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miércoles, 27 de agosto de 2014

ExAO (4): El Parque Nacional de Monfragüe

Ya os he contado la descripción general del viaje en coche por Extremadura y Andalucía Occidental que tuve ocasión de realizar a primeros de Junio de 2014. También he publicado ya tres capítulos de detalle, dedicados a Las Hurdes, a la ciudad de Plasencia y a las comarcas de La Vera y el Valle del Jerte.

El Parque Nacional de Monfragüe se encuentra situado en el centro de la provincia de Cáceres, entre las ciudades de Plasencia al norte y Cáceres al sur.
Dentro del Parque, el río Tiétar desemboca en el Tajo,
cerca del Puente del Cardenal.
(JMBigas, Junio 2014)

Fue declarado Parque Natural en 1979. Ejemplo del ecosistema de bosque mediterráneo, los intentos de incluirlo en la Red de Parques Nacionales en la década de los 90s, fracasaron en favor de Cabañeros (a caballo de las provincias de Toledo y Ciudad Real). Sí fue recibiendo sucesivas figuras de protección medioambiental (Zona de Especial Protección de Aves - ZEPA - en 1988; Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2003), hasta que fue nuevamente propuesto por la Junta de Extremadura al Gobierno de España en Enero de 2006. Fue finalmente declarado Parque Nacional en Marzo de 2007.

Tiene una extensión de 17.852 hectáreas, una altitud entre los 250 y los 750 metros sobre el nivel del mar, y por su interior discurren los ríos Tajo y Tiétar.

Su constitución, un empeño persistente del gobierno socialista de la Junta de Extremadura, tuvo que enfrentarse con los intereses de los propietarios de grandes fincas agrícolas, ganaderas y cinegéticas de la zona.

El miércoles 4 de Junio salí desde Plasencia por la mañana, con la intención de realizar una primera visita de descubrimiento a Monfragüe. En dirección sur por la carretera EX-208, se entra al Parque Nacional en poco más de 20 kilómetros. Desde algún mirador al borde de la carretera se tienen ya unas vistas excelentes del maravilloso paisaje verde ondulado, moteado de azul por alguna laguna.
Villarreal de San Carlos es una parada obligada para
cualquier visitante del Parque Nacional de Monfragüe.
(JMBigas, Junio 2014)

Se llega luego a la aldea de Villarreal de San Carlos, que se desarrolló a partir de un antiguo asentamiento militar como Centro del Parque Nacional de Monfragüe. Allí hay un aparcamiento extenso (que estaba totalmente en obras durante mi visita, supongo que preparándose para las afluencias estivales), el Centro de Visitantes, diversos Centros de Interpretación del Parque, así como algunas casas rurales, bares, restaurantes y tiendas de recuerdos. A gusto me hubiera tomado un café, pero las obras habían provocado un corte de agua, y no fue posible. Villarreal es una parada obligada para cualquiera que quiera recorrer, en cualquier modo, el Parque Nacional de Monfragüe. En el Centro de Visitantes se puede ver una maqueta completa del Parque, y facilitan al visitante un mapa detallado del mismo, que incluye las principales rutas (en coche, a pie, en bicicleta,...).

En mi caso, sólo podía dedicarle unas pocas horas, ya que tenía bastante planificada el resto de la jornada. Por ello decidí realizar la ruta principal en coche, por la carretera que lo cruza de norte a sur, hacia el pueblo de Torrejón el Rubio, con varias paradas en los principales enclaves del Parque.

Un poco más adelante de Villarreal, me paré en el Mirador del Puente del Cardenal. Este Puente, que cruza el río Tajo, se empezó a construir en el año 1.450, para facilitar el trasiego de personas y mercancías entre las poblaciones de Plasencia y Trujillo. Zona propicia al bandidaje, en tiempos de Carlos III se creó el asentamiento de Villarreal, como protección al tráfico por el Puente del Cardenal.
El Salto del Gitano, hogar de rapaces, junto al río Tajo.
(JMBigas, Junio 2014)

En los años 60 se diseñaron diversos embalses sobre el río Tajo en esta zona. Por ello, el actual nivel habitual de las aguas del río mantiene al Puente del Cardenal totalmente sumergido, e invisible al visitante. Eso me pasó a mi, que sólo pude hacerme una idea de ese puente a través de algunas fotos bajadas de Internet.

