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lunes, 28 de febrero de 2011

Pequeñas Cosas que no Molan Nada (7)

Todas las casas tienen alguna zona donde se acaban almacenando todas aquellas cosas que no usamos, por lo menos que no usamos con frecuencia.
Cajas que originariamente contuvieron botellas de vino,
hoy están atestadas de libros, y yacen sobre otras
con material electrónico reciclable
(JMBigas, Febrero 2011)

Las viejas casonas disponían de un desván, una buhardilla o unas golfas (como se acostumbra a llamarlas en catalán). Había que subir habitualmente unas escaleras desiguales y mal iluminadas, para llegar a una puerta que chirriaba al abrirse. Esos desvanes eran a menudo rincones de la memoria, muchas veces perdida, o restos sin sentido de antiguos habitantes de la casa. Muchas películas han utilizado los desvanes como recintos del terror, o como refugio de aquellos que tenían algo por lo que esconderse.

Hoy en día los pisos verticales (los llamados chalets adosados) tienen un sótano, el garaje o una buhardilla, que se utiliza a tales efectos. Los garajes, especialmente, son una buena ilustración de ello. Se acumulan cajas de contenidos muchas veces desconocido, embalajes que quizá en algún momento habrá que reutilizar, juguetes viejos ya inservibles y demás monsergas. Entrar y salir del garaje con el coche requiere cierta puntería para evitar estas trampas.

Los pequeños pisos urbanos también disponen siempre de alguna zona para este particular tipo de conservación o almacenaje. Los pisos familiares disponen a menudo del llamado trastero (por su nombre los conoceréis), que es un cuartito separado del piso propiamente dicho, que se encuentra en el sótano, o en el ático, o junto al garaje, o en alguna zona poco transitada. Hay un trastero por piso, de tamaño normalmente exiguo, pero suficiente para poder apilar cajas, embalajes, sillas de la terraza en invierno, etc. Los trasteros de todos los pisos acostumbran a estar juntitos, al lado del garaje o en algún pasillo lóbrego al que los propietarios pueden acceder por una puerta cerrada con llave.

Los pisos que no tienen trastero habilitan, sobre la marcha, alguna zona para la misma función. A veces es un altillo sobre el pasillo (el espacio entre el techo verdadero y el falso techo de escayola), al que se puede acceder, subidos en una escalera de mano, mediante una portezuela de madera, desde la cocina, o desde el salón, o desde uno de los baños.
Mover esa caja grande y pesada, con un monitor culón
dentro, será una tortura
(JMBigas, Febrero 2011)

Yo viví muchos años en un pequeño apartamento de 49 metros cuadrados (una habitación, salón, cocina, baño y un pequeño balcón, donde escasamente cabía un tendedero móvil). No había sitio muerto para utilizar como trastero. Pero en el pasillito de entrada, frente a la cocina, y en el rincón de la puerta de acceso, quedaba una zona de no más de cuarenta o cincuenta centímetros de ancho por metro y medio de largo, por la que no se circulaba habitualmente. La práctica diaria dictó el utilizar esa mínima zona para acumular cajas con libros ya leídos, o embalajes de cosas recién compradas, y que la prudencia aconsejaba no tirar de inmediato (bueno, reciclar). Ese rincón se convirtió en un trastero improvisado, de cuya capacidad sólo fui plenamente consciente cuando tuve que realizar una mudanza.

El que realmente no disponga en su casa de ningún lugar habilitado o habilitable para este fin, siempre puede recurrir a la oferta comercial de trasteros de alquiler (la publicidad propone desde 1 metro cuadrado).

Desde hace años ya, el piso en que vivo tiene un trastero de unos seis metros cuadrados, al que se accede por una puerta frente al ascensor, en el portal de entrada. Hay un pasillo en U, con algo más de una docena de trasteros, uno por cada piso de mi escalera. Creo que alguno nunca se ha vendido, y sigue perteneciendo a la Promotora (que es una deudora perpetua de la Comunidad, pues los trasteros también tienen cuota).

La construcción es rústica (suelo de cemento, paredes de Pladur, puerta metálica) pero cumple su función. Su viabilidad solamente apareció durante la construcción de la casa (no estaban en el proyecto original), gracias a un fuerte desnivel entre la parte anterior y la posterior de la parcela. A pesar de lo improvisado, todos los trasteros están perfectamente escriturados y constan en el Catastro como elementos autónomos. Por lo tanto, pago el correspondiente IBI y la Tasa por Prestación del Servicio de Gestión de Residuos Urbanos (sic) del Ayuntamiento de Madrid, al igual que por el piso y por la plaza de aparcamiento. Unos euros todos los años.
Estas sillas plegables difícilmente se podrán volver a
utilizar, pero ahí están, en el trastero
(JMBigas, Febrero 2011)

El primer día, cuando me dieron la llave, el trastero estaba vacío. Conviene recordarlo, porque esto a menudo se nos olvida. Solamente tiene un punto de luz, donde, en su momento, instalé un simple casquillo y una bombilla. Para las (escasas) visitas al trastero, resulta más que suficiente.

El piso dispone de varios armarios empotrados, más el armario grande del dormitorio principal que instalé, y las estanterías y librerías del salón y de la habitación que utilizo como despacho (desde donde os estoy escribiendo). De verdad, estaba convencido de que nunca iba a ser capaz de llenarlos. Vana ilusión.

Al principio, sólo guardé en el trastero las cajas desmontadas que me habían sobrado al realizar la mudanza, reservadas para un eventual uso posterior.

Con el paso del tiempo, descubrí que los estantes y armarios del despacho, entre libros, CD,s, cintas de video VHS, y más tarde DVDs, y Juegos para el PC, me desbordaban por todos lados. Tenía libros en doble y triple fila, y otros tumbados encima, hasta completar el espacio disponible. Decidí que los libros que ya había leído los podía guardar en algún lugar menos a mano, porque muy raramente tenía que recurrir a ellos. Reutilicé al principio alguna de las cajas pequeñas de la mudanza, y las llené de libros leídos. Las numeré y llevo el inventario de lo que hay en cada una (por si acaso). Inicié una saga que se fue completando en base a reutilizar las cajas de seis (o doce) botellas de vino para rellenarlas con libros. Conviene que no sean muy grandes, porque una caja grande llena de libros no hay quien la mueva. Ya tengo 26 de ellas en el trastero.
Cajas plegadas de diversos tipos y tamaños esperan el
momento de volver a ser útiles
(JMBigas, Febrero 2011)

Fui haciendo lo mismo con las cintas VHS (tengo 6 cajas medianas o grandes con ellas en el trastero) y también con los Juegos de PC (con los que tengo 5 cajas en el trastero, y varios archivadores todavía en el piso).

Cuando me compré el primer ordenador (con pantalla e impresora), pensé en aprovechar el trastero para guardar los embalajes, para lo que pudiera hacer falta más adelante. Cuando cambié la pantalla culona por una plana, aproveché el hecho de no haber tirado su embalaje original, para volver a meter la pantalla en su caja, y mantenerla en el trastero. El resultado es una caja enorme y muy pesada, y sudo enormemente cada vez que pienso en la posibilidad de llevar caja y pantalla a un Punto Verde.

