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martes, 23 de septiembre de 2014

Por Tierras de Burgos (3): Atapuerca y el MEH

Ya os he contado en capítulos anteriores nuestras paradas en el camino hasta Burgos, y nuestros paseos por la ciudad.

El martes 15 de Julio, nuestro segundo día de viaje, habíamos decidido dedicarlo casi por completo a los yacimientos arqueológicos de Atapuerca. Con visita a los propios yacimientos y al Parque Arqueológico por la mañana, y al Museo de la Evolución Humana (MEH) de Burgos por la tarde.
Centro de Recepción de Visitantes de Atapuerca.
(JMBigas, Julio 2014)

En pleno mes de Julio, y previendo posibles aglomeraciones, reservamos por Internet la visita a los yacimientos para las 11 de la mañana (con salida desde el Centro de Visitantes de Atapuerca), y posterior visita al Parque Arqueológico para la una y media de la tarde.

La Sierra de Atapuerca es actualmente un referente obligado tanto para la arqueología como para la paleontología, en toda Europa. Los primeros hallazgos del llamado Homo Antecessor fueron completados en 2007 con el descubrimiento de una mandíbula humana de 1.200.000 años de antigüedad, que habría pertenecido al que se considera el Primer Europeo.

Esta Sierra, situada a unos veinte kilómetros de Burgos capital, ha demostrado ser asentamiento permanente de homínidos desde épocas muy remotas del Paleolítico. Consta que la Cueva Mayor ya era conocida en 1645, aunque los primeros indicios serios de restos prehistóricos empezaron a aparecer con la excavación de una trinchera para un ferrocarril minero, en el siglo XIX.
Parque Arqueológico, a unos cientos de metros del
Centro de Visitantes de Atapuerca.
(JMBigas, Julio 2014)

En 1978 se iniciaron las labores profesionales de excavación arqueológica y paleontológica. Actualmente se realiza una breve campaña anual de excavaciones durante unas semanas en el entorno del mes de Julio, dedicando el resto del año a las labores de datación, catalogación y demás, de los restos localizados. Los restos originales más significativos pueden hoy verse expuestos en el Museo de la Evolución Humana (MEH) construido ad hoc junto al río Arlanzón, en la ciudad de Burgos.

Nos dirigimos, pues, al Centro de Recepción de Visitantes de Atapuerca, junto al pueblecito del mismo nombre. Desde Burgos, el trayecto es de unos veinte kilómetros, y tardamos unos veinticinco minutos. Desde Burgos hay que tomar la antigua N-I en dirección al Norte (no la nueva autovía A-1, desde la que no hay acceso directo a Atapuerca), y desviarse luego a la derecha por la BU-701, en las cercanías de Quintanapalla, y luego de nuevo a la derecha por la BU-V-7012. 

Al llegar al pueblo de Atapuerca, el Centro de Visitantes ya está señalizado. Pasado el pueblecito, hay que desviarse a la izquierda y allí está el enorme edificio, con un generoso aparcamiento para los vehículos. Por si acaso, sus coordenadas son N 42,378820º O 3,497415º.
Equipo de trabajo, en plena campaña de excavaciones.
(JMBigas, Julio 2014)

Nos lo tomamos con tiempo, por si acaso, y llegamos allí apenas pasadas las diez de la mañana. En el mostrador de información compramos las correspondientes entradas correspondientes a nuestra reserva (11€ por persona). Y nos entretuvimos un rato con la exposición que había en esos momentos en el Centro, sobre el Sexo en la Prehistoria, titulada Sexo en Piedra.

Nos fuimos juntando un grupo relativamente numeroso (unas 30 personas), para la visita a los Yacimientos de las 11 de la mañana. Un poco antes de esa hora, llegó un autobús, al que montamos y que nos trasladó hasta la entrada a los propios yacimientos (un trayecto de unos diez minutos desde el Centro).

Para esa visita, y la posterior al Parque Arqueológico, nos acompañó una guía maravillosa, arqueóloga y poetisa, Eva Vallejo Güemez, que consiguió, con su conocimiento, entusiasmo y dedicación, que ambas visitas fueran muchísimo más interesantes y amenas de lo que podrían haber sido con un guía menos involucrado.
Nuestra guía, Eva, mostrando la evolución de la forma del
cráneo humano, con el paso del tiempo.
(JMBigas, Julio 2014)

En los Yacimientos se estaba en ese momento en plena campaña anual de excavaciones, por lo que la visita no podía realizarse por el camino al pie de los yacimientos, sino por el camino alto de los Miradores, desde el que tuvimos una excelente perspectiva de las diversas zonas de los yacimientos y de las propias labores de excavación.

La visita duró algo menos de una hora. Aunque el camino no es muy exigente (hubo algunas rampas de subida que provocaron algunos jadeos), la recomendación básica es llevar calzado cómodo y, en verano desde luego, llevar un gorro para proteger la cabeza del Sol y una pequeña provisión de agua. De hecho, durante la visita, uno de los niños que venía con el grupo sufrió una lipotimia sin consecuencias, resultado del calor y demás.

La visita se articuló en varias estaciones o paradas. En cada una de ellas, Eva nos fue contando las características principales de las diversas zonas, y nos comentó los diversos hallazgos realizados. Todo ello reforzado con alguna recreación gráfica de la posible apariencia de los homínidos de los que se han encontrado huellas en Atapuerca, o reproducciones de cráneos y otros hallazgos, que ilustran la evolución humana.
Aprendiendo a tallar la piedra, en el Parque Arqueológico.
(JMBigas, Julio 2014)

Aunque el recorrido está jalonado de paneles informativos, para un lego en la materia, como es mi caso, la visita podría resultar anodina, tediosa o incluso aburrida, ya que, finalmente, lo que se ve es tierra y piedras viejas. En Julio, también los equipos multidisciplinares, en plena campaña de excavaciones. Es por eso que el entusiasmo de nuestra guía fue definitivo para conseguir que, pese a todo, la visita resultara muy interesante.

Nos devolvieron al Centro de Visitantes pasadas las doce del mediodía, absolutamente acalorados y sudorosos. Tuvimos un tiempo, hasta la una y media, para descansar y rehidratarnos.