A unos cientos de metros aguas arriba del Puente se produce la desembocadura del río Tiétar en el Tajo. Traté de lograr alguna vista del Puente, pero no lo conseguí. Recorrí a pie unos cientos de metros por un camino paralelo al Tajo, hasta unas cabañas de uso recreativo, pero el Puente del Cardenal se mantuvo completamente invisible desde todos los puntos de vista. Una pena.

Seguí adelante por la carretera, cruzando el Tajo por un puente más moderno. A poca distancia hay un apartadero a la derecha, con aparcamiento para unos cuantos vehículos. Ese es el Mirador del Salto del Gitano. Monfragüe es una referencia internacional a nivel de la actividad que se conoce como avistamiento de aves (bird watching), y el Salto del Gitano es uno de los enclaves privilegiados en el interior del Parque para ver volar rapaces de diversas especies (buitres leonados, alimoches, águilas,...).

El Salto del Gitano es una peña grande que se hunde en el Tajo, y acoge a multitud de aves rapaces. Habitualmente, incluso sin disponer de equipamiento específico (prismáticos, etc.), es posible ver volar a estas aves alrededor de las paredes de la roca y por encima de ella. Conseguí algunas fotografías correctas y alguna buena toma de vídeo con el vuelo de varias de esas rapaces.

En el Mirador hay varios paneles informativos, que describen las diversas aves que desde allí se pueden avistar.
Multitud de rapaces se pueden ver volando en los
alrededores del Salto del Gitano.
(JMBigas, Junio 2014)

Unos kilómetros más al sur por la carretera, a la izquierda se destaca, en lo alto de una pequeña colina, el Castillo de Monfragüe, restos de un conjunto amurallado de origen árabe (siglo IX), del que queda, perfectamente restaurada, la Torre del Homenaje, de planta pentagonal. Hay, junto a la carretera principal, un gran aparcamiento donde dejar el coche para abordar la subida a pie al castillo (unos 130 metros de desnivel). Es posible subir en coche prácticamente hasta el pie de la fortaleza, pero el acceso está habitualmente cerrado, ya que arriba apenas hay espacio para unos pocos coches. La subida a pie puede tomar una media hora. Desgraciadamente, yo no disponía del tiempo suficiente para ello (ni llevaba un calzado adecuado, dicho sea de paso). Aparte de que el día estaba ya extremadamente caluroso.

Por ello seguí un poco más por la carretera principal, hasta un apartadero desde el que se tiene una vista completa del Castillo. Allí dispuse el trípode para la cámara, con lo que pude obtener diversas vistas cercanas de la Torre del Homenaje.
Torre del Homenaje del Castillo de Monfragüe.
(JMBigas, Junio 2014)

Lo alto de la Torre del Homenaje del Castillo de Monfragüe es otro de los lugares privilegiados del Parque para el avistamiento de aves. Según la documentación a la que he podido acceder, es posible, desde allí, ver vuelos muy próximos de diversas rapaces. 

Unos kilómetros más allá, se llega al pueblo de Torrejón el Rubio, al sur del parque, que dispone de todos los servicios, como gasolinera, etc. Desde allí seguí mi camino, como tenía planificado, por tierras de Trujillo, Cañamero y Guadalupe. Pero eso os lo contaré ya en otro capítulo.

Me quedaron las ganas de visitar de nuevo el Parque Nacional de Monfragüe, con más tiempo disponible. Para quien lo desee, hay diversas rutas para realizar a pie o en bicicleta, que permiten dedicarle varias jornadas al entorno del Parque.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este capítulo, podéis acceder a una colección más completa (26 imágenes), pinchando en la siguiente foto:


También podéis ver este breve vídeo, con las mejores vistas que pude obtener en Monfragüe.