Cuando cambié el ordenador por otro más moderno, el viejo también lo metí en su embalaje original, y hoy es otra caja grande y pesada que ocupa un espacio en el trastero.

Compré una barbacoa para la terraza (con todos sus adminículos, incluyendo el carboncillo y las pastillas para encenderla). Pero solamente la utilicé una vez, después de ver la humareda indecente que montó en todo el vecindario. Fui más afortunado que un vecino, que montó una barbacoa de obra en su patio, que no le he visto utilizar nunca en los últimos ocho o nueve años. Antes de eso, también asistimos a alguna humareda histórica. A mi me bastó desmontarla y meterla de nuevo en su caja, y guardarlo todo en el trastero.

Tengo en el piso unos cuantos botelleros para almacenar (y exponer) hasta un centenar de botellas de vino. Pero tras algún viaje a diversas zonas vinícolas, de donde traje algunas cajas de vino en el maletero del coche, no me quedaba espacio en los botelleros, y decidí almacenarlas, de momento, en el trastero. Bueno, habitualmente no hay luz, y el ambiente es más bien fresco todo el año. No es mal lugar para una bodeguilla improvisada. El único movimiento de salida que recuerdo en el trastero para los últimos diez años es el de subir alguna caja de vino al piso, para ocupar en los botelleros los espacios dejados libres por el consumo.

Para una fiesta con los amigos, tuve que comprar algunas sillas plegables para la terraza. Las primeras que compré tenían algo de madera (no preparada para exteriores). Tras la fiesta las dejé plegadas en la terraza un tiempo, y sufrieron con la lluvia. Quedaron prácticamente inutilizables. Pero, en lugar de disponer de ellas directamente para el reciclado, decidí guardarlas en el trastero, por si acaso. Compré luego otras de aluminio y plástico, mucho más prácticas, y las tengo también en el trastero, esperando alguna nueva aglomeración.
Estas sillas están esperando alguna ocasión para poder
desplegarse de nuevo en la terraza
(JMBigas, Febrero 2011)

Algunas maletas que no me cabían en ningún altillo de los armarios de casa, yacen envueltas en sacos de plástico en el trastero. Las he sustituido ya todas por otros modelos, pero las viejas ahí están.

Estuches de cartón, de esos preparados para el transporte de tres o seis botellas (de vino, habitualmente), plegaditas, tengo varias en el trastero, acumulando polvo.

Cuando uno empieza a ser consciente del fenómeno trastero (acumulación progresiva de cosas que probablemente nunca tenga necesidad de volver a utilizar) decide tomar medidas. Los embalajes de la gran mayoría de cosas que he comprado en los últimos años se fueron directamente al reciclaje, sin pasar por el trastero.

En informática se utiliza el término buffer (que viene a significar, en inglés, algo del tipo parachoques, paragolpes, tope de tren, amortiguador) para designar a una memoria intermedia, o tampón. Los datos que están en el disco se cargan en un buffer, para tenerlos más fácilmente accesibles, por si volvieran a hacer falta. El trastero es el buffer de los trastos. El lugar donde se apilan cosas que ya habría que haber tirado. Es una especie de limbo o purgatorio, donde muchas cosas se amontonan, esperando un destino definitivo.

Pero la capacidad del trastero es necesariamente limitada, y su evolución natural es a irse llenando. Vosotros, lectores sagaces, seguro que estáis olfateando ya la tragedia. Hay un día en que, al abrir su puerta, sólo nos habita una única idea: hay que limpiar el trastero, porque ya no cabe nada más. A mí ya me ha asaltado la idea varias veces. Hasta ahora he conseguido acallarla con falsos consuelos (esa pila de cajas todavía es estable, se puede poner otra encima; en ese rincón todavía caben un par de cajas pequeñas;...).

Pero la sola idea de meterle mano me produce sudores fríos. Porque lo que, sin duda, habrá que tirar, está, con toda probabilidad, al fondo del todo. El trastero es una cola LIFO (Last In; First Out) por definición. Especialmente el mío, que es rectangular, alargado y la puerta está en un extremo. Para llevar a reciclar ese viejo PC (dos cajas muy pesadas; cubiertas por otras cajas todavía útiles que habrá que mover) o esa caja grande de cintas VHS,... habrá que moverlo todo dentro del trastero. Como no hay espacio para tantos movimientos, habrá que sacar cosas al pasillo, para acceder a lo que se quiera sacar, y luego volver a meter todo aquello a lo que todavía no le llegó su hora. Sigo sudando sólo de imaginarlo.

No mola pero que nada la sola idea de limpiar el trastero. Hacerlo, ya debe ser la debacle. Porque una vez sacado lo que deba llevar al reciclaje, habrá que llevarlo por el pasillo hasta el rellano del portal, y luego bajarlo al coche. Pero esas cajas grandes no me cabrán en el coche. ¿Cómo lo haré?. En este punto de la crónica del desastre, normalmente interrumpo el razonamiento, y me instalo en el convencimiento de que nunca me llegará el momento en que resulte imprescindible realizar la tarea, pienso que conseguiré posponerla ad aeternum, y el que venga que arree.

El trastero, el Purgatorio de los trastos, fuente de tanto tormento...

JMBA

viernes, 25 de febrero de 2011

Ver películas online

El otro viernes estuve viendo Pa Negre en el cine. Ya lo comenté aquí. La película (y también la novela, por razones algo diferentes) me encantó y me pareció una obra maestra.
Portal de la web www.filmin.es

La película ha tenido algunas críticas negativas. Por una parte, por supuesto, la caverna mediática la ha atacado principalmente por las reticencias a que una película catalana (y filmada en catalán) haya podido ganar hasta nueve Goyas en la gran gala del cine español. Se han barajado oscuros lobbies catalanófilos en la Academia, e incluso presiones de grupos gay (ya que el director tendría esta orientación sexual, lo que carece por completo de interés y no tiene la más mínima trascendencia).

Pero también he visto críticas negativas de cinéfilos, alegando algunas inconsistencias en el guión y demás. Tenía ganas de ver de nuevo la película, con todo esto en la cabeza, para verificar mi primera opinión a la luz de estas críticas.

Siguiendo un rastro que localicé en Twitter, llegué hasta la web de Filmin, que me ofrecía visionar (legalmente, claro) la película online (mediante streaming) por un precio razonable (2,95€), desde el ordenador de mi casa. El equipamiento informático que tengo en mi casa no es para nada la NASA. Tengo un ADSL de 3Mbps y un PC torre con unos cuantos años (Pentium 4 @3.06GHz, 1,5GB de memoria, XP) con una buena tarjeta de sonido y dos altavoces de gama media con subwoofer. Ah, y una pantalla LCD plana de 19".

Esta web también ofrece la posibilidad de abonos (mensuales, trimestrales, anuales) para visionados ilimitados durante ese tiempo de las películas de su catálogo no Premier.

