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lunes, 31 de octubre de 2011

La Campaña del twitter

Aunque la campaña electoral para las Elecciones Generales del 20-N no empezará, oficialmente, hasta el próximo viernes, llevamos ya semanas, si no meses, inmersos por completo en una campaña electoral para unas elecciones que todos califican de muy trascendentes. Porque habrá, seguro, un cambio de Presidente y de Gobierno. Queda por decidir el signo.
Este gesto, por parte de muchos millones de españoles, es el único
que decidirá el próximo 20-N quién preferimos que nos gobierne.

Todas las encuestas dan al PP como ganador por goleada, con medias de 15 puntos por encima en intención de voto sobre el PSOE. Hay que recordar (y los políticos nunca lo olvidan) que todas las encuestas siempre están muy sesgadas. En cada momento, hay intenciones de voto confesables (las que la mayoría de la opinión pública o publicada da por razonables) y otras que posiblemente un encuestado, a estas alturas, no va a reconocer. En este momento, votar al PSOE se toma como si se estuviera ciego para no ver las infinitas desgracias que ha traído a este país la última legislatura. Olvidando que la crisis ha atacado a todos los países de nuestro entorno de forma inmisericorde. Y si en España tenemos la desgracia de un nivel monstruoso de desempleo, se debe, en buena medida, a la hipertrofia de empleo que provocó la burbuja inmobiliaria.

En los años buenos, España creaba la mayoría de empleo que se creaba en toda la UE. Como nada es gratis, en los años malos, España ha estado (y está todavía) creando, la gran mayoría del desempleo de toda la UE. A mayor burbuja, mayores daños cuando estalla.

Si el PSOE consigue movilizar a su electorado para que vaya a votar el 20-N, habrá que ver los resultados finales porque, con seguridad, serán bastante más ajustados de lo que muchos piensan hoy. Porque nadie se cree (salvo el público muy entregado, está claro,) que, por el solo hecho de cambiar el partido en el Gobierno, los muchos males que tiene España se vayan a sanar como por milagro. Y como la proximidad de las elecciones va forzando a todas las formaciones a presentar sus propuestas en caso de gobernar después de las elecciones, las cosas van estando más claras. Algunos ejemplos próximos (como el de Portugal), ilustran el hecho de que los recortes y los ajustes no son cosa del partido que esté en el gobierno, sino que son obligaciones (imposiciones, dirán algunos) del Estado que le toca implementar a quien tiene la responsabilidad de gobierno. Por eso hemos visto en otros países que la crisis ha castigado a gobiernos de todo signo.

Pero una de las cosas que hace diferente esta campaña de otras anteriores, es la extensión masiva de twitter, y la utilización extensiva del mismo por parte de los políticos, los simpatizantes, los detractores y los mediopensionistas. Las nuevas tecnologías se implantan en los últimos tiempos a tal velocidad, que a menudo miramos al pasado y no vemos más que un bosque tupido que nos hace pensar que ciertas cosas han existido desde siempre. Ya no vemos, entre los árboles del pasado, los miles de años en que la humanidad ha vivido sin twitter (y sin tantas otras cosas que hoy tenemos por cotidianas).

Tweet es un verbo intransitivo inglés que, literalmente, significa gorjear o trinar. El sentido de este nombre viene porque el usuario de twitter puede lanzar urbi et orbe su mensaje, pero limitado a 140 caracteres. Es decir, puede lanzar un titular o el destilado de su pensamiento o su opinión. Por esta limitación (que forma parte del propio concepto y diseño de la red; no es una limitación tecnológica de ningún tipo) se conoce a twitter como una red social basada en el microblogging. Los blogs o bitácoras (como este que estás leyendo ahora mismo, querido lector) se basan en la publicación por su autor de posts o artículos sobre cualquier tema, de longitud indefinida (aunque ciertamente limitada). El microblogging es un concepto parecido, pero con una limitación muy evidente en la longitud del mensaje, lo que obliga a una o varias destilaciones antes de emitirlo.

Twitter como red social se creó en el 2006 (¿a que os parecía mucho más antigua?), pero su extensión a nivel mundial se ha producido en los últimos 2 ó 3 años, en paralelo a la difusión global del uso de smartphones por parte de cada vez más personas. Un smartphone es un teléfono móvil (a veces nos olvidamos de que también es eso), que permite la conexión de datos a Internet. Aplicaciones específicas permiten el acceso a nuestro correo electrónico desde el móvil, y también a las redes sociales (twitter, Facebook,...). Sus evidentes limitaciones en cuanto a la comodidad de sus reducidísimos teclados y sus pantallas siempre pequeñas, hace que twitter sea un medio idealmente adaptado a este tipo de dispositivos.

Se estima que actualmente puede haber hasta 200 millones de usuarios de twitter en el mundo, y se generan de media unos 65 millones de gorjeos todos los días (por cierto, en todos los idiomas conocidos y por conocer). Una marabunta de mensajes, por los que resulta en la práctica imposible navegar. Cada usuario acaba escogiendo a un número reducido de otros usuarios (sus amigos, sus familiares, sus referentes - o contrareferentes - culturales, políticos, literarios, deportivos,...) a los que quiere seguir, de los que quiere conocer lo que gorjean. En su timeline (TL) aparecen, cada vez que se conecta, los últimos gorjeos de todos los usuarios a los que sigue. Existe, además, una muy práctica estructura de listas, de modo que se pueden clasificar los usuarios a los que se sigue en diferentes categorías.

Yo, por ejemplo, soy usuario de twitter desde hace algo más de un año. Aparte del TL estándar, tengo definidas tres listas (Políticos, Farándula, Noticias). Esto me permite, por ejemplo, en la sentadita matinal en la taza, revisar en la Blackberry los titulares de las noticias publicadas por El País, El Mundo, ABC o La Razón de Madrid, por La Vanguardia o El Periódico en Barcelona, por Le Monde, Sud Ouest o Midi Libre, por el Daily Telegraph o por el New York Times o el Washington Post. Es un ejercicio laxante que acompaña muy bien a esa actividad matinal, de otra forma puramente rutinaria.

Si el resultado no es el esperado, siempre se puede recurrir a la lista de Políticos, y asistir a sus trifulcas de las últimas horas. Eso ya acostumbra a ser definitivo.  

