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lunes, 31 de enero de 2011

Pequeñas Cosas que no Molan Nada (5)

(Se puede acceder al resto de artículos de esta sección mediante la palabra clave "no mola" al final de la página).


Durante muchos años utilicé a diario el mismo tipo de calcetines, fuera invierno o verano. Negros (en un pasado remoto, también azul marino), de los llamados de espuma o algo así. Supongo que serían sintéticos de algún modo.
Variedad de calcetines
(Fuente: solostocks)

Los calcetines son una prenda que tiene algunas características singulares. Por una parte, son para los pies, lo que ya es decir mucho, pues los pies tienen muy mala fama. Por algo la Naturaleza sabia los colocó en la posición más alejada posible de la nariz. Su misión es cubrir, proteger, abrigar, los pies. Una vez puestos, y aunque habitualmente no se exhiben, sí se ven, por lo que tienen hasta cierto punto un objetivo estético. Al menos hay que intentar transmitir con ellos un cierto sentido del decoro. Es por ello que muchas grandes transgresiones se articulan en torno a los calcetines, como lo de llevar dos de diferente color y cosas del género.

Por otra parte, los calcetines se compran (y se utilizan) por pares, al menos para la mayoría de personas que todavía conservamos los dos pies. Sin embargo, si bien  se trata de pares genuinos de dos (no como el par de pantalones, que si intentas separarlo los has desgraciado), se trata de dos unidades idénticas. A diferencia, pues, de otras prendas que se utilizan por pares (como los guantes, en que hay uno dedicado a la mano derecha, y otro a la mano izquierda), el par de calcetines está compuesto por dos piezas iguales, que sirven indiferentemente para uno u otro pie. Supongo que hay excepciones (como los calcetines con deditos), pero en los que yo utilizo esta es la regla.

Por esta regla, si junto seis pares de calcetines, tengo doce posibilidades iguales de cubrir y/o abrigar un pie cualquiera (bueno, siempre que el tamaño sea relativamente parecido).

Gracias a este corolario de la regla, en la época en que utilizaba un solo tipo de calcetines a diario (misma marca, mismo modelo, mismo color), mi estrategia de lavado y almacenaje se basaba en el gurruño de calcetines, dentro del cajón destinado a ellos. Me explicaré. Cada mañana, al ir a coger calcetines para el día, acudía al cajón de los calcetines, cogía dos (no un par) y los utilizaba a continuación del modo habitualmente consensuado. Al quitármelos por la noche, como es normal, los calcetines sucios quedaban dispuestos por el revés del lado que los había utilizado.
Gurruño de calcetines desparejados
(Fuente: mercecasado)

Como tenía bastantes pares de calcetines iguales, la fase de lavado se desencadenaba cuando cogía del cajón los últimos disponibles (o los penúltimos si me encontraba en una etapa especialmente previsora). Esto me permitía llenar razonablemente una lavadora exclusiva para ellos (aunque sean negros y no de color, lo que añadiría el riesgo de que destiñan, parece aceptado que conviene lavarlos por separado del resto de prendas). Al recogerlos de la lavadora después de la fase de secado, estaban ya preparados para un nuevo uso. El haz de calcetines individuales era insertado en forma de gurruño en el cajón de los calcetines, preparados para su uso durante las dos semanas siguientes (o incluso algo más).

Este método de extrema simpleza tiene, es evidente, algunos inconvenientes, pero con los que se puede aprender a convivir. Por una parte, lo más habitual es que de cada dos usos, en uno el calcetín se utilizaba por el derecho, mientras que en el otro se utilizaba por el revés. En muchos modelos de calcetines, la diferencia es nimia o prácticamente inapreciable. Si, en el momento del uso, me encontraba especialmente quisquilloso, podía verificar ese hecho, e incluso proceder en ese mismo instante a darles la vuelta, por el clásico procedimiento de introducir la mano hasta el fondo, pinzar el extremo y llevarlo hacia fuera. Claro que luego la sensación al salir a la calle, de buena mañana, sabiendo que ya había metido mi mano dentro de un calcetín resultaba a veces algo embarazosa.

Por supuesto, la posibilidad de que los dos calcetines escogidos del cajón pertenecieran al mismo par tal y como los había empaquetado inicialmente el fabricante era remota. Pero dado que todos eran iguales, ese hecho no suponía ningún tipo de problema. 

Sin embargo, una situación tan idílica se vió (he dudado si poner este acento, sospecho que estoy violando el Principio de Economía de la Real Academia; las palabras monosílabas nunca se acentúan, salvo que se requiera una tilde para la función diacrítica de diferenciar dos palabras diferentes que se escriban igual; en este caso se trata de una secuencia vocálica en diptongo, por lo que se trata de un monosílabo sin confusión posible; aunque parte de los hispanohablantes la pronuncien como un hiato, resultando bisílabas a efectos de pronunciación; página 231 de la Ortografía de la lengua española -2010-), bueno digo que se vio truncada por la realidad de las estaciones extremas, especialmente cierta cuando me trasladé desde mi Barcelona natal a este Madrid estepario de clima continental. Con lo cual tuve que tomar una decisión extrema respecto a los calcetines: debía tener un stock separado de calcetines para el invierno y otro para el verano.

Manteniendo en vigor ciertas decisiones estéticas (para diario, calcetines siempre negros), tuve que escoger un nuevo tipo de calcetines de lana para los inviernos, y de calcetines de algodón para el verano. Tras algunos titubeos y pruebas diversas, me hice con una cantidad razonable (dadas mis estrategias de lavado) de calcetines de los dos tipos, con alguna mezcla de marcas y modelos, hasta la decisión final.
Alguien inventó esta bolsa para calcetines solos
(Fuente: decoesfera)

La primera consecuencia de esta decisión es que tuve que destinar dos cajones (en lugar de uno solo) para los calcetines. Desde entonces, tengo un cajón para los calcetines de invierno y otro diferente para los calcetines de verano. Otra consecuencia desagradable a la que hubo que poner remedio es que la elección al azar de dos calcetines del gurruño de calcetines de la temporada ya podía provocar con mucha frecuencia efectos desastrosos desde el punto de vista estético. En efecto, entre los diversos modelos que tanteé, algunos son más largos y otros más cortos, unos tienen el canalé más ancho y otros más estrecho. Y, definitivamente para los calcetines de invierno, utilizar uno del revés repugna al sentido común.

Por todo ello, tuve que modificar las condiciones de mi proceso de lavado de calcetines, añadiéndole una fase posterior a su recogida tras el secado en la lavadora. Había que apilarlos y, uno a uno, meterles la mano para, por una parte, asegurarse de su integridad, y por la otra verificar si están ya del derecho o hay que darles la vuelta. Una vez extendido cada calcetín, ya por su lado bueno, hay que buscarle su par utilizando el criterio de parecidos razonables. Definido un nuevo par, conviene plegar los dos calcetines juntos, para facilitar su selección y uso futuro. Claro, durante el proceso es frecuente identificar alguno que presenta un tomate de difícil resolución, por lo que hay que eliminarlo del circuito de utilidad. Por lo que, al final de la operación, es posible encontrarse con un calcetín al que es imposible encontrarle par por falta de existencias.

