Querido Paseante, siempre eres bienvenido. Intenta escribir algún comentario a lo que leas, que eso me ayuda a conocerte mejor. He creado para ti un Libro de Visitas (La Opinión del Paseante) para que puedas firmar y añadir tus comentarios generales a este blog. Lo que te gusta, y lo que no. Lo que te gustaría ver comentado, y todo lo que tú quieras.


Pincha en el botón de la izquierda "Click Here - Sign my Guestbook" y el sistema te enlazará a otra ventana, donde introducir tus comentarios. Para volver al blog, utiliza la flecha "Atrás" (o equivalente) de tu navegador.


Recibo muchas visitas de países latinoamericanos (Chile, Argentina, México, Perú,...) pero no sé quiénes sois, ni lo que buscáis, ni si lo habéis encontrado. Un comentario (o una entrada en el Libro de Visitas) me ayudará a conoceros mejor.



jueves, 22 de julio de 2010

Burdeos (4) - El Sureste

Al sureste de la ciudad de Burdeos, se extienden los viñedos por excelencia del Bordelais: la región de Graves.


Graves se extiende a lo largo de la orilla izquierda de la Garonne. La denominación Graves cubre vinos tintos y blancos secos (de los mejores que se producen en el Bordelais). En 1987 se escindió de esta denominación la de Pessac-Léognan, al Norte de la zona, y actualmente esta nueva denominación cubre los châteaux más prestigiosos de la subregión de Graves. De hecho, Pessac es un municipio limítrofe por el Sur con la ciudad de Burdeos, y hasta allí llega el tranvía desde el centro de la ciudad.

El nombre más conocido de la zona es el Château Haut-Brion (bastantes cientos de Euros la botella, dependiendo de las añadas), así como bastantes otros de muy buena resonancia internacional (y precio, claro), como el Château Smith Haut Laffitte, el Château Pape Clément (en tintos) o el Château Carbonnieux (en tintos y blancos secos). Todos ellos forman parte de una lista reducida de 16 bodegas que constituyen los Crus Classées de Graves.

El Château Haut-Brion fue el único fuera del Médoc que fue considerado en la clasificación imperial de 1855.

Dentro de la denominación Pessac-Léognan, merece una mención especial el Château La Louvière, que pertenece a André Lurton desde hace más de 40 años. André Lurton es uno de los grandes popes del vino en Burdeos. Los Lurton son en realidad toda una dinastía dedicada a la viticultura (www.lurton.com) , que se ha extendido por la zona de Pessac-Léognan, la de Entre-deux-mers y más allá, incluyendo Chile, Argentina y España. Belondrade y Lurton - verdejo con barrica, excelente por unos 28 Euros la botella - en Rueda es un ejemplo de la extensión de la dinastía, que ha aplicado la técnica borgoñona de los grandes blancos a la uva típica de la zona, bajo la mestra dirección de Didier Belondrade.

En la zona de Graves también se comercializan algunos blancos moelleux (suaves, dulces) bajo la denominación de Graves Supérieur.

(Maison des vins de Graves. JM Bigas, Abril 2009).

Avanzando hacia el sureste por la RD1113 - antigua RN113 -(que circula paralela a la Garonne), se llega a Podensac. En este pequeño pueblo está la Maison du vin de Graves (http://www.vins-graves.com/?page=VinsGravesLayout), sin duda el mejor sitio que yo conozco en la zona para comprar vinos de Graves (con denominación Graves, Pessac-Léognan ó Graves Supérieur). Está instalada en una mansión a la derecha de la carretera, a la que se accede en coche a través de unos grandes jardines. Si se entra hacia la izquierda, y se aparca frente a la casa, la entrada a la tienda está a unos pocos pasos. Tiene unas instalaciones modernas y excelentes para la exposición (retroiluminación incluida) y venta de centenares de Châteaux de estas denominaciones. La acogida, además, es siempre entusiasta, y dispuesta a aconsejar, si así se requiere.


Siguiendo hacia el Sur se encuentra la zona mundialmente conocida de los vinos blancos licorosos (Sauternes, Barsac). Evidentemente circulan muchas leyendas sobre el origen de este tipo de vino, que se basa en una vendimia tardía (con sobremaduración; mucho azúcar, por tanto un alto grado alcohólico, de 15º o incluso algo más) con la llamada podredumbre noble. Esta está producida por un hongo, el llamado Botrytis cinerea, que se produce especialmente en esta pequeña área junto a la confluencia del Ciron (pequeño afluente procedente de las Landas) con la Garonne.

Para conseguir los mejores caldos, su emblema universal es el Château d'Yquem, es precisa la vendimia por fases, para escoger en cada pasada solamente los granos con la correcta afección del hongo. Por ello estos vinos no son baratos. Un Sauternes o un Barsac básicos no cuestan menos de los 15 Euros, mientras que los grandes pueden costar varios cientos de euros la botella. Las añadas pueden diferir bastante, según la progresión del hongo, que es muy dependiente de las condiciones climatológicas.

Los vinos licorosos son ideales para el aperitivo, o como acompañamiento del foie-gras, una de las grandes delicatessen del suroeste de Francia. Y pueden tener una complejidad aromática absolutamente irrepetible.

La denominación maestra es la Sauternes, mientras que la vecina Barsac puede cubrir vinos licorosos con la denominación propia o también con la Sauternes.


(Maison du vin de Barsac. Acuarela por cortesía de  http://www.maisondebarsac.fr/).
Existen algunas otras denominaciones de vinos del mismo estilo (más económicos) que pueden considerarse como satélites. Entre ellas está la Cérons (al Norte de Barsac, sobre la orilla izquierda de la Garonne), y algunas que están justo enfrente, sobre la orilla derecha del río (de Norte a Sur, Cadillac, Loupiac y Ste.Croix-du-Mont).

(Maison du Sauternes. Fuente: snunney en http://www.trekearth.com/gallery/photo1041040.htm).

Si se visita cualquier château de la zona, seguro que se sale con una leyenda sobre el origen de estos vinos específicamente ligada a esa bodega en particular. Lo que parece cierto es que el origen fue accidental, fruto de una casualidad ligada al retraso de la vendimia por ausencia del dueño. Pero para comprar vinos de la zona, la mejor recomendación sería la Maison du Sauternes (http://www.maisondusauternes.com/ ; 14, place de la Mairie en el pueblo de Sauternes) o la Maison du vin de Barsac (http://www.maisondebarsac.fr/ ; Place de l'Église en el pueblo de Barsac).

La franja ribereña de la orilla derecha de la Garonne (salvando las pequeñas áreas de vinos licorosos ya citadas) se desarrolla la denominación Premières-Côtes-de-Bordeaux, menor pero con algunas joyas de excelente relación calidad-precio. Al Sur, junto al pueblo de Langon, existe otra denominación, la Côtes-de-Bordeaux-Saint-Macaire.