Me decidí a a registrarme en la web, comprar la película (que puedes visionar las veces que quieras durante 72 horas; en VO, VOSE o la versión doblada al castellano) y dedicar las siguientes dos horas a disfrutar de nuevo con Pa Negre. Eso sí, con un cubatita a mano y un par o tres de cigarritos (espero no haber violado ninguna ley). La puse a pantalla completa en el PC, y la vi (y oí) perfectamente, sin ningún tipo de contratiempo.

Y me ratifico en mi anterior opinión. La película me parece excelente, con buen ritmo narrativo y unas interpretaciones absolutamente excepcionales. Nora Navas y Laia Marrull están ligeramente histriónicas, pero encarnan a la perfección la tragedia y el drama de las vidas de sus respectivos personajes. Francesc Colomer lleva sobre sus (jóvenes) espaldas el hilo narrativo, y Marina Comas volvió a enamorarme en su papel de Nuria, con el desgarro de su marginalidad, con su precoz madurez, y la profunda ternura que despliega con quien la entiende.

Pero quería centrarme hoy en la propia existencia de una web con este servicio, y lo que significa en la evolución necesaria de una industria como la cinematográfica.

Al hilo de la reciente Gala de los Premios Goya, del discurso de Álex de la Iglesia y de algunas intervenciones producidas durante el proceso de aprobación de la Ley Sinde, escribí un artículo sobre la industria cultural (especialmente, la cinematográfica) y las reflexiones y movimientos que debería hacer para intentar salir de la languidez que la atenaza desde hace tiempo, y que amenaza con liquidarla: ¿Industria de Contenidos o de Continentes?.

Allí proponía la necesidad de que la industria pusiera a disposición, en la Red, un nuevo canal de acceso a sus películas por un precio que yo estimaba como razonable en los 2€. Bueno, en la web de Filmin se pueden visionar bastantes películas (las que no son de rabiosa novedad y/o actualidad) por 1,95€. Creo que representa un avance significativo en la buena dirección.

Pero es un paso todavía bastante modesto. Filmin representa a una parte de productoras independientes (por supuesto off-Hollywood) y su catálogo de algo más de 600 películas está constituido por filmes de los que, en las grandes ciudades, habría que ir a ver a alguno de los minicines del centro. Y que fuera de ellas no habría ninguna posibilidad viable de exhibición. Gracias a la Red, pueden acceder a su público, esté donde esté, y aunque sea muy minoritario. Parece claro que películas que podrían congregar en un minicine de Madrid, Barcelona o Valencia a una o dos docenas de espectadores en una sesión, difícilmente podría pensarse en exhibirlas en Soria, Teruel, Ourense o Almería. Y no digamos ya en Almoravieja de las Perdices (suponiendo que existiera).

Para películas de este tipo, la Red representa una oportunidad bastante evidente de redondear sus exiguos ingresos. Y ello es válido para ciertas películas españolas o de otras cinematografías minoritarias.

El desafío consiste en poder disponer de este tipo de servicio para el mainstream cinematográfico. Para los grandes éxitos de Hollywood o incluso para las películas españolas dirigidas al gran público. Es decir, se trataría de desarrollar una clara estrategia multicanal. Ir al cine como actividad no es necesaria ni exactamente lo mismo que ver una película. Ir al cine es (habitualmente) un acto social (familia, amigos,...) que tiene su propia liturgia (palomitas, refresco,...). Y el negocio de la exhibición cinematográfica en salas debe cuidar ese canal de distribución de la industria: multicines con una oferta variada (en tema, horarios,...) con los máximos medios técnicos (gran pantalla, sonido envolvente, 3D,...), cómodos, con facilidades de aparcamiento, etc. Disfrutar de una película en una sala de cine tiene su precio, que está más o menos establecido y percibido como razonable.

Pero la industria cinematográfica debe y puede tener otros canales de distribución. Uno de ellos son las televisiones, y de hecho, muchas de ellas tienen una abundante actividad en la producción de películas (mediante cofinanciación,...) para conseguir derechos preferentes de antena. Otro canal son los soportes físicos (que nos llevamos a casa para siempre, o por lo menos hasta que esa tecnología no se convierta en obsoleta), y allí están los DVD, Blu-Ray o lo que toque.

Y otro canal es y debe ser la Red. En un momento hemos identificado cuatro canales posibles de distribución. Según las ambiciones comerciales de cada película, se acabarán utilizando todos o solamente algunos de ellos. Algunas películas no podrán pretender alcanzar la exhibición en salas (por lo menos más allá de unas poquitas copias durante unos días, en algún minicine de dos o tres grandes ciudades). Para otras, la edición en soporte (DVD...) no podrá llegar a los expositores de las tiendas, y sólo podrá comprarse online a través de webs especializadas. Algunas podrán ambicionar el prime time de algún canal nacional de televisión, mientras que otras deberán conformarse con los late night en canales especializados de la TDT, el cable o el satélite.

Pero, para cualquier película, la Red es un canal viable de distribución. Sea para visionarlas en un ordenador clásico, o en un TV de última generación, o en cualquier otro tipo de dispositivo (tablet, consola, smartphone,...).

Cualquier consumidor responsable de este siglo XXI puede y podrá entender que una película no se exhiba en ninguna sala de su pueblo o ciudad. También que no esté disponible el DVD en las tiendas de El Corte Inglés, o la FNAC. También entenderá que no la pueda ver por televisión a las diez de la noche en TVE, o Antena 3 o Tele 5 o La Sexta. Pero, cada vez más, no podrá entender que sea imposible visionarla online desde la Red, previo pago de un precio razonable. Como ya es el caso, para un catálogo restringido, eso sí, en la web de Filmin.

Hay que tocar a rebato, y la industria cinematográfica debe revisar a fondo sus estrategias de distribución, y gestionar con inteligencia los diversos canales disponibles. Aquel a quien no le apetezca ir al cine (por los motivos que sea, incluyendo que no haya ninguna sla próxima, o que le resulte imposible desplazarse) tiene derecho a poder ver la película que le apetezca.

Será labor de cada canal promocionar y publicitar su uso. Los exhibidores deberán intentar convencer a los espectadores para que se desplacen a sus salas de cine, ofreciendo ventajas que les compensen por ello. Lo mismo harán las tiendas de DVS,s, las autopromociones de las televisiones o las webs que las pongan legalmente a disposición.

Al final de la cadena, al productor que ha expuesto su dinero, poco le importa que los ingresos le lleguen por la mano derecha o por la mano izquierda, o por uno de los dos pies. Siempre que el dinero acabe llegando, en cantidad suficiente, al corazón.

Y para aquellas películas que, realmente, no le interesen a nadie  en ninguna parte (exceptuando, quizá, a su propio director) la industria (y las Administraciones) tendrán que plantearse con rigor qué sentido tiene su financiación.

Utilizando las palabras de Alex de la Iglesia: Sin público, esto no tiene sentido.