Dentro del plan de comunicación, marketing y difusión de cualquier idea, concepto, tendencia, ideología, empresa, producto, candidato, etc., twitter se ha convertido en una parte fundamental de la estrategia. La gran mayoría de políticos en activo tienen su propia cuenta de twitter. Unos las manejan por sí mismos, mientras que tras otras hay personas del equipo de comunicación. Unos son más activos (en el fondo, creen más en el medio), mientras que otros se muestran más perezosos y sus gorjeos se espacian en el tiempo. Los dos principales candidatos del 20-N, por supuesto, tienen sus propias cuentas de twitter, manejadas por sus equipos de campaña, claro.

Pero otros políticos más marginales o minoritarios, consiguen gracias a twitter una presencia en los medios (o, por lo menos, en la opinión pública) que los Telediarios les niegan. Gaspar Llamazares, por ejemplo, es muy activo en twitter.

Además, no faltan los palmeros que se dedican masivamente a retweetear (retransmitir los gorjeos) de aquellos a los que siguen. Así, por ejemplo, las cuentas de los aparatos de los partidos políticos (nacional, regional, local) no cesan de retransmitir los gorjeos de sus líderes, inundando la red de mensajes iguales, dándoles mayor relevancia.

Hace años, ante cualquier manifestación, declaración o discurso de un político había que esperar al siguiente telediario para ver las reacciones de sus partidarios y de sus detractores. Hoy en día, las reacciones por twitter tienden a ser inmediatas (a menudo, demasiado; twitter se llena de reacciones en caliente). Los propios Telediarios acaban haciendo referencia a las reacciones de este o aquel en su cuenta de twitter.

Se acaban estableciendo auténticas competiciones (en general, bastante absurdas) de velocidad o de fondo, para ver quién consigue tener más seguidores. Y esto vale también para todos los famosillos, famosetes o populares, los presentadores de televisión, los cómicos, los actores, los cantantes, los deportistas, etc. etc.

A eso hay que sumar el uso de las llamadas hashtags. Una hashtag no deja de ser una etiqueta que se incluye en un mensaje (una palabra o frase precedida de #). Como es posible buscar todos los gorjeos que la incluyan, esto permite crear otras listas de popularidad, lo que se llama los Trending Topics (TT), es decir, los temas que han generado un mayor número de gorjeos, sea a nivel de un país o de todo el mundo. Y esto vale para #alfredopresidente, #rajoyganador, #nadalcampeón, #RMAlíder, #ETAsí, #ETAno, #niñosdesaparecidos o cualquier otra cosa que a cualquiera se le ocurra. De hecho, este mecanismo se está utilizando para muchos escenarios de votaciones informales sobre cualquier tema. Un comentarista deportivo puede lanzar una encuesta (informal, siempre) sobre si #messipichichi o #CRpichichi, por ejemplo. Recontando cuántos gorjeos se han trinado con una u otra hashtag da una idea de la opinión mayoritaria entre los usuarios activos de twitter.

Pero conviene no dejarse engañar por las apariencias. Del mismo modo que, pese a la extensión masiva de cajeros automáticos, sigue habiendo mucha gente que nunca dejará de visitar su oficina bancaria para retirar sus 100 euritos para gastos, los usuarios de twitter son un subconjunto de la población. Y los usuarios activos (al menos un gorjeo por semana), todavía más. Y siempre se trata de un colectivo sesgado, que no es una muestra fiable de la totalidad de la población.

Además, twitter es un medio de comunicación plano. En principio, tiene la misma importancia el gorjeo emitido por @premionobel, o por @rubalcaba, o por @rajoy, que el que pueda emitir @becarioenpracticas, @muertealcapital, @elpijoenalto, @catolicopracticante, @marxistaamuerte, @taxistaenparo, @alcoholicoanonimo o @bebedorconocido. Sólo que su relevancia será diferente, en función del número de seguidores que tenga uno u otro.

Y eso sin tener en cuenta las toneladas de publicidad más o menos subliminal que se cuela en los gorjeos. Porque muchos utilizan el éxito de un hashtag para colar un enlace a su web de venta de tóner reciclado, por ejemplo, o a su blog dedicado al cuidado de los animales domésticos.

Como siempre, el medio es neutro, su utilización es lo que importa. Internet no es ni bueno ni malo, sino sólo una excelente tecnología puesta a disposición de todos. A partir de ahí, por Internet se puede difundir de todo, desde lo más positivo y constructivo a lo más malévolo, impresentable y delincuente.

En fin, prácticamente por primera vez estamos asistiendo a una campaña electoral donde twitter tiene un papel importante. Y vemos la diferente cintura que tienen todos nuestros políticos (o sus equipos de comunicación). Porque la inmediatez del medio puede provocar y, de hecho, a menudo provoca, cientos o miles de gorjeos airados ante una frase desafortunada de cualquier político en su twitter. Lo que acaba provocando incontables aclaraciones, explicaciones, réplicas y contraréplicas. Pero su comportamiento es como el de las olas del mar: pronto se estrellan con la arena de la playa y se desactiva su interés. Porque aparece otro tema (otra ola) que es el que genera miles de gorjeos airados en la hora siguiente.

Creo que es por eso que el PP, que gustará más o menos, pero que, como organización, no tiene un pelo de tonta, ha decidido proclamar su programa electoral en un día como hoy, 31 de Octubre, en que hasta los gorjeadores menos partidarios están de puente. Cuando vuelvan, ya otras cosas les atraerán la atención, y el programa electoral del PP habrá pasado casi desapercibido.

Y es que en este país ya estamos habituados a esos despistes. Como las famosas subidas de la gasolina en pleno Agosto (con todo el mundo de vacaciones), o la legalización del Partido Comunista un sábado santo. Porque por mucho que avancen las tecnologías, seguimos siendo un país de cotillas, y la infidelidad de la del sexto con un primo de Soria le acaba quitando protagonismo a que el del segundo se haya quedado en el paro.

La actualidad cada vez dura menos. Y a una maquinaria tan voraz como el twitter, hay que echarle más carbón a cada rato.

JMBA

miércoles, 26 de octubre de 2011

Tras 50 años de dolor, ahora que no haya prisas.

Ya he dicho que el comunicado de ETA de la semana pasada me parece un paso importante, pero que no significa (todavía) el fin de ETA.
Iñigo Urkullu, el presidente el PNV, en su reunión de
este lunes con el lehendakari Patxi López.
(Fuente: lavozlibre)

Conviene recordar que el comunicado fue leído ante las cámaras por tres personajes encapuchados, lo que da pocos indicios sobre su deseo de reintegrarse en la sociedad y de pedir perdón por todas las atrocidades que han cometido en los últimos 50 años.