El resto de la zona entre los dos grandes ríos (la Garonne y la Dordogne) la ocupa la denominación genérica de Entre-deux-mers, que cubre vinos blancos producidos principalmente a partir de uva Sauvignon Blanc (como en toda la zona, aunque habitualmente se mezcla alguna proporción de Sémillon). Son económicos, de calidad media, con algunas brillantes excepciones. En toda la zona se pueden acoger también a la denominación regional Bordeaux o Bordeaux Supérieur, pero en general se reservan los mejores blancos para la denominación más específica Entre-deux-mers.

Hay otras dos denominaciones en la zona. La primera, junto a Libourne es la Graves-de-Vayres, y la segunda, junto al pueblo de Ste-Foy-la-Grande, que es la Sainte-Foy-Bordeaux.

Todas estas denominaciones menores tienen algunos excelentes vinos de muy remarcable relación calidad-precio, pero requiere dejarse aconsejar por algún entendido de la zona, o por alguna de las guías de prestigio, por ejemplo la Hachette (www.hachette-vins.com). Otra vez, para ello, recomiendo la Maison d'Aquitaine, en el área de servicio Bordeaux-Cestas, a unos 10km. al sur de Burdeos, camino de Bayonne y España. De ella ya hablé en otro artículo, dedicado principalmente a la zona del Médoc (http://jmbigas.blogspot.com/2010/07/burdeos-2-le-bordelais.html).

Por último, recomendaros la lectura de los otros dos artículos que he publicado sobre la zona. Uno dedicado a la ciudad de Burdeos (http://jmbigas.blogspot.com/2010/06/burdeos-1-la-ciudad.html) y otro a la zona del Libournais (Pomerol, Saint-Émilion: http://jmbigas.blogspot.com/2010/07/burdeos-3-le-libournais.html).

Si viajáis a la zona, o lo habéis hecho recientemente, os agradeceré vuestros comentarios sobre mis recomendaciones.

Que si tenemos dos orejas y sólo una boca, es para escuchar el doble de lo que hablamos.

JMBA

martes, 20 de julio de 2010

Informática en la Nube

Hoy me anima el ánimo pedagógico (divulgador, incluso vulgarizador) y un objetivo ambicioso. Se está hablando mucho en estos días de lo que en inglés se conoce como Cloud Computing, y que en castellano se acepta habitualmente como Informática en la Nube. Las palabras en sí mismas no aclaran absolutamente nada, sólo son la cobertura verbal y fonética de conceptos complejos. Cualquier referencia meteorológica está fuera de lugar.



Al final me ha salido un artículo muy largo, pero prefiero entregarlo de una vez que dividirlo en varios capítulos. Leedlo por partes, o aquellos que ya conozcáis bien la historia, id directamente a la parte del enchufe.





(El ENIAC, con las programadoras Betty Jean Jennings y Fran Bilas, en la Moore School of Electrical Engineering. Fuente: http://www.plyojump.com/classes/mainframe_era.html).



Existen en Internet muchas entradas que describen la historia de la informática, y yo no intento aquí suplirlas. Sin ánimo de ser absolutamente riguroso ni exhaustivo, lo único que pretendo es describir un hilo conductor simplificado (soy consciente de que las cosas han sido y son mucho más complejas de cómo las cuento aquí) que, de modo bastante natural, contra lo que pueda parecer, nos ha llevado hasta aquí. E intentar describir, en modo divulgativo, que resulte comprensible para cualquier no experto, a dónde es que hemos llegado, o que se anuncia que vamos a llegar.



La historia de los ordenadores es del siglo XX. Podríamos ponerle fechas diversas, pero tomemos 1944 (el año de la instalación del ENIAC - Electronic Numeric Integrator And Computer) como un cierto comienzo. De uso básicamente militar, con una capacidad de proceso mínima (en comparación con cualquier portátil de hoy en día), programación por cableado, y toneladas de peso.



Fue en 1951 cuando el primer UNIVAC I se entregó a la Oficina del Censo de Estados Unidos, en lo que podría ser la primera aplicación comercial de los ordenadores.



Los 60 fueron la etapa de desarrollo de los grandes mainframes (el nombre por el que se conoce habitualmente a este tipo de grandes ordenadores monolíticos). Este nombre, con el tiempo, se ha extendido para definir cualquier ordenador de gran potencia, al margen de su arquitectura interna.

(Centro de Cálculo en 1969. Fuente: www.caixatarragona.es).



Si nos situamos en 1970, por ejemplo, la situación en el mercado real de los usuarios potenciales de la informática (las administraciones públicas, los Bancos, las Compañías de Seguros, los sistemas de Reservas de Vuelos, etc.) correspondía a lo que hoy se denomina como Informática Centralizada. Los clientes potenciales eran, en general, todas las organizaciones que debían manejar miles o millones de datos del mismo tipo. El coste de los ordenadores era enorme (muchos millones de dólares, si lo ponemos en una escala que nos resulte comprensible hoy).



Hay que tener en cuenta que la evolución de la informática se ha producido obedeciendo a tres ejes principales:



1) La evolución del hardware (la chatarra, las máquinas). Es decir, la capacidad de la industria de desarrollar, industrializar y poner a disposición a precios viables, componentes progresivamente más potentes y capaces, procesadores más rápidos, etc.



2) La evolución del software (los Sistemas Operativos, los Programas, las Aplicaciones)



3) La evolución de las comunicaciones.



Por tanto, la evolución real de los recursos disponibles para su uso viable por cualquier empresa u organismo ha tenido siempre que ver con el avance relativo de estos tres factores.



En los 60 y buena parte de los 70, el hardware era muy caro (muy costoso I+D, ventas escasas), y las capacidades de las comunicaciones extremadamente limitadas. Esto provocó la aparición de los llamados Centros de Cálculo. Estos eran empresas que invertían en ordenadores y software, y ponían el servicio a disposición de los usuarios. Habitualmente funcionaban como cajas negras. Es decir, el cliente aportaba los datos en formatos entendibles por el ordenador (cinta perforada, tarjetas perforadas,...), o incluso en papel y era el propio personal del Centro de Cálculo el que se encargaba de traducir los datos en papel a un formato entendible por el ordenador.



Los ordenadores procesaban los datos (las nóminas de una empresa, la gestión de facturación, etc.), y producían un material de salida entendible por los humanos (habitualmente interminables listados impresos).



Para finales de los 70, y definitivamente en los 80, hubo una auténtica revolución en la informática. Primero con la introducción del llamado time sharing, o compartición de tiempo. Utilizando los llamados terminales tontos (dumb terminals) se podía acceder directamente al ordenador. Los terminales estaban ligados al ordenador por conexiones dedicadas (fueran locales mediante cables punto a punto o telefónicas de algún tipo), y tenían una capacidad muy limitada de presentación en pantalla de los datos recibidos del ordenador, y de enviarle los que el usuario introdujera mediante el teclado (o tarjetas perforadas, u otro método). Una de las restricciones era la capacidad en cuanto a flujo de datos que tenían las conexiones. Se intentaba que los datos que circulaban entre el ordenador y el terminal fueran los mínimos, para evitar ralentizar en exceso el proceso.