El Parque Arqueológico, situado a unos doscientos metros de distancia del Centro de Visitantes de Atapuerca, es un pequeño parque temático de la Prehistoria. La visita estaba prevista para la una y media de la tarde.

A pesar de la proximidad, nos recomendaron llevar el coche al aparcamiento que hay a la entrada de dicho Parque Arqueológico. Al terminar la visita, pasadas las dos y media de la tarde, y sin haber comido todavía, el paseo a pie de vuelta al Centro, a pleno Sol, hubiera resultado una tortura perfectamente evitable.
La obtención del fuego es el colofón a la visita
al Parque Arqueológico de Atapuerca.
(JMBigas, Julio 2014)

El recorrido por el Parque se articula con diversas actividades participativas, muy entretenidas, especialmente para los niños, con las que se ilustran las actividades cotidianas del hombre prehistórico: el trabajo de la piedra para conseguir armas que ayudaran en la caza de animales, las primeras técnicas de pintura con color, la caza en grupo de un bisonte (simulado, por supuesto), los diversos habitáculos, las primeras cabañas, etc. El recorrido culmina con la obtención del fuego, en la cabaña grande junto a la entrada. 

En toda la visita, de nuevo, el entusiasmo y la animación de nuestra guía fue definitiva para conseguir que resultara un trayecto ameno, a pesar de la solanera inclemente que caía como fuego a lo largo de todo el camino.

Pasadas las dos y media de la tarde terminamos las dos visitas. Volvimos al pueblo de Atapuerca y paramos en el Mesón Las Cuevas (recomendación de Eva), para comer alguna cosa. Decidimos renunciar al Menú del Día (con el calor, el sopor posterior hubiera sido invencible) y tomamos algunos bocatines como tentempié suficiente. De todas formas, si no hay prisa ni grandes cosas que hacer por la tarde, este Mesón Asador ofrece excelentes carnes a la brasa para una comida todo lo pantagruélica que se desee.
Catedral de Burgos, desde la explanada frente al
Museo de la Evolución Humana.
(JMBigas, Julio 2014)

Tras el refrigerio, volvimos a Burgos, al Museo de la Evolución Humana. Este Museo, inaugurado en 2010, ocupa un complejo de edificios diseñado por el conocido arquitecto cántabro Juan Navarro Baldeweg, y ocupa el solar del desaparecido convento de San Pablo, junto al río Arlanzón. El complejo es impresionante y enorme, y el MEH está preparado, desde luego, para acoger a un número de visitantes muchísimo mayor de los poquitos que estuvimos allí en esa tarde de martes.

Para evitar dejar el coche a pleno Sol, utilizamos el aparcamiento subterráneo del propio Museo (4,55€ pagué a la salida), al que se accede por la parte posterior, por la calle Burgense. El Museo se ubica a menos de un kilómetro de distancia, en línea recta, de la Catedral de Burgos, sobre la orilla opuesta del río, casi frente al Paseo Espolón.

En el MEH se ilustra la evolución humana desde la Prehistoria, con especial énfasis en los hallazgos producidos en Atapuerca. Los restos originales extraídos en las excavaciones, se exponen en sendos habitáculos oscuros (donde está prohibido tomar fotografías o vídeo), de modo que una cuidada iluminación centrada en las diversas piezas expuestas, permite destacar sus principales características. Una preciosidad para un lego, supongo que maravilloso para un entendido.
Recreación de una excavación arqueológica, en el MEH.
(JMBigas, Julio 2014)

En el resto del Museo se recrea, por ejemplo, el paisaje que debieron compartir los sucesivos habitantes de la Sierra de Atapuerca, en las diversas épocas, o las propias actividades de excavación y de posterior tratamiento de las piezas localizadas.

Globalmente, una visita interesante, que un lego puede realizar en poco más de una o dos horas y que, supongo, puede llevar semanas para cualquier experto arqueólogo o paleontólogo, que quiera empaparse de toda la trascendencia de los diversos hallazgos.

Desde la explanada de acceso al Museo, muy fría para mi gusto, demasiado cemento, se tiene una excelente visión de la Catedral, destacando por encima de los edificios circundantes, al otro lado del río Arlanzón.
Ilustrando la tediosa actividad de lavado e identificación
de hallazgos arqueológicos, en el MEH de Burgos.
(JMBigas, Julio 2014)

Finalizada la visita, tomamos un refresco en la terraza de una de las cafeterías del complejo.

Volvimos luego directamente al Hotel Puerta de Burgos. Tras descansar un rato, tomamos el autobús (línea 1) hasta el centro histórico, y acabamos cenando en la terraza exterior de Casa Ojeda, uno de los restaurantes más tradicionales y clásicos del centro de la ciudad.

Para el miércoles 16 habíamos previsto una ruta por el norte de la provincia de Burgos, por la zona conocida como de las Merindades. Pero eso será ya el objeto del siguiente capítulo.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una completa colección de 32 imágenes, pinchando en la siguiente foto.


También podéis ver este vídeo de algo más de doce minutos, que ilustra buena parte de las visitas y actividades de la mañana, tanto en los Yacimientos como en el Parque Arqueológico de Atapuerca.


JMBA

martes, 16 de septiembre de 2014

Por Tierras de Burgos (2): Paseos por la capital

Ya os he contado el primer día de este viaje, con el desplazamiento hasta Burgos capital desde Madrid, y las diferentes paradas que realizamos.
Vista de la Catedral de Burgos y la ciudad, desde el
Mirador del Castillo.
(JMBigas, Julio 2014)

Por la tarde de ese lunes 14 de Julio llegamos al Hotel Puerta de Burgos. Tras ocupar las habitaciones que habíamos reservado, salimos para realizar un poco de turismo por la ciudad.

Primero fuimos hasta el Mirador del Castillo, junto al Castillo de Burgos, edificado en tiempos de la Reconquista (siglo IX). Se encuentra en el cerro de San Miguel, unos 75 metros sobre el nivel de la ciudad. Es posible visitar el Castillo, pero ya no a esas horas avanzadas de la tarde. Ignoro los atractivos que ofrece su interior para el visitante.