Para el calcetín desparejado, su destino natural es el fondo del cajón. Claro, en el fondo del cajón ya hay otros calcetines desparejados, procedentes de procesos previos de lavado. Ocasionalmente puede producirse un reencuentro, cuando dos calcetines de dos pares del mismo tipo han muerto en momentos distintos. Es en ese momento cuando los dos viudos pueden reiniciar una nueva vida como par, abandonando el ostracismo del fondo del cajón y retornando al circuito de utilidad. A fin de cuentas, así se resuelve también  a menudo la viudedad en la vida real, ¿no?.

Con este proceso redefinido de esta manera, la operación de escoger dos calcetines para su uso en el día se ha convertido en la elección de un par de calcetines para ello. Mucho más civilizado, sin duda.
El Resultado: cajón con calcetines plegados por pares
(JMBigas, Enero 2011)

Una pequeña mención merece también el proceso de aprovisionamiento de calcetines. Tengo un estante donde se acumulan las prendas por estrenar, entre ellas, los calcetines. Voy introduciendo pares nuevos en el circuito de uso cada vez que hace falta, debido a la merma provocada por la retirada de los que han sucumbido a su tarea y han dejado de ser utilizables. De vez en cuando, aprovechando la época de Rebajas (tres pares por el precio de dos, o ventajas equivalentes), acostumbro a comprar seis pares nuevos, que me valen para disponer de reservas durante bastante tiempo.

Con todo ello, la operación de lavado se ha convertido en una tarea ingrata, que siempre procuro diferir al límite de lo posible. Tengo un stock bastante extenso de calcetines (para los de invierno, he contado hasta veinte pares en circulación), pero llega un momento en que el lanzamiento de un proceso de lavado resulta ya inaplazable. Y, tras la operación automática de la lavadora, toca el proceso manual (y nunca mejor dicho), que te lleva a meter la mano en hasta cuarenta calcetines y a desarrollar un complejo temporal de cebador de calamares. Por eso es mejor hacerlo de noche, cuando ya no haya que salir de casa, a fin de evitar esa sensación embarazosa de que hablaba antes. Ah, y hay que hacerlo en un lugar con buena luz y con las gafas de ver de cerca, en su caso.

Una operación que, a fin de cuentas, no dura más de quince o veinte minutos, pero que resulta sumamente desagradable y no mola pero que nada de nada. Que termina, eso sí, con el cajón rellenito y ordenado con los pares de calcetines limpitos para utilizar en los próximos días. Hasta que toque repetir.

Ayer me tocó lavar calcetines.

JMBA

viernes, 28 de enero de 2011

¿Por Qué es Bueno Leer?

(Artículo escrito por invitación tácita de jesusguerrero).

La Naturaleza nos ha dotado con dos ojos y dos orejas, pero, sin embargo, solamente tenemos una boca y somos diestros solamente con una de las dos manos. Lo de los dos pies es pura estática salvo, quizá, para los futbolistas.
(Autor: Juan García-Gálvez; Fuente: jggweb)

La Naturaleza, que es sabia, nos ha preparado para que sea superior (¿el doble?) el flujo de información que debemos absorber respecto a la que podemos emitir. En otras palabras, conviene escuchar el doble de lo que hablamos; porque de lo que se escucha se aprende, mientras que de lo que se habla, como mucho, quizá aprenda algo algún otro.

Escuchar, viajar o leer nos da la oportunidad de compartir lo que otros han aprendido ya, o lo que han visto, o lo que han vivido o viven, o lo que alguna vez han imaginado. Viajando relativizamos nuestro concepto sobre las cosas, al ver cómo gentes diferentes se enfrentan de formas diferentes a parecidos problemas. Si sabemos escuchar, leer, viajar y lo hacemos con frecuencia, estaremos más abiertos para entender a los demás.

Leer es como escuchar a alguien que no está junto a nosotros. Es por ello que necesitamos imaginar lo que nos describe y lo que nos quiere decir, porque no podemos interrumpirlo. Por eso leer es, y debe ser, un ejercicio activo, en que debemos poner mucho de nuestra parte para reconstruir un mundo y unos sentimientos que en el libro son solamente palabras.

Se dice que todo está en los libros, y es cierto. Lo que alguien aprendió (con placer, dolor, sentimiento o sufrimiento), lo escribió para que otros lo puedan aprender con más facilidad. Todo lo que alguien vió, vivió, disfrutó, sufrió o imaginó, está en los libros.

Leer es una actividad placentera, porque nos da la ocasión de recomponer un mundo que solamente está descrito con palabras. Y tenemos que hacerlo sólo con las palabras que están escritas. Bueno, y con las que imaginamos cuando nos hace falta, porque al protagonista lo vemos rubio (o moreno), aunque el autor no lo especifique. Cualquier libro le pertenece tanto a su autor como a cada uno de sus lectores.

El propio hecho de estar leyendo ya nos produce un placer (especialmente si el autor demuestra un buen dominio del lenguaje). Tener el hábito de leer todos los días nos hace siempre más sabios, más tolerantes, más flexibles y más generosos.
(Fuente: oposiciones20)

De joven conviene leer todo lo que se pueda, porque hay tanto por aprender... Con los años, se aprende también a discernir entre los libros que nos aportan algo importante y los que no nos compensan adecuadamente por el tiempo que les dedicamos. Es normal que tengamos algunos libros olvidados, con su punto en la página 10, o por la mitad, o 10 páginas antes del final. Abandonar algún libro, después de abrazarlo, es inevitable algunas veces.

Dice la creencia popular que solamente hay algo peor que una persona que nunca leyó un libro; y es aquella persona que solamente leyó uno (pero está convencid@ de que contiene toda la verdad que necesita conocer).

Leed novelas, porque contienen lo que sus autores imaginaron o deliraron; leed ensayos, porque sus autores os transmitirán la sabiduría que atesoraron en su campo de actuación, o bien os aportarán puntos de vista nuevos y diferentes a problemas conocidos; leed libros de viajes, porque os ayudarán a escoger a dónde os apetecería ir en la próxima escapada. Nunca dejéis de leer lo que otros han escrito pensando en vosotros, en que lo que ellos han aprendido, imaginado, vivido, reflexionado, sentido o sabido os puede resultar útil o placentero.
Hay-on-Wye, el pueblecito de Gales con más librerías
por habitante de todo el mundo
(JMBigas, Julio 2008)


Si conocéis varios idiomas, intentad tener siempre cerca algún libro escrito en ellos. Si sabéis catalán, valenciano, mallorquín, gallego o euskera, algún libro escrito en ese idioma debería estar siempre en vuestro escritorio, o en la mesilla de noche. Si os defendéis bien en inglés, francés, alemán... esforzaos en leer algún libro en su versión original. Cuando viajéis, poned las librerías en vuestra lista de lugares a visitar.


