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jueves, 21 de febrero de 2013

Mariano en el País de las Maravillas

Ayer, miércoles, tras escuchar el discurso inicial de Mariano Rajoy en el Debate sobre el Estado de la Nación, lo califiqué con un Notable, y hoy me ratifico en ello.
Mariano Rajoy, durante el Debate sobre el
Estado de la Nación.
(Fuente: que)

El Presidente y/o sus asesores, escogieron un hilo conductor para su discurso que no tenía pérdida. Empezaba por hablar él mismo del mayor drama nacional (los 6 millones de parados; así evitaba que otros se lo echaran en cara). Y continuaba negando que hubiera brotes verdes, pero adelantando algunos signos positivos de la economía (básicamente, la balanza comercial), que indicarían que los muchos sacrificios del 2012 podrían empezar a tener frutos jugosos en 2013 y siguientes.

Insistió en que había cumplido su deber, pero que eso le había impedido (de momento) cumplir sus promesas electorales, pero que a la Legislatura le quedan todavía tres años (un guiño a los que pidieron su dimisión), y tiempo habrá. Tal y como lo planteaba, se podía pensar que la agonía de 2012 no ha sido sino un paso atrás para tomar carrerilla con la que saltar el precipicio.

Adelantó nuevos paquetes de medidas, ya más dedicadas al fomento de la economía, a su crecimiento. Y se puso el primero para la lucha contra la corrupción, abriendo la mano a la colaboración con las demás fuerzas políticas.

En resumen, un discurso para el disfrute gozoso de su propio Grupo Parlamentario, con mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, que le aplaudió a rabiar y con el que ha intercambiado toda clase de zalamerías en la sesión matinal de este jueves.

Todo sería perfecto si ese discurso fuera únicamente para el consumo de sus propios partidarios, simpatizantes y votantes. Consiguió transmitir una sensación de fortaleza y decisión, que sin duda habrá reafirmado la sensación, en aquellos que le votaron, de que acertaron plenamente.

Lo que ocurre es que el Debate sobre el Estado de la Nación es una sesión de día y medio para todo el Congreso de los Diputados y, en general, para todos los ciudadanos. La cadena informativa 24 Horas de TVE, que retransmitió íntegramente el debate, consiguió récords de audiencia, y es que ya se sabe que el consumo de televisión de los parados es elevado.

Como le recordaron los portavoces de casi todos los demás grupos parlamentarios, dio la sensación de que Mariano Rajoy estaba describiendo otro país, y no esta España doliente, parada, deshauciada y falta de ilusiones y esperanza en la que vivimos todos los demás. Como una Alicia rediviva, dedicó hora y media a describirnos el País de las Maravillas.

Las intervenciones del resto de grupos intentaron bajarle de su levitación y que volviera a pisar esta tierra sangrante, pero con éxito desigual.

Rubalcaba, por su parte, y contra lo que en él acostumbra a ser habitual, tuvo un discurso desordenado y deslabazado, donde daba la sensación de que quería decir demasiadas cosas para el tiempo que tenía. Además, Rubalcaba es el Secretario General (muy discutido internamente) de un partido que está intentando cruzar el desierto pero que, de momento, sólo está masticando arena. Su fuerte implicación en los gobiernos de Zapatero, y su larga trayectoria en el Partido Socialista le pasaron factura. Rajoy y/o sus asesores, estuvieron hábiles, y le regañaron por no haber hecho cuando estuvo (recientemente) en el poder todo lo que ahora propone. Además, aunque la historia ya sea antigua, el PSOE sí fue condenado en firme por temas de corrupción, mientras que el PP, incluso apestando como apesta a BárcenasGate o, en su época, a Naseiro & Co. nunca ha sido condenado en firme (por lo menos hasta ahora).

Rubalcaba quedó prácticamente desarmado para ejercer de oposición. Además, el mismo día, al secretario general del PSC, Pere Navarro se le ocurrió (¿a propósito, coincidiendo con el Debate?) pedir, en un acto público, la abdicación del Rey.

Y poco importa lo que dijeron los demás portavoces, todos ellos muy alejados de cualquier posibilidad de tocar poder a nivel estatal en un próximo futuro. Desde luego, a Rajoy no le importa nada y siempre reacciona como transmitiendo el mensaje de "no dirían eso si pesara sobre sus hombros la responsabilidad que pesa en los míos".

Los nacionalistas catalanes y vascos sí son otra historia, porque ocupan los respectivos gobiernos en sus Comunidades Autónomas. Pero eso también les hace débiles, pues no pueden rebotarse contra muchas de las medidas crueles tomadas por Rajoy, porque ellos hacen lo mismo a nivel regional (el caso de Duran i Lleida fue así de claro). Lógicamente plantearon las cuestiones territoriales, pero Rajoy (y/o sus asesores) ya se había encargado de dejar el tema prácticamente zanjado en su discurso inicial. Aparte de tenerse que tragar otra regañina porque "alguien que entra en mi despacho y me dice: Esto es lo que hay, ¿lo tomas o lo dejas? Usted comprenderá que..." y ya se pasó a una discusión estéril sobre las diversas versiones de esa reunión de Artur Mas con Rajoy en La Moncloa.

En resumen, el Debate sobre el Estado de la Nación no ha aportado casi nada a los ciudadanos de este país, ya que ha sido básicamente un ejercicio de autocomplacencia (inteligentemente planteado, eso sí) de Mariano Rajoy y el Grupo Popular. Rajoy quiso reinventarse y creo que lo consiguió. El Debate le ha dado alas a Rajoy para seguir en la Presidencia del Gobierno los próximos (casi) tres años con total legitimidad y ha acabado de hundir al principal partido de la oposición, que debería tomar medidas muy rápidamente para intentar recuperar el crédito que alguna vez tuvo entre una buena parte de los españoles.

Rajoy 2 - Oposición 1. Un gol que, a pesar de todo, tiene su mérito pues se marcó en campo contrario. Sólo la Izquierda de Cayo Lara y la UPyD de Rosa Díez parecen estar recaudando algunos de los votos desencantados del Partido Popular. Bueno, y en Catalunya Ciutadans (por su aparente sensatez) y Esquerra Republicana que, pronto, casi monopolizará el voto independentista. 

Mañana es viernes de nuevo, Viernes de Dolores, y asistiremos a una nueva Rueda de Prensa de la vicepresidenta (encantada y feliz durante toda la sesión del Debate) para informar sobre la nueva batería de medidas que toque esta vez.

Rajoy ya se ha convertido en el sastre de todos los españoles: Cada vez que toma medidas nos estruja lo que no suena a todos los ciudadanos. Pero los partidarios del PP y de Rajoy quedaron anestesiados con el Debate sobre el Estado de la Nación, y a ellos les dolerá menos.

JMBA

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