JMBA



martes, 19 de agosto de 2014

ExAO (3): La Vera y Valle del Jerte

Ya os he contado la descripción general del viaje en coche por Extremadura y Andalucía Occidental que tuve ocasión de realizar a primeros de Junio de 2014. También he publicado dos capítulos de detalle, dedicados a Las Hurdes y a la ciudad de Plasencia.
El Valle del Jerte, desde el Mirador del Puerto de
Tornavacas (1.325m. s.n.m.)
(JMBigas, Junio 2014)

El martes 3 de Junio, con base en Plasencia, lo dediqué a recorrer la comarca de La Vera y el Valle del Jerte. Geográficamente, Plasencia forma parte del Valle del Jerte y, de hecho, el río Jerte pasa por la ciudad. Sin embargo, administrativamente, Plasencia tiene entidad propia y separada de la comarca del Valle del Jerte. Las dos comarcas se encuentran al noreste de la provincia de Cáceres.

Inicié el recorrido por la comarca de La Vera. Es posible que me equivocara, porque acabé recorriendo muchos kilómetros prácticamente en vano. Pero decidí empezar la visita por la parte más oriental de La Vera, por Madrigal de La Vera. Esto me llevó a realizar un largo recorrido por autovía, primero por la EX-A1 hasta Navalmoral de la Mata, luego un pequeño recorrido por la A-5 (la Autovía Madrid-Extremadura), hasta desviarme, ya en la provincia de Toledo, por la carreterita, prácticamente recta, que primero se llama TO-1297 hasta Las Ventas de San Julián, juntándome luego con la carretera autonómica CM-5102 hasta el límite con la provincia de Cáceres (al cruzar el río Tiétar), donde se convierte en la EX-384, llegando finalmente a Madrigal de La Vera. Resulta impresionante, en el recorrido toledano de la carretera, ver, a un lado y al otro de la carretera, los portales de acceso a las enormes fincas de la zona. Muchas de ellas tienen actividades agrícolas y ganaderas, y la mayoría ofrecen cotos privados de caza, donde organizar cacerías y monterías.
Puente de Cuartos
(JMBigas, Junio 2014)

La Vera es una comarca que se encuentra al sur de la Sierra de Gredos. Su paisaje suavemente ondulado y muy atractivo, su proximidad con la Sierra y la relativa cercanía con las zonas densamente pobladas del centro de la Península (Madrid y alrededores), han hecho que la comarca sea elegida por muchos veraneantes como lugar ideal para una segunda residencia.

Por el sur de la comarca discurre el río Tiétar, y hay numerosas gargantas laterales por las que baja el agua desde la sierra, desembocando finalmente en el río.

El producto más conocido de la comarca es el pimentón, utilizado como condimento en multitud de platos y en muchos embutidos como, por ejemplo, el maravilloso chorizo de León. Lo que hace característico al pimentón de La Vera (a diferencia del de Murcia o de otros países) es su toque ahumado, provocado por el secado mediante el humo de madera de roble o encina, durante el otoño.
Claustro del Monasterio de Yuste.
(JMBigas, Junio 2014)

Desde Madrigal de La Vera, fui recorriendo la carretera principal que recorre la comarca, la EX-203. Me detuve, ya en las proximidades de Losar de la Vera, en la Garganta de Cuartos (N 40,110783º; O 5,582275º). Esta es sólo una de las muchas que hay por la comarca, por la que discurre un flujo permanente de agua, que puede ser muy abundante en época de deshielo. La Garganta de Cuartos procede del Alto de los Riscos y, tras recorrer unos 27 kilómetros, desemboca en el río Tiétar. En ella está el Puente de Cuartos, de dos ojos (uno principal y otro auxiliar), del que ya se daba cuenta en 1.844, y que hoy se puede cruzar a pie.

Toda la zona está muy desarrollada para su uso recreativo y también para la pesca sin muerte (principalmente, de trucha arcoiris o de perca). Hay allí un chiringuito que ofrece comidas y refrigerios a los visitantes.
Piscina y jardines del Palacio de Carlos V, en Yuste,
desde la balconada.
(JMBigas, Junio 2014)

Tras tomar allí un café, disfrutando de la soledad del lugar en un martes laborable de Junio, seguí camino por la carretera principal. El pueblo de Losar de la Vera, muy próximo, es famoso por las esculturas vegetales que jalonan su avenida principal, que es la propia carretera EX-203.