Junto al Mirador hay unas poquitas plazas donde aparcar el coche. Desde el Mirador se tiene una muy buena perspectiva de toda la ciudad, donde destaca en primer plano la Catedral y todo el centro antiguo de Burgos, incluida la zona verde que bordea al río Arlanzón, con su famoso Paseo del Espolón.
La Catedral, la zona del río Arlanzón y el complejo del
Museo de la Evolución Humana.
(JMBigas, Julio 2014)

El suelo del Mirador es una especie de Rosa de los Vientos, donde destaca la dirección y la distancia desde Burgos hasta diversos enclaves próximos y lejanos. Siempre acostumbra a haber visitantes en la zona, con ganas de tomar algunas buenas fotografías; también es un centro de reunión para algunos grupos de jóvenes.

La tarde es, posiblemente, el mejor momento del día para visitarlo, ya que se tiene el Sol poniente a la espalda, iluminando los diversos monumentos de la mejor manera posible.

Desde allí fuimos a la zona del Monasterio de las Huelgas Reales. Su historia se remonta al siglo XII con el rey Alfonso VIII de Castilla y su esposa Leonor. Su fundación, destinada a cabecera en toda la región de las comunidades femeninas cistercienses, tenía como objetivo convertirlo en panteón de reyes y en lugar de retiro para damas nobles. Inicialmente establecido en el campo cercano a la ciudad de Burgos, hoy se encuentra en el centro de uno de los barrios residenciales de la ciudad moderna, a varios kilómetros de distancia de su casco histórico.

Era ya el final de la tarde, pasadas las ocho y media, y era imposible cualquier tipo de visita al interior del Monasterio, donde destaca, entre otras maravillas, su Claustro. Pero sí pudimos deleitarnos de la maravillosa iluminación que el Sol de la tarde ofrece al visitante sobre las piedras antiguas del Monasterio.
Monasterio de las Huelgas Reales.
(JMBigas, Julio 2014)

Desde allí fuimos directamente hacia el centro histórico de Burgos. Aparcamos el coche en el parking subterráneo bajo la Plaza Mayor. La Plaza Mayor de Burgos, con edificaciones muy bonitas y armoniosas, no tiene la monumentalidad de otras plazas mayores de Castilla o León (la de Madrid, la de Valladolid, la de Salamanca, la de León, incluso la de Lerma, una de las más grandes). Allí se encuentra el Ayuntamiento de la ciudad. La zona de la Catedral, el río y sus paseos arbolados y las pequeñas calles llenas de tentaciones gastronómicas para el paladar, están a un tiro de piedra de la Plaza Mayor, por lo que supone un buen punto de partida para cualquier paseo por el casco histórico de la ciudad.

Eso es lo que hicimos. Primero por la peatonal Calle Paloma, que desemboca en la gran Plaza del Rey San Fernando, frente a la mundialmente conocida Catedral de Burgos, una de las joyas del gótico español. Su construcción se inició en el siglo XIII, siguiendo los patrones del gótico francés de las grandes catedrales de París o de Reims. Sufrió importantes adiciones y modificaciones en los siglos siguientes.

Actualmente, toda la zona que rodea a la Catedral es peatonal, y está sembrada de la tradicional oferta comercial y de restauración, habitual en entornos de ese estilo. En su parte más elevada, por la calle Fernán González, está el Mesón del Cid, uno de los hoteles y restaurantes más clásicos del casco histórico de Burgos.
Ayuntamiento de Burgos, en la Plaza Mayor.
(JMBigas, Julio 2014)

Azuzados ya por el hambre (estábamos cerca de las diez de la noche, aunque a mediados de Julio todavía había luz de día), buscamos un lugar adecuado para cenar un poco. En esta labor volvimos hacia la Plaza Mayor, y nos internamos por la estrechita calle de San Lorenzo, donde cada portal es una nueva tentación para el paladar. Abundan los bares de pinchos, los mesones, y toda clase de establecimientos que ofrecen saciar el hambre de todas las formas imaginables.

Mi amigo G. recordaba con cariño que, en una anterior visita a la ciudad, se había deleitado con un pincho llamado cojonudo. Localizamos, casi por casualidad, el Mesón Los Herreros, en esa calle de San Lorenzo, que es la cuna de esa maravilla gastronómica. El cojonudo consiste en una pequeña rebanada de pan, con un huevo de codorniz, un trocito de chorizo (o morcilla, en su caso) y una tira de pimiento rojo. Hasta cierto punto, los ingredientes se pueden negociar, como fue mi caso con el pimiento, que no soporto.
Mesón Los Herreros, en la calle de San Lorenzo.
(JMBigas, Julio 2014)

En la barra de Los Herreros tomamos algunas copitas de vino (primero un verdejo blanco, luego un delicioso tinto D. O. Arlanza), acompañadas por algún cojonudo, alguna deliciosa croqueta, y algunos otros pinchos y tapas, que nos dejaron plenamente satisfechos, preparados para volver al hotel y dormir como angelitos.

Tuvimos también ocasión de realizar un breve paseo por el Espolón, junto al río Arlanzón. Como es frecuente en verano, el espacio estaba bastante ocupado por un mercadillo de diversos tipos de artesanías.

El martes lo dedicamos a visitar Atapuerca, pero eso ya os lo contaré en otro capítulo.

Por la noche, de vuelta al hotel de Burgos, fuimos en el autobús línea 1 hasta el centro (junto a la estatua del Cid), y cenamos en la terraza de Casa Ojeda, uno de los restaurantes más clásicos del centro de Burgos.

El miércoles realizamos una larga excursión por la zona conocida como de Las Merindades, por el norte de la provincia de Burgos, pero eso también os lo contaré en capítulo separado.
Un "cojonudo", con huevo de codorniz, chorizo y
una tira de pimiento, sobre rebanada de pan.
(JMBigas, Julio 2014)

Ese miércoles acabamos llegando tarde de vuelta al hotel, y decidimos cenar por el propio barrio del hotel. Tras algún tropiezo (en algún local de la zona, la absoluta carestía de servicio nos sumió en una total desatención y tuvimos que salir huyendo), acabamos cenando de modo informal en la terraza del bar restaurante Giovanni que, a pesar de su nombre italiano, tiene la tradicional oferta local de tapas y raciones.

