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martes, 20 de noviembre de 2012

Viaje a la Galicia Interior 3 - Cañón del Sil, Ribeira Sacra, Monforte de Lemos

Era sábado, 18 de Agosto, y ese día residía en Orense capital, y tenía previsto realizar una excursión por la Ribeira Sacra, visitando alguna bodega y navegando por el Cañón del Sil.
Uno de los catamaranes de la Diputación de Lugo,
en el embarcadero de Doade.
(JMBigas, Agosto 2012) 

Había consultado exhaustivamente por Internet los servicios de navegación, pero debo decir que las informaciones eran a menudo confusas: de algunos horarios no quedaba claro si eran sólo de temporada, o sólo de fin de semana, y la situación de los embarcaderos (ver mi nota sobre el uso del GPS por Galicia) no quedaba bien definida sin posible error.

Quería visitar una bodega señera de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, en las riberas del Sil,la Ponte da Boga, en Castro Caldelas (Ourense), pero no disponía de las coordenadas concretas y era consciente de que la información que le había introducido a mi GPS podía resultar confusa.

Me planteé la posibilidad de contratar una excursión organizada para el día, por ejemplo con Viajes Pardo, pero al final preferí aventurarme al descubrimiento por mi cuenta, con mi propio coche.

Salí, pues, de Ourense, prontito por la mañana, tras un correcto desayuno en el buffet del hotel (el Princess, como ya he contado), sin tener las cosas muy claras. Mis únicas indicaciones para el primer movimiento eran hacia Castro Caldelas (una población de cierta relevancia comarcal, con unos 1.500 habitantes) y luego hacia abajo, a las orillas del Sil, donde debería haber un embarcadero desde el que no tenía claro qué podría ofrecerme.

Hasta Castro Caldelas, el recorrido no tenía muchas dificultades. Por la carretera provincial OU-536 pasé por algunos pueblos como O Pereiro de Aguiar y Esgos. Esa mañana de sábado, el centro de Castro Caldelas estaba tomado por el mercado callejero. No paré (ya que serían las diez, quería visitar la bodega y llegar al presunto embarcadero no más tarde de las once, de acuerdo a las informaciones incompletas de que disponía). Por entre los puestos del mercado, conseguí pasar con el coche hacia la carretera (una sucesión de curvas en fuerte pendiente descendente) que lleva hasta las orillas del río Sil. A mitad de camino, el GPS me quiso llevar por algunas desviaciones que me parecieron impracticables, persiguiendo la bodega que le había programado. Pero como no vi señalización alguna que reforzara esas indicaciones, desistí de visitarla y seguí camino abajo hasta el nivel del río.
Navegando por el Cañón del Sil, entre viñedos en
terrazas de fuertes pendientes.
(JMBigas, Agosto 2012)

En una zona habilitada para ello, paré el coche junto al Sil y, afortunadamente, había algunos otros coches también detenidos allí, y conseguí que me indicaran el corto camino hasta el embarcadero de Doade. Efectivamente, el embarcadero está ya en la provincia de Lugo, y para llegar a él se sigue la carretera (que lleva hasta Monforte de Lemos), se cruza el río Sil por el llamado puente de Doade, y el embarcadero está a continuación. Para facilitar vuestra visita, las coordenadas del embarcadero de Doade son las siguientes: 42,42019722ºN y 7,44322777ºO.

El embarcadero de Doade consta de un pequeño edificio donde hay un bar, junto al que se dispone de una docena de plazas para aparcar el coche en batería. Cuando llegué (serían las diez y media de la mañana), el bar (y todo lo demás) estaba cerrado, aunque había algunos visitantes rondando por los alrededores. Pegado en una verja, un papel (parecía) informar de que a las 11.15 había ese día un servicio de crucero por el Cañón del Sil en catamarán.

En la mutua confianza de que todos los que estábamos allí íbamos a lo mismo, decidí esperar un poco, a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. Me daba cierta tranquilidad el hecho de que, en el pantalán del embarcadero, había dos catamaranes atracados, uno mayor que el otro. Para añadir algo de confusión, un hombre con una furgoneta ofrecía un servicio de navegación alternativo, en un barquito más pequeño, que estaba atracado en un pantalán al otro lado del río (en la provincia de Ourense).

Algo antes de las once, aparecieron tres funcionarios de la Diputación de Lugo (que es quien presta ese servicio de navegación), un hombre y dos chicas. Abrieron uno de los almacenes del nivel inferior, sacaron una mesa y un par de sillas, y empezaron el proceso de venta de billetes. Efectivamente, habría un crucero de un par de horas por el Cañón del Sil, que tenía prevista su salida a las 11.15.

