Cuba está estos días en la prensa y en las tertulias, porque parece que el régimen cubano está buscando algo de oxígeno político. Ha liberado a algunos presos de conciencia (o presos políticos, según lo queramos ver). Muchos tienen que exiliarse a España, con sus familias. Y otros, ya veremos.
Yo creo que en estos tiempos el régimen cubano se está enfrentando a la necesidad de una evolución política y económica en alguna dirección. Sospecho que nadie se cree hoy ahí que el régimen pueda perpetuarse a sí mismo tal y como se ha venido presentando en los últimos años.
La historia de la Cuba actual empieza el 26 de Julio de 1953, cuando un grupo de guerrilleros revolucionarios asaltó el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, provincia de Oriente. Este grupo estaba liderado por Fidel Castro. Los revolucionarios fueron detenidos o directamente masacrados por el ejército de Fulgencio Batista. Batista, en la mejor tradición exterior de los Estados Unidos, era un HdP, pero era "nuestro HdP" para los norteamericanos.
(Asalto al Cuartel Moncada. Fuente: http://enjusticiaglobal.wordpress.com/)
En la época de Batista, Cuba se convirtió en el casino y el burdel de los Estados Unidos. Un paraíso tropical, muy cercano a los Estados Unidos, pero fuera de su territorio nacional. Era la elección perfecta a ese fin.
El origen de ese movimiento revolucionario era básicamente nacionalista y burgués. El aroma comunista sólo le vino después de tomar el poder, cuando la táctica diplomática obligó al nuevo régimen a establecer alianzas estratégicas con los enemigos de sus enemigos, es decir, con la Unión Soviética.
Fidel consolidó su liderazgo de la revolución a partir del alegato "La Historia me Absolverá" que pronunció ante el Tribunal que le juzgaba por el asalto al cuartel Moncada, en Octubre de 1953.
Batista y sus padrinos infravaloraron la capacidad bélica y revolucionaria de ese grupo, y los amnistió.
Finalmente, la Revolución triunfó el 1º de Enero de 1959, y Fidel Castro se convirtió en el presidente (casi) vitalicio del país. Algunas de las primeras leyes promulgadas, como la Ley de Reforma Agraria, afectaron a los intereses estadounidenses en la isla. Por ello, Eisenhower desató un programa que, sin intervención del ejército norteamericano, llevara a la invasión de la isla, y a la sustitución de Fidel por algún otro HdP "nuestro". Pero la invasión de la bahía de Cochinos y algunas otras acciones fracasaron estrepitosamente.
Finalmente, la Revolución triunfó el 1º de Enero de 1959, y Fidel Castro se convirtió en el presidente (casi) vitalicio del país. Algunas de las primeras leyes promulgadas, como la Ley de Reforma Agraria, afectaron a los intereses estadounidenses en la isla. Por ello, Eisenhower desató un programa que, sin intervención del ejército norteamericano, llevara a la invasión de la isla, y a la sustitución de Fidel por algún otro HdP "nuestro". Pero la invasión de la bahía de Cochinos y algunas otras acciones fracasaron estrepitosamente.
El programa norteamericano dió un salto adelante, y ya había previsiones de invasión de la isla por el ejército norteamericano. Krushev, el primer ministro soviético de la época, previno a Fidel de estos planes, y le propuso la instalación en Cuba de los famosos misiles balísticos. Estos fueron descubiertos por Estados Unidos en Octubre de 1962, y se desató una crisis a tres bandas, conocida por la Crisis de los Misiles (Crisis de Octubre, o Crisis del Caribe, según los países). Hay un artículo muy digerible en la Wikipedia sobre este tema (http://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_los_misiles_en_Cuba).
El embargo finalmente decretado a la isla por parte de los USA arrojó al régimen de Fidel a los brazos de la Unión Soviética, que fue su aliado hasta que desapareció como tal del mapa geopolítico mundial.
Yo estuve en Cuba en 1984, cuando todavía había bastantes asesores soviéticos en la isla. Como nos juntábamos con frecuencia un grupito de catalanes, y hablábamos en catalán entre nosotros por las calles, la reacción de los cubanos era inicialmente de cierto temor, tomándonos por soviéticos. Cuando aclarábamos la situación, debo decir que la amabilidad y apertura de los cubanos era para destacar, especialmente de los colegiales, menos constreñidos a hablar con extranjeros por la presión del régimen.
Había por entonces en La Habana sólo un par de auténticos restaurantes occidentales (también había alguno vietnamita y así) que eran Floridita y La Bodeguita del Medio. El cambio oficial del peso cubano era de 1 US$ = 0,8 Pesos Cubanos, aunque en la calle, tomando algunas precauciones, se podían cambiar dólares en pequeñas cantidades (tampoco había dónde gastar los pesos) en una proporción absolutamente inversa, de 1US$ = 4 ó hasta 5 pesos cubanos. Tomamos algo en La Bodeguita, y un día comimos en Floridita. Tuvimos que lidiar primero con el portero, que era un auténtico diablillo de Maxwell, sólo que arbitrario. En principio, impedía el paso a los cubanos, y dejaba pasar a los extranjeros, pero algún español de los que viajaba con nosotros se vió impedido el paso. Luego vino la lucha con el maître (el capitán), porque no teníamos reserva (a pesar de que todas las mesas estaban libres en ese momento). Pero conseguimos finalmente sentarnos a comer.