El jueves iniciamos el regreso a Madrid. Pero realizamos algún desvío y algunas paradas de interés, principalmente enológico. Esa ruta será el objeto del quinto capítulo de esta serie.

A pesar de pernoctar tres noches en un hotel de Burgos, no tuvimos demasiado tiempo para realizar turismo por la capital. Muchas visitas se quedaron en el tintero. Pero ese será el acicate para una futura visita a esa maravillosa ciudad.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una colección de 22 imágenes, pinchando en la siguiente toma.


También podéis ver este breve vídeo:


JMBA

martes, 9 de septiembre de 2014

Por Tierras de Burgos (1): Milagros y Lerma

A principios del pasado mes de Julio acordé con mi buen amigo G. dedicar unos días a recorrer las Tierras de Burgos, incluyendo la imprescindible visita a Atapuerca, y también una excursión de descubrimiento por las Merindades, al norte de la provincia.
Edificio principal de las Bodegas Valdubón, en
Milagros (Burgos).
(JMBigas, Julio 2014)

Finalmente, decidimos como fechas los días del 14 al 17 de Julio (de lunes a jueves, intentando evitar las afluencias domingueras).

El lunes 14 salimos pronto de Madrid en el coche, con primera parada en Milagros, para un desayuno en condiciones. Saliendo de la Autovía A-1 en el kilómetro 146, a la derecha se tiene el hotel-restaurante llamado El Lagar de Milagros. Con un aparcamiento amplio y cómodo, es una excelente opción, a cualquier hora, para una parada restauradora. Por la mañana, por ejemplo, tienen unos molletes con buen jamón, que quitan el hipo (y el hambre). Además, su horno de leña se enciende prontito, para poder ofrecer lechazo (cordero) asado durante la mayor parte de la jornada. También tienen una pequeña tienda para comprar productos de la tierra (vinos de Ribera del Duero, quesos, etc. etc.).
Tienda física de vinosribera.com, en la localidad
de Fuentespina (Burgos).
(JMBigas, Julio 2014)

En el término municipal de Milagros hay una bodega (D.O. Ribera del Duero) que nos apetecía visitar: Valdubón. Sabíamos que había que seguir hacia Fuentespina y Aranda de Duero por la antigua carretera nacional, no la autovía, y en algún lugar a la derecha debería haber un desvío hacia las bodegas. Previamente, yo había investigado en Google Earth, y en el GPS había introducido unas coordenadas del lugar que me pareció más probable. A pesar de la falta de información en su web, tuvimos suerte con mi intuición, y nos desviamos por el camino correcto. A 100 metros de la carretera nacional, ya sí hay un indicador que señala a las bodegas, pero acertar el buen desvío no es nada trivial. Finalmente, las coordenadas de la bodega son las siguientes: N 41,609782º O 3,686964º. Valga este dato para quien quiera visitarlas sin contratiempos.

A pesar de no haber anunciado nuestra visita, nos recibieron con gran amabilidad, e incluso nos dieron un pequeño paseo por las diversas instalaciones de la bodega, que está muy preparada para acoger a grupos con diversas actividades de enoturismo.
Palacio Ducal de Lerma (actualmente,
Parador de Turismo).
(JMBigas, Julio 2014)

Entre sus productos, está la gama completa de tintos (joven cosecha, roble, crianza, reserva) así como algunos vinos de autor en el alto de gama (Honoris de Valdubón, Valdubón Diez). También producen un vino blanco de verdejo, con Denominación de Origen Rueda.

Seguimos luego camino hacia Fuentespina, para reincorporarnos a la autovía con destino a Burgos. Pero unos cientos de metros más allá de la rotonda de acceso (N 41,629360º O 3,687776º) está la tienda física de vinosribera.com, posiblemente el distribuidor con una mayor variedad de vinos de la D.O. Ribera del Duero. Nos pudo la curiosidad, y le realizamos una visita que acabó durando prácticamente una hora.

Allí nos atendió la encantadora Noelia. Aparte de los vinos, también tienen algunos productos gastronómicos singulares de la tierra (quesos, morcilla, aceite, dulces, etc. etc.). A petición de G., nos ofrecieron guardar en su bodega refrigerada los vinos que ya llevábamos y los que compramos allí, para recogerlos en el viaje de vuelta a Madrid, tres días después. De esta forma, les ahorramos el calentón de viajar en el maletero del coche a mediados de Julio, lo que nunca es bueno para ningún tipo de vino.
Monasterio de la Ascensión de Nuestro Señor, también
conocido como Convento de Santa Clara, en Lerma.
(JMBigas, Julio 2014)

Teníamos idea de llegar hasta Lerma, para una pequeña visita turística, y comer allí. Lerma, villa ducal, está unos cuarenta kilómetros antes de llegar a Burgos capital, junto a la autovía. Abunda allí la arquitectura monumental, ya que fue la villa de Francisco de Sandoval y Rojas, I Duque de Lerma desde 1599, primer ministro y valido del rey Felipe III

Aparcamos el coche en plena Plaza Mayor, La plaza, de 6.862 metros cuadrados, es una de las más grandes de España. La preside el antiguo Palacio Ducal, que actualmente es un Parador de Turismo.

Antes de decidir sobre el almuerzo dimos un pequeño paseo por los alrededores de la Plaza Mayor. Por la calle de la Audiencia, donde está el Ayuntamiento y el antiguo Monasterio de Santa Teresa. Hasta la Plaza de Santa Clara, con el monumental Monasterio de la Ascensión de Nuestro Señor, también conocido como Convento de Santa Clara. Los dos monasterios están unidos por el llamado Mirador de los Arcos, recientemente abierto al público. Desde allí se tienen unas excelentes vistas de la llanura que rodea Lerma. Y pudimos ver, también, las numerosas bandadas de pájaros (¿golondrinas? ¿estorninos?) que sobrevolaban el lugar, bajo la solanera implacable y muy calurosa de un mediodía de Julio.