JMBA

miércoles, 23 de febrero de 2011

23F. Cómo lo Viví Yo

El mes de Febrero, en general bastante desangelado, a caballo entre un invierno resistente y una primavera que a veces ya despunta en los mediodías soleados, empezó a tener relevancia política en España en 1974. El 20 de diciembre de 1973, la banda terrorista ETA asesinó al almirante Carrero Blanco, a quien Franco había designado Presidente del Gobierno un tiempo antes. El que fuera, a la sazón, Ministro de la Gobernación, Carlos Arias Navarro, fue nombrado nuevo Presidente del Gobierno.
Antonio Tejero, en el Congreso
(Fuente: laguia2000)

El 12 de Febrero de 1974 Carlos Arias Navarro dirigió a la nación el primer discurso en muchos años que tenía algo de contenido político, donde se empezaba a hablar un poco en términos de aperturismo político, y que los medios dieron en llamar el Espíritu del 12 de Febrero.

Unos años más tarde, en 1981, la situación política en España estaba complicada. Adolfo Suárez había sido obligado a dimitir por las presiones y disensiones en el que era su partido, la UCD (Unión de Centro Democrático). En el Congreso se estaba celebrando la sesión de investidura de quien sería su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo. La banda terrorista ETA estaba extremadamente activa, asesinando y extorsionando con mucha frecuencia. Y, para colmo, a primeros de Febrero el Rey había sido abucheado en la casa de juntas de Gernika.

El Ejército todavía era bastante franquista, en sus convicciones y en sus modos, y se había estado oyendo ruido de espadas en los últimos meses. De hecho, se desarticularon algunas intentonas involucionistas que no llegaron a nada, como la Operación Galaxia (llamada así porque las conversaciones entre los conspiradores se celebraron en la cafetería Galaxia de Madrid).

Este miércoles escuché en Onda Cero la interesante entrevista telefónica que le hizo Carlos Herrera al ex general Alfonso Armada, de 91 años en la actualidad. Según sus propias palabras, a principios de Febrero de 1981 él habría prevenido de que había alguna intentona golpista en marcha. A mediados de mes abandonó su destino en Lérida, para incorporarse como segundo jefe de Estado Mayor, reportando al teniente general Gabeiras. Durante el golpe y en el juicio posterior, siempre se pensó que Armada era el elefante blanco que los golpistas esperaban en el Congreso para hacerse cargo de la situación. Él siempre lo ha negado, y afirma que su presencia en el Congreso para negociar con Tejero fue obedeciendo órdenes de Gabeiras.
Jaime Milans del Bosch
(Fuente: eldiariomontanes)

De cualquier forma, el caso es que el 23 de Febrero de 1981, a las 6.23 horas de la tarde, el teniente coronel Antonio Tejero (que ya había sido condenado por algún intento golpista anterior), entró en el Congreso con 200 guardias civiles. Y el resto, ya es historia.

Yo había terminado el servicio militar unos meses antes, en Noviembre de 1980. Lo hice después de algunas prórrogas con motivo de mis estudios universitarios, cuando en el sorteo me tocó cerca de mi casa en Barcelona. De hecho, serví en un cuartel de cuarta, de los conocidos en la época como de Defensa Operativa del Territorio, Ca'n Torelló en Gavá, a unos 20 kilómetros de Barcelona. Pertenecía a la Artillería Antiaérea, pero los cañones antiaéreos Bofors de los que se disponía eran restos recuperados de los americanos tras la guerra de Corea, y su capacidad de abatir aviones enemigos estaba fuera de toda duda: era nula. Este cuartel fue abandonado por el ejército en 1994.

Me gradué como Cabo Primero y, como el cuartel era pequeño, me tocaba de vez en cuando actuar como suboficial de guardia. Justamente en la última guardia que realicé, la víspera de licenciarme, viví el peor episodio de toda la mili. Una pareja de la Vigilancia Militar iba a salir de patrulla al pueblo, y estaban recogiendo su pistola reglamentaria en el Cuerpo de Guardia. Yo estaba anotando los datos en el libro de registro, cuando uno de ellos verificó el funcionamiento del arma, pero olvidó retirar antes el cargador. Al apretar el gatillo, pues, sólo debería haberse oído un clic si lo hubiera hecho correctamente. En lugar de eso, sonó un disparo como un cañón. La bala me pasó a no más de cincuenta centímetros de mi cabeza, atravesó la pared del cuarto y perforó las velas de un camión que estaba en el garaje, justo detrás. Cuando levanté la vista, aterrado, vi al soldado pálido como la cera, con la pistola (cargada de nuevo, claro) en su mano temblorosa, y me temí lo peor. Le arranqué la pistola de la mano, salí del cuarto, extraje el cargador, vacié la bala de la recámara, y todos empezamos a respirar de nuevo.

Creí que el incidente iba a impedir que me fuera para casa al día siguiente, pero todo siguió tal y como estaba previsto, y me licencié sin más.

En Diciembre de 1980 presenté en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona (ETSIIB), donde había cursado los estudios durante los cinco años anteriores, el Proyecto de Fin de Carrera que ya tenía prácticamente finalizado antes de incorporarme a filas. Aprobé y con ello terminé la carrera y me convertí en Ingeniero Industrial.

En Enero de 1981 conseguí un remedo de empleo, para las mañanas. Me colé de rondón en un proyecto informático que resultó ser precursor de lo que hoy tanto se habla como la nube (el cloud computing), aunque ese terminó en fracaso. Era en GEISCO (General Electric Information Systems) para desarrollar una aplicación utilizando los ordenadores de que disponían en alguno de sus (llamados) supercentros (en Holanda o en Estados Unidos). Resultó un fracaso, porque cada compilación que había que hacer de los programas que estábamos desarrollando se enviaba al supercentro, y de vuelta venían los errores y una factura de echarse a temblar por la utilización de recursos. De hecho, no había presupuesto para contratar personal, y todo lo que conseguimos los del equipo fue algo así como veinte o treinta mil pesetas, sospecho que sisadas de algún otro capítulo, por casi tres meses de trabajo. Eso sí, la oficina estaba junto a la Plaza de España, y había una cafetería al lado que preparaba unos maravillosos sandwiches mixtos para desayunar a media mañana. De hecho, la miseria que cobramos se nos fue en desayunos.
Alfonso Armada Comyn, del que siempre se sospechó
que fuera el elefante blanco.
(Fuente: crono-historia)

Al mismo tiempo, había conseguido una beca FPI (Formación Personal Investigador) por la que trabajaba todas las tardes en la Cátedra de Métodos Informáticos de mi Escuela.

De modo que el 23F trabajé por la mañana en GEISCO (desayuno incluido), y, cuando se desataron los acontecimientos en el Congreso, yo estaba trabajando en la Cátedra de la ETSIIB.

Hay que entender, antes de todo, que en 1981 no existían los teléfonos móviles. Internet sólo era un sueño, y las redes sociales (Facebook, Twitter,...) eran conceptos que todavía nadie había ni siquiera imaginado. Los medios de comunicación, pues, se limitaban a los teléfonos fijos, a la televisión (poco más que binaria en la época: encendida o apagada; con presencia bastante testimonial del UHF), a la radio y a los periódicos. Y al boca a boca en persona, claro.