Al hacer el equipaje, nunca os olvidéis de poner algún libro, o un LELE bien cargadito, en su caso. Si vais al Reino Unido, no dejéis de visitar el pueblecito de Gales que tiene más librerías por habitante de todo el mundo (Hay-on-Wye). Que no os produzca ningún pudor el mantener una relación sensual con los libros de papel. Pero no os avergoncéis tampoco de preferir las últimas tecnologías de los ebooks (los libros que ni pesan ni acaban en el trastero).

Cuando viajéis, hacedlo con ojos nuevos, sin el ánimo de compararlo todo con los paisajes o las comidas que os resultan más habituales. Disfrutad de lo que cada persona, cada sociedad, cada lugar tiene para ofreceros. Disfrutad de cada paisaje como si fuera siempre la primera vez que veis uno, pero nunca penséis este es el paisaje más maravilloso del mundo, porque con eso cerraréis la puerta a muchas otras espléndidas oportunidades.

Lo mismo debéis hacer cuando os enfrentéis a la lectura de un nuevo libro. Encaradlo como si nunca hubiérais leído uno, como si fuera el primero. Pero pensad también, y si este fuera el último, ¿habría valido la pena?.
(Fuente: hipertexto)

Leed, escuchad y viajad. Y escribid siempre que os parezca que tenéis algo importante que contar, porque en alguna parte siempre hay alguien a quien le resultará útil, aunque sólo seas tú mismo un tiempo después.


Leyendo compartiréis las experiencias, conocimientos y vivencias de otros. Además, enriqueceréis vuestro lenguaje, aprenderéis palabras nuevas y matizaréis mucho mejor los colores, entre el blanco y el negro. En los idiomas no existen sinónimos absolutos, siempre hay algún matiz para que sigan existiendo varias palabras que se refieren a la misma cosa, o al mismo sentimiento. En un mundo donde predominan los sentimientos tribales (o conmigo o contra mí), la lectura contribuye a que no se erosionen los matices y a que los colores sigan siendo miles.


Y nunca olvidéis que tenemos dos orejas y una boca para escuchar (al menos) el doble de lo que hablemos. 

JMBA

jueves, 27 de enero de 2011

La Retribución de los Políticos

Están circulando estos días por los diferentes medios, y muy especialmente por la Red, iniciativas populares para recoger firmas con el objetivo de revisar, reducir o lo que sea, las retribuciones que están percibiendo en la actualidad los políticos en ejercicio.
(Fuente: CRdiario)

Yo no estoy muy de acuerdo con este tipo de iniciativas porque me parecen exageradamente globales, y fácilmente desmontables con diversos tipos de argumentos, que los políticos son muy duchos en manejar. Además, me parecen injustas por meter a churras y a merinas en el mismo corral. Me parecen, además, una distracción de los auténticos problemas por los que la clase política se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la ciudadanía.

Podemos discutir la necesidad, pertinencia o conveniencia de la propia existencia del Senado. Mi opinión es que se trata de una Cámara a medio hacer, a la que le faltan varios grados de cocción para llegar a ser lo que alguna vez se dice, la Cámara de representación territorial. Desde luego, en su formato actual, es meramente inoperante.

Pero creo que todos estaremos de acuerdo en la necesidad de que exista un Parlamento, un Congreso de los Diputados, con miembros elegidos por los ciudadanos en las Elecciones Generales. Se comenta por ahí acerca del bajo nivel (cultural, de instrucción, de capacitación profesional) de muchos de los Diputados, que fuera de la vida pública les haría ser no más de mileuristas. Posiblemente sea cierto (en parte, como todo; que también hay en el Congreso gente muy capaz). Pero el origen de este problema, desde mi punto de vista, son las listas cerradas para las Elecciones Generales. Esto da tal nivel de poder a los aparatos de los partidos políticos (que son los que, a fin de cuentas, confeccionan las listas) que permite toda clase de abusos y de tropelías. Especialmente en circunscripciones con varias docenas de representantes en el Congreso, en el interior de las listas (aparte del cabeza de lista, o de los dos o tres primeros) lo que abunda son mediocridades o estómagos agradecidos, políticos profesionales que, posiblemente, en la empresa privada no pasarían de auxiliares de segunda y jamás podrían aspirar a cargo directivo de ningún tipo. Sé que estoy siendo injusto, seguro, al generalizar en demasía, pero no puedo aquí hacer un análisis diputado por diputado.
Leire Pajín, un ejemplo de carrera política desarrollada en
el aparato del PSOE (en este caso), que ya le ha llevado
a ser Ministra de Sanidad
(Fuente: PSOE)

Es decir, la medianía o mediocridad reinante entre la clase de los diputados es directamente un efecto del poder de los aparatos de los partidos políticos. Aquí llegamos al segundo de los cánceres graves de la política en España. La gran mayoría de políticos en activo (especialmente en Congreso y Senado, pero no sólo) son lo que llamaríamos políticos de carrera. Es decir, gente cuyo primer trabajo de responsabilidad fue, por ejemplo, responsable de las Juventudes del Partido en mi provincia. Esta dependencia vital de lo público  hace que muchas veces sean incapaces de interiorizar los conceptos más básicos que cualquier ciudadano de a pie entiende. Muchos de ellos piensan, y a alguno hasta se le escapa delante de los micrófonos alguna vez, que el dinero público no es de nadie. Lo que es una aberración abominable, ya que la realidad es justamente la contraria: el dinero público es de todos los ciudadanos que pagan sus impuestos, tasas, etc.

Alguien que, desde los veintipocos años, ya está metido en el aparato de su partido, acaba siendo básicamente incapaz de ninguna (otra) actividad productiva, lo que le hace ser servil hasta la extenuación para no perder su beneplácito, y así continuar su vida profesional a base de diversos cargos públicos. Es por este motivo que cualquier partido que ha estado en el Gobierno (del tipo que sea) y de repente pasa a la oposición, sufre una travesía del desierto, a la que no siempre consigue sobrevivir. De repente el pasto disponible para los serviles decrece de forma dramática, y aparecen toda clase de crisis, genuinas y, especialmente, espúreas.