Queda todavía que ETA de el paso definitivo de su rendición incondicional y su disolución. No puede quedar ni el resquicio de una duda de que siga existiendo una banda con delincuentes engrasando sus pistolas, no fuera el caso que resultara necesario volver a matar, en caso de que las cosas no vayan como a ellos les gustaría.

Es necesario que se rindan y se disuelvan. Sólo entonces se podría tener alguna negociación de tipo policial, penal o penitenciario, como el acercamiento de los presos a Euskadi, o cosas así.

Porque la libertad sólo la conseguiremos con la ley y el estado de derecho. Los delincuentes deben cumplir sus penas (en las condiciones que se definen en la Ley). Los que todavía están en el monte deberán ser juzgados y cumplir las penas que se les impongan.

Sólo de este modo podremos avanzar desde una situación de no violencia a otra de libertad en el País Vasco. Que es lo que todos los demócratas queremos.

La publicación de ese comunicado en pleno período electoral (todavía no campaña propiamente dicha, pero lo parece desde hace meses) parece haber inoculado en algunos de nuestros políticos unas urgencias absolutamente impropias.

Creo que debería quedar absolutamente claro que el tema del terrorismo y de ETA está absolutamente al margen de la pelea electoral. Porque, gane quien gane, deberá ir adoptando las medidas legales y penales que corresponda, de acuerdo a nuestro estado de derecho.

Algunos ya se apresuran a pedir amnistías (no posibles, por otra parte, con nuestro actual ordenamiento jurídico), reagrupamiento de presos y otras lindezas. Después de 50 años de dolor, más de ochocientos muertos, miles de personas afectadas muy directamente por las actividades de la banda, debemos desterrar las prisas. Si todos hemos tenido que esperar tanto tiempo, ahora no viene de unos meses más. Y la reflexión nos evitará cometer errores estúpidos.

Algunos piden que no haya vencedores ni vencidos en este final de ETA. Pero eso es imposible. El único desenlace es que el estado de derecho y todos los demócratas habremos vencido, y una banda de delincuentes, asesinos y terroristas habrá perdido la batalla. Cualquier otra cosa es intentar retorcer la realidad. Y la realidad puede que sea flexible, pero es tozuda.
Imagen (extraída del vídeo) de los tres encapuchados
durante el anuncio de su último comunicado.
(Fuente: oviedodiario)

Creo que no podemos, ni debemos, pedirles a las víctimas indirectas (porque las directas ya ni sienten ni padecen, en su reposo eterno) que olviden ni perdonen. Pero mientras la banda no pida perdón por todas sus atrocidades, ni siquiera tienen la opción de planteárselo.

Y si algunos quieren escenificar el final de un (presunto) conflicto vasco, la solución no es otra que la rendición incondicional. No hay otra opción para una banda mafiosa que ha sofocado la libertad del pueblo vasco (y también del resto de España y hasta un poco de Francia) durante tantos años, y que ha asesinado tantas veces a sangre fría.

No debe quedar ni el más mínimo resquicio a la pretensión de que ETA haya ayudado a nada en Euskadi. Porque si llegáramos a aceptar eso, la tentación estaría servida para volver a las andadas.

El tema es muy trascendente. La hoja de ruta del estado de derecho deberá fijarse con calma por parte del próximo gobierno que salga de las urnas el 20-N, y por los componentes del nuevo Congreso de los Diputados.

Pero que todo el mundo se olvide de las prisas. Que la precipitación provoca cometer errores, y estos son muy difícilmente enmendables luego. Calma y tranquilidad. Que si todos hemos tenido que esperar 50 años, no viene ahora de unos meses más o menos.

Y hay que acabar de una vez por todas con esa dialéctica jesuítica tan clásica de la época de Arzalluz, del unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces. La mera existencia de ETA no beneficia a ningún demócrata, y por el contrario sí nos perjudica a todos.

Que se callen todos los políticos sobre este tema, que se refugien en una tranquila espera del desenlace de las próximas Elecciones Generales. Que uno es dueño de sus silencios, pero esclavo de sus palabras. El Gobierno actual no debería dar un paso más en este tema; el PNV debería refrenar sus afanes liberatorios; la izquierda abertzale debería interiorizar, sin ningún género de dudas, el hecho de que la existencia de ETA no les ayuda en nada; y, desde luego, debe desterrarse de la escena democrática cualquier atisbo de compasión o condescendencia, ese tan manido de esos pobres chicos. Esos pobres chicos son delincuentes y asesinos, integrados en una banda mafiosa. A partir de ese reconocimiento, ya todo el mundo puede opinar.

Y a ETA todavía le quedan pasos que tienen que dar. Debe disolverse, entregar las armas, aceptar las condiciones de la rendición, pedir perdón y aceptar las penas que les correspondan. De no ser así, estaríamos cerrando en falso 50 años de sufrimiento. Y no es factible de ningún modo un escenario en que ETA sea el garante de nada, que sea el vigilante de nada. Porque ETA no es más que una organización criminal, ademocrática y antidemocrática, y su único destino es desaparecer.

Claro que a lo mejor el problema inmediato es que los miembros actuales de la banda no son más que una panda de haraganes, que ven muy negro el futuro de sus pequeñas vidas personales, si desaparece la banda. Que la comodidad de estar engrasando las pistolas en un cuarto oscuro (sin luz ni taquígrafos) igual les confunde.

Y sería una buena señal que el próximo comunicado lo publiquen a cara descubierta. Sería el indicio cierto de que ya han empezado a entender de qué va esto.

JMBA

martes, 25 de octubre de 2011

Alaska 1996 (y 4): Southeast Alaska (Petersburg, Ketchikan)


(Este es el cuarto y último capítulo de un Diario de Viaje a Alaska. En los anteriores ya hemos visitado Fairbanks y el Denali National Park, Anchorage y la Prince William Sound, Juneau y Petersburg)


FIESTA NORUEGA EN PETERSBURG, ALASKA

Esa tarde-noche, el tiempo se había serenado un poco, y no hacía viento, no llovía y tampoco hacía frío (estaríamos a 15ºC). De hecho pudimos realizar una breve y agradable visita a Sandy Beach, al norte del pueblo, una playa  abierta ya hacia el mucho más ancho Frederick Sound.