Trabajaba con nosotros en la Cátedra un comandante del ejército, que fue quien nos fue informando del avance de los hechos, y nos transmitió que, en Catalunya no parecía haber movimientos de ningún tipo favorables al golpe, a diferencia de Valencia, claro.

El caso es que me fui a casa cuando serían las ocho y media o las nueve. Yo entonces manejaba un Seat 600 del que ya os he hablado en otra ocasión. Yendo para casa, estaba muy nervioso. No por los hechos del Congreso, que estaban sucediendo a más de 600 kilómetros de distancia, sino por el impacto que pudieran tener en el futuro inmediato del país y de todos nosotros. Supongo que iría despistado con eso y, en un semáforo, tuve un encontronazo con el coche. El resultado fue que se rompió uno de los faros del 600. Aunque no lo recuerdo, supongo que escribiríamos papeles para el seguro y esas cosas. Y seguí camino a casa.
El Rey, en su discurso de la 1.14 en TVE
(Fuente: blogs.prensaescuela)

En casa, mi información se basó en la televisión, Televisión Española, claro. El problema principal durante el golpe es que todas las Fuerzas Armadas estaban bajo sospecha. Cuando aparecían nuevos efectivos junto al Congreso, o en otros lugares, no era evidente saber si estaban a favor o en contra. No se tenía claro si se habían desplegado para apoyar al golpe, o para dar soporte a la Constitución. La Guardia Civil, por la acción de Tejero, no resultaba nada fiable, y sólo la presencia de la Policía Nacional (los grises, por entonces) daba algún respiro, pero sospecho que nadie lo tenía completamente claro.

Cuando llegué a casa, creo que Televisión Española ya había vuelto a emitir normalmente, después de haber sido ocupada por fuerzas militares durante varias horas. Una vez más, no se sabía si los movimientos militares eran para proteger o para someter.

Las imágenes que se podían ver desde Valencia eran preocupantes. Un Milans del Bosch crecido había asumido todos los poderes civiles y militares, y había sacado los tanques a la calle. Su posición sí parecía clara, de apoyo al golpe de Tejero.

Hacia las diez y media hubo un comunicado de la Junta de Jefes de Estado Mayor, indicando que se habían tomado todas las medidas oportunas para reprimir cualquier atentado a la Constitución. Bueno, el porte del teniente general Gabeiras, bigotito añejo y presencia cien por cien castrense Ancien Régime no es que inspirara, precisamente, la máxima confianza en su defensa de la democracia. Y el lenguaje utilizado por todos (golpistas y contragolpistas) acababa siendo parecido, ya que todos estaban convencidos de estar salvando a la patria (perdón, al país).

Se sucedieron informaciones deslabazadas, sobre el gobierno provisional que se había formado en el Palace, frente al Congreso, por los diferentes subsecretarios que no estaban presos en él. Se vio, en las cercanías del Congreso, a militares de todo pelaje, y nadie podía asegurar quién era partidario y quién no. Seguramente, muchos de ellos tampoco lo tenían totalmente claro, sino que estaban al pairo esperando acontecimientos, para posicionarse del lado de los vencedores, claro.
ETSIIB (hoy ETSEIB) de Barcelona
(Fuente: UPC)

Cerca de la medianoche, entraron en el Congreso los generales Aramburu Topete (a la sazón Director General de la Guardia Civil) y Armada Comyn (segundo Jefe de Estado Mayor). La presencia de ambos suscitó en ese momento toda clase de dudas e interpretaciones. Es normal que Aramburu estuviera exigiendo a su inferior que depusiera la actitud golpista, pero también hubo interpretaciones (más tarde, desmentidas) de que la totalidad de la Guardia Civil pudiera ponerse al servicio del intento golpista. El general Aramburu Topete salió del Congreso poco después (y de hecho se hizo cargo del dispositivo posterior organizado para liberarlo). Aramburu murió en la reserva en 2010.

Armada Comyn, como buen gallego, despertaba muchas más suspicacias. Se sabía que había alertado sobre la preparación de algún intento involucionista, lo que le situaba en el ojo del huracán. Y muchas fuentes pensaban que Armada podría ser el elefante blanco que los golpistas esperaban para hacerse cargo de la situación. Nunca se pudo demostrar, y él mismo lo ha desmentido siempre. Dado que había sido mentor militar del Príncipe don Juan Carlos durante algunos años, se le presuponía una cierta ascendencia en la Zarzuela.

La clave para ver hacia qué lado se resolvían las cosas era la División Acorazada Brunete, con su acuartelamiento cercano a Madrid, ya que era la unidad más preparada y dotada de todo el Ejército. A su frente se encontraba el general José Juste Fernández, que ese día estaba ausente del acuartelamiento, por algún motivo. Aprovechando esa ausencia, se produjo una visita sospechosa del anterior jefe de la División, el general Torres Rojas, muy cercano a Milans del Bosch  y que tenía por entonces su destino en La Coruña.

Posiblemente Torres Rojas revolucionó a algunos mandos de la División, que ya tenían ciertas preferencias personales por los golpistas. Cuando el general Juste llegó a su despacho por la tarde, se encontró el tema bastante revuelto, porque parece ser que le comunicaron que el general Armada estaba al frente del golpe. En ese punto se produjo la llamada que parece que desarticuló la intentona, y decantó a la Brunete claramente en favor del orden establecido. El general Juste llamó a Zarzuela para hablar con su buen amigo Sabino Fernández Campo, a la sazón secretario general de la Casa de Su Majestad el Rey. Juste le preguntó a Sabino si Armada estaba en la Zarzuela. Con su flema de asturiano bueno, Sabino le respondió que No está, ni se le espera, a la vez que le hacía señas al Rey, que estaba justamente hablando por teléfono con Armada en ese momento. El general Juste falleció en la reserva hace escasamente un mes, a los 91 años de edad.
Así estaban los restos del cuartel de Ca'n Torelló en 2008
(Autor: Sergio T

Después de eso, la Brunete estaba claramente posicionada a favor de la Constitución. Varias órdenes salidas de Zarzuela para Valencia obligaron a Milans del Bosch a deponer su actitud.

A la 1.14 de la madrugada apareció el Rey en televisión, vestido de capitán general, dejando clara su posición y las órdenes que había cursado. El final de la intentona ya sólo era cuestión de tiempo. Tras el episodio chusco de la huida de algunos guardias civiles del Congreso por las ventanas, la rendición de Tejero se produjo a las 12.27 del mediodía del 24 de Febrero, ante su Director General, Aramburu Topete.

Después de todo eso, se restableció el orden que nunca debió ser amenazado. Quedan como recuerdo los impactos de bala en el hemiciclo, todavía bien visibles (deliberadamente dejados tal cual como testimonio de las locuras del pasado), y la experiencia de los diputados que estuvieron presos en el Congreso una noche por los delirios golpistas de un teniente coronel de la Guardia Civil.

Después de la intervención del Rey en televisión, me fui a dormir, ya más tranquilizado. La mañana siguiente me fui a trabajar normalmente, y el resto de acontecimientos ya los vi en los sucesivos telediarios.