Había dos cartas que te daban a escoger, en dólares o en pesos, que aplicaba un cambio semioficial de uno a uno. Los primeros días en la isla, cuando fuimos a Floridita, todavía no teníamos claras las reglas del juego y escogimos la carta en dólares. Más adelante, en Varadero, en la antigua mansión Dupont (que era el único restaurante real que había) escogimos la carta en pesos. La comida, nos costó, claro, mucho más barata. Unos días en la isla nos convenció de que no había reglas.
Al menos en La Habana y en Santiago de Cuba había una tienda donde se podía comprar de todo con dólares. Eran la Diplotienda de La Habana, y el Cubalse de Santiago. Allí te podías encontrar turistas, diplomáticos, u oficiales del ejército cubano manejando fajos de dólares. Comprando perfume o champán francés, puros Cohiba y cosas así. Resultaba un poco desconcertante.
En otra ocasión contaré más anécdotas de ese viaje.
Ahora, para terminar, veamos qué evolución puede tener Cuba en los diez o veinte próximos años. Como todo régimen autoritario, se ha ido comiendo a sus propios hijos. Todos los que en su momento podían hacer sombra a los Castro eran apartados más o menos violentamente de la política activa. Y ello provoca hoy que los dos hermanos, ya octogenarios, no tengan a punto ninguna renovación generacional con la capacidad, quizás, de perpetuar el régimen. Por tanto, no tendrá más remedio que evolucionar, ¿pero en qué dirección?.
En los últimos treinta y cinco años hemos asistido a tres evoluciones significativas del régimen en otros tantos países. La primera fue la transición política en España, modélica desde muchos puntos de vista. La segunda fue el desmantelamiento del régimen todopoderoso soviético, y la toma de la Rusia postsoviética por las diversas mafias que, de hecho, han sustituido al Estado.
La tercera evolución es la de China (un país, dos sistemas), con la integración (que no absorción) de Hong Kong y Macao en los noventa. Manteniendo el Estado con todo su sistema represor, pero introduciendo progresivas liberalizaciones en el entorno económico, que han convertido a China en un gigante mundial de las exportaciones, y que posee más de medio billón de dólares de deuda estadounidense. Con graves temas pendientes en el capítulo de libertades públicas, de democracia política y de derechos humanos. Pero, sin duda, un escenario más clarito que la espesura de la época de la Revolución Cultural y del Gran Timonel.
Claro, China es un país gigante, y muy poblado, mientras que Cuba es una isla a pocas decenas de kilómetros del territorio continental estadounidense, donde residen los principales enemigos del régimen de Cuba, que son los lobbies cubanos, muy poderosos, que representan básicamente los intereses norteamericanos afectados en los primeros años de la Revolución. Cualquier exportación del modelo chino a Cuba debería hacerse con un nivel enorme de mutatis mutandi, lo que convertiría la evolución en un laberinto.
Una transición a la española no parece probable, aunque creo que sería deseable. Pero faltan (o, al menos, desde el exterior no los conocemos) las fuerzas que pudieran liderar un tal movimiento. Si el Estado actual se colapsara, estaríamos ante un escenario parecido al de Rusia con sus mafias. Los friedmanitas de la Escuela de Chicago y adalides del capitalismo del desastre saltarían a lomos de la isla como una plaga de langosta, los lobbies cubanos de Miami serían las nuevas mafias, y la población cubana viviría otro retroceso más en su calidad de vida. Para ilustrar esta perspectiva, ver Naomi Klein, La doctrina del shock (¡¡gracias, George!!)
La tercera vía, la china, digamos, puede ser posible. De hecho, el desarrollo de una incipiente industria turística en los últimos años ya ha obligado a buscar socios internacionales, y, de hecho, acaba configurando un país y dos sistemas. O genera islas dentro de la isla, que es por donde se mueven los turistas en un ecosistema preparado para ellos. Pero yo no he visitado la isla desde 1984, y no conozco la situación de los últimos años en primera persona.
En fin, creo que tenemos que ver evoluciones importantes en Cuba en la próxima década. Sé lo que me gustaría, pero no sé en qué dirección real se irán moviendo las cosas.
Cuba, a diferencia de algunos otros países vecinos, es un país donde no se ve miseria, pero sí una pobreza generalizada. En este sentido van un paso (o varios) por delante de otros países caribeños o centroamericanos.
Y eso, que es positivo, no debería perderse pase lo que pase.
JMBA
Cada tiempo tiene sus circunstancias y sus acciones. El problema de cuba será un retraso de décadas con respecto a países de su entorno (EEUU, México, Brazil, Panamá, Venezuela...). Indudablemente que su apertura será vista con optimismo por todo el mundo. Digo apertura porque no tiene sentido que Cuba siga encerrada en una burbuja que deja sin aire en su interior, que debilita y muere. El futuro de Cuba pasará por una economía en lo que es fuerte: el turismo, el tabaco, e incluso en la cultura, como la música, la literatura, el cine...
ResponderEliminarEspero vivir lo suficiente para visitar una Cuba libre.