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lunes, 17 de enero de 2011

Barcelona. El Park Güell

Recuerdo, entre tinieblas, que debí estar una vez en el Park Güell de Barcelona siendo un niño de no más de tres o cuatro años. Y eso que, por entonces y hasta mucho más tarde, yo vivía en Barcelona.
Dragón (lagartija) junto a la escalinata de acceso
(JMBigas, Enero 2011)

El pasado Día de Reyes por la mañana, conseguí unas horas libres y las dediqué a visitar, de nuevo, el Park Güell. A las diez de la mañana, en que tomé el autobús 24 en el Paseo de Gracia, me invadíó la muy agradable sensación de que la ciudad era totalmente mía. Aparte de cuatro guiris insomnes, entre los que me incluyo, a nadie más se veía por la calle.

Lo que hoy conocemos como Park Güell fue, a principios del siglo XX, un proyecto inmobiliario fallido. Eusebi Güell, rico empresario y miembro de una influyente familia de Barcelona, compró dos fincas en la Montaña Pelada (hoy Turó del Carmel): can Muntaner de Dalt y can Coll i Pujol. Su idea era convertir esa propiedad, de más de 17 hectáreas, en una ciudad-jardín residencial al estilo inglés, donde deberían haberse construido hasta unas 60 residencias unifamiliares.

Güell le encargó a Gaudí que urbanizara ese trozo de montaña con ese fin. Sin embargo, pronto se vió que el proyecto no llegó a sus destinatarios naturales, que entendieron que esa zona estaba demasiado alejada del centro de la ciudad. Al final, únicamente se llegaron a construir dos casas en la finca: la Casa Trias, en lo más alto del parque, y la que actualmente es la Casa-Museo Gaudí, donde residió el arquitecto una veintena de años (entre 1906 y 1926).

Fracasado el proyecto inmobiliario, la zona terminó en manos del Ayuntamiento de Barcelona, que lo convirtió en un parque de dominio público. Podéis leer una historia mucho más completa en la Wikipedia.
Edificio de cuento de hadas, a la entrada del parque
(JMBigas, Enero 2011)

Antonio Gaudí desplegó en la urbanización del parque sus mejores ideas y técnicas, y hoy todos podemos visitarlo sin ningún coste (no se cobra entrada por la visita al Park Güell). Vale la pena una visita, que se puede realizar bastante completa en no más de un par de horas.

Lo que hay que tener en cuenta, para los visitantes que no conozcan mucho Barcelona, es que el Park Güell está relativamente alejado del centro de la ciudad, por donde se mueven mayoritariamente los turistas. Este (pequeño) inconveniente se puede resolver recurriendo al transporte público. Para empezar, el llamado Bus Turístic tiene una parada cercana a la entrada al Park Güell. El Bus Turístic es un autobús de dos pisos (con el superior descubierto), que tiene un único billete y tres rutas diferentes. La ruta azul tiene una parada en la travesera de Dalt, junto a la calle Larrard. Podéis ver más información sobre ello en la web del Bus Turístic.

El pequeño inconveniente que tiene esta aproximación (al igual que la solución via la estación del Metro Lesseps), es que desde la zona de Travesera de Dalt hasta la entrada principal del parque, en la calle Olot, hay que remontar una empinada y prolongada cuesta, por la calle Larrard o alguna de sus paralelas. A su vez, se entra al parque por su zona más baja, y todo el recorrido, de ahí en adelante, es hacia arriba de la montaña.

Una aproximación más descansada pasa por acceder al parque por su entrada secundaria, en la carretera del Carmel, que está cercana a su zona más elevada. Para llegar hasta allí se puede utilizar alguno de los autobuses urbanos con destino El Carmelo. En particular, el número 24 procede del Paralelo, y se puede tomar en la Plaza de Cataluña o a cualquier altura del Paseo de Gracia. Desde esa entrada, la mayoría de atractivos del parque se descubren descendiendo por la montaña. Al final de la visita, saldremos del parque por lo que es su entrada principal, en la calle Olot. Desde allí, una suave pendiente hacia abajo nos llevará hasta la travesera de Dalt, donde tomar de nuevo el 24 hacia el centro, o acercarnos hasta la estación del Metro Lesseps, no muy lejana.
Uno de los rosetones de la sala hipóstila
(JMBigas, Enero 2011)