Leyendo de un cuaderno manuscrito, empezaron por llamar por su nombre a los que habían realizado una reserva por Internet (¡¡¡???). Algunos estaban y otros no. A cada grupo le fueron vendiendo los correspondientes billetes para la travesía (9,50 Euros, con alguna rebaja para los niños y para la tercera edad). Terminada la revisión de reservas, empezó el proceso para el resto del público presente, en un orden que se inventó sobre la marcha, pues no se había constituido ninguna cola en condiciones. De hecho, hubo alguna trifulca por ello, por parte de alguna de esas personas que puede desgañitarse sin límite tratando de defender sus (insignificantes y dudosos) derechos.

Había sitio para todos, sin problema, y la excursión no empezaba hasta que todos tuviéramos el correspondiente billete y hubiéramos subido a bordo, por lo que esas disputas eran simplemente inútiles. En un cierto momento, una de las chicas le indicó al hombre que hoy saldremos con el (catamarán) grande. Todo el proceso transmitía la sensación de un cierto desorden repetido indolentemente en el tiempo.

En el catamarán había sitio sobrado para todos, de modo que no había ningún problema en desplazarse por su interior, buscando el mejor ángulo para las fotografías que quisieras tomar. La travesía fue una auténtica gozada. El río Sil se mueve en el interior de un Cañón de empinadas laderas. Pero en muchas zonas de esas laderas de fuertes pendientes, se cultivan viñedos de la D.O. Ribeira Sacra, en lo que coloquialmente se conoce como viticultura heroica. Acceder a esas terrazas con pendientes a menudo superiores a los 45 grados para atender a las viñas, o para la vendimia, resulta difícil de imaginar. Pero algunos caminos recorren las laderas, en zigzag, de modo que a menudo hay un camino junto a la parte alta de uno de los viñedos, o también por la parte baja. De repente puede verse una furgoneta (o incluso un tractor) aparentemente colgado sobre el vacío, junto a los viñedos.
Alguna parcela tiene hasta raíles, para facilitar el
transporte de los racimos en la vendimia.
(JMBigas, Agosto 2012)

En algunas parcelas se han dispuesto unos pequeños raíles que la recorren de arriba abajo. De este modo, es posible movilizar algún sistema de vagonetas que facilite el acceso de los racimos recién cortados hasta uno de los caminos periféricos, a donde puede acceder un vehículo motorizado, para realizar con más comodidad el resto del trayecto hasta la bodega.

El cauce del Sil en toda esa zona está totalmente regulado por diversas presas, por lo que la navegación es absolutamente plácida. Pero en algunos años de mucha sequía, ha habido que suspender el servicio de navegación en catamarán, por no disponer de suficiente margen de profundidad para la seguridad del trayecto.

En algunas zonas, las laderas son más rocosas y no hay viñedos. Pero la erosión del tiempo ha creado en las rocas formas caprichosas, como algunas caras que podemos pensar que son los Guardianes de Piedra del Cañón del Sil.

Durante todo el trayecto en el catamarán, no hay comentarios sobre el paisaje por el que se discurre, y la megafonía del barco (suponiendo que exista) permanece muda.

A la vuelta al embarcadero, ya pasada la una de la tarde, el bar de la planta superior estaba abierto y, aparte de visitar los sanitarios, se podía tomar algún piscolabis, sandwich o refresco, así como comprar algunos vinos de la Ribeira Sacra, a la venta en el establecimiento.

Desde allí seguí camino, por la misma carretera, hacia Monforte de Lemos. En la subida desde el nivel del río hay algunos lugares donde se puede estacionar el vehículo, y se dispone de unas maravillosas vistas sobre el Sil, el Cañón y las laderas plagadas de viñedos.

Monforte es una pequeña ciudad (unos 20.000 habitantes) cruzada por el río Cabe (un afluente del Sil). Muy monumental, en lo alto de la colina está el Monasterio de San Vicente del Pino, donde existe un Parador de Turismo. Quería visitar en Monforte la Casa do Viño, la sede de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, que dispone de una pequeña tienda y de una pulpería (restaurante) donde se puede comer. Está situada en la Rúa Comercio, en zona peatonal.

Aparqué el coche (tras dar varias vueltas) en el Campo San Antonio, al otro lado del río, a unos escasos cinco minutos andando de la Rúa Comercio. Ese sábado de Agosto, en Monforte de Lemos hacía un calor abrasador. Llegué a la Casa do Viño hacia las dos y cuarto de la tarde, pero la tienda estaba cerrada desde las dos, y no reabría hasta las cuatro y media. Para hacer tiempo (y para saciar el hambre, que a esas horas ya acuciaba), decidí comer en la propia Pulpería del lugar. Me ofrecieron un Menú del Día muy sabroso, a precio cerrado (creo recordar que a 10 Euros), que acepté. Pero les pedí acompañarlo con algún buen vino blanco de la Ribeira Sacra. Me ofrecieron una posibilidad muy imaginativa. De cualquiera de las cuatro variedades que servían por copas en la barra, me podían abrir una botella, servirme a voluntad, y al final de la comida me cobraban de acuerdo a lo que hubiera efectivamente bebido. Así pues, acompañé el menú con una botella de Blanco de Blancos de la Adega Ponte da Boga (que finalmente no había podido visitar), una mezcla deliciosa de uvas Godello y Albariño, con una pizca de Dona Branca.
El río Cabe (afluente del Sil) a su paso por
Monforte de Lemos.
(JMBigas, Agosto 2012)

