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viernes, 4 de febrero de 2011

El Recorte de las Pensiones

Utilizo el término de Recorte (en lugar del políticamente correcto de Reforma), porque, a final de cuentas, es de eso de lo que estamos hablando. Y no deja de sorprender la atonía, pasividad y falta de resistencia de la opinión pública y de los ciudadanos en general. Quizá sea porque todos hemos acabado aceptando que la alternativa sería peor, o algo así.
Una ilustración esquemática de la pirámide demográfica
(Fuente: finanzzas)

Está claro que este Recorte viene prácticamente obligado por una serie de circunstancias, de todos conocidas. La pirámide demográfica, que amenaza con la jubilación en los próximos años de la generación del baby boom, y la escasez de recaudación, debido a una tasa de inactividad (o paro) exageradamente elevada, son los detonantes inmediatos de tener que abordar esta reforma ahora. Las últimas cifras sobre el 2010 publicadas por el Secretario de Estado para la Seguridad Social (en las que un mínimo superávit procede de los intereses del Fondo de Reserva) auguran grandes batacazos para los próximos años, si no se cambian las condiciones de contorno. Es decir, si no se recortan los derechos de los ciudadanos a percibir pensiones públicas tras su jubilación.

Los Sindicatos (que a menudo parecen formar parte del aparato del Estado) se han sentado con el Gobierno y han acordado una serie de modificaciones (léase recortes) sobre el sistema de pensiones contributivas. Básicamente se retrasa la edad de jubilación desde los 65 hasta los 67 años, y además se exigen 37 años de cotización para alcanzar la pensión máxima. Es decir, globalmente, ambas variables se aumentan en dos años.

Hay una serie de modificativos y considerandos, que conviene tener en cuenta. El paso a la jubilación a los 67 años será gradual. Entre 2013 y 2018 irá aumentando a raíz de un mes por año, mientras que entre 2019 y 2027 aumentará dos meses por año. En otras palabras, los nacidos hasta 1947 podrán jubilarse a los 65 años. Los nacidos a partir de 1960 no se podrán jubilar hasta los 67 años. Y para todos los que hemos nacido entre esos dos años nos tocará una cifra intermedia.
El ingenio no ha parado de fluir
al hilo de este sangrante tema
(Fuente: IU)

Cualquiera podrá seguir jubilándose a los 65 años, siempre que acredite 38,5 años de cotización (que más parece una condena penitenciaria). Y hay algunas consideraciones especiales para la etapa profesional de becario, donde habrá una fórmula para que conste como período de cotización (hasta un máximo de dos años, pero no tengo claro quién lo paga) así como para las mujeres que hayan interrumpido su vida laboral para cuidar a sus hijos recién nacidos, para quienes también contará como cotizado un período máximo de dos años.

Pero vayamos a la realidad del país y de los ciudadanos. Yo he trabajado casi treinta años en una multinacional, y sólo recuerdo a una persona que se jubilara a los 65 años (y, casualmente, era el Director de Recursos Humanos). La gran mayoría fueron invitados a retirarse con antelación, bajo distintas modalidades de incentivo. Por ejemplo, cobrar durante dos años el subsidio de desempleo, y percibir una indemnización que compensara por los años que le faltaran a cada cual para llegar a la edad legal de jubilación. O la simple indemnización legal por despido improcedente.

En general, parece evidente (aunque deberíamos hacérnoslo mirar) que las empresas no quieren mantener en plantilla a profesionales mucho más allá de los cincuenta y no muchos años. Pasados los cincuenta, las probabilidades de ser expulsados del mercado laboral son muy elevadas. Hasta la edad de jubilación, cada cual se busca la vida, trabajando en chapucillas como autónomo, realizando algún tipo de consultoría (muchas veces incluso para la empresa que le expulsó), o cualquier otra cosa que complemente los ingresos hasta un nivel que pueda resultar suficiente. Y estableciendo un convenio especial con la Seguridad Social, para pagársela de su bolsillo durante unos años, a fin de no sufrir merma en el importe de la pensión a la que acaben teniendo derecho.