En la propia Plaza Mayor hay varios asadores y restaurantes. La especialidad de la zona es el cordero asado, o lechazo (cordero lechal), aunque todos ellos ofrecen una carta variada, muy especialmente girando en torno a las excelentes carnes de la región.
Mirador de los Arcos, en Lerma (Burgos).
(JMBigas, Julio 2014)

Había leído por Internet algunas notas negativas sobre alguno de estos restaurantes. Lerma es un destino gastronómico muy popular para el fin de semana, y un sábado o domingo puede haber una multitudinaria afluencia de visitantes (la mayoría procedentes de Madrid), para deleitarse con los maravillosos productos de la zona.

Por todo ello decidimos ceder a la invitación de un restaurante fuera de la Plaza Mayor, a escasos doscientos metros, eso sí: La Posada de Eufrasio. Este Asador tiene varios comedores interiores y una terraza (teóricamente) climatizada en la parte posterior, con buenas vistas. En ese lunes había muy poquitos visitantes en Lerma, y pudimos escoger la mesa de la terraza que más nos apeteció.

Aunque no comimos cordero, la comida estuvo bastante satisfactoria. Eso sí, tuvimos un pequeño incidente con el vino, ya que seguramente no tuvimos suerte, y hubo que cambiar una botella por otra de una marca de más confianza. Lerma es el centro de una pequeña Denominación de Origen (Arlanza), donde se producen básicamente tintos muy parecidos a los de Ribera del Duero. La botella que nos abrieron del Arlanza Crianza de la casa, que la señora insistió en decirnos que era, en general, muy apreciado por sus clientes, no resultó para nada de nuestro gusto. Nos la cambiaron por un razonable tinto crianza de Ribera del Duero.
Posada de Eufrasio, asador a doscientos metros de la
Plaza Mayor de Lerma (Burgos).
(JMBigas, Julio 2014)

De vuelta a la calle tras el almuerzo, la digestión y el calor me provocaron un insuperable sopor. Alguna cabezadita acabó sucediendo en alguno de los bancos a la sombra que hay por la zona.

A media tarde, seguimos camino hacia Burgos. Habíamos decidido tomar a la capital como nuestro centro de operaciones durante los cuatro días del viaje, y habíamos reservado un buen hotel, a precio razonable, algo alejado del centro histórico de Burgos: Hotel Puerta de Burgos. Es un cuatro estrellas correcto, con aparcamiento subterráneo propio, en la calle Vitoria, a más o menos un kilómetro y medio de la zona del Teatro Principal y la estatua del Cid, junto a la Plaza Mayor. Un paseo quizá demasiado largo para realizar alguna visita turística por el centro, pero el autobús de la línea 1 tiene una parada frente al hotel y lleva al centro en unos pocos minutos, por 1€ el trayecto.

Tras tomar posesión de las habitaciones en el hotel, dedicamos el resto de la tarde a visitar algunos lugares singulares de la ciudad de Burgos. Pero eso ya os lo contaré en el próximo capítulo.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este capítulo, podéis acceder a una colección más completa, con 27 imágenes, pinchando en la siguiente foto.

Burgos: Milagros y Lerma


JMBA

sábado, 6 de septiembre de 2014

Un mediodía en Ávila

A la vuelta de mi excursión a Guijuelo, que ya he comentado, me paré al mediodía en Ávila (pop. 59.258). Ávila es una de las capitales de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, situada a poco más de 100 kilómetros de Madrid. El camino más directo y rápido es por el Túnel de Guadarrama y el conjunto de autopistas de peaje de la zona (10,30 Euros por trayecto). Una alternativa, que ya he comentado en otra ocasión, es por El Escorial y el Puerto de la Cruz Verde, un camino mucho más pintoresco, pero también más lento.
Recinto amurallado de la ciudad de Ávila, desde el
Mirador de la carretera de Madrid.
(JMBigas, Agosto 2014)

Ávila, especialmente por el conjunto se sus Murallas, posiblemente el conjunto de ese estilo mejor conservado del mundo, está en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1985.

Ávila es una ciudad muy turística. Pero sospecho que su proximidad con Madrid (como le sucede, por cierto, a Segovia o Toledo) provoca que la gran mayoría de visitantes de la ciudad lo hace en el marco de excursiones en el día, y no genera pernoctaciones en la ciudad. Seguramente esta es una signatura pendiente, y las autoridades con responsabilidad en la promoción del turismo en Ávila seguro que están trabajando para remediar los efectos negativos de este hecho.

Como yo viajaba en coche, había analizado cuál era la mejor aproximación posible al centro histórico de la ciudad. Aunque seguramente no sea la opción más económica, elegí dejar el coche en el parking subterráneo bajo la Plaza de Santa Teresa, llamada coloquialmente el Grande. Esta plaza, presidida por un monumento a la Santa, es bastante grande y se ubica junto a la Puerta del Alcázar, en la parte exterior de la Muralla.
Plaza de Santa Teresa, el Grande.
(JMBigas, Agosto 2014)

Llegué en torno a la una y media de la tarde de un día muy caluroso, en que la solanera que caía del cielo invitaba a buscar la sombra siempre que fuera posible.

Mi buen amigo A., que frecuenta esta ciudad con regularidad, me había recomendado varios establecimientos para un almuerzo castellano de buena relación calidad-precio. Dos de ellos, sin duda de bastante nivel, están ubicados más a las afueras, y no me convenían tanto como el Mesón del Rastro, en la Plaza del Rastro, intramuros junto a la Muralla y la Puerta llamada del Rastro o de la Estrella.

Accedí al casco histórico por la Puerta del Alcázar y, un poco hacia la derecha, bordeé la Catedral de Cristo Salvador de Ávila.  La Catedral está bastante encajonada entre callejuelas estrechas, y sólo frente a su fachada principal, donde están las conocidas estatuas de leones yacentes, hay una plaza de un cierto tamaño que permite una correcta visibilidad del edificio.
Puerta del Alcázar, junto a la Plaza de Santa Teresa.
(JMBigas, Agosto 2014)

Paseando por las calles peatonales (o casi) del casco histórico, repletas de comercios y establecimientos de restauración (bares, restaurantes, casas de comidas,...) acabé llegando a la recoleta Plaza del Rastro. En el rincón sombreado de la plazoleta está el Mesón del Rastro, restaurante y también hotel con un pequeño número de habitaciones.