Petersburg ha heredado muchas tradiciones escandinavas, ya que hubo muchos noruegos, en particular, que se asentaron allí. Teníamos prevista una cena con espectáculo en el Sons of Norway Hall, un local histórico de la colonia noruega de Petersburg. Cenar, no cenamos mucho (que ya habíamos merendado fuerte a bordo del Chan IV). Pero después de la cena tocaron los bailes folklóricos.
Bailes típicos noruegos, en el Sons of Norway Hall,
Petersburg, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

La Maestra y directora de escena era una mujer que tocaba el acordeón. Los bailarines profesionales eran cuatro parejas de niños (niño-niña, y la mayoría niña-niña; no debe haber muchos Billy Elliott en la región). Luego llegó el momento en que todos los comensales fuimos invitados a sumarnos a unas danzas masivas. Como prácticamente la totalidad de los asistentes eran norteamericanos, ya sabéis, absolutamente carentes de cualquier sentido del pudor y del ridículo, la inmensa mayoría (entre los que no nos incluimos ni mi padre ni yo), se sumó a la fiesta, liderados por la guía que nos acompañaba, una chica asaz hombruna, que seguramente era una estudiante haciendo su Agosto en Alaska.

Mi voluntaria separación de la masa danzante me dio la ocasión de filmar las diversas evoluciones danzarinas del numeroso grupo. Veré si puedo recuperar esa filmación (lo que no es evidente, porque la evolución de las tecnologías siempre es disruptiva), para podérosla ofrecer. La cámara de vídeo que llevábamos la habíamos comprado en un viaje a Japón seis años antes, y utilizaba la tecnología de grabación analógica sobre cinta de 8mm. Sólo hace quince años, pero ya parece que hablemos de la prehistoria tecnológica.


CAMINO DE KETCHIKAN

A la mañana siguiente volvimos a bordo del Sheltered Seas, para seguir nuestra navegación hacia el Sur. Una espesa niebla matinal le daba al puerto de Petersburg una apariencia fantasmal. Seguimos primero los Wrangell Narrows, y luego un poco hacia el este, para hacer una parada en Wrangell, (pop. 2.308) en la isla del mismo nombre. Wrangell es conocida como la Puerta del Stikine, ya que se encuentra muy cerca de la desembocadura del río del mismo nombre.
La niebla de la mañana crea un aura fantasmal en el puerto de
Petersburg, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Totem Pole, en Wrangell, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Allí bajamos del barco al pueblo, que tiene una calle principal, bordeada de casas bajas, algunas con barcas en el jardín. Visitamos un poblado nativo, el Totem Park y una gran casa de madera del pueblo tlingit (Chief Shakes Tribal House), para sus reuniones, con múltiples tótems y vaciados en madera por todas las paredes. Interesante.


Zona Sur de Southeast Alaska: Ketchikan, Craig, Hydaburg, Hyder,
Misty Fjords National Monument
(Escaneado propio y parcial de The Southeast Alaska Companion -
An Illustrated Map by Joe Upton)

Desde Wrangell seguimos la navegación hacia el Sur, primero por la Ernest Sound y luego por el Clarence Strait, que bordea la península de Cleveland, hasta llegar a Ketchikan (pop. 8.050) en la Isla de Revillagigedo, completamente rodeada por el Behm Canal.
El Sheltered Seas, atracado en Ketchikan, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)
Ketchikan es una población muy interesante. De hecho es la ciudad más al Sur de Alaska. Al sur de Ketchikan, y antes de llegar a la Columbia Británica (en las cercanías del puerto de Prince Rupert), solamente está Metlakatla (pop. 1.375), en la Annette Island y Hyder (pop. 97), al fondo del Portland Canal (que actúa de frontera). Curiosamente, a pesar de ser un pueblo muy pequeño, Hyder es la única población de Alaska, al sur de Skagway, que está unida por carretera a la Columbia Británica. Cruzando un puente sobre el Portland Canal, se llega a Stewart BC (pop. 496). Entre las dos, por supuesto, está la frontera y aduana entre Estados Unidos y Canadá.

Ketchikan está situada 235 millas al sur de Juneau y 90 millas al norte de Prince Rupert, BC. La ciudad se extiende frente a un estrecho canal (de media milla de ancho), llamado Tongass Narrows, que lo separa de la Gravina Island, donde está ubicado su aeropuerto internacional. Su puerto es muy frecuentado por los grandes barcos de crucero, por lo que se ha desarrollado allí una fuerte estructura comercial, especialmente dedicada a los cruceristas en su primer contacto con Alaska.

Al este de Ketchikan, abarcando la zona costera de la propia isla, el Behm Canal y todo el territorio hasta la frontera con Canadá, está el Misty Fjords National Monument, una zona de paisajes exhuberantes, especialmente en los múltiples fiordos que se desvían hacia el este desde el Canal principal.

Tongass Narrows, el canal frente a la ciudad, es la zona que yo haya visto más frecuentada por toda clase de naves: grandes barcos de crucero, pequeños o medianos barcos turísticos, barcos pesqueros e infinidad de hidroaviones, que utilizan el canal como su pista de aterrizaje. Casi en  cualquier momento se puede ver algún hidroavión (seaplane) despegando o aterrizando en Tongass Narrows.


KETCHIKAN Y LOS MISTY FJORDS

Ketchikan tiene varios apodos, todos ellos bien merecidos. Se la conoce como la Salmon Capital of the World. Por el camino hacia Ketchikan vimos infinidad de salmones saltando en el mar. También vimos saltar alguna porpoise (marsopa), muy parecidas a los delfines. También se la llama la Rain Capital of Alaska (Capital de la Lluvia en Alaska). Y, de hecho, en el día y pico que estuvimos en Ketchikan y sus alrededores, casi en ningún momento dejó de llover, o de amenazar lluvia inminente. Su media anual de lluvia alcanza las 160 pulgadas (unos impresionantes 4.064 mm.).
Ciudad y puerto de Ketchikan, en los Tongass Narrows, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Círculo de Totem Poles "Council of the Clans", junto al Ted Ferry
Civic Center de Ketchikan, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Para el día siguiente (el penúltimo ya de nuestra estancia en Alaska) teníamos prevista una excursión de día completo, navegando por los Misty Fjords, el Behm Canal, Rudyerd Bay y Crystal Fjord. Afortunadamente conseguimos cambiar un poco el plan, y fuimos hasta el pequeño embarcadero en Crystal Fjord en hidroavión desde Ketchikan, y luego volvimos navegando tranquilamente entre espléndidos paisajes. Con ello conseguimos tener la mañana libre para visitar un poco la ciudad de Ketchikan.