Dicho esto, y si nos centramos, por ejemplo, en los Diputados, se parte de la base de que son cargos de representación territorial. Es decir, cualquier Diputado lo es por la provincia de XXX. Por lo tanto, su principal trabajo político de contacto con los ciudadanos que le han elegido debe realizarse en XXX. Madrid, y el Congreso de los Diputados, es donde debe acudir para defender los intereses de sus representados. Claro que, con esto, estoy hablando de otro país. Aquí las listas (insisto, cerradas) las confecciona el aparato del partido en cuestión, jugando con las adscripciones territoriales (e incluso con los censos provinciales) de la forma que les resulte más conveniente. Así, aparecen diputados por la provincia XXX que, a lo mejor, ni siquiera la han visitado nunca (exagero un poco, pero ya me entendéis, seguro).
(Autor: J. R. Mora; Fuente: IU Almuñécar)

Partiendo de este hecho de representatividad territorial, que les obliga a desplazarse desde sus respectivos lugares de trabajo (real, junto a sus ciudadanos) hasta Madrid para las sesiones del Congreso, es lógico y natural que el Sistema les pague los viajes y las correspondientes dietas de desplazamiento. Como, por otra parte, es costumbre hacer en cualquier compañía de implantación nacional, que requiera viajes frecuentes (o, al menos, periódicos) a la Sede para recibir las consignas corporativas y para reportar resultados, etc.

Otra cosa sería plantearse si tiene sentido, en este siglo XXI, que las únicas reuniones de trabajo que realiza el congreso (sea en Pleno o en Comisiones) tengan que ser necesariamente presenciales. Posiblemente hay una parte de viajes que podrían ahorrarse si se dispusiera de (y se utilizara) una tecnología para, por ejemplo, realizar reuniones por videoconferencia. Seguramente sea imprescindible que los Plenos sean presenciales (al menos, todos los Parlamentos del Mundo funcionan así), pero muchas de las reuniones de Comisiones podrían realizarse por otros métodos menos invasivos y mucho más económicos.

Hablar de un salario base por Diputado del entorno de los 2.800 euros mensuales no me parece descabellado. Y que exista un complemento por pertenecer a la Mesa o a Comisiones, entra dentro de lo razonable. Las dietas por desplazamiento son necesarias de acuerdo a lo ya comentado, aunque seguro que se podrían optimizar sus costes (económicos y personales para los propios Diputados) utilizando con más frecuencia otras tecnologías que están disponibles.

El tema de las asignaciones fijas (parece) en concepto de gastos de representación o de libre disposición, me parece mucho más discutible. Está claro que el Presidente del Congreso (o, incluso, el Presidente de alguna de las Comisiones) debe incurrir en determinados gastos que son propiamente de representación de la institución. En cualquier compañía que no sea propiedad de su máximo directivo (cualquier Sociedad Anónima debe dar cuenta de todo a sus accionistas, por ejemplo; y todo el aparato del Estado nos pertenece a todos los ciudadanos) se establecen criterios de autorización de gastos que pasan por una Dirección Financiera que debe autorizar (o denegar) la propuesta de gastos que realice el propio Director General. Algo así, mucho menos discrecional de lo que parece hoy en día, debería ponerse en marcha en el entorno público.

El tema de las pensiones de los Diputados y otros políticos es que su asignación parece diferir demasiado de los criterios que se aplican a los ciudadanos en general. Si habláramos de un colectivo que se dedica durante unos años a la política activa, por vocación de servicio, abandonando sus actividades principales y su propia carrera profesional, a la que vuelve al abandonar la política, podríamos entender que ese abandono se les gratificara de alguna forma. En otros contextos quizá se hablaría de una indemnización por despido, o de un blindaje, es decir, una cierta cantidad de dinero que se abona a alguien cuando cesa de prestar servicio. La Administración Pública no acepta este tipo de indemnizaciones, por lo que podría parecer adecuado que se les reconociera ese esfuerzo de abandono de carrera profesional con algún derecho ventajoso a pensiones. Sólo que con estas consideraciones estamos hablando de otros políticos que no son los nuestros, al menos no la mayoría.

En un establo de políticos de carrera, en que la fase de Diputado, por ejemplo, es una más dentro de su carrera de servicio público (public servants les llaman los anglosajones), no existe ningún motivo objetivo para que el cálculo de la pensión pública a la que tengan derecho sea diferente de la que se aplique a cualquier otro ciudadano.
Ejemplo de una de las campañas populares en marcha
(Fuente: noalossueldosdelospoliticos)

Por otra parte, el hecho de que los ex presidentes del Gobierno tengan una asignación económica de origen público no me parece mal. De nuevo, al no poder pagarles una indemnización al cesar en su cargo, el cobro de esa asignación debe recordarles que siguen vinculados a lo público y al deber de discreción con todo aquello que puedan haber sabido por motivo de su cargo pasado. Que les contraten para dar alguna conferencia en determinados entornos puede llegar a parecer razonable, pero me parece mal que les contraten como consejeros de ciertas empresas, ya que ahí lo único que aportan son los conocimientos (la experiencia y, sobre todo, las relaciones) atesorados en su etapa de presidentes del Gobierno. En otras palabras, me parece poco ético desarrollar una carrera de ex presidente. Me quedaría más tranquilo si volvieran a sus actividades privadas previas (su industria, su empresa, su bufete, su plaza de catedrático, etc. etc.). Claro que eso es imposible cuando hablamos de políticos de carrera. De nuevo tropezamos con el mismo obstáculo.

En resumen, salvo entrar en los matices y las optimizaciones económicas, que siempre se pueden hacer, el sistema de retribución de los políticos me parece razonablemente correcta, sólo que para otro tipo de políticos que los que parece que estamos condenados a sufrir. Las listas cerradas y la absoluta autoridad de los aparatos de los partidos en hacer que los diputados sigan, o no, en el Congreso (por ejemplo) hace de los políticos en activo una clase que desarrolla así su carrera profesional y que, por lo tanto, debería tener un sistema retributivo como el de cualquier otro trabajador del país.

Me apena que el criterio de continuidad o no pase por los servicios prestados al aparato de su propio partido, y no a los servicios prestados a los ciudadanos, que somos los que pagamos la fiesta. Si votáramos a personas y no a las listas cerradas que nos proponen los partidos, todo sería mucho más genuino, y los políticos estarían realmente interesados en la opinión que despiertan en los ciudadanos a los que (muchas veces sólo teóricamente) representan.

Otro día quizá hable de la multitud de cargos perfectamente prescindibles (nubes de asesores, redundancias entre las diversas Administraciones, etc.) a los que estamos pagando con dinero público. O de la atrocidad que supone que, de repente, todos los políticos (del partido que sean) estén de acuerdo en subirse sus propios sueldos en la primera reunión de un nuevo ayuntamiento.

Dejémonos de órdagos a la grande (como discutir o rechazar la totalidad del sistema retributivo de los políticos) y centrémonos en aquello que significaría un avance claro en su representatividad. Porque apuntar a lo que no constituye el auténtico problema siempre crea distracciones que impiden resolverlo.

Además, unos políticos buenos se merecerían la retribución que la Ley les otorga.