Por otra parte, los jóvenes que realizan algún tipo de estudios universitarios, se encuentran muchas veces que a los treinta años todavía están inmersos en esquemas de temporalidad, con sueldos escasamente mileuristas y sin ninguna perspectiva de fidelización a la empresa, mediante contratos fijos y/o planes de carrera.
Ciudadano español, en plena degustación.
(Fuente: padylla)

En estas condiciones, conseguir treinta años de cotización ya parece una misión complicada, cuanto más llegar hasta los 37. Para un titulado de 30 años que consiga estabilizarse en un empleo más o menos fijo (o al menos, indefinido), con sueldo razonable y cotización completa a la Seguridad Social, su única esperanza (más bien vana) es mantenerse en actividad laboral prácticamente sin interrupciones hasta los 67 años, con lo que atesoraría los 37 años de cotización que le garantizarían la pensión máxima. Recordemos que alguna interrupción, siempre que esté cubierta por el subsidio de desempleo, consta a todos los efectos como período cotizado. Pero si en algún momento es despedido y se le agota el subsidio, el espejismo de los 37 años de cotización se desvanece como la niebla.

Todo ello, en la práctica, significa que se persigue que cada vez menos trabajadores lleguen a la edad de jubilación con derecho al 100% de la prestación que le corresponda, de acuerdo a su base de cotización. A ello hay que añadir que para los profesionales de cierto nivel, que en su vida laboral normal pueden alcanzar retribuciones superiores al máximo reconocido por el Sistema de la Seguridad Social (que en 2011 creo que son 3.230 Euros al mes), incluso la pensión máxima representará solamente una parte de la retribución salarial que puedan percibir antes de su jubilación (puede que incluso en torno a solamente el 50%).

En fin, toda la maquinaria se ha dispuesto para reducir (hasta 2029; luego el flujo de ingresos al sistema de pensiones volverá a ser directamente la pirámide demográfica) el número de personas que alcancen la edad legal para jubilarse con derecho a pensión, por una parte, y por la otra que la alcancen sin derecho a percibir el 100% de la pensión que les corresponda.
Rubalcaba y Valeriano Gómez (Ministro de Trabajo), el
pasado viernes presentando la Reforma.
(Fuente: ultimahora)

Con claridad, y para hablar de modo que se entienda, se trata de una Reforma que supone un Recorte de las pensiones que el Estado debe pagar a los ciudadanos. Es el peaje que debemos pagar por mantener un sistema público de pensiones por el método del reparto. Y, lógicamente, es una puñalada al llamado Estado del Bienestar.

Aunque no conozco todos los detalles (si algún lector me puede ilustrar, se lo agradecería), Suecia, que pasa por ser uno de los líderes en esto del Estado del Bienestar, inició la reforma de su sistema de pensiones ya en 1993, para introducir un sistema mixto de reparto y capitalización. Hay que reconocer que los nórdicos son pocos pero listos, y saben anticipar la jugada.

Ahora lo que nos queda es confiar que, cuando salgamos de la crisis y la economía vuelva a crecer, el Estado sepa ser generoso en cuanto a la redistribución de esa riqueza, y revise al alza los importes acordados para las pensiones. Claro que, con el crecimiento, es fácil que vuelvan unas tasas de inflación más elevadas que las que hemos tenido en los últimos años, que se pueden acabar comiendo esas subidas.

Me maravilla, con todo esto, ver lo extremadamente responsables que somos los ciudadanos españoles, que hemos aceptado estos recortes sin casi ni enarcar una ceja. Los franceses, ante iniciativas parecidas, tuvieron hasta siete huelgas generales contra Sarkozy, con una movilización espectacular de la ciudadanía. Claro que, al final, han acabado tragando los recortes como unos campeones. Porque en la base del tema solamente hay sumas y restas, así de simple. Y esto es lo que hay.