Seguí camino hacia el oeste, cruzando por algunos de los pueblos más conocidos de la comarca (Jarandilla de la Vera, Aldeanueva de la Vera). Llegando a Cuacos de Yuste me desvié a la derecha, para visitar el Monasterio de Yuste.

El monasterio original se construyó a principios del siglo XV, y fue ocupado por monjes de la Orden de San Jerónimo. Alcanzó cierta fama porque fue escogido en 1.556 por el emperador Carlos V para vivir allí los últimos años de su vida (acabó muriendo en Yuste en 1.558). Para su estancia se construyó el llamado Palacio de Carlos V, un anexo sobrio, si no austero, al propio monasterio, utilizando los propios planos que envió el emperador. Fue prácticamente destruido durante la Guerra de la Independencia a principios del siglo XIX, y, tras la desamortización de Mendizábal se vendió en pública subasta. En 1949 se inició la restauración del edificio. Actualmente gestionado por Patrimonio Nacional, fue declarado en 2007 como Patrimonio Europeo.

Está preparado en la actualidad para acoger a los visitantes. La entrada cuesta 9€ (con algunas posibles reducciones), y permite visitar el claustro y parte del monasterio, la iglesia y el propio Palacio de Carlos V, que cuenta con muchos de los muebles y enseres de la época. Su nombre oficial completo es Monasterio de San Jerónimo de Yuste, aunque actualmente está ocupado por monjes de la Orden de San Pablo Primer Eremita.
Garganta Mayor, junto a Garganta La Olla.
(JMBigas, Junio 2014)

En la explanada frente al Monasterio, junto a la carreterita CCV-913, hay un amplio espacio para aparcar los coches. Desde allí se accede al Monasterio, a las taquillas de venta de entradas y a una tienda de recuerdos gestionada, también, por Patrimonio Nacional.

A destacar el claustro del Monasterio, así como la balconada del Palacio de Carlos V, desde la que se domina la alberca o piscina, así como los amplios jardines. Además, se tienen buenas vistas del valle, dada la situación elevada (707m.) del Monasterio respecto al pueblo de Caucos de Yuste (582m.).

Muy poquitos visitantes había ese martes de Junio. No sé si llega a haber aglomeraciones en fechas más vacacionales de pleno verano, por ejemplo.

Desde Yuste seguí camino, primero por la CCV-913 hasta Garganta La Olla, y luego por la carretera CV-561 que acaba cruzando la Sierra, hacia el Valle del Jerte. En las cercanías de Garganta La Olla me detuve a contemplar la maravillosa Garganta Mayor (645m. de altitud). Entre árboles, el arroyo fluye, con algunas pequeñas cascadas, hacia la relativamente lejana desembocadura en el río Tiétar.
El río Jerte, en las proximidades de Cabezuela del Valle.
(JMBigas, Junio 2014)

A partir de Garganta La Olla, la carretera es de montaña, estrecha y con infinitas vueltas y revueltas. Asciende hasta el Puerto de Piornal (1.320 metros de altitud). Desde allí desciende hacia el pueblo de Piornal y el Valle del Jerte, juntándose finalmente con la carretera principal del Valle, la N-110 (a algo menos de 500 metros de altitud), que lo recorre por completo en dirección NE-SO.

Por esa carretera puse rumbo hacia el Puerto de Tornavacas, que es la puerta natural de acceso al Valle del Jerte desde la provincia de Ávila (El Barco de Ávila) y desde Madrid.

En el Valle del Jerte abundan, de forma abrumadora, los cerezos. Las cerezas de la comarca tienen mucha fama (bien merecida), y el valle en sí se convierte en un espectáculo al inicio de la primavera (habitualmente, finales de Marzo), cuando florecen los cerezos. Parecería que el Valle estuviera nevado, por el efecto de las infinitas flores blancas de los cerezos que se cultivan en todas partes en el Valle del Jerte.

