas actitudes para ganarse la simpatía de algunos.
No nos engañemos y caigamos en esas redes. Cualquier secuestro es un acto delictivo, ante el que la sociedad y los Estados tienen la obligación de enfrentarse, e intentar erradicar. Pero la vida de los rehenes es un bien superior, o así se percibe casi siempre. Las reacciones atropelladas o urgentes a menudo conducen a la muerte de muchas personas, entre ellas algunos secuestradores, seguro, y también algunos rehenes. Vimos hace poco la reacción militar del Estado francés, conjunta con Mauritania, que produjo la muerte del rehén francés en manos de los secuestradores, que también sufrieron algunas bajas. O ayer, sin ir más lejos, un secuestro chusco en Manila, y una reacción desproporcionada y atropellada de las Fuerzas de Seguridad de Filipinas, provocaron la muerte del secuestrador y de siete de los rehenes, ciudadanos de Hong Kong.
(Las Fuerzas de Seguridad de Filipinas asaltaron el autobús chino en Manila. Fuente: http://www.fmbolivia.com.bo).
Me parece obsceno que el Gobierno español (empezando por el Presidente Zapatero) saque pecho por el desenlace de este secuestro. Porque hemos pagado a los secuestradores, y les hemos concedido algunas de sus peticiones, en forma de liberación de presos, o lo que sea. Alegrémonos de la liberación, pero no podemos estar orgullosos de ello.
Por otra parte, ante un suceso de este tipo, la posición de un Presidente del Gobierno no tiene nada de envidiable. Tienes en tus manos todos los recursos (económicos, diplomáticos, de inteligencia, militares o policiales, fondos reservados), cada uno de ellos con sus oportunidades y sus riesgos. Hay que definir prioridades, y hagas lo que hagas te ganarás las críticas, incluso feroces, de muchos. Claro que nadie debería entrar en política para hacer amigos.
Contra el terrorismo, de cualquier origen, tolerancia cero. Porque no es un método aceptable para defender lo que sea. Ahora que no tienen rehenes españoles, quizá podamos contribuir a erradicar y destruir a Al-Qaeda del Magreb. Siempre que no hayamos negociado su impunidad, claro.
Porque si se corre la voz de que es más fácil negociar con España que con Francia, los secuestradores nos preferirán como rehenes, y deberemos hacer individualmente lo posible para evitar, por lo menos, ser presas fáciles.
Porque, por lo visto, somos un piso sin alarma.
JMBA
Extraordinaria reflexión, Bigas. Con los españoles se puede negociar (sacar tajada). En otros países, como Rusia o EEUU, no importa el precio: es más importante dejar claro que no se negocia, que no se va a financiar a unos delincuentes a cambio de unos pobres inocentes. Esta reflexión puede ser polémica, ya que la vida es lo más importante, pero una vida es menos importante que el resto de vidas de un país, de sus pilares, de su estabilidad. Siempre hay un término medio, desde luego, pero a nosotros nos ven como pringaos que siempre vamos a apechugar y a promover la compra de armas, la proliferación de mafias, de perpetrar atentados que acaben con muchas más vidas. Visto así, es preferible sacrificar unas pocas vidas en beneficio de males mayores.
ResponderEliminar