La mayoría de visitantes de Ketchikan la conocen en el marco de una breve escala de su barco de crucero. Ello provoca que se acumulen la mayoría de negocios (comercios, bares, restaurantes) en la zona frente al mar y junto a los embarcaderos del puerto. Pero Ketchikan bien merece dedicarle un poco más de tiempo, ya que tiene una cierta colección de atractivos turísticos menos conocidos.

Esa mañana, pues, decidimos desayunar en uno de esos bares frente al mar., para conseguir un cierto tono local. Ese desayuno lo recuerdo como el sólido desayuno del pescador. Pedimos el que se presentaba como más típico, y tenía de todo, a cual más grasiento: huevos, bacon, salchichas, beans, etc. etc. Con pan frito en grasaza y algunas otras lindezas, que nos dejó al borde de la necesidad de una siesta a las diez de la mañana. Para ayudar a la digestión dimos un largo paseo por la (pequeña) ciudad. Visitamos el Totem Heritage Center, donde hay hasta 33 totems (o pedazos de totem) originales, recogidos de poblados abandonados de los indios tlingit o haida. En el Centro hay también talleres de actividades de los nativos (con posibilidad de cursos de formación para los visitantes), entre las que se cuenta el esculpido en madera de los propios tótems, o la fabricación de herramientas.

Un par de millas al sur de Ketchikan hay un poblado nativo completo (Saxman), que parece merecer una visita, pero nosotros no estuvimos allí.

Seguimos un poco hacia el norte, hasta la muy singular y populosa Creek Street. Esta calle, sobre el río Ketchikan, está construida con cabañas de madera que se apoyan en pilotes sobre el propio río. Según parece, esa zona era la dedicada a los burdeles para los marineros, pescadores y buscadores de oro, de los que el más famoso era la Dolly,s House. Hoy se ha reconvertido en zona comercial y de museos para los visitantes.

Allí se puede tomar un funicular que asciende unas decenas de metros por la ladera de la montaña, hasta un restaurante, desde el que, se coma o no allí, se tiene una magnífica vista de toda la ciudad y los Tongass Narrows, con su trasiego permanente de barcos e hidroaviones.
Sobrevolando el Behm Canal, en el Misty Fjords National Monument,
junto a Ketchikan, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Desembarcando del hidroavión en el pequeño embarcadero de Crystal
Fjord, Misty Fjords National Monument.
(JMBigas, Agosto 1996)
Pasado el mediodía, nos acercamos al embarcadero de Taquan Air, que era la compañía que nos facilitaría el traslado en hidroavión hasta el pequeño embarcadero de Crystal Fjord. Allí nos juntaríamos con el resto de grupos que ya habían pasado la mañana navegando hasta allí. De hecho, intercambiamos nuestras plazas en el hidroavión con algunos otros viajeros que hicieron al revés que nosotros (ida en barco, vuelta en hidroavión).

De hecho, Taquan es una pequeña compañía que ofrece vuelos regulares (en hidroaviones) hasta a dieciocho comunidades (pueblos) de la zona, incluyendo un par de vuelos semanales a Hyder, y varios a Craig o Hydaburg, en la inmensa Prince of Wales Island. Aparte, por supuesto, de trayectos y excursiones puramente turísticos.

El hidroavión, con capacidad para seis pasajeros, ya nos estaba esperando en el embarcadero. El piloto daba la sensación de estar recién levantado de una resaca, con ojitos dormilones. Nos temimos lo peor. Sin embargo, tras desatracar, el hidroavión se fue hacia el centro del canal (Tongass Narrows), aceleró su único motor y acabó despegando como si no fuera con él. En Alaska, la mayoría de gente maneja las avionetas e hidroaviones con más facilidad que nosotros los coches en las grandes ciudades.

Durante el vuelo, estuvimos sobrevolando las montañas costeras y parte del Misty Fjords National Monument. Abajo se veían muchos árboles y bastantes lagos, hasta que enfocamos sobre el Behm Canal, y luego sobre su derivación, la Rudyerd Bay. Al final del fiordo, empezamos a perder altura, hasta que el aparato se posó suavemente sobre el agua. Se acercó al pequeño embarcadero dispuesto al efecto (en otra de las ramas del embarcadero estaba atracado el barco con el que volveríamos hasta Ketchikan). Seis viajeros estaban esperando ocupar nuestro lugar (para volver hacia Ketchikan en el hidroavión), y ya nos fuimos para el barco, donde nos esperaba un almuerzo informal.
En el Behm Canal, de vuelta hacia Ketchikan, el cielo amenaza con
toda clase de desgracias esa tarde.
(JMBigas, Agosto 1996)

El Sol se asoma por encima de los abetos, en la ribera del Behm Canal,
Revillagigedo Island, Misty Fjords National Monument.
(JMBigas, Agosto 1996)

Al poco rato levamos anclas, y empezamos la travesía de vuelta. Entre paisajes sobrecogedores, de montañas y nieblas. Ya en el Behm Canal, nos dijeron que había posibilidad de avistar orcas. No tuvimos suerte, aunque sí vimos bastantes salmones saltando sobre el agua. La tarde estaba relativamente apacible, incluso lucía el Sol a ratos. Pero, en algún momento, teníamos el cielo azul sobre nosotros, mientras que a nuestra espalda se veían nubes muy amenazadoras, y una pequeña zona donde debía estar descargando la del pulpo.

En un cierto punto de la navegación, el barco paró las máquinas, y vimos a dos personas en sendos kayaks que salían de la orilla, y se acercaban al barco. Junto a la orilla había una cabaña de madera. El mismo barco les había dejado allí algunos días antes, y ahora debíamos recogerles. Se acercaron al barco y subieron a él. Luego la tripulación ayudó a subir los dos kayaks a la cubierta, y seguimos la travesía.

Los dos kayakeros (¿kayakistas?) resultaron ser una pareja de Minnesota, creo recordar. La mujer daba clases de filología en la Universidad, mientras que él (un profesional liberal) nos reconoció envidiar mucho a los europeos por nuestra facilidad para conseguir hablar en varios idiomas. Le hice ver que más que facilidad, es necesidad. Y que lo suyo no es incapacidad, sino falta de necesidad, ya que con su inglés pueden ir a cualquier parte del mundo sin (muchos) problemas.