De esta forma, los clientes podían desligarse de entregar papel, cinta perforada o lo que fuera al Centro de Cálculo, y podía introducir los datos directamente desde terminales instalados en sus propias oficinas. Se reducían intermediarios. Por lo tanto, un cliente cualquiera del Centro de Cálculo utilizaba un porcentaje (habitualmente pequeño) de la capacidad de proceso del ordenador allí instalado. Se compartía el tiempo de proceso disponible.



Se empezaron a producir ordenadores más pequeños pero, al producirse en mayor número, muchísimo más baratos en precio.  Se trataba de los llamados miniordenadores, o simplemente minis, en el argot. La capacidad de procesar muchos datos en poco tiempo ya se había convertido en una ventaja competitiva a la que ninguna empresa u organismo que lo hubiera probado podía renunciar. Por ello las grandes corporaciones empezaron a instalar en sus propios locales algún mainframe que, al producirse ya en mayor número, podían tener un precio enorme, pero asequible para algunos negocios. Y empresas más pequeñas pudieron hacer algo equivalente con los minis.



En la práctica, eso fue el final del modelo de negocio de los Centros de Cálculo tal y como se conocieron y proliferaron en los 60 y 70. Las organizaciones se sentían orgullosas de disponer de Informática Propia.



Por esa época había pocas empresas en el mundo con capacidad de producir mainframes (IBM, UNIVAC, Bull, Control Data,...) o incluso miniordenadores (con Digital y HP como nuevos protagonistas, junto a los clásicos).



(Sala con PC,s como puestos de trabajo. Fuente: www.uab.es).

Los 80 trajeron la aparición de los primeros PC,s (Personal Computer, ú Ordenador Personal). Aportaron a las corporaciones la posibilidad de disponer, junto al usuario, de dispositivos con una capacidad notable de proceso. Ello dió inicio a un movimiento pendular extremo, conocido como Informática Distribuida. La mayoría de corporaciones implantaron una arquitectura de este tipo, con tres niveles habitualmente: los servidores centrales o mainframes, los servidores departamentales (los minis o su evolución), y los ordenadores personales como puestos de trabajo. El proceso total se distribuía entre los tres niveles, intentando limitar la cantidad de datos que debían circular por las conexiones, pues éste seguía siendo un recurso escaso y caro.



Era, y es, cierto que la unidad de proceso en los ordenadores más pequeños era más barata que en los grandes mainframes, y se llegó a creer que podían ser intercambiables. La evolución pendular, primando absolutamente los niveles más próximos al usuario, llevó a los gurús, en torno a 1990, a predecir la desaparición del mainframe en unos pocos años. Como otras predicciones, esta acabó resultando absolutamente falsa. Los mainframes se reinventaron a sí mismos, adaptaron su arquitectura a los nuevos componentes disponibles, para reducir su coste, y han perdurado sin problemas hasta la actualidad, y gozan de excelente salud. Sólo que su aspecto monolítico tiende a desaparecer, y hoy los grandes mainframes disponen de cientos, de miles, hasta de cientos de miles de procesadores trabajando al mismo tiempo. Y utilizan, siempre que es posible, componentes estándar, para beneficiarse en el precio del factor volumen.



La Informática Distribuida (con su arquitectura cliente/servidor de las aplicaciones) acabó creando más problemas de los que resolvía, pues se convirtió en Informática Dispersa, con una complejidad de administración que resultó imposible de mantener con el tiempo, especialmente en las grandes corporaciones.



En paralelo, la evolución de las comunicaciones tomó una imparable carrera ascendente. Las primeras redes IP (interconexión de múltiples ordenadores, atendiendo a ciertos protocolos comunes) sembró la semilla de lo que acabaría siendo Internet ya en el siglo XXI. Los límites al flujo de datos que podían circular por las conexiones aumentó varios órdenes de magnitud, y convirtió en viables arquitecturas que nunca antes se habían podido ni siquiera plantear.



Que el puesto de trabajo para cualquiera de los cientos, miles, decenas de miles de usuarios de una corporación fuera un PC complicaba las cosas, porque cada PC tiene vida propia, y requiere de recursos dedicados a su administración. Es vulnerable al ataque de virus informáticos, y tiene una tendencia ineluctable a degradarse por el uso, por la instalación imparable de toda clase de softwares de usuario, necesarios o no para los fines corporativos.



El navegador como herramienta única de acceso a las aplicaciones corporativas supone una evolución que hoy parece irreversible. Un navegador es una pieza de software sofisticada, capaz de interpretar códigos complejos, que puede aportar capacidades de presentación rica de los datos al usuario, y aporta algunas pequeñas capacidades de control y proceso. La proliferación de estándares y nuevos lenguajes (como el HTML, o Java) permite el diseño de las aplicaciones por bloques u objetos que, combinados mágicamente para formar un todo, permiten poner a disposición del usuario toda la capacidad de proceso del mundo (en el límite), por el simple hecho de tener su PC conectado a la Red. Podemos hablar también de clientes ligeros, que pueden ser submodelos de PC, básicamente sólo con un navegador.



Detrás de esa conexión a la Red hay básicamente tres suministros:



a) Capacidad de proceso, que aportan los mainframes, servidores centrales, servidores periféricos, etc.



b) Capacidad de almacenamiento (seguro) de datos



c) Software (aplicaciones y programas) que permiten al usuario realizar todas las funciones de las que tenga necesidad.


(Informática en Red. Fuente: http://encontrarse.wordpress.com).


Con una Informática Propia, todos esos suministros se proporcionan desde el interior de la organización. Existe una Red Interna que facilita las comunicaciones a todos los niveles, así como la salida de los usuarios, cuando es necesaria, a Internet para acceder a otros servicios no disponibles en interno (para obtener informaciones necesarias, para reservar sus billetes de avión ú hoteles, etc.). Estaríamos hablando aquí de la Informática en Red, en el sentido de que el puesto de trabajo puede estar conectado a servidores diversos (internos o externos) para las diversas aplicaciones o funciones que requiera.




El paso a la Informática en la Nube supone la sublimación del concepto de enchufe eléctrico. Todos estamos acostumbrados a que cuando conectamos un dispositivo eléctrico a un enchufe, lo que obtenemos es un suministro ordenado (que obedece a ciertas características y requerimientos) que nos da 220V de diferencia de potencial (por ejemplo), con un límite de intensidad en Amperios (para que no salten los fusibles). En la práctica, la bombilla ilumina cuando la enchufamos. El suministro se paga por la suma de dos componentes. El primero es por disponer del servicio, el segundo es proporcional a lo que efectivamente gastamos (es decir, a cuántas bombillas encendemos y por cuánto tiempo).



Lo que hay por detrás del enchufe (centrales de generación eléctrica, redes de distribución de la energía, parques eólicos, placas fotovoltaicas,...) no constituye ninguna preocupación para el usuario, no son su problema. Para él solamente existe el contrato que tiene con una Compañía Eléctrica, y no existe ningún compromiso de que el kilovatio-hora consumido proceda de esa central hidráulica concreta o de ese molino de viento del pueblo de mi cuñado. Es corriente alterna de un cierto voltaje, y con unos límites de consumo predefinidos. Eso es todo.