Como ya era hora de comer y me apretaba el hambre, busqué algún lugar conveniente en el pueblo de Cabezuela del Valle. Finalmente, escogí un merendero (el Torcas) junto al río Jerte, en las afueras del pueblo. Tomé un Menú muy completo (más abundante de lo que hubiera deseado), por lo que tuve que dedicar luego un rato a una higiénica cabezadita. Que el día estaba caluroso, y tras la comida el sopor resultaba invencible.
Puerto de Tornavacas.
(JMBigas, Junio 2014)

En lo alto del Puerto de Tornavacas (a unos 1.325 metros de altitud), hay un amplio Mirador, desde el que se tienen impresionantes vistas de todo el Valle del Jerte. En ese día laborable de Junio, y sin el aliciente de la floración de los cerezos, estaba totalmente desierto. Sin embargo, las vistas del valle son impresionantes, como podéis ver en alguna de las fotografías.

Desde allí, ya a media tarde, regresé por la N-110 hasta Plasencia. En todo el Valle, el río Jerte y los cerezos son los auténticos protagonistas.

Desgraciadamente, la planificación de mi viaje sólo me permitió un recorrido relativamente apresurado por estas dos comarcas. Pero su belleza natural y la inacabable oferta de actividades de naturaleza de todo tipo (múltiples paseos a pie o a caballo, senderismo, montañismo, actividades náuticas, etc.) bien merecen instalarse unos días allí, para poderlas disfrutar con reposo y sosiego. Otra vez será.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este capítulo, podéis acceder a una colección más completa, con 34 imágenes, pinchando en la siguiente foto.


También podéis acceder a un breve vídeo, que ilustra alguna de las etapas de esta jornada.


JMBA

viernes, 8 de agosto de 2014

Hay más Tontos que Botellines

Hay más tontos que botellines. Me encanta la frase, que es corta pero demoledora, y clarita, clarita, al tiempo que precisa. Sé que Carlos Herrera la utiliza con frecuencia, pero no estoy seguro de que sea una invención suya. Entiendo que ya forma parte del acervo popular.
De Cospedal o era tonta por creerse lo de la indemnización
diferida de Bárcenas, o por creer que se la podía colar
a todos los demás.
(Fuente: republica)

Antes de nada, para los que no estén familiarizados con la palabra botellín, vaya una explicación por delante. Se llama botellín, en muchas partes de España, a esa pequeña botella de cerveza (de 20cl) que invita a abrir otra a continuación. Su rápida dispensación (menos de un segundo para abrir el tapón corona) hace que, durante las fiestas y las grandes aglomeraciones, sustituyan a la caña de cerveza de barril, cuyo escanciado toma bastante más tiempo. En Catalunya, por ejemplo, a este envase se le conoce como el quinto, porque su contenido es, exactamente, un quinto de litro.

Viendo y oyendo las noticias de la actualidad de cada día, podríamos pensar que hay hoy más tontos de los que nunca hubo antes. Afortunadamente, eso no es verdad. Estoy convencido de que la tasa de tontos sobre el total de la población es un ratio que se ha venido manteniendo razonablemente estable con el tiempo. Pero no dispongo de datos científicos que me permitan asegurarlo.

La inclusión en la nómina de tontos pasa por la constatación de algunos hechos sencillos: decir, escribir o hacer tonterías. Esta lista está en permanente revisión aunque, como para la lista de morosos, es mucho más fácil entrar que salir de ella. Y que alguien esté excluido de la lista no garantiza su ausencia permanente de ella, ni, por supuesto, la automática inclusión en la lista de sabios, inteligentes, sensatos, prudentes o listos. Porque hay una sola forma de ser tonto, pero muchas diferentes de no serlo.

Utilizo todo el tiempo el término masculino tonto, porque el lenguaje, una vez más, es maliciosamente sexista. Cuando se dice de una mujer que es tonta, se quiere decir que es boba. Y yo aquí no hablo hoy para nada de la bobería, sino de ser tonto. Por ello, para evitar las trampas del lenguaje, seguiré utilizando el término masculino para referirme a tontos de ambos sexos (bueno, de uno, de otro, o mediopensionistas).

La existencia de tontos en un colectivo (familia, grupo de amigos, asociaciones, partidos, sindicatos, etc.) ha sido tradicionalmente una realidad algo vergonzante, que se quedaba muchas veces recluida en el salón de casa, en la relativa privacidad de la barra de un bar, o en la sala de reuniones de la sede social.