Cerca ya de Ketchikan, pudimos ver zarpar a un gran barco de cruceros (el Regal Princess, matriculado en Monrovia). El olor a pescado era muy intenso cerca del puerto.

Atracamos sin novedad, y nos fuimos para el hotelito, a descansar.


EL REGRESO

A la mañana siguiente tocaba iniciar el regreso a casa. Para acceder al Aeropuerto de Ketchikan tuvimos que tomar un ferry para cruzar los Tongass Narrows (unos pocos minutos de travesía), ya que el aeropuerto está ubicado en Gravina Island, frente a la ciudad de Ketchikan.

Primero un vuelo a Seattle (1h 50' en un 737 de Alaska Airlines). Perdimos ya la primera hora, puesto que en Alaska es una hora menos que en el Pacífico. Además, por algún lugar entre las Aleutianas occidentales discurre la línea arbitraria del cambio de fecha. Al Oeste de esa línea es la misma hora, pero ya del día siguiente.

Luego un vuelo a Nueva York, y enlace con otro vuelo transatlántico a Madrid. En Madrid, un Puente Aéreo a Barcelona, de donde habíamos salido más de quince días antes.

Fin de la aventura. Alaska, la última frontera, es una tierra que merece visitarse. Allí la Naturaleza es la reina, los paisajes son sobrecogedores, y el hombre no es más que un mero invitado a la fiesta de las estaciones.

Supongo que muchas cosas habrán cambiado en Alaska en estos quince años. Pero confío que lo principal seguirá como siempre, esperando con ilusión al viajero, al visitante, al aventurero.

Para mí, Alaska sólo tiene un inconveniente: resulta bastante caro visitarla. Las carreteras son escasas, hay muchísimas islas y buena parte del territorio es prácticamente impracticable fuera de unos pocos meses de verano. Para muchos desplazamientos hay que tirar de avión, avioneta, hidroavión o barco, y eso siempre tiene un coste. Y muchas infraestructuras (hoteles, atracciones, etc.) deben sobrevivir todo el año con el rendimiento de unos pocos meses.

Pero es un viaje diferente, que todo viajero debería intentar realizar por lo menos una vez en la vida.

JMBA

Alaska 1996 (3): Southeast Alaska (Juneau, Petersburg)

(Este es el tercer capítulo de un Diario de Viaje a Alaska. Ya hemos visitado Fairbanks y el Denali National Park, Anchorage y la Prince William Sound).


Volamos esa mañana del 11 de Agosto desde Anchorage hasta Juneau (1h 40' de vuelo). Juneau (pop. 31.275) es la ciudad capital del Estado de Alaska. Está situada en lo que se conoce como Southeast Alaska, o también Alaska Panhandle (como comentaba en el capítulo anterior). Es una estrecha franja de terreno costero (con bastantes islas, que configuran el llamado Inside Passage), que limita al este con la provincia canadiense de la Columbia Británica. Y, por cierto, es la zona más húmeda de toda Alaska, con récords de precipitaciones. Doy fe de que todos los días en que estuvimos por la zona vimos (y sufrimos) algunas lloviznas o lluvias. Forma ya parte de la rutina de sus habitantes.

Juneau se encuentra en tierra firme, frente al canal Gastineau, que la separa de la isla de Douglas.


Zona Norte de Southeast Alaska: Skagway, Juneau
(Escaneado propio y parcial de The Southeast Alaska Companion -
An Illustrated Map by Joe Upton)

LO QUE NO PUDIMOS VISITAR

Conviene siempre dejar cosas por visitar, allá donde vayas, así tienes motivos sólidos para volver alguna vez.

Desde Juneau embarcamos en el Sheltered Seas, con el que hicimos un crucero por todo el Inside Passage hacia el Sur, con etapas en Petersburg y Ketchikan, y una parada en Wrangell.

Por este motivo no pudimos visitar Sitka (pop. 8.986), que fue la capital de la Alaska rusa, y donde hay muchos ejemplos de arquitectura rusa. Pero Sitka se encuentra al oeste de la zona, de frente al mar abierto del Golfo de Alaska y, por lo tanto, por fuera del Inside Passage.

Tampoco pudimos visitar Skagway (pop. 862), que está al norte de Juneau, al fondo del Lynn Canal. Skagway fue un pueblo sin mucha ley, que vivió su máximo esplendor a raíz de la Fiebre del Oro del Yukón (llamada Klondike Gold Rush) en 1896, ya que era el puerto de llegada a la zona de los buscadores de oro. Eso desarrolló, por supuesto, todas las actividades propias al apoyo y soporte de esa pobre gente. Desde Skagway, los mineros debían cruzar las montañas costeras (por el llamado White Pass), para internarse en la zona (presuntamente) aurífera del río Yukón.

Para facilitar estos movimientos, y también para dar salida hasta un puerto de mar a la producción minera de todo tipo del Territorio del Yukón, se construyó en esos años (en 1898, en tan sólo 26 meses de ciclópeos trabajos) el llamado White Pass & Yukon Route (WP&YR) Railway, que unía Skagway con la pequeña ciudad canadiense de Whitehorse, la capital de la provincia de Yukon Territory (YT), en una ruta de unas 110 millas. La compañía WP&YR ofreció servicios de movilidad integral a las necesidades tanto de viajeros como de carga del YT para acceder a un puerto de aguas profundas, y más allá. Pero cesó su actividad en 1982, cuando la industria minera del Yukón se colapsó por las complicadas condiciones internacionales, y la persistente bajada de los precios de los minerales.

En 1988 se reabrió la línea, pero ya con fines puramente turísticos y paisajísticos, en las 67,5 millas desde Skagway, AK hasta Carcross, YT. La línea remonta en solo 20 millas desde Skagway (puerto marítimo) hasta el White Pass (873 msnm), y cruza luego una franja de la Columbia Británica (por Fraser, BC) y se adentra en el Territorio del Yukón hasta Whitehorse. Según todas las fuentes, el trayecto ofrece una experiencia irrepetible (que nosotros nos perdimos).

Desde 1979, en que se completó, existe también una carretera que sigue más o menos paralela al ferrocarril, la llamada South Klondike Highway. Partiendo de Skagway, remonta el White Pass y se acaba uniendo a la Alaska Highway un poco al sur de Whitehorse. Existe otra sección de la misma carretera (la North Klondike Highway) que se separa de la Alaska Highway al norte de Whitehorse, para dirigirse hacia Dawson City.

