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viernes, 9 de julio de 2010

Países Bajos

Holanda (o los Países Bajos, la mejor traducción para Nederland) es una tierra que siempre me produce un cierto desasosiego. Parece que el horizonte no se acabe nunca, todo es de una planicie apabullante. Al rato, uno gira sobre sí mismo para encontrar una referencia en forma, aunque sea, de modesta colina. Pero nada. Todo es llano, y parte del país, incluso, ha sido ganado con gran esfuerzo al mar (los famosos pölders). Por eso resulta tan cómodo desplazarse en bicicleta por allí.


(Típico paisaje holandés con molinos. Fuente: http://www.sobreholanda.com/).

La primera vez que estuve en Amsterdam fue en 1978, cuando España era solamente el proyecto de un país neomonárquico y tentativamente democrático. Y en Holanda reinaba por entonces Juliana, una abuelita muy pulcra. Mientras París y Londres simbolizaban para el españolito de entonces las fuentes de la libertad y la democracia, los grandes manantiales próximos de la Cultura con mayúsculas, Amsterdam se veía más bien como el paraíso de lo libre, más que de la libertad misma.



(La Reina -1948-1980- Juliana de Holanda. Fuente: http://www.hola.com/). 


Su Barrio Rojo era un mito erótico para los españolitos a lo Alfredo Landa, las famosas vitrinas, y sus cafés con carta de cannabis y similares eran la gran luminaria internacional para muchos.

Por esa época, uno de los lugares comunes entre los viajeros era que en Amsterdam se comía incluso peor que en Londres. Yo creo que para los españoles este es un hecho diferencial. Alguien puede haber ido al otro extremo del Mundo, y posiblemente la primera pregunta que le haremos es ¿y ahí qué tal se come?. El gran recurso, aparte de castigarse el estómago con algún fast food, era buscar los restaurantes de especialidades extranjeras al gusto, de los que siempre ha habido muchísimos en Amsterdam, entre otras cosas por su pasado colonial. Con el tiempo (y la globalización) he descubierto que lo que distingue a los países en cuanto a la comida tiene que ver con el cómo se puede comer en cualquier esquina, y por poco dinero. Hoy en día casi en cualquier parte, con dinero, se puede comer de maravilla.



Amsterdam, a diferencia de París o Londres, mucho más grandes, era y es una ciudad bastante manejable. Si se llega en ferrocarril (desde el aeropuerto de Schiphol o desde cualquier otro lugar de Europa) la Centraal Station está en el más puro centro de la ciudad. De allí sale el Damrak hacia la Damplatz. Y está rodeada por el conjunto de canales más famoso del mundo, con permiso de Venecia.

(Amsterdam desde el aire. Fuente: http://kharkoma.homelinux.com/).

Era una auténtica ceremonia iniciática esa micción callejera, contra los muros de la Oude Kerk (Iglesia Vieja, o así), donde inaugurar una letrina era, desde hacía ya mucho tiempo, un vano intento. O pasear por los canales concéntricos, aguantando en quince lenguas a los porteros de los cabarets, que afirmaban que ahí el sexo SI era real.



Un amigo de la Universidad se trasladó a trabajar y a vivir a Holanda, de recién titulado. Tuve ocasión de visitarle varias veces. Mientras no tuvo pareja, podía instalarme unos días en su pequeño apartamento, dormir en el sofá, pasearme en gayumbos, y ducharme en su baño florentino, sin ningún problema. Más adelante, el tema se complicó, claro.

(Canal de Amsterdam. Fuente: http://negraisla.wordpress.com/)

Lo del baño florentino hay que contarlo, porque no responde a ningún criterio objetivo. Su cuarto de baño era un plato de ducha gigante, con sus pendientes para evacuar el agua y el desagüe en el suelo. No creo que nadie más le llame así, y no recuerdo muy bien por qué le llamaba yo de esa forma.

Vivía mi amigo en Naarden, a una treintena de kilómetros al este de Amsterdam. Y me contaba los contrastes culturales que había encontrado respecto a nuestras costumbres. Una cosa que le chocaba en extremo era la anticipación con que tenía que establecer cualquier cita para cenar con unos amigos, por ejemplo. Con la canícula de Julio, llamaba a un amigo, y podían quedar para cenar, después de repetidas consultas a la agenda personal,... ¡¡¡el 22 de Octubre!!!.



A ver si tenemos suerte, y los holandeses no tenían anotada en su agenda esto de la Final del Mundial, y ni se presentan.



Amsterdam, dentro de los Países Bajos, es la excepción. El resto del país no tiene nada que ver. Paisajes verdes, eternamente llanos, con los típicos molinos, y diques por todas partes, para contener y ganar terreno al mar. Es una sociedad bastante conservadora, pero infinitamente tolerante. Deberíamos aprender algunas cosas de ellos.



Me contaba mi amigo que en esa época (los 80), ya tenían problemas sociales por la extensión sin límites de un Estado del Bienestar, que acababa desincentivando a la juventud de hacer cualquier otra cosa que vivir de las subvenciones del Estado para todo. Una pareja con un niño, licenciados en paro ambos, podían recibir una subvención (subsidio o lo que sea) cada uno, más otra para financiar al niño. Salir a trabajar, gastar en transporte y vestuario, y un canguro para el niño, resultaba financieramente ruinoso. Hay una palabra holandesa (creo que es uitkering) para describir el subsidio, y era la empleada por cualquiera nada más conocerse: ¿tú de qué subsidio vives?.



El holandés es un idioma relativamente parecido al alemán, de hecho entre ellos se pueden entender bastante bien. Bueno, como los españoles y los portugueses. Para convertir alemán a holandés, hay que duplicar algunas vocales (ee, oo,...) y ya se tiene hecho más de la mitad del camino. Pero en Holanda sí es cierto que se puede entender uno sin ningún problema, casi en todas partes, con el inglés. Nunca aprendí holandés, claro, pero sí recuerdo alguna palabra curiosa. Por ejemplo el zumo de naranja se llama sinaasappelsap, que en traducción libre sería algo así como zumo de manzanas de la China.



(Playa de Scheveningen, Den Haag. Fuente: http://www.the-hague.info/).

Hay algunas trampas con la pronunciación, que permite que los holandeses identifiquen sin duda a los extranjeros, aunque sean alemanes que dominen el holandés. Por ejemplo, la playa de La Haya (Den Haag) se llama Scheveningen. La forma de aspirar el principio de la palabra es inviable para alguien no nacido en los Países Bajos. Esto se utilizó para identificar a los alemanes camuflados en los Países Bajos durante la II Guerra Mundial. Estuvimos una vez en la playa de Scheveningen, donde había bastante gente, pues hacía calor. A las cinco de la tarde nos quedamos solos en la playa, sin saber por qué. Diez minutos más tarde empezó el viento, y entendimos por qué había huido todo el mundo.

En resumen, Holanda es un gran país. Como dicen ellos. Nederland is een groete land.

Y el domingo les toca enfrentarse a La Roja en Sudáfrica. Ellos ya saben lo que es perder la Final de un Mundial. Y, para España, las Finales no se juegan, sino que se ganan.

Espero que los ex del Real Madrid (Robben, Esnijder) no nos compliquen la fiesta.

(La Roja. Fuente: http://www.fifa.com/).

En honor a la nobleza de este pequeño gran país, NO celebraré la victoria con una copita de Gran Duque de Alba.

JMBA

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