La extensión masiva de las nuevas tecnologías, y el hecho de que la gran mayoría de los ciudadanos llevemos un auténtico ordenador en el bolsillo, a través del cual estamos conectados (en los dos sentidos) con el mundo exterior, ha provocado que ese hecho habitualmente privado y sólo conocido por los más próximos, pueda ser ahora una constatación universal. La presencia de cámaras y micrófonos en los lugares más inverosímiles hace que resulte prácticamente imposible mantener la característica de tonto al abrigo de la mirada de los demás. Cuando cualquiera tuitea una tontería, es accesible en el mismo momento por cualquiera en cualquier lugar del mundo. Y cuando un político dice una tontería, es casi inmediatamente conocida por todos y repetida en todos los noticieros. No hay más tontos, en proporción, hoy que en otras épocas. Sólo que es mucho más fácil detectarlos.

Hay muchas formas de detectar a los tontos, y todas tienen que ver con problemas y soluciones. Es tonto el que sugiere una solución simple para un problema complejo. Como el que propone asesinar o excluir definitivamente de la categoría humana a todos los que no piensan como él. Es tonto el que sugiere una solución compleja a un problema simple. Como el que sugiere iniciar una guerra sin tener la razonable seguridad de que se puede ganar. Es tonto el que propone una solución para un problema que desconoce. Como el que cree aportar soluciones al conflicto palestino-israelí, o el que propone defragmentar el disco cuando aparece una pantalla azul.

Pero también es tonto el que cree tener toda la razón, y la predica para que los demás puedan abandonar la zona de oscuridad en que habitan. Es tonto el que insiste en seguir hablando ante la total indiferencia de los demás, nada interesados en lo que dice. O tonto es también el que se cree que todos los hinchas del XXX Club de Fútbol son gilipollas, o que todas las mujeres son tontas, o que todos los negros son inferiores a los blancos (o superiores, para el caso). Como también es tonto el que se cree que todos los hinchas de ese club son sabios, o que todas las mujeres son más listas que los hombres (que cualquier hombre).
Pues sí.

Es tonto el que se cree que los colectivos fagocitan a los individuos, que está convencido de que ser catalán (o vasco, o extremeño, o andaluz) supone necesariamente una cierta forma craneal o un determinado RH, o pensar necesariamente de una cierta forma sobre un tema concreto, o que adores la botifarra amb seques y detestes las migas (o al revés). También es tonto el que se cree que todos los homosexuales son inteligentes (o lerdos, para el caso). Como tonto es el que se cree que ser católico practicante es sinónimo de bondad (o de maldad, para el caso).

Es tonto el que pretende ignorar que toda generalización es una forma socialmente aceptada de mentir. Y es que, en todos los colectivos, hay gente pá tó. Es tonto el que está convencido de que los tópicos reflejan fidedignamente la realidad.

Es tonto el que ve la paja en ojo ajeno, e ignora la viga en el propio; o el que está convencido de que la corrupción del próximo es un desliz perdonable, y la del rival un pecado mortal. Es tonto el que cree que todos los políticos son corruptos, y también es tonto (aparte de iluso) el que se cree que todos son honrados.

Es tonto el que se cree que los tontos son los demás, e intenta colarles una explicación insolvente, convencido de que colará.

Y, finalmente, es tonto el que está absolutamente convencido de que él no es tonto, y nunca lo será.

Mira que no he querido ser exhaustivo, pero ha salido una larga lista de maneras de ser tonto. Me temo, querido lector, que estás haciendo el tonto dedicando un rato a leer esto, como yo estoy siendo tonto al escribirlo.

Y es que, definitivamente, hay más tontos que botellines.

JMBA

sábado, 2 de agosto de 2014

Corruptos y Ladrones

Últimamente nos estamos desayunando día sí y día también con noticias sobre corrupciones, corruptelas y latrocinios varios. Confío que esto sea el síntoma de que esta sociedad entumecida está empezando a despertar y a tomar conciencia de lo que debe ser el comportamiento (público y privado) de los políticos y los personajes públicos.

Y es que una de nuestras lacras ha venido siendo que el primer sentimiento de los ciudadanos ante un episodio de corrupción es más bien el de envidia que el de censura. Porque el que no ha tenido oportunidad de corromperse, el que nunca ha tenido acceso a la llave de la Caja, no puede afirmar con rotundidad su entereza moral y su honradez.