A mí el 23-F me costó un faro del 600 y una noche sin leer nada, viendo la televisión. Y un poco de sueño la mañana siguiente. Finalmente naderías, comparado con lo que nos podría haber costado a todos si las cosas se hubieran desarrollado de otro modo.

Y este miércoles se cumplen 30 años de tales sucesos. Casi nada.

JMBA

martes, 22 de febrero de 2011

Castillo de Naipes

Cuando algún acontecimiento nos parece absurdo, o cuando pensamos que una persona se comporta en modo absurdo, habitualmente el problema que tenemos es que nos falta información, que no tenemos todos los datos. En la realidad, en la vida, en el mundo, muy raramente se producen cosas absurdas. Pueden parecerlo a quien no dispone de toda la información. En el mundo científico, se cuenta que el (ex-)planeta Plutón se descubrió a base de estudiar la órbita absurda de Neptuno, que no tenía otra explicación posible que la existencia de un noveno planeta del Sistema Solar.
Muammar al-Gaddafi, Guía de la Revolución en Libia
(Fuente: anorak)

Estamos asistiendo estos días a una serie de acontecimientos en algunos países árabes que se me antojan absurdos. Vimos caer al régimen de Ben Alí en Túnez y al de Mubarak en Egipto. Estamos viendo la (aparente) agonía del régimen de Gaddafi en Libia. Y estamos viendo revueltas en Bahrein y también en Yemen. Y lo que vendrá en los próximos días o semanas. Cuando digo que me parecen absurdos es porque, después de muchas décadas de dictaduras de diversa ralea, ¿por qué ahora?. Los acontecimientos me llevan a pensar que habrá habido alguna decisión (por activa o por pasiva) de los máximos poderes a nivel mundial, en el sentido de dejarlos caer. La teoría de Kissinger de los 70 (es un hijo de p..., pero es nuestro hijo de p...) parece que ya no es válida hoy para la diplomacia internacional.

Cuesta entender que un régimen petrificado por 30 años en el poder como el de Mubarak se desmorone de repente, ante el envite de unas simples revueltas callejeras. Bueno, no hay que subestimar el Poder de la Calle, claro. A lo que contribuyó el hecho de que el Ejército, el principal soporte del régimen de Mubarak, decidiera darle la espalda, y ponerse de parte del pueblo. Habría que entender el por qué de ese cambio de orientación, que posiblemente responda a la necesidad de dejar caer a un Presidente amortizado, para poder seguir manteniendo el poder y la influencia en la nueva situación.
Gaddafi, en uno de sus viajes, escoltado por sus guardias
de corps femeninas
(Fuente: easycomeseasygoes)

Ahora estamos viendo (casi intuyendo, porque los hechos se desarrollan de espaldas a la opinión pública mundial) las revueltas en Libia, parece que salvajemente reprimidas por el régimen de Gaddafi, incluyendo bombardeos aéreos sobre la población civil.

Y también estamos oyendo sobre revueltas en el Reino de Baréin (un pequeño archipiélago junto a la costa de la Península Arábiga, en el golfo Pérsico, de 678 kilómetros cuadrados de extensión, y alrededor de un millón de habitantes). Así como en Yemen, al sudoeste de la Península Arábiga, un extenso país de más de medio millón de kilómetros cuadrados (parecido a España) y unos 20 millones de habitantes.

En todos esos países se han venido perpetuando regímenes autocráticos de diversa índole y calado. Libia y la mayoría de países de la Península Arábiga tienen una economía basada en el petróleo, lo que da, estadísticamente, unas cifras de renta per capita bastante apañadas, aunque la distribución de la riqueza no sea, en general, ni mucho menos equitativa. La excepción sería Baréin, que es un reino ciertamente autocrático, pero pequeño y poco poblado, donde, según parece, la renta de un país rico está razonablemente distribuida entre la población. Por el contrario, Yemen es un país sin petróleo, con una renta per capita por debajo de los 1.000 dólares anuales.

La Península Arábiga nos queda mucho más alejada, y sus realidades nos resultan bastante más ajenas que las que se desarrollan en el Magreb, a las puertas de casa. Haciendo un repaso rápido, digamos que el reino de Arabia Saudí ocupa la mayor parte de la Península Arábiga (2.149.690 Km2 y unos 28M de habitantes). Kuwait (17.820 Km2, 2,3M de habitantes) es un pequeño reino que actúa de estado tampón entre Arabia Saudí e Irak. De hecho, la invasión de Kuwait por parte del Irak de Sadam Hussein fue el inicio de la Primera Guerra del Golfo. Por la costa del Golfo Pérsico, avanzando hacia el Sur, encontramos Baréin (un archipiélago de treinta y pico islas, algunas de las cuales están reclamadas por Irán), el emirato de Qatar (una península de 11.437Km2, con 1,4M de habitantes), y los Emiratos Árabes Unidos (EAU). EAU es la federación de siete emiratos, con una extensión total de 77.700Km2 y una población total de 4,3M de habitantes. Con mucha diferencia, el emirato más extenso es Abu Dhabi (67.340Km2 y 1,4M de habitantes) y le sigue Dubai (3.885Km2 y 1,4M de habitantes).
Manifestaciones en Libia
(Fuente: intereconomia.com)

En el extremo Sur de la Península Arábiga hay otros dos estados: al Este está el sultanato de Oman (212.457Km2 y 3M de habitantes) y al suroeste está Yemen (527.968Km2 y 21M de habitantes). Hasta 1990, en que se produjo la unificación, existía la República Árabe de Yemen (al Norte) y la República Democrática de Yemen (al Sur).

Al Norte, Jordania (94.740Km2 y 5,4M de habitantes) también está, geográficamente, en la Península Arábiga, así como parte del territorio de Irak y de Siria.

En muchos de esos países, los regímenes políticos vigentes son de tipo autocrático, cuando no claramente dictatorial. Con liderazgos hereditarios y poca, o ninguna, intervención de la población en la marcha política del país.

La característica principal que distingue a unos países de otros es la participación (o no) de la mayoría de la población en la riqueza del país, es decir, la distribución de la renta. Los Emiratos y la propia Arabia Saudí serían ejemplo de una distribución razonable de la riqueza entre los ciudadanos. Con la característica especial de que se trata de países que han acogido (y acogen) a una elevada población inmigrante (procedente especialmente de India o Sri Lanka y de los países de Extremo Oriente). Los derechos de las poblaciones inmigrantes son limitados pero, en general, su retribución es razonable, lo que sofoca las posibilidades de revueltas populares masivas. Caso diferente sería Yemen (desierto sin petróleo).

Veremos qué sucede con esas revueltas de que tenemos noticia en Baréin, que más parecen un picnic en la Plaza de la Perla de Manama, la capital, y que, posiblemente, se resuelva con retoques al régimen sin mayor trascendencia. Yemen, para mí, es una incógnita, aunque la pobreza del país y de su población es un detonante para cualquier tipo de revuelta: demasiada gente sin mucho que perder.