Cuando un usuario conecta su PC a la red, en el fondo está haciendo sensiblemente lo mismo que cuando enchufa la licuadora a un enchufe. Espera que todo funcione correctamente, que se genere el zumo de fresas y mandarinas (aportadas por el usuario), y que el aparato no se queme ni se destruya.



Con Informática Propia, todos los recursos que se utilizan por el usuario para realizar su trabajo están bajo el control, la supervisión y la administración de algún departamento de la propia Corporación. Lo que provoca que cualquier gran organismo o empresa tenga muchos recursos humanos dedicados a lidiar con un mal necesario, como es la informática, pero que no es el núcleo de su actividad (la Banca, los Seguros, el servicio al Ciudadano,...). Por ello ya ha habido movimientos muy enérgicos en el sentido del outsourcing, o contratación con una empresa externa de un determinado nivel de Servicio Informático. Y si esta tendencia no se ha extendido más y más rápidamente ha sido por la extrema complejidad (jurídica y legal) que tiene este tipo de contratación, que además debe realizarse para plazos muy prolongados, a fin de que sea financieramente viable también para el proveedor.



Pero, si destilamos los activos informáticos que realmente suponen una ventaja competitiva sostenible para cualquier organización, nos quedaremos con solamente dos factores:



1) Las aplicaciones o programas. Hay algunas muy genéricas, e iguales para todo el mundo (los procesadores de texto, las hojas de cálculo, los editores gráficos, etc.). Pero hay otras aplicaciones específicamente ligadas a una actividad concreta, o incluso a una empresa en particular (la gestión tributaria de un país, la gestión de los productos bancarios de millones de clientes, etc.). Disponer de aplicaciones potentes y flexibles, que permitan a la organización poner en el mercado en el mínimo tiempo posible nuevos productos, que les permitan ir siempre por delante de sus competidores, es una ventaja competitiva irrenunciable.



2) Los datos (de clientes, de proveedores, de empleados, de transacciones, de mercados, etc.).



La propia capacidad de proceso no es más que un mal necesario, la que haga falta para que las actividades de la empresa no se vean ralentizadas por su escasez. Y el cómo se aporte esa capacidad (o las tecnologías empleadas) es, desde luego, absolutamente irrelevante a sus objetivos corporativos.



Por lo tanto, si exportamos las aplicaciones y los datos a algún lugar inconcreto de la Red, donde algún suministrador experto dispone de los recursos informáticos necesarios para proporcionar el nivel de servicio contratado y comprometido, ya estaremos en un entorno de Informática en la Nube.



Por supuesto, necesitamos que nuestras aplicaciones corporativas estén disponibles y sean rápidamente adaptables a las nuevas necesidades diarias del negocio. Y mis Datos deben estar permanentemente accesibles y estar seguros, es decir, a salvo de que se pudieran perder o corromper por cualquier contingencia no deseada. Y a salvo de que pudieran ser robados.



Del mismo modo que se desterró el concepto de que cada casa tenga su generador de electricidad (concepto en parte recuperado con las instalaciones fotovoltaicas y demás; la historia es pendular), la capacidad de proceso informático se deportaría a unas pocas compañías expertas en ello, a imagen de las grandes Compañías Eléctricas del mundo.



(Informática en la Nube. Fuente: www.lapstec.com).



Con la disponibilidad de redes de comunicaciones de gran capacidad y rendimiento, que permiten la transmisión prácticamente inmediata de millones de datos a cualquier lugar del mundo, no existe ningún impedimento técnico para poder llevar adelante esta aproximación.



La extensión de esta aproximación permitirá, sin duda, un aprovechamiento mucho más eficiente de los activos informáticos (bastidores llenos de servidores, o de matrices de discos, o de dispositivos de interconexión), ya que los diferentes husos horarios del mundo permiten un porcentaje de utilización de esos activos mucho más elevado de lo que podría conseguir cualquier usuario individual. Es decir, existe un yacimiento de economías de escala tras esta idea.



Los grandes Centros de Proceso de Datos de las corporaciones dedicadas en todo el mundo a prestar este servicio (recuperaríamos el concepto -actualizado- de los antiguos Centros de Cálculo de los 60) podrían instalarse en el lugar del Mundo que fuera más conveniente. Buscando la mano de obra más barata, o los lugares con temperaturas medias más bajas, limitando así el consumo necesario para la refrigeración de tantas máquinas. Es decir, un auténtico ejercicio de globalización informática.



Pero existe un inhibidor importante a esta aproximación, y es el temor pánico al Gran Apagón, así como las complejidades contractuales para poder estar seguros de que el Nivel de Servicio que definamos será exigible efectivamente, y en todo momento. Porque si mis datos se perdieran, o mis aplicaciones dejaran de estar disponibles, ningún tipo de indemnización podría compensarme, pues, posiblemente, el hecho me habría arrojado fuera del negocio. Así de dramáticas son las cosas en este siglo.



Yo mismo, como autor de este blog, lo tengo alojado, de forma gratuita, en Blogger, que forma parte de la gran corporación Google. Y es gratuito porque la corporación obtiene ingresos de otras fuentes, publicitarias y demás. Pero si un día me buscáis en la Red, y mi blog no aparece en unos pocos segundos, desviaréis vuestra mirada hacia otro lado. Seguro que tengo copia de seguridad de todos los artículos que he publicado (¿todos?¿seguro?), y podría reconstruir el blog en algún otro lugar. Volvería a buscaros, e intentar convenceros de que ya todo es como antes, y así seguiría hacia adelante.



Pero si un día Iberia, o Amadeus, o Banco de Santander, o El País, dejan de estar disponibles en la Red, por el Gran Apagón de algún proveedor, el quebranto para su negocio podría llegar a ser insalvable. Y el Apagón podría ser técnico, pero también financiero.



Además, ¿es que hay o puede haber alguien que controle a esas grandes corporaciones?, un Gran Hermano del siglo XXI, que pueda decidir ceder los datos de mis clientes a mi competidor, o que pueda analizar todos los datos de la Nube, y con ello pueda manipular a los individuos de forma, todavía, más eficiente, para orientarles hacia ciertos patrones de consumo, o hacia ciertas conductas.



Creo que solamente las Economías de Escala, a cambio de todas estas inquietudes y angustias, no es motivo suficiente para que se produzca una migración masiva hacia la Informática en la Nube a corto plazo. Es una obligación para cualquier director el reducir los costes, pero no a cualquier precio.



La Informática en la Nube va a coexistir durante muchos años con otras alternativas (la Informática Propia, o el outsourcing dedicado).



Y es que somos de coche propio, más que alquilado. Si podemos mantenerlo, claro.



JMBA

lunes, 19 de julio de 2010

Los Disturbios de banlieue

En la mayoría de grandes ciudades de Francia, se conoce por banlieue los alrededores, los barrios periféricos, o los municipios, o communes, vecinos, en las grandes aglomeraciones.