Comí allí muy a gusto (un jueves laborable de finales de Agosto, la concurrencia era limitada). Unas croquetitas variadas (de jamón, boletus,...) y un solomillo de la famosa ternera de Ávila, sonrosado y delicioso. Acompañado por una botella de vino rosado fresquito (el calor lo aconsejaba), un Viña Picota de la D.O. Cigales (provincia de Valladolid). Completado con una copa de helado de vainilla y un café, más una botella de agua mineral, la factura subió al entorno de los 50 Euros. Nada barato, pero razonable dado el empaque del establecimiento, un servicio muy correcto y atento, y una materia prima de la máxima calidad. En resumen, una Casa de Comidas recomendable (de 8 sobre 10), para el que prefiera comer sentado y servido, en lugar de tomar pinchos variados de pie por los diversos establecimientos que lo ofrecen por todo el casco histórico. Buena calidad, sin lujos.

Al terminar el almuerzo, el calor en el exterior (cuatro de la tarde), era bastante abrumador. Cruzando la puerta de la Muralla se llega al Parque del Rastro, una zona arbolada con algunos bancos, un Monumento a la Lengua Castellana, y un Mirador con buenas vistas sobre la ciudad extramuros. Un banco a la sombra fue el escenario de alguna cabezadita durante la digestión del almuerzo.
Fachada principal de la Catedral de Ávila.
(JMBigas, Agosto 2014)

De vuelta intramuros, subí por la calle Caballeros hasta la Plaza del Mercado Chico, donde está el edificio del Ayuntamiento de Ávila, aparte de muchas terracitas donde tomar un café a gusto, o lo que sea. Alrededor de la plaza hay un continuo de soportales, que protegen al peatón de la lluvia y del frío que allí reina en los días más rigurosos del invierno. Y es que la ciudad de Ávila se encuentra a más de 1100 metros de altitud y disfruta por completo de un clima continental.

Desde allí, y paseando, por la sombra siempre que era posible, volví hacia la Puerta del Alcázar. Junto a ella hice una breve parada en una tienda de regalos culturales, Caricias de Santa Teresa, que me pareció diferente de la tradicional tienda añeja de souvenirs.
Plaza del Rastro. En el rincón, el Mesón del Rastro.
(JMBigas, Agosto 2014)

La Muralla de Ávila, que rodea por completo el casco histórico de la ciudad, tiene una longitud total de 2.516 metros, y tiene 87 torreones y nueve puertas. Por una pequeña entrada (5 Euros) es posible recorrer a pie el camino sobre muralla por una buena parte de la misma. Según parece, con vistas muy interesantes. Sin embargo, en esa tarde de jueves caluroso de finales de Agosto, esa podía ser una actividad de riesgo, ya que todo el camino que se puede recorrer discurre a pleno Sol. Lo dejé para una mejor ocasión.

Recogí el coche en el parking de Santa Teresa. La cuenta fue de algo más de 6 Euros por casi cuatro horas de estancia. Antes de abandonar Ávila quería parar en un Mirador de la ciudad que había visto en el camino de llegada. Tras algunas idas y venidas, lo localicé. Se encuentra en la carrretera de Madrid (N-501), en las coordenadas N 40,659989 O 4,711301. Es punto de parada obligada de los autobuses que desplazan visitantes a Ávila. Mientras estuve allí, llegó uno de ellos, holandés, cargado de turistas, en general, de edad avanzada.
Ayuntamiento de Ávila, desde los soportales de la
Plaza del Mercado Chico.
(JMBigas, Agosto 2014)

Desde el Mirador se tiene una visión privilegiada del conjunto amurallado de la ciudad, y la fotografía desde allí es una de las obligaciones de cualquier visitante a Ávila.

Puse luego ya camino de vuelta a Madrid, y acabé llegando a mi casa en torno a las siete y media de la tarde. En conjunto, un día muy bien aprovechado.

Desde mi punto de vista, cualquier visitante que esté unos días en Madrid, debería, necesariamente, realizar una visita, aunque fuera relativamente breve, a las ciudades de Ávila, Segovia y Toledo, todas ellas a una distancia del entorno de los 100 kilómetros desde la capital.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una completa colección de 32 imágenes, pinchando en la siguiente foto.


Además, he elaborado un breve vídeo, con las mejores imágenes.


JMBA

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Jamón Ibérico de Bellota (sic)

El pasado jueves 28 de Agosto tuve ocasión de dedicar la mañana a una visita gastronómica y de compras en la localidad de Guijuelo (pop. 5.939), en la provincia de Salamanca. Guijuelo pasa por ser la cabecera de la importante actividad chacinera de la provincia, en torno a los productos derivados del cerdo ibérico.
Jamonería Donde Durán.
(JMBigas, Agosto 2014)

El objetivo (confesable) de la visita era recabar una reserva de provisiones de buen jamón loncheado y envasado al vacío (a buen precio, claro), para cubrir en las próximas semanas, o meses, mi capricho dominguero de un buen bocadillo de jamón ibérico de bellota dentro de lo que podríamos llamar el brunch dominical.

El resultado fue satisfactorio. Pero, como todas las visitas, me supuso algunas sorpresas y varias lecciones muy interesantes, que es lo que hoy quiero compartir con vosotros.

Previamente había seleccionado varios proveedores en el pueblo, con tienda abierta de venta al público. El criterio de elección fue subjetivo, y muy basado en la presencia mediática en la Red.

Una de las sorpresas fue detectar el amplio abanico de precios para un producto nominalmente idéntico (Jamón Ibérico de Bellota). Una horquilla que, para el sobre de 100 gramos de jamón loncheado, va desde poco más de 4 Euros hasta más de 16 Euros. Esta extraordinaria dispersión exige algún tipo de explicación.