Actualmente se ofrecen excursiones desde Skagway hasta el White Pass, hasta Fraser, BC o hasta Carcross, YT en el ferrocarril, y un combinado tren+autobús para realizar una excursión de uno o más días hasta Whitehorse, la capital del Territorio del Yukón. Un buen motivo para regresar a Alaska en cuanto tenga la ocasión de hacerlo.


EN TORNO A JUNEAU

El único acceso disponible para llegar a Juneau es por mar o por aire. No hay ninguna carretera que la una con otras ciudades de Alaska o que crucen a la Columbia Británica. Sólo hay unas cuantas calles y alguna pequeña carretera local.


Multitud de salmones en la Gastineau (Macaulay) Salmon Hatchery,
Juneau, AK.
(JMBigas, Agosto 1996)

Incluso antes de descansar en el hotel de Juneau, hicimos un par de visitas a dos de las principales atracciones de Juneau. Primero a una piscifactoría sui generis de salmones, la que entonces se llamaba Gastineau Salmon Hatchery, y que se renombró en el 2000 como Macaulay Salmon Hatchery, en honor a su fundador (Ladd Macaulay), fallecido en accidente de tráfico ese año. La compañía que gestiona estas instalaciones (la Douglas Island Pink & Chum, Inc.) es una organización sin ánimo de lucro. Se fundó en los años 70, a partir de un cambio en la legislación del estado de Alaska, que se produjo en 1974 a raíz de la progresiva depauperación del parque de salmones que remontaban los ríos de Alaska. Se decidió, pues, fomentar las actividades de piscifactorías sin ánimo de lucro.


Glaciar Mendenhall, junto a Juneau, AK
(JMBigas, Agosto 1996)
Esta Salmon Hatchery de Juneau se construyó teniendo muy presente su labor educativa y difusora de su actividad, por lo que cuenta con un Centro de Visitantes y guías especializados en explicar el ciclo anual de su actividad. En síntesis, recogen los salmones que acuden a la zona para su reproducción, fecundan los huevos y los cuidan. Sueltan los alevines en las aguas próximas del canal Gastineau, y los envían a otras zonas cuando alcanzan la edad suficiente. Todos ellos, cuando alcanzan la madurez reproductiva, vuelven a las mismas instalaciones para regenerar el siguiente ciclo. El ciclo económico se completa con la pesca (en diversas zonas marítimas) de salmones nacidos aquí. En la temporada de 2.011 se pescaron hasta 1,6 millones de salmones nacidos, en su momento, en estas instalaciones.

Por otra parte, para hacerse una idea de volumen, en la temporada de 2011 tienen hasta 125 millones de huevos en incubación, y soltarán en diversas aguas de Alaska más de 101 millones de salmones jóvenes.

Cuando realizamos la visita, a primeros de Agosto, se veían miles y miles de salmones por las aguas del Gastineau, pugnando por acceder a las instalaciones (donde nacieron). Todo está preparado allí para que el visitante pueda ver las diferentes fases del proceso. Puede dar un poco de angustia, a las personas muy sensibles, ver a los salmones pugnando y sufriendo por alcanzar su objetivo.

La visita, desde luego, es tremendamente instructiva, y es uno de los imperdibles en Juneau.

También visitamos en las proximidades el Glaciar Mendenhall, muy bien preparado para la visita, con su Centro de Visitantes y demás. Es un glaciar marino, sobre el río Taku, que desemboca en el llamado Stephen's Passage, muy cerca de Juneau. En esa zona se repitió la visión que ya habíamos tenido junto al Thompson Pass, con muchísimos salmones muertos tras reproducirse, en las aguas del río y aledaños.
Nieblas matinales sobre Juneau, AK
(JMBigas, Agosto 1996)
Cuando visitamos Juneau en 1996 no estaba todavía en funcionamiento, pero en Mayo de 1997 se inauguró un teleférico que remonta hasta 550m. en las faldas del Mount Roberts (que forma parte de la cadena montañosa costera), con su cumbre en los 1.164 msnm. Este teleférico, por las muy hermosas vistas que se tienen de Juneau y sus alrededores, se ha convertido en una de las atracciones turísticas más populares de Southeast Alaska. Otro motivo para volver algún día a la zona. Claro que mi recuerdo del día que pasamos en Juneau es de niebla y nubes hacia las (invisibles) montañas. El tiempo reinante, posiblemente, sea un requisito a tener en cuenta para que la ascensión pague su premio.

A la mañana siguiente montamos en un barco llamado Sheltered Seas (algo así como Mares Abrigados), que sería nuestra casa de día en las siguientes jornadas de navegación. Cada noche pernoctaríamos en alguno de los hotelitos del puerto de atraque.


POR EL STEPHEN'S PASSAGE HACIA PETERSBURG

Por supuesto, la mañana que iniciamos la navegación en Juneau estaba gris, había niebla y lloviznaba. Ya vimos allí el primero de los muchos grandes barcos de crucero (este de Celebrity Cruises) con los que nos cruzaríamos por esas aguas.

Navegamos hacia el Sur, primero por el Canal Gastineau y luego por el Stephen's Passage. Nos desviamos hacia la izquierda para remontar el Tracy Arm, hasta avistar el Sawyer Glacier, al fondo del fiordo. La navegación por este fiordo está flanqueada por altas montañas, desde las que caen numerosas cascadas de agua en esas fechas de final del verano. A medida que nos fuimos acercando al glaciar, la densidad de bloques de hielo a la deriva en el agua fue creciendo. Incluso algunos bastante grandes, los llamados ballenas, porque tienen forma alargada de cetáceo. Muchos de los bloques presentan efectos curiosos de coloración, ya que hay algunos ligeramente azulados, mientras otros tienen colores azules más intensos, o tonos amarillos o rojizos.
Zona Centro de Southeast Alaska: Sitka, Petersburg, Wrangell
(Escaneado propio y parcial de The Southeast Alaska Companion -
An Illustrated Map by Joe Upton)

Sobre los bloques de hielo, muchísimas focas; y también muchas nutrias en el agua. Cerca del frente del glaciar, los bloques aislados ya formaban extensas superficies de hielo flotando en el mar, con cientos de focas a bordo. El glaciar, por supuesto, impresionante.