JMBA

martes, 25 de enero de 2011

Novedades en Puerta de Atocha

El mes de Diciembre pasado se inauguró la línea AVE Madrid-Valencia (con posibles paradas en Cuenca y Requena). El recorrido directo sin paradas tarda 1 hora y 35 minutos entre Madrid Puerta de Atocha y Valencia Joaquín Sorolla (una estación aparentemente provisional, a sólo unos cientos de metros de la tradicional Estación del Norte). Desde Madrid se puede llegar a Cuenca en solamente 51 minutos. Existen también algunos servicios Alvia (de ancho variable), que prolongan su recorrido hasta Sagunto y Castellón de la Plana, a donde se llega desde Madrid en algo menos de tres horas.
(Fuente: Google Earth, con leyendas propias)

Asimismo se inauguró el ramal a Albacete, que es el embrión de la futura línea de Alta Velocidad hasta Alicante. Se han puesto en marcha algunos servicios AVE desde Toledo, pasando por Madrid y Cuenca, hasta Albacete, en 2 horas y 5 minutos. Asimismo existen servicios Alvia (de ancho variable) que permiten ya viajar desde Madrid hasta Albacete y Alicante en unas 3 horas y 10 minutos.

Todo ello supone mejoras importantes en los servicios radiales desde Madrid. Queda pendiente una cuestión de la máxima importancia (y no solamente para el turismo), que es el Corredor Mediterráneo (Frontera francesa-Barcelona-Valencia-Alicante-Murcia-Almería-Málaga). Hoy se puede viajar desde Barcelona hasta Valencia y Alicante en el Euromed (un tren confortable, pero no de Alta Velocidad). Se tardan tres horas hasta Valencia y cinco horas menos cuarto hasta Alicante. Hasta Murcia sólo hay algún servicio Talgo que emplea casi 7 horas desde Barcelona. Desde Barcelona hasta Almería sólo existe un servicio ARCO que emplea la friolera de 12 horas y media en el trayecto. Unos tiempos que ya son inadmisibles en estos tiempos de Alta Velocidad.
Nuevo Vestíbulo de Llegadas
(JMBigas, Enero 2011)

Desde Barcelona hasta Málaga hay un par de servicios AVE diarios utilizando las líneas de Alta Velocidad (es decir, pasando por Madrid, aunque sin parar en Puerta de Atocha, utilizando el bypass Sur) que tardan algo más de cinco horas y media. Igual truco utilizan un par de servicios diarios entre Barcelona y Sevilla, también con una duración en torno a las cinco horas y media.

Coincidiendo con la puesta en marcha de este nuevo servicio hasta Valencia y Albacete, ha iniciado su funcionamiento la primera parte de las reformas mayores en la Estación de Puerta de Atocha en Madrid, que consiste básicamente en la apertura del llamado Terminal Sur, o nuevo vestíbulo de llegadas AVE. Ya os comentaba las grandes líneas en mi artículo del 13 de Diciembre.
Rampas de salida al nivel calle desde el vestíbulo de llegadas
(JMBigas, Enero 2011)

He tenido ahora ocasión de realizar una visita reposada a las nuevas instalaciones, que os paso a comentar.

Desde hace ya unos cuantos años, existe un vestíbulo de Salidas AVE una planta por encima del nivel de los andenes. Existe ahí el control de seguridad de los equipajes y una sala de espera con los servicios habituales (tiendas, bares,...). El acceso a los trenes se realiza mediante rampas móviles descendentes. De este modo, el flujo de salida de viajeros AVE se separa del resto de flujos en el Complejo de Atocha (Cercanías, intercambiador con las líneas de Metro, etc.).

Hasta ahora, el flujo de llegadas se realizaba por la propia planta de los andenes, mezclándose los viajeros con el resto de flujos al alcanzar el cuerpo principal de la estación. Desde ahí, los viajeros podían acceder a la zona del Jardín Tropical, a los enlaces con otros medios públicos, o a la Bolsa de Taxis en la zona de Méndez Alvaro.
Zona comercial en el vestíbulo de llegadas
(JMBigas, Enero 2011)

Con las mejoras introducidas, se ha inaugurado un vestíbulo separado para las llegadas, que se encuentra entre la estación de Cercanías y el intercambiador, por un lado, y el Parking P2, por el otro. Al igual que el de salidas, se encuentra una planta por encima del nivel de los andenes. De este modo, los viajeros que llegan a Puerta de Atocha (vías 1 a 12) en alguno de los servicios AVE utilizan unas rampas móviles ascendentes, que les conducen al conector de llegadas, donde más pasillos móviles les llevan hasta el nuevo vestíbulo de llegadas. Dado que no se prevé estancias prolongadas en él, los servicios al viajero (bar,...) son relativamente modestos en tamaño, básicamente dedicados a quien vaya ahí a esperar a algún viajero. Pero sí se encuentran en ese vestíbulo las oficinas para el alquiler de automóviles.

Desde ese vestíbulo, en la misma planta, se puede llegar hasta el intercambiador (Cercanías, Metro) o al propio vestíbulo de Salidas AVE. Con estos recorridos, un enlace AVE en Puerta de Atocha requiere de, al menos, unos quince minutos para no convertirse en una maratón.
Acceso al vestíbulo de llegadas, desde el parking P2
(JMBigas, Enero 2011)

Mediante unas rampas móviles ascendentes se llega al nivel de calle, por la Avenida Ciudad de Barcelona. Ahí se encuentra la nueva Bolsa de Taxis (mucho más desahogada y cómoda que la de Méndez Alvaro). Frente a esa salida, al otro lado de los viarios, se encuentra el cilindro del Intercambiador, y más allá la zona de descarga de viajeros para los taxis. Allí los viajeros pueden acceder al vestíbulo de salidas AVE mediante dos rampas móviles descendentes, o hasta la zona del Jardín Tropical mediante otras dos más.

En la plazoleta frente a ese viario para taxis en el vestíbulo de llegadas se encuentra la parte exterior del Memorial por las Víctimas de los atentados del 11-M. Y junto a la salida se ha diseñado una pequeña placita (habitualmente ocupada por los viajeros fumadores), donde se han instalado las dos estatuas que representan cabezas gigantes de bebé (una con los ojos abiertos y la otra con los ojos cerrados). Desde la parte Sur de la placita se tiene una vista sobre el parking P2.
Playa de taxis, frente al vestíbulo de llegadas
(JMBigas, Enero 2011)

Y ahora hablemos de las facilidades de aparcamiento para los viajeros (o visitantes) que viajen con su vehículo privado. Hoy por hoy, en el Complejo de Atocha existen tres aparcamientos, que se identifican como P1, P2 y P3 (a su vez subdividido en P3a y P3b). Todos ellos son monoplanta, y se encuentra a faltar un aparcamiento multipisos que, en definitiva, es el que mejor armoniza una gran capacidad con una relativa proximidad con los terminales de viajeros.