De momento, Zapatero y su Gobierno se han apuntado un tanto al alcanzar un acuerdo sobre este asunto con los sindicatos. Angela Merkel pasó este jueves por Madrid bendiciendo a su alumno aplicado, y se han hecho fotos para todos los gustos, a utilizar en la próxima campaña electoral. El PP, en su ensoñación perpetua, ya se estará preguntando si lo de decir sistemáticamente que NO les rinde algo positivo. Porque en esta foto, desde luego, no están. Y si fueran ellos los que ocuparan el Gobierno en estos días, se habrían aplicado tanto o más que los socialistas en aplicar los (mismos) recortes necesarios. Sólo que, en su caso, posiblemente tuvieran a los sindicatos en contra.
Angela Merkel, canciller de Alemania, con Zapatero,
en su visita-examen de este jueves a Madrid.
(REUTERS; Fuente: Faro de Vigo)

De verdad, a Rajoy no le entiendo. Sospecho que siguen tan convencidos de que el Gobierno nacido después del 11-M es un usurpador, y que las elecciones del 2012 les darán una gran ventaja, que parecen estar solamente viendo pasar el tiempo, holgando en su rincón. Deberían tener presente que el votante recuerda a los que han trabajado y a los que no han dado un palo al agua. El poder no volverá a sus manos simplemente por el principio imperturbable del movimiento pendular de la historia. Tienen que ganárselo, compañeros. Que Zapatero, con todas estas reformas al gusto de la Unión Europea ha ganado muchos enteros, y veremos lo que dicen las próximas encuestas. Hoy ya se perfila como el candidato del PSOE para 2012, algo que parecía impensable solamente hace unas cuantas semanas.

Y, mientras, los votantes más radicales de la izquierda andan blasfemando por los pasillos (y por los comentarios a las noticias sobre el recorte de pensiones) quejándose de que el Gobierno del PSOE está haciendo cosas que no estaban en su programa electoral del 2008. También les convendría abandonar su ensoñación y poner, de nuevo, los pies en la tierra. No creo que nadie le pidiera a un Gobierno que dimita por dedicar fondos especiales a reparar los daños de un terremoto, sólo porque "un terremoto no estaba en su programa electoral".

Y la que está cayendo en lo económico es parecido a un terremoto que socava los cimientos (frágiles, por lo que se ve) de un Estado del Bienestar del que todos estábamos orgullosos. La socialdemocracia ha muerto.

Menos mal que siempre nos quedará el jamón y el vino, aunque el jamón sea de recebo y el vino sea joven, que no están los tiempos para dispendios...

JMBA

3 comentarios:

  1. Querido Bigas, la sociedad española está dulcemente anestesiada, mientras haya fútbol, toros, y pagarse alguna cañita todo el mundo contento.

    Por cierto, ¿qué hay del pacto de Toledo? ¿valía para algo aquéllo?

    saludos,

    Jesús Yagüe

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  2. A mi me sorprende enormemente que con toda la movidad nadie diga ni "mu" y trague la pelota como si fuera una gominola.
    Siento no coincidir contigo, pero el electorado, al menos el españosl, tiene una mem´ria historica de mosquito, me temo lo peor y el próximo presidente del gobierno bien pudiera ser Don Mariano, eso si no reaparece el fantasma de Aznar y nos da un susto de muerte. Un saludo
    Montse

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  3. Si la socialdemocracia ha muerto y su asesino ha sido el neoliberalismo, que es como se llama ahora al capitalismo savaje, estamos como a principos del siglo pasado, por lo tanto ya sabemos lo que no espera (en realidad lo que noe hemos buscado nosotros mismos): resurgimiento de los fascismos, nazismos, comunismos y demás ismos dictatorilaes y una gran confrontación mundial, para seguir haciendo caja.

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