Iceberg ballena, en tonos azules. Tracy Arm, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Frente al Sawyer Glacier, al final del Tracy Arm.
(JMBigas, Agosto 1996)

Las focas reposan sobre el hielo en el Tracy Arm, junto al Glaciar Sawyer.
(JMBigas, Agosto 1996)

Bloques de hielo en diversos tonos de azul, a la deriva en el
Tracy Arm, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)


Deshicimos el Tracy Arm, para volver al mucho más ancho Stephen's Passage. En esa zona es muy frecuente avistar ballenas (orcas, en particular). Todos estábamos atentos en la popa del barco, y obtuvimos una buena recompensa. Se empezaron a ver surtidores de agua o vapor, lo que indicaba presencia de cetáceos. Vimos el lomo de algunas grandes ballenas, y la característica cola, cuando se hundían de nuevo en las profundidades del mar, tras haber respirado cerca de la superficie. La mayoría aparecieron a varios cientos de metros del barco, pero también hubo alguna que apareció en la superficie a no más de cincuenta metros. Una gozada para fotógrafos y videoaficionados.


Premonición de ballenas, por el característico surtidor, en el
Stephen's Passage, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

La cola y algo del lomo es todo lo que alcanzamos a ver de las orcas
en el Stephen's Passage, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)
Por la tarde acabamos llegando a Petersburg (pop. 3.224) que es un pueblo con muchísima actividad pesquera, en la isla de Mitkof, frente a un canal no muy ancho, llamado los Wrangell Narrows. De hecho nos dieron la bienvenida miles de gaviotas sobrevolando el puerto, acechando, seguro, los restos devueltos al mar por los barcos pesqueros.


Vista general de Petersburg, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)
Pasamos dos noches en Petersburg. A la mañana siguiente hicimos una excursión en el Sheltered Seas para ver el Le Conte Glacier, que está situado en un pequeño fiordo que se deriva (hacia tierra firme) de la llamada Frederick Sound. Este glaciar es el más meridional de los glaciares marinos (tidewater glaciers) de Alaska. De nuevo, el espectáculo de las montañas, los bloques de hielo, las focas y las nutrias. Y esperando un rato frente al glaciar (con las máquinas paradas), para intentar captar alguno de los pequeños desprendimientos de hielo, muy frecuentes, del frente del glaciar.


Otro día de nubes y nieblas, en Le Conte Bay, junto a Petersburg.
Con un bloque de hielo azulado flotando en el agua.
(JMBigas, Agosto 1996)

Le Conte Bay, junto a Petersburg, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Cientos de focas sobre el hielo, frente al Le Conte Glacier,
Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Ballena de hielo, azul oscuro, en Le Conte Bay.
(JMBigas, Agosto 1996)

Junto a la entrada del fiordo llamado Le Conte Bay, al sur, desemboca el río Stikine, que fue una via fluvial muy utilizada por los buscadores de oro para adentrarse en el territorio de la Columbia Británica y seguir camino hacia el Klondike y los alrededores del río Yukón.


EXCURSION DE PESCA EN PETERSBURG

Un pequeño grupo (solamente 6 personas) de los que viajábamos a bordo del Sheltered Seas, contratamos para esa tarde una excursión de pesca informal. Un ex profesor universitario, retirado en esas tierras, salía todas las tardes con su mujer en su barco de pesca, el Chan IV, por los Wrangell Narrows. Y buscaba algunos viajeros a los que les apeteciera acompañarles (y le reportaran algunos ingresos complementarios, por supuesto).


Rueda motorizada con la red recogida, en el barco de pesca Chan IV,
Wrangell Narrows, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Operación de suelta de la red a popa, a bordo del Chan IV,
Wrangell Narrows, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)
A la hora prevista nos presentamos en el muelle, y nos recibió el barbudo y veterano profesor (gorra calada, camisa de cuadros y tirantes), a bordo de su barco de pesca. Iniciamos la navegación por los Wrangell Narrows, de norte a sur. Primero paramos para recoger algunas de las jaulas para cangrejos que habrían dejado en el mar la víspera. Y algún King Crab (cangrejo gigante) apareció en ellas. Las dejamos (vacías) otra vez en el mar para que, al día siguiente, pudieran repetir la misma operación.

Tocó luego la suelta de la red por popa, desde una gran rueda motorizada, en la que estaba recogida. La red incluía algunas pequeñas tablas de madera, que nos dijo servían para fijar a los langostinos. Navegamos un buen rato con la red soltada a popa, hasta que llegó el momento de recogerla.

La maniobra se realizó con gran cuidado para que no se desgarrara la red. Todos contuvimos la respiración cuando subió a bordo del todo. Volcaron su contenido en un barreño grande, que colocaron sobre la borda, para realizar la selección. Toda la porquería que había recogido la red, así como los peces pequeños o inservibles, se devolvían con energía al mar. Aparecieron langostinos, algunos peces medianos del tipo del lenguado y algunas otras capturas. El profesor y su mujer nos iban enseñando las diversas capturas, y nos contaban su nombre y demás.
El viejo profesor se esmera en la extracción de los filetes, sobre la borda
del Chan IV, Wrangell Narrows, Southeast Alaska.
(JMBigas, Agosto 1996)

Se lanzó de nuevo la red al mar. Mientras, el viejo profesor se ocupó en desmembrar los grandes cangrejos que aparecieron tanto en las cestas como en la red, a base de quitarles el caparazón de un golpe certero con uno de los anclajes de la borda, y luego ir separando las patas (donde está la materia comestible).

En el segundo turno de red apareció más de lo mismo: lenguaditos, langostinos, etc.

La mujer desapareció en el interior del barco, preparando la cocina para los diversos tratamientos culinarios a los que iba a someter a cada especie de las capturadas. Mientras, el viejo profesor se entretuvo extrayendo con un gran cuchillo los filetes limpios de los lenguados, y echando el resto al mar de nuevo.

Terminada la pesca, nos metimos todos dentro y en una mesa pequeña (dos personas hubieran estado apretaditas) nos sentamos los seis visitantes y los dos anfitriones, para dar buena cuenta de las diversas viandas. Apareció un botellón de vino blanco italiano y unas cervezas. Cenamos deliciosamente (apretujados, eso sí), los langostinos y el pescado más fresco con el que nunca podríamos soñar.

Terminada la cena, puso proa al puerto de Petersburg, a donde llegamos pasadas las siete de la tarde.


Todavía nos quedaba alguna experiencia que vivir en Petersburg, y el viaje hacia el Sur hasta Ketchikan.


Pero esa ya es otra historia.


JMBA