La primera parada, en torno a las 10 de la mañana, fue en la Jamonería Donde Durán (calle Filiberto Villalobos, 10), en el extremo sur de Guijuelo. El pueblo, junto a la Autovía de la Plata (A-66, Gijón-Sevilla), se extiende de norte a sur en torno a esta calle principal, que sería la antigua carretera. Donde Durán es una de las tiendas que el productor Durán Sánchez tiene en la población. Y tiene la ventaja de ser un establecimiento mixto: de una parte hay un bar donde se puede desayunar, por ejemplo, un excelente bocadillo de jamón (la tierra obliga, eso es lo que yo hice), y de otra una tienda donde se venden los diversos productos de este fabricante, jamones, paletas, embutidos, etc. Ofrecen el jamón ibérico de bellota, cortado a máquina, a 5 Euros el sobre de 100 gramos aproximados.
Tienda de venta al público de Simón Martín.
(JMBigas, Agosto 2014)

La calidad de este jamón es equivalente a la que se puede obtener en las tiendas gourmet de Madrid u otras ciudades, a precios habitualmente por encima de los 100 euros/Kg, loncheado a máquina.

La segunda visita fue a Simón Martín (calle Sierra Herrero, Parcela 17, N 40,53884 O 5,67542), en el Polígono Agroalimentario situado en las afueras del sur de la población. Esta es una instalación industrial, con tienda abierta para venta al público. No deja de ser curioso ver un nombre como Simón, tan ligado a la tradición judaica, vendiendo productos derivados del cerdo.

No tenían disponible ningún sobre de jamón ibérico de bellota cortado a cuchillo, pero sí otros de 100 gramos cortado a máquina, de una excelente apariencia. También a 5 Euros.

La tercera visita fue a uno de los grandes de la zona, Julián Martín, en su extensa tienda de venta al público, en la calle Filiberto Villalobos, 188, casi en la salida norte de Guijuelo. Allí tuve la suerte de que, aparte de la dependienta habitual de la tienda, también estaba por allí un caballero de la casa, muy enterado del negocio, y comunicativo. Como no llegamos a intercambiar tarjetas de visita personales, no conozco su nombre, pero le llamaré Julián en lo sucesivo.
Instalaciones de Simón Martín, en el Polígono
Agroalimentario de Guijuelo.
(JMBigas, Agosto 2014)

Allí ofrecen jamón ibérico de bellota, loncheado a máquina, en sobres de 100 gramos, a 10,50 Euros. Me temo que el elevado precio (en comparación con otras tiendas de la zona) mucho tiene que ver con que se trata de una empresa grande, con un fuerte canal de distribución, al que no puede machacar vendiendo más barato en Guijuelo. Todavía no he podido evaluar si ese precio doble viene justificado, también, por una mejor calidad del producto.

Pero, además, ofrecen otra variedad, el Jamón Ibérico Puro de Bellota, cortado a cuchillo, en sobres de 100 gramos a 16,50 Euros. Según me contó Julián, esa mención de Puro hace referencia a que ese jamón procede de cerdos de raza 100% ibérica, sin cruces, a diferencia de la mayoría de ejemplares sacrificados en Guijuelo.

Julián me dijo que ellos crían los cerdos de raza ibérica pura en una finca del Alentejo portugués, donde parece que la raza se ha conservado mejor.

La mayor parte de cerdos ibéricos sacrificados son realmente cruces del 50% o más, con machos de la raza Duroc. Esta raza, procedente de Estados Unidos y resultado, a su vez, de innumerables cruces, aumenta la productividad del cerdo ibérico, al conseguir ejemplares con algo más de peso. Pero, lógicamente, diluye algo la calidad suprema del ibérico puro. La legislación española permite llamar jamón ibérico al procedente de animales ibéricos cruzados con Duroc, con ciertas limitaciones.
Instalaciones de Julián Martín, en el extremo
norte de Guijuelo.
(JMBigas, Agosto 2014)

En estas condiciones, resultó inevitable iniciar una conversación con Julián, en torno a la confusión que reina en este mercado. Según él, a esta confusión ha contribuido la propia Denominación de Origen Guijuelo. Curiosamente, y debido a este hecho, me dijo, los grandes de la zona, como Joselito (que afirman vender el mejor jamón del mundo) o ellos mismos (que procesan dos millones de kilos al año), no están adscritos a la D. O.

Conozco bastante bien el mecanismo de las Denominaciones de Origen en el mundo del vino, tanto en España como en Francia. Y este fenómeno no me sorprendió. Las D.O. tienden a definir de un modo premioso y muy detallado las condiciones que debe reunir el producto para acogerse a la misma. Y eso, a menudo, es un corsé que acaba suponiendo una protección para los mediocres o rutinarios, y supone un cierto castigo a los más creativos, innovadores y líderes. Son sintomáticos, a título de ejemplo, los casos de Mauro o Abadía Retuerta, en la zona de influencia de la D. O. Ribera del Duero, pero que producen sus vinos como Vinos de la Tierra, fuera de la D.O. O el caso ejemplar de la familia Guibert del Mas de Daumas Gassac (Aniane, Hérault, Languedoc), que venden sus excelentes vinos como Vin de Pays de l'Hérault, fuera de la A. O. C. Languedoc. Prefieren la libertad de utilizar las variedades de uva que estiman como más oportunas para el vino que quieren producir, que someterse a lo regulado, a cambio del (dudoso) prestigio que les daría estar acogidos a la D. O.

Julián parece tener bastante confianza en que la nueva legislación en vigor sobre este mercado, empezará a dar sus frutos en cuanto a clarificación de los diversos productos, en los próximos años.

Hagamos un pequeño repaso al contenido de esta reforma legislativa sobre el mercado del jamón ibérico (y otras variedades).

En el Boletín Oficial del Estado de 11 de Enero de 2014, se publicó el Real Decreto 4/2014 de 10 de Enero, por el que se aprueba la norma de calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo ibérico.

Se determinan cuatro colores para identificar la calidad del producto, que se sustancia en una brida (precinto inviolable, en la terminología del Real Decreto) de diferentes colores, que deberá asignarse en el propio matadero, y que deberá conservarse en cualquier producto derivado (loncheados u otros), para asegurar la trazabilidad.

Hay tres características a las que hay que atender para definir la adscripción a uno u otro color: la raza, el manejo y la alimentación. De acuerdo a las condiciones de cada una de estas características, se definen cuatro categorías, cada una de ellas asociada a un color. Estas categorías son las siguientes:

– Negro: De bellota 100% ibérico.
– Rojo: De bellota ibérico.
– Verde: De cebo de campo ibérico.
– Blanco: De cebo ibérico.