(Disturbios en Grenoble. Autor: Lisa Marcelja. Fuente: http://www.ledauphine.com/isere-sud/2010/07/18/le-quartier-de-la)

Quien haya estado alguna vez en París, y se haya aventurado extra-muros (es decir, más allá del Periférico), sin duda tendrá su propia opinión sobre el banlieue parisino. La ciudad de París solamente tiene dos millones de habitantes, porque fuera del Periférico ya se trata de departamentos diferentes, y de otros municipios. Claro, la aglomeración parisina tiene más de diez millones de habitantes en total.

Al Oeste y hacia el Sur, se trata principalmente de ciudades residenciales, para clase media media, o incluso algunos de clase media alta. Pero, especialmente al Norte, en dirección hacia el Aeropuerto de Charles de Gaulle, las ciudades son ya más bien suburbios (Saint Denis y demás). ¿Y cómo se identifican los suburbios?. Hay una pista infalible. Si a una hora intermedia del día (digamos a las doce del mediodía), se ve mucha gente por la calle que, aparentemente, no tiene nada que hacer, que no pasea, ni está de compras, ni va o viene de la escuela o del trabajo, que simplemente parece esperar que pase el tiempo o que aparezca una oportunidad inconcreta, entonces estamos en un suburbio. Por supuesto, también hay pistas de tipo racial, pero no quiero entrar en ellas.

Yo mismo sufrí hace algo más de un año un robo al descuido en el tren yendo al Aeropuerto, en la estación de Saint Denis. Casi no había nadie en el convoy, y eso hizo que me relajara. Cuando el tren paró en la estación, entró un chaval (que no tendría más de diecisiete o dieciocho años) dos vagones más adelante. Recorrió a pie, a buen paso, el tramo que le separaba de mi. Un momento antes de cerrarse las puertas, cogió una cartera de mano que yo llevaba, junto a una voluminosa maleta, y salió huyendo. Afortunadamente, todo lo que me robó (una cámara fotográfica, un MP3, unas gafas de Sol,...) fue sustituible solamente con dinero. 

(Coche en llamas a causa de disturbios callejeros en Francia. Fuente: http://lorrain1.wordpress.com/2010/01/01/).

Los banlieues de la mayoría de las grandes ciudades francesas (y las no tan grandes) se han convertido los últimos años en un auténtico polvorín. La aglomeración de población sin ninguna perspectiva de futuro personal o laboral acaba generando bolsas de marginalidad, que evolucionan hacia entornos delictivos y toda clase de tráficos y actividades ilícitos. En muchos casos se trata de hijos de inmigrantes a una Francia próspera, que son plenamente conscientes de que existe otra sociedad, a la que de ningún modo tienen posibilidad alguna de acceder.  Jóvenes sin actividad conocida, y sin ninguna esperanza de integrarse en nada distinto del propio entorno de su barrio, con sus bajezas y tentaciones.

Hace un tiempo tuve ocasión de leer un libro extremadamente ilustrativo sobre las enfermedades de la sociedad en Francia. Se trata de "Modèle social: La Chimère Française" (Modelo social, la quimera francesa) transcrito por Bertrand Richard de una serie de entrevistas a Alain Renaut, profesor de filosofía moral y política de la Universidad Paris IV (http://www.passiondulivre.com/livre-21591-modele-social-la-chimere-francaise.htm). Una de las conclusiones clave para mi de este librito es la profunda estanqueidad de las clases sociales en Francia. La República (así se habla a menudo en Francia del propio país; como si en España hablásemos del Reino) renuncia al derecho de escoger cada generación entre las personas más válidas para liderarla. Los líderes en cada generación son básicamente los herederos (los hijos muchas veces) de los líderes de la generación anterior. Y esto es igualmente válido para las clases marginales, que ven reducidas a cero sus esperanzas de prosperar en la escala social. Los mecanismos de las Grands Écoles y la ENA (la École Nationale de la Administration) son en sí mismos básicamente hereditarios, y radicalmente estancos.

Por todo ello se acaban produciendo dos fenómenos opuestos en las partes alta y baja de la sociedad. Por un lado, la autocomplacencia de las clases dirigentes, y por el otro la total desesperanza de las clases más desfavorecidas por mejorar su posición. Este hecho es el caldo de cultivo ideal para todo tipo de agitaciones, que se convierten en venganzas estériles contra una sociedad que consideran ajena, hostil e inaccesible.

Y de ahí nacen las algaradas callejeras, los enfrentamientos con la Policía (que habitualmente manifiesta sin dudarlo todo el poder represor del Estado), los coches y el mobiliario urbano en llamas.

En los últimos años hemos visto hechos muy graves en esta línea, no solamente en París, sino en otras ciudades de provincias mucho más pequeñas, pero con problemas sociales de la misma índole.

Estos últimos días se han producido disturbios y algaradas en Grenoble, una capital de provincias de no más de doscientos mil habitantes (contando toda la aglomeración urbana), en el departamento de Isère, muy próximo a los Alpes. El origen inmediato de los incidentes parece haber sido la muerte en un enfrentamiento con la policía de un chaval de 27 años, que acababa de atracar el casino de Uriage-les-Bains, una localidad próxima. En la noche del último viernes al sábado se incendiaron en total más de 60 automóviles, y otros enseres.

El sábado viajó el Ministro del Interior francés a Grenoble, prometiendo firmeza y un despliegue policial prácticamente de ocupación, para restablecer el orden público. Es lo que tienen que hacer, claro. Pero el caldo de cultivo, el descontento y la desesperanza siguen allí, esperando otra chispa para saltar.

Conozco bien Grenoble, porque he tenido que viajar bastantes veces allí, por motivos laborales. Es una ciudad muy tranquila, casi narcótica a veces, al menos en apariencia. La población flotante de estudiantes universitarios es muy elevada, porque se desarrollan allí algunas especialidades casi en exclusiva.

Claro que la ciudad tiene varias caras. En una ocasión nos quedamos unos compañeros y yo el fin de semana, tras unos días de trabajo. El viernes por la noche aparecimos por un bar llamado El Papagayo, regido por colombianos, en uno de los bulevares principales de la ciudad. Nos adoptaron para iniciarnos en los secretos de la noche de la ciudad. Nos pasearon por diversos antros nocturnos. Ya hacia la madrugada, no recuerdo muy bien cómo, esa es la verdad, nos encontramos en un hangar de las afueras, habilitado de discoteca, donde éramos los únicos blancos, y donde la gente se dedicaba a practicar unos bailes sincopados, que parecía que se estuvieran entregando a algún acto sexual, pero de pie. Conseguimos volver al hotel sanos y salvos, con bastante alivio.

(Imagen de satélite de la zona de Villeneuve en Grenoble, hasta la Rocade Sur. Fuente: Google Earth).