El parking P1 (de tamaño muy reducido) se encuentra frente al acceso de taxis para el vestíbulo de Salidas, y se accede a él directamente desde el lateral de la estación, por el Paseo de la Infanta Isabel. Es complicado encontrar plazas libres en él, salvo a primera hora de la mañana. Para un viajero que haga un viaje de ida y vuelta en AVE, este parking está cerca del vestíbulo de Salidas (se llega a él en unos cinco minutos). Sin embargo, a la llegada, hay que contar que desde que pare el tren, se tardarán prácticamente unos quince minutos en llegar hasta ese aparcamiento, ya que hay que recorrer el pasillo inferior hasta el cuerpo principal de la estación, y desde ahí subir hasta la zona de descarga de taxis y el P1.
Imagen del parking P2
(JMBigas, Enero 2011)

El segundo parking, conocido como P2, es bastante más grande, pero muy atormentado en flujos y plazas por las múltiples isletas y pasillos, y los coches se aparcan en un ejercicio gigante de Tetris. Es el conocido parking de las bóvedas remedando lonas. A él se puede acceder directamente desde el vestíbulo de llegadas. Pero llegar al vestíbulo de salidas es una excursión que puede tomar unos diez minutos desde las plazas más próximas, y prácticamente quince minutos desde las más alejadas. El acceso en automóvil al P2 se realiza desde la vía de servicio que discurre paralela a la estación y a los andenes, a la derecha.
Imagen del parking P3a
(JMBigas, Enero 2011)

El tercer parking (conocido como P3a y P3b) se encuentra al otro lado de esa vía de servicio, en un plano más bajo. Casi frente a la entrada de vehículos (y peatones) al parking P2, hay un par de ascensores que permiten descender hasta el nivel de los P3a y P3b. El aparcamiento P3b (el más alejado) es donde están los coches de alquiler, muy cerca de la salida por la calle Antonio Nebrija y frente a la calle Téllez.

Por tomar una referencia, el recorrido desde la estación hasta la zona de los vehículos de alquiler puede tomar fácilmente unos quince minutos desde el vestíbulo de llegadas (hay que cruzar la mitad del aparcamiento P2, cruzar la vía de servicio, bajar en los ascensores, recorrerse todo el P3a y la mitad del P3b). Y el recorrido tras devolver un vehículo de alquiler hasta el vestíbulo de Salidas puede necesitar de cinco a diez minutos adicionales, totalizando más de veinte minutos. En todos los casos hablo de recorridos andando (no corriendo) y arrastrando un equipaje ligero.
Escultura de la cabeza gigante de bebé, en la placita
junto al acceso por Avenida Ciudad de Barcelona
(JMBigas, Enero 2011)

Yo recorrí la zona un día laborable al mediodía. El parking P1 supongo que estaría lleno a rebosar (no lo vi), mientras que el P2 estaba muy atiborrado, pero había alguna plaza libre (que había que buscar con lupa, eso sí). Por el contrario, había muchas plazas disponibles en cualquiera de los P3. Lo cual no me extraña, ya que el precio de todos los aparcamientos es muy elevado, cercano a los treinta euros por la jornada completa.

De acuerdo al Plan presentado por el Ministerio de Fomento en 2006, la finalización de las obras de ampliación del complejo de Atocha supondrá la puesta en marcha del túnel de Alta Velocidad que unirá Atocha con Chamartín (que se suma a los dos ya existentes para Cercanías, por Sol y por Recoletos), la creación de una estación AVE pasante y subterránea en Atocha (para los servicios que unan los corredores del Norte y Noroeste - hoy Segovia y Valladolid; en el futuro Galicia o País Vasco - con los de Aragón, Cataluña, Levante, Andalucía y -en el futuro- Extremadura), así como la disponibilidad en el Complejo de un total de 3.500 plazas de aparcamiento (más de tres veces su capacidad actual).

Podéis ver una colección más completa de fotografías aquí.

Agradeceré vuestros comentarios sobre la utilidad de las informaciones que os aporto o sobre el ajuste de los tiempos de recorrido dentro del Complejo.

JMBA

lunes, 24 de enero de 2011

FITUR 2011

Se ha celebrado (entre el 19 y el 23 de Enero) en IFEMA la trigésimoprimera edición de FITUR, la Feria Internacional del Turismo. Con tantos años ya a cuestas, FITUR se ha convertido en una de las citas internacionales básicas para los profesionales del sector.
(Fuente: gastronomiaycia)

Con el ambiente de crisis general, todos confiamos en que el turismo pueda ser uno de los sectores que contribuyan decisivamente a la remontada económica que tiene que venir, sin duda, en los próximos tiempos. Coincidiendo con la celebración de la Feria, se han hecho públicos los últimos datos sobre el turismo en España.  Por una parte, parece que China ya ha desplazado a España en el tercer puesto mundial, lo cual era de esperar, dado el tamaño y empuje del gigante asiático. Por otra parte, parece que 2010 ha sido para el turismo en este país un año de transición, con leves mejoras sobre las trágicas cifras del 2009. Mejores noticias se esperan de este 2011 recién iniciado.

Hace años, la celebración de FITUR era para mí la oportunidad anual para recopilar informaciones turísticas de todas las partes del mundo, para el caso de que los diversos vaivenes me permitieran realizar un viaje a algún remoto enclave. Ese frenesí se convertía en kilos de folletos de todos tipos, que intentaba mantener convenientemente archivados y organizados en casa. Antes de eso, había intercambiado multitud de correspondencia con los diversos servicios turísticos de muchos países, pidiendo documentación sobre algunas zonas, sobre alojamientos, sobre medios de transporte, etc. Todavía, hace poco, tiré los horarios completos de los ferrocarriles franceses y británicos del entorno de 1977-1980, que recuerdo haber conseguido tras enviar algún dinero a las respectivas organizaciones, en forma de voluminosos paquetes postales. También tiré algún folleto de las Islas Comores (sólo un ejemplo de documentación sobre lugares que raramente tendremos la oportunidad de visitar).
Stands y visitantes en FITUR
(Fuente: globosvientozero)

Hace años decidí no volver a visitar FITUR como público en general. Tradicionalmente, la feria se inaugura un miércoles, y tiene tres días (los realmente interesantes para todos los expositores), dedicados a los visitantes profesionales. El principal interés de quien paga para estar en FITUR es conseguir contactos comerciales de canal. Quien ofrece servicios turísticos de cualquier tipo (un país, una región, un hotel, una ciudad, lo que sea) espera conseguir contactos con intermediarios en España que vendan su producto aquí. Al revés, para los expositores (institucionales o empresariales) de España, el objetivo es conseguir tour operadores o intermediarios internacionales que se constituyan en su canal de promoción y venta en mercados de todo el mundo.