En la última semana, sin duda el episodio más sangrante de todos ha sido la confesión del (ya no) Honorable Jordi Pujol i Soley quien, a sus más de ochenta años, confía en no pisar ya la cárcel y en proteger a su numerosa prole. Y es que quien ha sido President de la Generalitat durante más de 23 años y un cierto referente en la política nacional, parecería estar obligado a la máxima probidad y a una honradez a prueba de todo. Y no ha sido así, antes al contrario. Pujol ha dado muchas lecciones de cómo debe ser y comportarse un político, y se le ha tenido por estadista ejemplar. La realidad está demostrando que el viejo aforismo de haz lo que digo, no lo que hago sigue teniendo plena vigencia.

La herencia recibida de su padre, de origen bastante oscuro, por no decir directamente delictivo, no es más que la punta del iceberg de una podredumbre que parece muy arraigada en el seno de la sociedad, en este caso, catalana. Sus muchos hijos están siendo investigados, porque parece que se han criado en el desprecio a todos los que NO tenemos acceso a la llave de la caja. Una camada de gángsters, por lo que parece.

Cené este viernes con un buen amigo en Barcelona. Entre sus numerosos hermanos, varios son militantes convergentes y están desolados y desorientados. Entre muchas otras razones, porque el ancla de la sociedad que anhelaban ha revelado estar oxidada y se ha desintegrado como el azúcar en el café. Durante años han estado siguiendo a un estandarte roído y deshilachado, nada ejemplar, por supuesto. De alguna forma, se han quedado huérfanos.

No es mala señal que esta sociedad entumecida por ciertas tradiciones esté empezando a despertarse de su letargo. Lo único que nos puede salvar es el Imperio de la Ley, una ley consensuada por todos y que a todos obligue por igual. Y, de forma muy especial, a aquellos que desempeñan responsabilidades públicas.

De ninguna forma conviene que los ciudadanos sigamos a nadie, ni profesemos una fe ciega en estandarte o bandera alguna. Es ya hora de que los ciudadanos, todos, construyamos la sociedad que nos merecemos. Donde aquellos que asuman responsabilidades mayores en lo público sean los primeros obligados por la ley, y sepan y acepten que, de una u otra forma, deben ser ejemplares en sus comportamientos y en sus actitudes; que están al servicio de los ciudadanos, que es donde reside la soberanía y de donde emana, por delegación, el poder. La autoridad hay que ganársela a pulso.

Resulta turbador ver la tibieza con que el resto de fuerzas políticas tratan el tema, sin llegar a hacer sangre. Porque toda la camada de políticos de este país nada en un fango de dudoso color y muy probablemente corrupto. Donde nadie quiere hacer sangre, sabiendo que mañana les podrían hacer sangre a ellos mismos porque, desgraciadamente, motivos nunca faltan.

Unos se enriquecen sin pudor, saqueando lo público. Otros construyen maquinarias corruptas, por las que el dinero de todos se malbarata y se funde, acabando, a base de pequeñas corruptelas, engrosando algunos bolsillos privados. Es imprescindible legislar con claridad sobre la financiación de los partidos políticos. Porque, si no, no queda otro remedio que sumergir capitales para que fluyan por las cloacas. Y en las cloacas abundan los personajes siniestros que, en un oscuro sótano, cogen 300 con una mano y sueltan 100 con la otra para financiar su partido. El resto se convierte en un ingreso en una cuenta particular de Suiza o de cualquier otro paraíso fiscal.

En épocas pasadas de dictadura y cierta inseguridad jurídica, podía tener alguna explicación la existencia de capitales perdidos por el extranjero, como seguro en caso de tener que huir de las injusticias de un régimen nada democrático. Pero en la España actual ya no hay coartadas, ya no hay atajos, la honradez y la ejemplaridad sólo pueden tener un único camino, que pasa por el hecho indiscutible de que todos los ciudadanos debemos ser iguales ante la Ley.

Contra la corrupción, el latrocinio y el mal uso de los dineros públicos (que son de todos, no de nadie como parecen pensar algunos políticos), tolerancia cero. Con ello podremos conseguir, seguramente, ser una sociedad más madura y más justa.

JMBA