Negro y Rojo exigen el manejo en montanera de dehesa, con alimentación de bellota. La diferencia es que el Negro debe proceder de animales de raza pura ibérica (de acuerdo a los correspondientes registros genealógicos). Esto significa una pureza del 100% de raza ibérica, con progenitores también con el 100% de pureza racial.
Tienda de venta al público de Julián Martín.
(JMBigas, Agosto 2014)

Para la denominación genérica Ibérico, se aceptan cruces con la raza Duroc, con ciertas limitaciones. Deberán ser animales con al menos el 50% de pureza de la raza porcina ibérica. Como ejemplo, una pureza del 75% de ibérico se obtiene a partir de hembras 100% pura raza ibérica, con machos procedentes de padres 100% raza Duroc y madres 100% raza ibérica. Un 50% de pureza se obtiene por el cruce de hembras 100% raza ibérica y machos 100% raza Duroc.

El porcentaje preciso de raza ibérica (siempre igual o mayor al 50% para poder utilizar la denominación Ibérico) deberá constar claramente como información al consumidor.

La denominación de bellota, común a Negro y Rojo, tiene que ver con el manejo de los animales. Para ello, resulta ilustrativo ver la definición que el propio Real Decreto da de Dehesa y Montanera:

Dehesa, es el área geográfica con predominio de un sistema agroforestal de uso y gestión de la tierra basado principalmente en la explotación ganadera extensiva de una superficie continua de pastizal y arbolado mediterráneo, ocupada fundamentalmente por especies frondosas del género Quercus (mi nota: básicamente encinas o alcornoques), en la que es manifiesta la acción del hombre para su conservación y perdurabilidad, y con una cubierta arbolada media por explotación de, al menos, 10 árboles por hectárea de dicho género en producción.

Montanera es el régimen de alimentación de los animales basado en el aprovechamiento de los recursos de bellota y pastizal propios de la dehesa en España y Portugal.

Se restringe también el número de animales por hectárea, de acuerdo a la superficie arbolada, entendiendo por tal el porcentaje de superficie que supone la proyección de las copas de los árboles sobre el total del terreno. En un Anexo del Real Decreto se define que para una superficie arbolada, por ejemplo, superior al 35%, se acepta 1,25 animales por Hectárea. 

La denominación de bellota se reserva para productos procedentes de animales sacrificados inmediatamente después del aprovechamiento exclusivo de bellota, hierba y otros recursos naturales de la dehesa, sin aporte de pienso suplementario. La finca o parcela donde se realice la montanera deberá estar identificada como tal en el SIGPAC (Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas). La entrada de los animales a la montanera (con peso medio del lote entre 92 y 115Kg), deberá producirse entre el 1º de Octubre y el 15 de Diciembre, fijándose para el sacrificio el período entre el 15 de Diciembre y el 31 de Marzo. La reposición mínima en montanera será de 46 Kg, en más de 60 días. La edad mínima al sacrificio será de 14 meses, y el peso mínimo de la canal será de 115Kg (salvo para los ejemplares 100% ibérico, en que será de 108Kg).

La denominación cebo de campo se reserva al manejo en instalaciones extensivas al aire libre, pudiendo tener parte de la superficie cubierta, y alimentación de pienso, con edad mínima al sacrificio de 12 meses, mientras que la de cebo sería para el manejo de los animales estabulados, con alimentación de pienso y edad mínima al sacrificio de 10 meses.
Tienda de Entresierras, en la calle Filiberto Villalobos, 183.
(JMBigas, Agosto 2014)

Con definiciones tan finamente ajustadas, no me extrañaría que acabáramos viendo, a medio plazo, jamones sin más adjetivos que una marca prestigiosa, para los que el consumidor avisado esté dispuesto a pagar un elevado precio, conocedor de su excelente calidad. Como pasa con algunos vinos, por cierto.

Me contaba Julián que, incluso en la montanera, hay que forzar a los cerdos a realizar ejercicio, colocando, por ejemplo, el agua para beber, alejada de donde están las bellotas. El ejercicio es imprescindible para conseguir una óptima infiltración de la grasa en el músculo.

El proceso de elaboración de los jamones también está regulado en este Real Decreto. Se definen estas cuatro fases: salazón, lavado, post-salado y curación-maduración. El tiempo mínimo de elaboración será de 600 días para piezas de menos de 7Kg, y de 730 días para las mayores. Para las paletas, el tiempo mínimo de elaboración será de 365 días.

El peso mínimo del jamón ya elaborado y etiquetado será de 5,75Kg (3,7Kg las paletas) para las piezas ibéricas 100%, y de 7Kg (4Kg las paletas) para las ibéricas.

Según me contó Julián, la zona de Guijuelo es un centro de sacrificio y procesamiento para otras regiones. Así, muchos animales criados en Extremadura y Andalucía son conducidos a Guijuelo, donde son sacrificados y se realiza el procesamiento de los jamones, que luego son llevados a sus regiones de origen, para el proceso de curado y maduración. El curado en zonas más cálidas requiere de una mayor exposición al salado (día y medio en lugar de un día para las que se curan en la propia zona de Guijuelo).

Veremos si la implantación de este nuevo marco legislativo produce una clarificación de este mercado tan expuesto a picarescas y piraterías. En el futuro deberíamos ver unos niveles de precios más o menos definidos para cada uno de los cuatro colores previstos para los jamones ibéricos. De este modo, el consumidor deberá conocer al detalle el producto que elija comprar.

Aunque, como es habitual, la nueva legislación no es plato de gusto para todos los actores de este sector: mientras a unos les complace, otros piensan que ha sido hecho a la medida para sus rivales o competidores.



Mi última visita en Guijuelo fue a la tienda de Entresierras (Jamones ALHER, S.L.), también en Filiberto Villalobos, en el número 183. Allí venden sobres de jamón ibérico de bellota de 150 gramos, loncheado a máquina, a un precio de 7 Euros.


En fin, valga esta historia al hilo de mis visitas en Guijuelo, para ilustrar la confusión cierta de este mercado y el totus revolutum reinante. A río revuelto, ganancia de pescadores.

JMBA