El fin de semana siempre se ha reservado para el público en general, previo pago de la correspondiente entrada. Este año, el precio de la entrada era de 8€ (7€ si se compraba por Internet, más 60 céntimos de gastos de gestión). Las últimas veces que había visitado FITUR en fin de semana, me había llevado la sensación de que muchos de los stands ya estaban deshabitados (sus ocupantes ya habían cubierto sus expectativas en los días dedicados a profesionales) y los folletos que habían dejado tras de sí para pasto de los visitantes eran los restos de serie (mejor distribuirlos que transportarlos de nuevo a casa).

Este año he vuelto a visitar FITUR el domingo. Fui en Metro hasta el Campo de las Naciones (atestado de visitantes a la feria ya a las 11 de la mañana) y me encontré allí con un amigo, con quien había quedado para compartir la visita. Habíamos comprado las entradas por Internet, por lo que el acceso fue rápido y cómodo.

Posiblemente hacía quince años que no visitaba la Feria. Unos años que han sido extraordinariamente decisivos en la modificación de los hábitos de consumo turístico de una buena parte de la población, en mi caso desde luego. La expansión de Internet ha provocado que cualquier información sobre cualquier lugar del mundo la tengamos a tiro de tecleo de nuestro ordenador en casa. Los horarios y tarifas de todos los medios de transporte están en la Red, y podemos acceder a ellos cuando tengamos necesidad. Prácticamente cualquier hotel del mundo lo podemos reservar desde casa en pantuflas, después de comparar prestaciones y precios y de ver las opiniones de otros clientes que ya lo han visitado.
La presencia de pequeños países se federa en
marcas turísticas de mayor ámbito
(Fuente: latam

Con todos esos medios a mi disposición, ya no tiene mucho interés una feria como FITUR para obtener folletos e informaciones, que acabarán siendo obsoletas en algún rincón del trastero. O las bolsas, uno de los bienes más preciados por el visitante. Claro que este año he visto mucha gente que ya viene de casa con el carro de la compra o con el trolley de los aviones, para almacenar el botín de la visita. Un botín variopinto, porque los expositores se esfuerzan en ofrecer cosas que generen colas cerca de sus stands. Ya se sabe que un español, cuando ve una cola, siente la necesidad de añadirse a ella.

En algunos lugares ofrecen espectáculos folklóricos, en otros degustaciones diversas (de dulces, de vinos,...). Algunos organizan performances que recorren la feria, mientras otros aprovechan la feria para organizar sus propios espectáculos (como ejemplo, los soldados romanos que aparecieron por allí, ataviados como en las fiestas de su pueblo de Ciudad Real).

Pero, en general, me ha parecido detectar un ambiente general de austeridad necesaria. En el extremo, la presencia de la Comunidad de Castilla y León, bastantes metros cuadrados, eso sí, pero donde el único mobiliario eran pálets de madera, que conformaban mesas, mostradores o estanterías. Claro que también tenían media docena de tablets para su uso por los visitantes. Los tiempos mandan.

Muchos habían puesto en marcha la venta de pequeños artículos de artesanía de sus respectivos países (negocio institucional o personal, no lo sé) o incluso la venta de alimentos típicos de los respectivos países, por unos euritos de nada. Bueno, cualquier cosa que contribuya a pagar los gastos de estar en FITUR vale.

Como parece razonable, se intentan promocionar marcas turísticas, que dan cabida a instituciones y empresas de su territorio. Así, las Comunidades Autónomas ofrecen, en sus stands, las informaciones de las diversas provincias o municipios de su ámbito, o los pequeños países de la zona se presentan conjuntamente bajo la marca Centroamérica

A la salida, vi muchos de esos carritos de la compra rebosantes de folletos y, sobre todo, de pósters enrollados. Previo paso por un marco de IKEA (o ni siquiera eso) pueden contribuir a decorar algún apartamento u oficina, y a generar la ficción de ya haber estado allí.
Stands y visitantes en FITUR
(Fuente: informacionturistica)

En resumen, el fin de semana de FITUR sigue siendo un buen negocio para IFEMA (este domingo había mucho público por allí), pero sospecho que el interés de los expositores es más bien reducido, pues su objetivo no son los particulares, sino los canales de distribución, a los que ya habrán atendido, en su caso, los días previos.

He podido confirmar que para un consumidor como yo (acostumbrado a planificar y comprar mis viajes a través de Internet) el interés de FITUR es muy limitado. Especialmente cuando la crisis ha reducido drásticamente algunos de los excesos a los que nos tenía acostumbrados en el pasado. Cuando los fastuosos espectáculos de mulatas de Carnaval han dejado paso a pequeñas demostraciones folklóricas mucho más modestas.

Los servicios que ofrece FITUR a los particulares están abiertos las 24 horas y los 365 días del año en la Red. Además, hemos aprendido a confiar más en la información disponible ahí que en lo que nos pueda transmitir la persona que ha tenido la mala suerte de que le haya tocado chupar stand un domingo.

Esa es la gran libertad del consumidor de estos tiempos.

JMBA

viernes, 21 de enero de 2011

El Sistema de la Seguridad Social

Los antecedentes del sistema de Seguridad Social que conocemos hoy en España hay que buscarlos hasta en la Ley Dato de 1900. Eduardo Dato Iradier fue Ministro de la Gobernación por esa época, y más tarde fue Presidente del Gobierno de España (1913-17; 1920-21); y ocupó también otros cargos. De hecho, se decretó en el año 2000 la celebración del centenario de la Seguridad Social en base a ese antecedente. Sin embargo, las primeras normativas no pasaban de sistemas básicos de previsión, parciales o sectoriales, que se fueron completando y universalizando con el tiempo.
Octavio Granado, Secretario de Estado
de la Seguridad social
(Fuente: El País)

De hecho, fue durante el franquismo que nació y se desarrolló la Seguridad Social al estilo ya de como la conocemos hoy. Podéis ver una historia más completa (un poquito parcial, ciertamente) en este artículo firmado por Licinio de la Fuente, que fue (entre otras cosas) Ministro de Trabajo con Franco (1969-75).

Los sistemas de previsión en general pueden ser de capitalización o de redistribución, como es el nuestro. El sistema de capitalización sería parecido a los Planes de Pensiones colectivos, donde cada cual aporta según se haya establecido, o según sus deseos, y es dueño de un trocito del capital de un Fondo, que percibirá de una u otra forma cuando se den las condiciones legales de jubilación.