La parte central del Park Güell lo constituye la llamada Plaça de la Natura, una gran plaza con muy hermosas vistas de la ciudad de Barcelona, debajo de la cual está la sala hipóstila, sostenida por 86 columnas dóricas, que se diseñó para ser utilizada como plaza del mercado de esa urbanización que nunca llegó a florecer. La plaza central está rodeada por un banco curvo (dicen que en forma de serpiente) de formas caprichosas y totalmente recubierto de quebradizo multicolor, que habitualmente asociamos automáticamente con Gaudí.

Desde la plaza central, el arquitecto diseñó diversos viaductos para poderse mover por toda la zona. La idea es que no quería modificar la orografía original de la montaña, mover tierras o cambiar las pendientes, por lo que todos esos caminos están trufados de puentes y semitúneles, casi siempre con esas estupendas columnas inclinadas de piedra, a menudo con capiteles singulares. De hecho, en el llamado Viaducto de las Jardineras (hacia la derecha desde la entrada secundaria), en la zona alta del parque,  hay efectivamente columnas de ese tipo en que los capiteles se convierten en imaginativas jardineras. Junto a la plaza central, hacia la izquierda, en el llamado Viaducto del Algarrobo, hay un paseo cubierto con columnas inclinadas y una bóveda envolvente, que da la sensación auténtica de encontrarse dentro de una ola del mar.

En muchos rincones hay balconcillos desde los que se tienen buenas vistas de las zonas inferiores y de la ciudad de Barcelona, siempre con celosías hechas de piedra también. Y también bancos de piedra, realizados con la misma técnica.
Detalle del banco serpiente de la plaça de la Natura y
principio de un viaducto lateral, con una bóveda
que remeda el interior de una ola.
(JMBigas, Enero 2011)

La residencia donde vivió Gaudí durante tantos años se puede visitar (se cobra una entrada) porque se convirtió en la Casa-Museo Gaudí, donde se han podido reunir piezas de mobiliario originalmente diseñadas por Gaudí, de modo que se revive el ambiente de la casa como debió ser cuando vivía ahí el arquitecto. Hay, además, una tienda de souvenirs.

Prácticamente todos los visitantes del Park Güell pasan en algún momento por la Plaça de la Natura. Es por ello que, junto a ella, está el restaurante autoservicio, y la plaza misma está habitualmente tomada por los vendedores ambulantes (e irregulares) que tienen a la venta toda clase de recuerdos más o menos alusivos. Si en algún punto del horizonte se distingue la patrulla de los Mossos d'Escuadra, no os sorprendáis de ver que los vendedores recogen todo su puesto en un momento y desaparecen, reapareciendo más tarde, cuando no hay moros en la costa.

Sin duda, la zona más fotografiada del Park Güell es la cercana a la entrada principal. A ambos lados de ella hay dos pequeños edificios (pensados para la conserjería y los servicios de la urbanización) que parecen extraídos de un cuento de hadas. Y, frente a la entrada, está la escalinata de acceso, junto a la que se encuentra el famoso dragón (o, más bien, lagartija) multicolor. Acostumbra a haber lista de espera para realizarse una foto junto al bicho.
Plano de situación del Park Güell
(Fuente: parkguell.es)

En resumen, el Park Güell es un enclave de la ciudad de Barcelona que bien merece la visita. Todo el arte de Gaudí está desplegado ahí al aire libre en lo que debió haber sido la ciudad-jardín para la residencia de los más potentados de la ciudad, pero que, seguramente, se adelantó a su tiempo y no fue del gusto de sus coetáneos.

Os he preparado una completa colección de casi 90 fotografías de los diferentes enclaves del parque, a la que podéis acceder desde aquí.

Y también podéis seguir esta visita en la videocrónica que os incluyo, de poco más de 6 minutos de duración. La banda sonora es la original y los comentarios son los que realicé durante la propia grabación.


JMBA

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