La gran preocupación en este momento es Libia (1.759.540Km2 y unos 6M de habitantes). Libia fue una colonia italiana, y su territorio vio, durante la II Guerra Mundial, las batallas entre el Afrika Korps de Rommel  y las fuerzas africanas de Montgomery. Terminada la guerra, en 1951 se dio la independencia a Libia, bajo el gobierno del rey Idris, que fue depuesto en un golpe militar en 1969. Desde ahí, Muammar al-Gaddafi ha sido el máximo gobernante del país. En 1977 se proclamó la Yamahiriya (literalmente, Estado de las Masas) Árabe Libia Popular y Socialista (sic). En la práctica, Gaddafi ha sido en las últimas cuatro décadas el Guía de la Revolución, y el máximo mandatario del país.
La estabilidad del suministro (y el precio) del petróleo
es la principal preocupación de los países occidentales
(Fuente: RTVE)

Gaddafi ha sido durante todo este tiempo un gobernante excéntrico, veleidoso y desmesurado. Tonteó con la Unión Soviética; durante bastante tiempo fue alabado por una cierta izquierda europea, como líder revolucionario popular. Siempre se han sospechado turbias relaciones con grupos terroristas que han atentado, principalmente, contra intereses estadounidenses, por lo que Reagan decidió, en 1986, el bombardeo de Trípoli y Bengasi. A final de los ochenta, parece que sufragó los atentados de Lockerbie en Escocia, y el del vuelo UTA772, que provocaron sanciones que llevaron al país al aislamiento. En 2003, el Gobierno Libio reconoció la participación de ciudadanos libios en esos atentados, y aceptó pagar indemnizaciones, lo que llevó a finalizar el período de aislamiento.

En estos días, la reacción de Gaddafi ante las revueltas populares, que piden, como en Egipto, un cambio del régimen, ha sido extremadamente violenta. Durante tantos años en el poder, Gaddafi ha desarrollado un liderazgo autocrático, dictatorial y hereditario. Aunque hay que reconocer que Libia es el país con la mayor esperanza de vida de todos los países de África, y tiene también el mayor PIB per capita nominal (de más de 9.000 dólares), aunque la distribución de esa riqueza está, con seguridad, muy sesgada.

Gobernando el país como un gran cortijo, parece que Gaddafi (y la camarilla que se aprovecha del Régimen, principalmente su propia familia) no está dispuesto a aceptar que las multitudes en la calle le dicten la política. Alude a oscuras potencias extranjeras que estarían, según él, instigando o incluso financiando las revueltas protagonizadas por jóvenes drogados, y ya ha desplegado una represión salvaje contra las manifestaciones. En un largo discurso este martes, ha dejado clara su nula intención de abandonar el poder, y su firme determinación a reprimir cualquier intento de desestabilización (hasta ahora, parece que ya se han producido bombardeos aéreos, en algunos casos). Según algunas fuentes, podría haber soldados mercenarios con la misión de destruir a los revoltosos.

Si las revueltas siguen firmes, lo más probable es que Gaddafi y su corte próxima abandonen el país, y se dediquen a disfrutar de los capitales que, sin duda, deben haber exportado ilícitamente del país a paraísos fiscales o donde sea. En un país con un PIB de 75.000M$, con el 95% de sus exportaciones en torno al petróleo, el diezmo del amo del cortijo habrán sido algunos miles de millones de dólares todos los años. Una fortunita para retirarse en paz y tranquilidad.

Sólo espero que no tengamos que asistir en los próximos días a más masacres como las que se han producido en Libia últimamente. Varios cientos de muertos parece haber ya, debido a la violencia indiscriminada y salvaje que el gobierno ha empleado contra los manifestantes.
Jaima de Gaddafi en los jardines de Villa Pamphili, en un
viaje a Italia en 2009
(REUTERS; Fuente: El País)

Lo cierto es que en este siglo XXI un sátrapa como Gaddafi no debería ya tener un lugar bajo el Sol. Con sus jaimas repartidas por el territorio (para despistar al enemigo), con su guardia de corps de agentes femeninas, y sus estrambóticas manifestaciones cada vez que viaja a algún país extranjero, este reyezuelo de las Mil y Una Noches debería tener los días contados en el poder.

Las revueltas populares avanzan por todos los territorios árabes, y amenazan a un castillo de naipes que resulta ser mucho más frágil e inestable de lo que la opinión pública occidental pensaba hasta hace unas pocas semanas. A Mubarak nunca se le había llamado dictador hasta que abandonó el poder, y regímenes de opereta como el de Gaddafi, nominalmente por el pueblo y para el pueblo, pero claramente sin el pueblo, no tienen ya cabida en el orden mundial de este siglo XXI, aunque se camuflen bajos las denominaciones de popular y socialista.

Llamadme cínico, pero tendremos que seguir aceptando durante bastante tiempo que el régimen chino sea claramente autoritario y que los derechos humanos no sean su prioridad, porque China ya es la segunda economía mundial, y pronto será la primera. Sin embargo, fantoches en el poder en países modestos, ya basta.

Quien quiera opereta, que vaya al teatro.

JMBA

lunes, 21 de febrero de 2011

El Timo (piramidal) de la Estampita

Tengo en mi casa una modesta bodeguita doméstica, con varios botelleros distribuidos por diversos lugares del piso. Lógicamente, las condiciones de conservación no son las óptimas. Por ello, intento darle rotación, para evitar que algunos vinos puedan echarse a perder.

Activo de mi bodega doméstica
(JMBigas, Febrero 2011)

Sin embargo, alguna vez me falla la estrategia. Tengo una botella de Vega Sicilia UNICO de 1973, que ya no me atrevo a abrir, por si acaso. Me la regalaron con motivo de un cumpleaños hace muchos años, y ha sobrevivido a los diversos envites del tiempo (sobre todo, calurosos veranos), ha vivido una mudanza, y no creo, desde luego, que se encuentre en las mejores condiciones para poder degustarlo con placer. Sin embargo, si confeccionara un balance de mis bienes domésticos, posiblemente lo podría valorar en muchos cientos de euros (de hecho, he visto una oferta en la Red por 475 Euros). La realidad es que no creo que nadie me pagara ese dinero por ella, y que el placer que podré obtener al final no será, desde luego, de ese nivel.

Con ello quiero ilustrar el hecho de que la sobrevaloración de los activos es una práctica muy extendida, que se acaba utilizando siempre cuando se necesita, para ocultar los aspectos más negativos de la realidad. La mejor evidencia de ello es la valoración de los activos inmobiliarios que realizan las instituciones financieras. Se han tenido que quedar con pisos por falta de pago de las hipotecas, y ahora forman parte de sus activos. Bueno, un piso tiene un cierto valor (más o menos, dependiendo de la urgencia de la venta, en estos tiempos), pero que el precio que se podría obtener por ellos coincida con la valoración de los mismos como activo es algo que todavía está generando bastante desconfianza. Y más duro sería, todavía, el tema de las promociones a medio terminar que también han pasado a los activos de Bancos o Cajas. En puridad, su valor en el estado actual es nulo. Está claro que si la entidad invierte más dinero en terminarlas, entonces sí podrían realizarse en el mercado inmobiliario, y obtener un cierto nivel de efectivo por ellos. Claro que esto requiere que las entidades financieras asuman (al menos, temporalmente) la labor de promotores inmobiliarios, o incluso constructores, lo que se aleja de sus áreas de excelencia.
Zoilo Ruiz-Mateos Rivero, Presidente (o Consejero
Delegado) de Nueva Rumasa
(Fuente: El Mundo)

Da la sensación de que lo que está sucediendo últimamente con la llamada Nueva Rumasa tiene mucho que ver con estas prácticas. Emitieron pagarés con la garantía de las existencias de cierta bodega, que habría que revisar y ver si se trata de activos realmente realizables, o bien de piezas de museo, de alto valor sentimental y punto. Y así todo.