Estos días los altercados se desarrollan en la zona llamada Villeneuve, en la Galerie de l'Arlequin, especialmente. Y lo inquietante es que no se trata de una zona claramente de las afueras, sino de un barrio de la ciudad. A menos de un kilómetro de distancia, hacia el Sur, está la Rocade (periférico), junto a la que tienen varias multinacionales de la informática (Bull, HP,...) sus oficinas, talleres y fábricas. Y muy cerca está el centro comercial llamado Grand Place y el Alpexpo Hotel, muy utilizado por ejecutivos y empleados de estas empresas. Villeneuve está en dirección hacia el centro de la ciudad.

Buceando por Internet, para localizar algunas imágenes con las que ilustrar este artículo, he topado con una crónica estremecedora (por la frialdad de su redacción y la aceptación de los hechos como algo inevitable). Se trata del informe de daños de la última Nochevieja, donde acabaron en llamas por toda Francia un total de 1.137 automóviles, algo menos que el año anterior. Está escrita en francés, y traducida al inglés, alemán y castellano (http://lorrain1.wordpress.com/2010/01/01/).

Una sociedad enferma, que sume en la desesperanza a una parte de sí misma, está condenada a tener permanentemente a sus enemigos a las puertas. Unos enemigos dispuestos a destruir lo que sea, porque no tienen nada que perder, o al menos eso piensan, o eso les dicen.

Y utilizo Francia solamente como un ejemplo de esta carcoma que lacera, con matices diversos, es cierto, a la mayoría de sociedades occidentales avanzadas. Cuando las barbas (o los coches) del vecino veas quemar...

JMBA

domingo, 18 de julio de 2010

Veraneos 1970

Agotado el período de veraneos en la Torre Aranda (que ya he contado en otro artículo: http://jmbigas.blogspot.com/2010/06/veraneos-1960.html), pasamos algunos veranos sin salir de Barcelona para períodos largos. Cómo se pasaban los veranos en la ciudad ya lo contaré otro día.

En 1968, la familia decidió que había que volver a veranear, aunque fuera en un formato ya más moderno. Hubo que escoger otro pueblo, y la elección fue para uno que estaba algo más cerca de la ciudad, y que tenía estación de ferrocarril. Además, también vivía allí una hermana de mi padre, con su marido, su hija casada, y dos nietos.

(El colmado ha desaparecido, pero el piso era éste. Fuente: Google Earth Street View).

Ese año alquilamos solamente para el mes de Septiembre el piso que estaba encima de un pequeño colmado, en una calle de bastante pendiente, que se dirigía hacia la estación y las afueras. La abuela Rafaelita todavía nos acompañaba, de hecho ese fue el último verano de su vida. Subir hasta el centro del pueblo y la plaza, donde vivía mi tía, era un buen ejercicio. Fue un período de tanteo, y al final decidimos que ese pueblo nos convenía para los veranos siguientes.

A partir de 1969, y durante unos cuantos años, alquilamos para todo el verano un piso en la casa que era propiedad del dueño de la pastelería más conocida del pueblo, y que estaba en la prolongación de la calle principal, cerca de la plaza. Entre el primero y el ático fuimos pasando de un año al siguiente. El primero era un piso muy correcto, con balcón corrido a la calle. El ático era más pequeño, y se había sobrepuesto a la obra previa. Había que subir cuatro pisos (sin ascensor, por supuesto), pero tenía una terraza grande que valía su peso en oro.

(Balcón corrido del primer piso. Fuente: Google Earth Street View).

Por esa época, yo ya tenía doce años, y mi hermana mayor casi veinte. Muchas tardes íbamos de paseo con mi prima y sus hijos (muy pequeños todavía) por la carretera nueva. Era una especie de bypass que habían inaugurado recientemente, y por el que prácticamente no había ninguna circulación. Discurría por las afueras, al pie del monte del pueblo. Junto a la carretera, mi prima y su marido se estaban construyendo la que sería su casa. Para siempre, esa casa ha sido la casa nueva.

Muchos domingos, después de comer, venía a casa el marido de mi prima, para echar unas partidas de dominó con mi padre y con nosotros. Eso duró hasta que, un domingo, desde el balcón nos mostró el flamante Seat 850 Especial que había aparcado a la puerta. Nunca más volvió al dominó de las sobremesas de los domingos.

Inauguraron un Polideportivo Municipal en la parte baja del pueblo, con piscina y unas pistas de tenis. Nos hicimos socios, y empezamos a practicar tenis con bastante asiduidad, mi hermano y yo, especialmente, aunque mi padre también hizo algunos pinitos. Volver desde el Polideportivo a casa, después de jugar a menudo un par de horas a pleno Sol, suponía remontar desniveles importantes y un castigo bastante ejemplar. A menudo bajábamos en bicicleta, pero luego la subida era un suplicio. Porque esas bicicletas no tenían cambio de marcha ni nada que se le asemejase. Eran puramente de paseo por sitios llanos, y poco más.

(Entrada al Polideportivo Municipal. Fuente: Google Earth Street View).

Para jugar a tenis, había que reservar pista. Y, como en casa no había teléfono, había que personarse en el Polideportivo para hacerlo. De ahí nacieron las famosas discusiones dialécticas entre mi hermano y yo, en que los dos tratábamos de demostrar por todos los medios que hoy le tocaba al otro bajar a reservar pista. Como yo era el pequeño, siempre he sospechado que a mí me tocaba con más frecuencia, aunque no podría demostrarlo. Y, por cierto, había que pagar por adelantado. Si acababa lloviendo, lo que era frecuente avanzado Agosto, no se podía jugar y se perdía el dinero adelantado.

Mi padre ya tenía coche por esa época, pero durante la semana tenía que bajar todos los días a la ciudad, porque no podía abandonar su trabajo. Por lo que en el pueblo nos quedábamos al albur de las bicicletas y de donde se pudiera llegar andando. Unos años más tarde apareció en casa un Seat 600 de segunda mano (por lo menos), con el que aprendió a conducir mi hermana, luego mi hermano, y más tarde yo mismo. Y la vida se nos hizo un poco más fácil.

A primeros de septiembre era la Fiesta Mayor de verano. Cerca de casa se instalaban las atracciones habituales. Yo llegué a ser un gran experto en los autos de choque. Claro que compraba fichas para aburrir. A principios de los 70, se podían comprar seis fichas por veinticinco pesetas, creo recordar. Como ya me consideraban cliente habitual, por ese dinero siempre conseguía siete fichas, y hasta ocho muy a menudo. Supongo que con los autos de choque descargaba la agresividad (incluso sexual) de esa adolescencia incipiente.

Frente a la casa vivía con sus padres un chico algo mayor que mi hermana, y que le hacía gracia. El tema se fue calentando entre los dos, y se hicieron novios. Más adelante (en el 77) se casaron, y hoy es el padre de dos de mis sobrinos.

Los dueños de la pastelería tuvieron que disponer de esos pisos para otro uso familiar, y los últimos años tuvimos que estar en otra casa, propiedad de la hermana del maestro de música. La casa estaba frente al parque, un poco más hacia las afueras. Era bastante cómoda, pero siempre olía un poco a humedad.

(La casa del último año. Fuente: Google Earth Street View).