Por el contrario, los sistemas de redistribución podríamos decir que tienen un ciclo anual. Por un lado se recogen las contribuciones sociales (de las empresas, de los propios empleados, de los desempleados con prestación -a través del INEM ó SPEE-) por un lado, y se distribuyen por el otro a todos los ciudadanos que por uno u otro motivo, tengan derecho a una pensión. Si bien es cierto que el montante de las pensiones contributivas está limitado (en la actualidad, el máximo que se podrá percibir tras la jubilación es de algo más de 2.000 Euros mensuales), también es cierto que las propias contribuciones sociales están limitadas en cuanto al montante de los salarios gravados. Actualmente, el límite de salario mensual que está cubierto por la prestación de pensiones de jubilación es del orden de los tres mil y pico Euros mensuales. Los salarios por encima de ese límite ya no pagan una mayor contribución social, pero tampoco cobrarán una pensión más elevada.

Es por este fenómeno que han tenido mucha aceptación los Planes de Pensiones privados, en principio para complementar a las pensiones del sistema público. Es decir, alguien con un sueldo relativamente elevado no puede esperar poder mantener su poder adquisitivo después de jubilarse únicamente con la pensión pública. A base de establecer una fiscalidad diferida para las cantidades aportadas a Planes de Pensiones privados, este modelo se ha hecho muy popular y se ha extendido a prácticamente todas las capas de la sociedad. Ha venido siendo un método de ahorrar dinero bruto, para poderlo disfrutar (previo pago de los impuestos que toque en ese momento) tras la jubilación.

Simplificando, el Sistema español de la Seguridad Social es una caja grande, donde se inyectan cada año las contribuciones sociales y de donde se extraen los pagos de pensiones. El balance de esta ecuación de sumas y restas depende de varios factores: el nivel de ocupación (que define el montante de dinero inyectado) y el número de personas con derecho a pensión y su montante (que define el caudal del drenaje).
Eduardo Dato Iradier
(Fuente: Galería de Retratos del MAEC)

En los buenos años anteriores a esta crisis, cada ejercicio el Sistema disfrutaba de superávits importantes. Ello ha permitido constituir un Fondo de Reserva que en la actualidad tiene un capital de unos 65.000 millones de Euros. Como este Fondo, por ley, está invertido en activos seguros de deuda pública, en 2010 ha reportado un ingreso extraordinario al Sistema de unos 2.661 millones de euros (casi seiscientos más de lo presupuestado, gracias a la subida de intereses de la deuda durante el año).

Hace un par de días, Octavio Granado, Secretario de Estado de la Seguridad Social, presentaba las cuentas del Sistema para el 2010. Tenéis un resumen de ese cierre provisional disponible en la web del Ministerio de Trabajo e Inmigración.

Se ha cerrado el ejercicio con un pequeño superávit de algo más de 2.000 M€ (122.000 M€ de ingresos, por 120.000 M€ de gastos). Del total de gastos, la parte correspondiente al propio funcionamiento del Sistema (gastos de personal y gastos en bienes y servicios), asciende a unos 4.500 millones de Euros, apenas un 3,7% del total. El total de cotizaciones sociales han reportado a las arcas del Sistema la cantidad de 107.000 M€, mientras que el total de pagos por pensiones y prestaciones contributivas alcanzó la cifra de casi 106.000 M€. Es decir, lo comido por lo servido.

Mientras que la tasa de ocupación (y, por tanto, el montante de las cotizaciones sociales) es difícil de anticipar a medio o largo plazo, la evolución de la pirámide demográfica y de esperanza de vida son magnitudes estadísticas cuya evolución es prácticamente conocida de antemano, incluso con décadas de anticipación.
(Izq.) Licinio de la Fuente de la Fuente, Ministro de Trabajo
con Franco (1969-75), en una conferencia en Cáceres (2009)
(Fuente: desdemicampanario)

El sistema redistributivo es, naturalmente, más justo y progresivo que el de capitalización, ya que puede contribuir a la redistribución de rentas. Sin embargo, tiene una fragilidad a la que el Sistema en España debe enfrentarse en los próximos quince o veinte años. El número de jubilados con derecho a pensión no cesa de aumentar, y sufrirá un tirón importante con la jubilación de la generación llamada del baby boom. Como ya ha quedado claro (espero) con las explicaciones anteriores, el Sistema se basa en que cada jubilado cobra su pensión del año a partir de las cotizaciones sociales de los trabajadores de ese mismo año. Y ese equilibrio simple de sumas y restas está sufriendo ahora mismo de un revés importante por la parte de la ocupación, y lo sufrirá aún más importante en los próximos años por el lado del número de pensionistas.
Un grupo de residentes descansa en los jardines de
Torrezuri, en Gernika.
(Autor: Santos Cirilo; Fuente: El País)

En estas condiciones, el Gobierno y los actores sociales (empresarios y sindicatos) están trabajando estos días en intentar llegar a un acuerdo para cambiar algunas condiciones (a fin de cuentas, algunos derechos) con el objetivo de salvar ese delicado equilibrio en el medio y largo plazo. Es complicado modificar sustancialmente las contribuciones sociales, ya que forman parte de los costes laborales que son un elemento básico en la ecuación de nuestra competitividad. El número de personas que alcancen los 65 años es perfectamente previsible (salvo que apareciera un Herodes de los ancianos, el cielo no lo quiera). Por lo tanto, los únicos factores que se pueden tocar son los que están encima de la mesa de negociación estas últimas semanas: retrasar la edad legal de jubilación, de modo que se retrase el ingreso de nuevos pensionistas al Sistema; y reducir el montante de las pensiones, haciendo más rácana su evaluación (aumentando, por ejemplo, el número de años de la vida laboral tomados en cuenta para su evaluación). Habitualmente se entiende que cualquier trabajador ha cobrado su salario más alto (y, por tanto, ha pagado sus mayores cotizaciones) en el último mes antes de jubilarse. Aumentar el tiempo de cálculo, con esta hipótesis, supondría reducir el montante de la pensión a la que tendría derecho. Siempre que, en el nuevo período definido, cruzáramos el umbral del límite de salario cubierto por el Sistema; es decir, siempre que incluyéramos años en que su salario fuera inferior a esos tres mil y pico euros de que hablaba antes. Por otra parte, en las últimas décadas está habiendo un número creciente de trabajadores que son expulsados del mercado de trabajo a edades tempranas (de cincuenta y pico años; con diez o quince años todavía hasta la jubilación). Para este colectivo (que, a menudo, sobrevive hasta la jubilación con pequeños trabajos y salarios reducidos), sería una bendición aumentar el período de cálculo a veinte o veinticinco años.

Nos toca, pues, sufrir con la fragilidad del sistema redistributivo, que hace que puedan tenerse que cambiar las reglas a mitad del partido. Pero, a estas alturas, pensar en la posibilidad de convertir el sistema redistributivo en uno de capitalización es total y absolutamente inviable. No queda otro remedio que el ahorro personal para compensar las mermas en el importe de la pensión.

Y si se consigue algún año de estos que el Sistema tenga de nuevo un superávit significativo, convendrá aumentar el Fondo de Reserva, sin más alegrías.

Por si acaso.

JMBA