Se están desgañitando estos días diversos representantes de la familia Ruiz-Mateos, para intentar justificar que los activos del Grupo son varias veces superiores a las deudas. Por lo que se viene publicando en la Prensa, de la que los Ruiz-Mateos abjura constantemente y siempre que se les deja, la situación real dista de ser tan brillante como intenta presentarse. Es muy preocupante que se quejen del trato de unos medios en los que hemos invertido en publicidad un millón y medio de euros.

Aunque nunca se debiera hacer así, uno podría gestionar su pequeña tienda con el método de los dos clavos: uno para las facturas a pagar y otro para los ingresos de caja. Pero es imposible utilizar un método parecido para gestionar un conglomerado de 117 empresas. Por eso los mercados se han ido proveyendo de métodos de regulación y control, y de buenas prácticas contables. Primero para facilitar a los propios directores la gestión de su empresa o grupo. Y, segundo y no menos importante, para aportar la necesaria transparencia de su gestión hacia los mercados y los inversores.

La Nueva Rumasa nunca ha sido un holding, es decir, nunca se ha practicado una consolidación de balances que dé cuenta con rigor y transparencia de la situación real del grupo. Que detalle la valoración de todos los activos, que especifique las obligaciones de su pasivo, los pagos pendientes (a proveedores, a la Seguridad Social, etc.) y que permita elaborar balances fidedignos y Cuentas de Pérdidas y Ganancias que reflejen la situación contable de modo cierto.

Por lo que he visto, me da la sensación de que los propios Ruiz-Mateos, a estas alturas, ignoran la vastedad de la tragedia, su extensión y su cuantificación.

El viernes, en Antena 3, se realizó una entrevista, absolutamente patética (verla), a don José María Ruiz-Mateos padre (80 años de edad). En ella, Matías Prats estuvo moderadamente incisivo, tratando de que Ruiz-Mateos diera las explicaciones que considerara oportunas. Por el contrario, este recurrió todo el tiempo (en el que pareció estar bastante desorientado) a teorías conspirativas vagas, a un nosotros contra el mundo absolutamente fuera de lugar, a defender su papel de empresario preocupado principalmente (¿solamente?) por el empleo y demás zarandajas.

Para ver opiniones de todos los colores, tuve el humor de sintonizar durante bastante rato con la caverna mediática (Intereconomía TV) que realizaba un especial de El Gato al Agua, dedicado a la Nueva Rumasa. Allí estaba Zoilo Ruiz-Mateos (Presidente o Consejero Delegado del grupo, según las fuentes), rodeado del director general de alguna de las divisiones, y luego de un par de abogados. Mi sensación es que desconocen la realidad auténtica de las cuentas. No disponen de información suficientemente consolidada para abarcar el tamaño y las dimensiones de la desgracia. Ante una información en la prensa que afirma que la Nueva Rumasa debe a la Seguridad Social 45 millones de euros, sólo se dedicaron a desacreditar al medio y no supieron oponer ninguna cifra que resultara creíble (seguramente es que no la saben, lo que es gravísimo).
Rueda de Prensa para anuncia el preconcurso de algunas
empresas de Nueva Rumasa
(Fuente: intereconomia)

El moderador de la tertulia (y algún tertuliano también) intentaron colar la idea de que la puesta en preconcurso de diez de las compañías del grupo podría ser una estrategia para plantar cara al Gobierno, reclamando los justiprecios por la expropiación de 1983. A mí me quedó muy claro que no se trata de ninguna estrategia, que las dificultades son reales y muy reales.

Ante preguntas concretas, Ruiz-Mateos hijo se escurrió con respuestas vagas que, insisto, a mí me sugieren desconocimiento, y no forzosamente mala intención, o estrategia dilativa. Lo cual, para los empleados, acreedores o inversionistas no supone un gramo de respiro, antes al contrario.

Me cuesta creer que la codicia por unas rentabilidades muy elevadas no haya frenado a inversionistas avezados de arriesgar su dinero en esta aventura, que se presenta cada vez más como una estructura piramidal, cuya viabilidad desaparece cuando dejan de entrar fondos nuevos. Alguna información apunta en la dirección de que los inversores no son tales, sino creyentes. ¿Serán todos correligionarios del Opus Dei, obligados de alguna forma a soltar capitales para sostener esa aventura?. La verdad, me cuesta creerlo.

Y, mientras tanto, los organismos reguladores se quedan necesariamente al margen. Porque los Ruiz-Mateos se han empeñado en llevar adelante esta nueva iniciativa al estilo del siglo XIX, primando el populismo sobre la eficiencia, y negándose a entrar en las hormas establecidas para garantizar la transparencia necesaria para todos.

Por otra parte, siguen a vueltas con la compensación por la expropiación forzosa de la primera Rumasa, en 1983. Por lo que parece, hay sentencias judiciales favorables a que se les debe compensar por esa expropiación. Marcos García Montes, presente en la segunda mitad de la tertulia, es uno de esos abogados eternos del caso. Habló de justiprecios elaborados a partir del valor que tendrían hoy los bienes expropiados (lo cual me parece una presunción exagerada), por los cuales el Estado debería compensar a la familia Ruiz-Mateos con la cantidad de 18.000 millones de Euros (tres billones de las antiguas pesetas). Sin embargo, quedó muy claro que lo que están esperando es que el Estado acepte sentarse a negociar. Si fuere el caso, quizá se podría llegar a un acuerdo por una parte de ese montante, un tercio, un quinto, un décimo o lo que fuera.

Si consiguen ese dinero, lo mejor que pueden hacer es pagar las deudas lo primero, y lo que quede repartirlo en la familia, y vivir felices el resto de sus vidas. Pero a los demás que nos dejen tranquilos, que este país ha andado siempre sobrado de salvadores de la patria como para que su presencia pública, con estos modos y estas formas, pueda aportarnos  nada positivo.

El drama será, como siempre, que buena parte de los 10.000 empleos del grupo se perderán. Algunas empresas quizá puedan venderse a terceros que las hagan rentables y viables, pero otras seguro que ya están perdidas para la causa. Se avecina otra liquidación en la que a los ciudadanos, sin comerlo ni beberlo, nos tocará otra vez pagar los platos rotos.

Como en las tiendas de souvenirs, habrá que colgar el clásico letrerito de que El que rompe, paga, o el más sibilino de Pieza rota, Pieza vendida.

JMBA