Yo, de niño, era un chaval más bien enclenque y escuchizimizado. Pero, un verano en el pueblo, me pilló una diarrea desbordante, casi un brote de cólera. Tras deponer dieciocho veces en un día (ya sólo salía el continente del intestino, porque el contenido se agotó por el camino), a media tarde apareció el médico por casa, y su primer diagnóstico fue de conjuntivitis. Que no digo que no tuviera los ojos irritados de tanto trajín (desde luego no de apretar), pero esa no era sin duda mi mayor dolencia. El episodio terminó por renovarme totalmente el aparato digestivo. Y el nuevo vino con el metabolismo cambiado, y pasé muy rápidamente de enclenque a fornido, por ser generoso. Y ese ha sido ya siempre mi perfil, hasta hoy.

Nos fuimos haciendo todos mayores, y había días en que todos los hermanos teníamos que bajar a la ciudad para temas laborales, de estudios o lo que fuera, y mi madre se quedaba sola (o casi) en el pueblo. El ciclo se estaba agotando, y finalmente se agotó del todo, y se interrumpió esa cadena de veraneos de tres meses (más o menos). Más adelante, ya esbozando los 80, empezó otro, pero con características bien diferentes. Ya lo contaré un poco otro día.

Desde que dejamos de ir a ese pueblo, terminaron los veraneos. A partir de ahí ya hubo sólo vacaciones.

JMBA

viernes, 16 de julio de 2010

Elecciones Anticipadas

Estos dos últimos días se ha venido desarrollando en el Congreso de los Diputados el debate anual sobre el Estado de la Nación. En la práctica, ha sido más bien un debate sobre el estado del Presidente, o quizás hasta del Gobierno.

(Zapatero, a la entrada del Congreso. Fuente: http://especiales.elcorreo.com/galerias/2007-debate-estado-nacion/images).

Hoy viernes, la Prensa parece mantener que el debate lo ganó Rajoy, aunque por la mínima. En este tipo de eventos, hablar de ganadores y perdedores es una simplificación habitual, que da nociones sobre las tendencias, las actitudes y las reacciones de los ciudadanos que lo hayan seguido, que son, sin ninguna duda, una aplastante minoría. Pero eso es todo.

Lo que me parece más cierto e indiscutible es que Zapatero entró al debate agónico y moribundo, y salió vivo. Nada glorioso, es verdad, pero parece poner en evidencia la falta de tino que tiene Rajoy para el descabello.

La posición del PP, sostenida por un Mariano Rajoy que hizo pellas el segundo día, presuntamente con la resaca de su éxito del día anterior, fue la que ya hemos conocido más veces en el pasado. Aunque con otras palabras, era el mismo sonsonete del "Váyase, Señor González" de mediados de los noventa.

Zapatero dejó claro que no tiene intención de convocar elecciones anticipadas, a lo que tiene derecho, porque esa es su prerrogativa. Y las peticiones del PP fueron básicamente las elecciones anticipadas.

(Josu Erkoreka, del PNV. Fuente: www.elmundo.es).

La posición de los grupos nacionalistas principales (catalanes y vascos) fue muy dura con Zapatero, pero dejando una rendija en la puerta, al clásico estilo, también, del "qué hay de lo mío". Duran estuvo más duro, porque está en precampaña, y cualquier aproximación ahora al PSOE no le parece que le aportara ventaja alguna. Pero también dejó claro que, bueno, que de los Presupuestos ya hablaremos.

(Josep Antoni Duran i Lleida, de CiU. Fuente: www.elmundo.es).

Del tema del Estatut, mejor ni volver a hablar (http://jmbigas.blogspot.com/2010/06/estatut.html,
Porque Zapatero insiste en sugerir que abrirá más puertas traseras, y nadie está aportando posiciones coherentes. Los catalanes, en el Parlament, parecen incapaces hasta de ponerse de acuerdo entre ellos (claro, todos están en precampaña electoral, y hay que medir los besitos y las collejas). Mientras que, en la calle, el sábado pasado, una manifestación que se quería prácticamente institucional, fue tomada por los independentistas, que existen, pero son una minoría relativa en el ámbito de Catalunya. Y el propio Montilla tuvo que salir poco menos que huyendo. 

(Rosa Diez, de UPyD. Fuente: www.libertaddigital.com).

Rosa Díez estuvo dura y enérgica, pero claro, la actual ley electoral perjudica claramente a los grupos minoritarios de ámbito estatal. Porque tiran a la basura en la mayoría de las provincias todos los votos obtenidos, que no les llegan para un solo diputado. Este es otro tema mayor pendiente en esta democracia. La revisión de la Ley Electoral debería estar en la agenda política. No me parece razonable que, en su configuración actual, dé mucho más protagonismo a las fuerzas que sólo se presentan en un ámbito territorial muy reducido sobre las de ámbito estatal, aunque hayan obtenido globalmente muchos menos votos. En la situación actual, los grandes perjudicados son Unión, Progreso y Democracia e Izquierda (presuntamente) Unida. Y los grandes beneficiados, los partidos nacionalistas.

Rajoy está en su derecho de pedir la convocatoria de Elecciones Generales anticipadas. Sólo que el debate sobre el Estado de la Nación no es el ámbito adecuado. Debería presentar una moción de censura, que es el mecanismo previsto por la ley a estos fines. Pero, claro, es consciente de que con el equilibrio actual de fuerzas en el Congreso no podría ganarla. Y le da pereza solicitarla y llevarla adelante. ¿Nos merecemos unos políticos perezosos?.

(Mariano Rajoy. Fuente: www.larazon.es).

En el debate de una moción de censura es donde el partido de la oposición que se erige en alternativa viable de Gobierno puede exponer su programa y someterlo a las votaciones del Congreso y a la toma en consideración por parte del ciudadano. Porque si no, caemos en la situación actual, donde hay muchos ciudadanos que pensamos que Rajoy está instalado en el "No. No y No. Por si hay dudas, soy contrario", sin aportar alternativas. En muchos ciudadanos honrados puede cundir la sensación de que su única estrategia es el "quítate tú, que ya me pongo yo". Y eso me parece que es insuficiente para conseguir de verdad un vuelco electoral significativo.

La pereza de nuestros políticos para abordar temas de calado es preocupante. La eterna demora en abordar una Reforma Constitucional, la falta de ambición por presentar una moción de censura, aun sabiendo que no la ganarían, la reforma de la Ley Electoral, que a los grandes partidos no les interesa, por supuesto, y así todo. Todos los humanos tendemos por naturaleza a la ley del mínimo esfuerzo. Pero de los políticos, esos ciudadanos consagrados al servicio de la sociedad, creo que tenemos derecho a esperar algo más que sólo desidia y malas palabras.

Señor Rajoy, salga ya de su letargo. Para un líder de la oposición no es válida la actitud de sentarse a la puerta de casa, esperando ver pasar el cadáver de su enemigo. Es una posición demasiado indolente para convencernos a los que en cada Elección pensamos nuestro voto, de acuerdo a las circunstancias. Seguramente consiga así el aplauso de sus partidarios, pero eso no le bastará para conseguir una mayoría consistente, y no digamos absoluta.