Cuando terminé de comer quedaba todavía más de media hora hasta que abriera la tienda por la tarde, por lo que decidí pasear un poco por el centro. La apariencia de las calles, bajo un Sol inclemente y con un calor asfixiante, era de siesta total. Tuve que refugiarme en un bar refrigerado para tomar un café con hielo y dejar discurrir el tiempo.

Pasadas las cuatro y media, volví a la tienda de la Casa do Viño, donde pude comprar algunas botellas variadas de las diversas subzonas de la Ribeira Sacra, entre ellas una del Blanco de Blancos con el que había comido, y un tinto muy especial de la misma bodega, el Capricho de Merenzao, una oda a las uvas autóctonas que pueblan la Ribeira Sacra.

De vuelta hacia Ourense, tomé esta vez una ruta algo más al Oeste, el camino del Miño. Me detuve, cerca de Chantada, en la presa de Belesar, donde hay un pequeño club náutico que ofrece, creo, algún servicio de navegación turística por el Miño, aunque no conseguí aclararlo del todo. Pero sí pude deleitarme con más laderas tupidas de viñedos.

Ya en Ourense, visité el Centro Comercial Ponte Vella, desde el que se tiene una maravillosa panorámica de los puentes sobre el río Miño, pero eso ya os lo he contado en otra ocasión.

El domingo por la mañana levanté el campamento del hotel de Ourense, y mi destino para la noche era Viveiro, en la llamada mariña lucense, junto al Mar Cantábrico.
Presa de Belesar, sobre el río Miño, en Chantada (Lugo).
(JMBigas, Agosto 2012)

Quería, sin embargo, visitar otro embarcadero en el río Sil, del que también había leído algunas informaciones inconcretas, el Embarcadero de Santo Estevo, próximo al Monasterio y al Parador del mismo nombre. Este embarcadero está situado en el concello de Nogueira de Ramuín, bastante más al Oeste que el de Doade. No tiene propiamente zona de aparcamiento, pero es posible dejar el coche en los laterales de la rampa de acceso al nivel del río (coordenadas 42,40769166ºN y 7,6425972ºO). Está junto a la presa de San Esteban (Santo Estevo) sobre el río Sil.

Cuando llegué, pasadas las once de la mañana, había un par de chicas vendiendo billetes para una excursión de navegación en catamarán por el Cañón del Sil. Esta vez se trataba de una empresa privada (ligada a Viajes Pardo, con oficina en la calle Juan XXIII de Ourense) y el viaje resultaba algo más caro (14,50 Euros). Aunque la víspera ya había navegado en catamarán por el Sil, como ya estaba allí decidí aprovechar la ocasión para repetir experiencia.

Desde Doade se parte río abajo (hacia el Oeste), mientras que de Santo Estevo se va primero río arriba, hacia el Este. Los dos recorridos tienen una pequeña parte común, pero globalmente resultan bastante complementarios. Esta vez el catamarán era algo más pequeño, y había menos movilidad para escoger el emplazamiento para las mejores tomas. En tierra sólo reservé una plaza con mi nombre. Luego nos llamaron para el embarque en un cierto orden, y finalmente tuve que pagar el billete ya a bordo. Durante todo el recorrido de ida, por megafonía la misma chica que vendía los billetes fue comentando el paisaje por el que discurríamos, aunque, en general, se oía bastante mal.
Embarcadero de Santo Estevo (concello de
Nogueira de Ramuín)
(JMBigas, Agosto 2012)

No me arrepiento de haber realizado las dos travesías, aunque con una sola ya se hace uno una idea cabal de los paisajes que ofrece el Cañón del Sil.

De vuelta de la navegación, tomé un piscolabis (un sandwich caliente) en el bar del embarcadero y luego seguí camino hacia Lugo y Viveiro. Pero esa ya es otra historia, que os contaré en el próximo capítulo.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una completa colección de 56 fotografías, pinchando en la foto del embarcadero.

Cañón del Sil y Monforte de Lemos


También podéis ver un breve vídeo con imágenes impresionantes de la navegación por el Cañón del Sil y las laderas de fuertes pendientes llenas de viñedos.



JMBA

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