Es el momento, me parece, de pasar de las palabras a los hechos. De las diatribas a la acción.

Porque Zapatero entró moribundo, pero salió vivo. Que no es mucho, pero sí quizás demasiado, con la que está cayendo.

JMBA

miércoles, 14 de julio de 2010

Burdeos (3) - Le Libournais

El Libournais es una subregión vitícola de la zona de Burdeos, centrada en la ciudad de Libourne (una treintena de kilómetros al noreste de Burdeos), a orillas del río Dordogne.


Del Libournais son dos de las denominaciones más prestigiosas de toda la zona de Burdeos: Pomerol y Saint-Émilion. Predomina la Merlot, por delante de la Cabernet Sauvignon. Y tiene una joya de atractivo turístico en el pueblo medieval de Saint-Émilion, que merece, sin duda, una visita.

(Saint-Émilion desde el mirador junto a la Église Collegiale. JM Bigas, Abril 2006).

En temporadas altas de turismo, puede ser complicado llegar a Saint-Émilion pero, sobre todo, una misión imposible aparcar el coche dentro del pueblo. En alguna ocasión yo he llegado a ver colas de coches aparcados al borde de alguna de las carreteras que llegan al pueblo, hasta varios kilómetros de distancia del núcleo urbano. Buena información turística (con algunas partes en castellano, en http://saint-emilion-tourisme.com/).

A diferencia del Médoc, donde es habitual encontrar grandes propiedades, con Châteaux de cierta pomposidad y rodeados de grandes extensiones de viñedos, el terreno está mucho más fragmentado en el Libournais, entre otras cosas, porque es más abrupto, con colinas e infinidad de carreteritas serpeantes que van bordeando fincas de viña. Los Châteaux, en general, son bastante más sobrios en esta zona que en el Médoc o en la zona de Graves.

Pero, para mi gusto, los tintos de las dos denominaciones mayores son de los mejores que se pueden encontrar en toda la región de Burdeos. Pomerol tiene su estandarte mundial en el (Château) Pétrus, que puede llegar a costar, según las añadas, hasta varios miles de Euros la botella.

Si se quiere visitar Saint-Émilion, y se viaja en coche, una buena opción es llegar un poco antes de las nueve de la mañana, y aparcar en la zona de la place Pierre Meyrat, que está a la entrada del pueblo, donde hay unas cuantas plazas de aparcamiento de pago (a partir de las nueve de la mañana). Esta plaza está en la zona alta del pueblo, que tiene grandes pendientes, en cualquier caso. Junto a esta plaza está la Église Collégiale, y junto a ella la Maison du Vin de Saint-Émilion (http://www.maisonduvinsaintemilion.com/) que es, para mi, el mejor lugar para comprar vinos de la denominación Saint-Émilion y sus satélites (Montagne-Saint-Émilion, Lussac-Saint-Émilion, Puisseguin-Saint-Émilion, St-Georges-Saint-Émilion). La Maison du Vin, aparte de ofrecer algunos servicios turísticos asociados al vino, tiene una bodega muy bien surtida de caldos de todos los precios.

(Maison du Vin de Saint-Émilion. JM Bigas Agosto 2005).

Hay algunas diferencias serias en la clasificación de las diversas bodegas, según la Denominación de Origen. En la zona del Médoc existe una clasificación única y no revisable, que data de 1855. Por el contrario, en la denominación Saint-Émilion se realiza una clasificación cada cierto tiempo. La última disponible es de 1.996. En ella se identifican los Premiers Grands Crus (la joya de la denominación), de los que sólo hay dos de categoría A (Château Ausone y Château Cheval Blanc), que pueden costar hasta algunos cientos de euros la botella, según la añada. Hay otros 11 de categoría B, y hasta 55 Grands Crus Classées. El resto de vinos de la denominación pueden ser simplemente Saint-Émilion, o Saint-Émilion Grand Cru. Se puede comprar un Saint-Émilion muy digno por unos 8-12 Euros, mientras que un Grand Cru Classé puede costar a partir de los 18-20 Euros. Los Premiers Grand Crus, a partir de 50 Euros la botella.


(Clasificación de 1996 de los Grands Crus de Saint-Émilion, de www.hachette-vins.com).


Pomerol es un pueblecito que no tiene nada de especial, más cercano a Libourne que Saint-Émilion, pero está rodeado de los viñedos más nobles de la zona. Comprar vino en Pomerol no es una tarea fácil. Existe una Maison du Vin de Pomerol (una mansión en la rue Tropchaud), que es la sede del Sindicato Vinícola de Pomerol. Hace unos pocos años, habilitaron en su interior una zona de bodega para venta y degustación, donde tienen un surtido de más de cien vinos de la denominación. Pero las facilidades para el comprador son nulas. La mansión tiene un jardín grande a la entrada, con posibilidad de aparcar varios coches. Pero está prohibido hacerlo, y hay que aparcar fuera en la calle, de cualquier manera. La bodega acostumbra a estar cerrada, y, en horas de oficina (pero no el lunes por la mañana, por ejemplo) hay que negociar con el (escaso) personal del Sindicato que trabaja allí. Si les viene bien, y pueden interrumpir su trabajo unos minutos, te abren la bodega, te escoges lo que quieres comprar, les llamas otra vez, pagas, acarreas el vino hasta la calle donde dejaste el coche, y te vas. Alegan que la denominación es pequeña, y que tienen muchos menos fondos que la vecina de Saint-Émilion, y eso es lo que hay.

Pomerol tiene una denominación satélite, que es la Lalande-de-Pomerol. Al Oeste del núcleo Pomerol/Saint-Émilion hay dos denominaciones del Libournais (Fronsac y Canon-Fronsac). Al Este hay otras dos (Côtes de Castillon - por el bonito pueblo de Castillon-la-Bataille - y la Bordeaux-Côtes de Francs). Bien aconsejados, se pueden encontrar joyas a buen precio de estas denominaciones periféricas. La Maison d'Aquitaine (de la que ya hablé en otro artículo: http://jmbigas.blogspot.com/2010/07/burdeos-2-le-bordelais.html) es un buen lugar para comprar botellas de estas denominaciones.

Para comprar alguna buena botella de Pomerol siempre se puede recurrir a alguna de las tiendas del centro de Burdeos. En los alrededores del Grand Théatre y les Allées de Tourny (http://jmbigas.blogspot.com/2010/06/burdeos-1-la-ciudad.html) hay varias muy prestigiosas y de fiar. Para proteger los canales de venta, los precios para cualquier vino específico son, en general, idénticos tanto si se compra en una tienda, en una Maison du Vin o en el propio Château.

Al borde de la autovía de Burdeos a Libourne se puede hacer una parada en el Planète Bordeaux, sede de las denominaciones genéricas Bordeaux y Bordeaux Supérieur.

Dejo para otro artículo la zona de Graves, Entre-Deux-Mers y los vinos dulces , como el Sauternes.

JMBA