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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Indignación Popular: Mouseland

Estoy ya cansado de recibir, de forma repetitiva y reiterativa, correos repletos de mayúsculas de todos los colores, con propuestas a menudo descabelladas, que reportarían ahorros gigantes a las Arcas Públicas (nunca demostrados) y que evitarían tener que congelar las pensiones o bajar los salarios públicos. Básicamente, se proponen medidas en contra de lo que se entienden como privilegios de los políticos.
Ejemplo de los correos que cito.

La mayoría de esos correos carecen por completo de ningún tipo de rigor, y se limitan a ser gritos de indignación. Por ejemplo, decir que la desaparición del Senado supondría un ahorro de 2.500 Millones de Euros no es ni siquiera una aberración. Es, simplemente, falso.

Creo llegado el momento de retomar la fábula de Mouseland (Tierra de Ratones). Como os contaba hace unos meses, esta historia la explicaba el político socialdemócrata canadiense Tommy Douglas. En esencia, se trata de hacer ver que habitamos una Tierra de Ratones, donde los ratones (nosotros mismos) acudimos cada cuatro años a las urnas para elegir, una y otra vez, a gatos para que nos gobiernen. Cuando las cosas van mal, cambiamos de los gatos blancos a los negros (¿azules y rojos?), o incluso a los que son mitad blancos y mitad negros. Pero siempre los gatos desarrollan leyes buenas... ¡para los gatos!.

Según Tommy Douglas, a esa Tierra de Ratones llegó un día un ratón nuevo, que propuso que a partir de entonces se escogiera a un ratón para gobernar. Pero le llamaron comunista y le encarcelaron.

Al hilo de esa fábula, está circulando por Internet una propuesta que creo que merece un poco de atención. Tenéis su redacción actual aquí. Creo que el principio de funcionamiento que plantea es bastante correcto, si bien a la declinación detallada posiblemente haya que darle unas vueltas.

La propuesta es que cada vez que se convoquen Elecciones Generales (al menos, cada cuatro años), los votantes se enfrenten a una tercera urna, en la que deberían depositar su calificación a los gobernantes en el ejercicio anterior (de 0 á 10), en función de su grado de satisfacción con ellos.

Si la calificación global fuera de SUSPENSO, se emplazaría una nueva consulta de calificación para un año después. En la siguiente consulta, se pediría una calificación por separado de los diversos órganos del gobierno (Congreso de los Diputados, incluyendo a los miembros del Gobierno, Tribunal Constitucional, Consejo General del Poder Judicial y Consejo Económico y Social). Si la valoración general siguiera siendo inferior a 5 (suspenso), se aplicaría hasta la siguiente consulta la medida de limitar la cantidad máxima que cualquier persona pudiera recibir por herencia o donación a 5.000 veces el Salario Mínimo Interprofesional (con las cifras actuales, unos 38 Millones de Euros). Se entiende que el excedente de esta cantidad pasaría directamente a las Arcas Públicas. Se trata de un castigo a lo que más les duele a los gatos.
Juan Roig, Presidente de Mercadona.
(Fuente: biografiasyvidas)

Respecto a las instituciones que hubieran obtenido un suspenso, se cesaría de modo automático a todos sus miembros que hubieran tenido responsabilidad en su gobierno durante el período anterior, con incapacitación para ocupar cargo público y estando su patrimonio sujeto a posible revisión durante los 20 años siguientes.

Por el contrario, si la calificación fuera más elevada (aprobado, notable, sobresaliente), se podría arbitrar un escalado de forma que sus retribuciones en ese período se aumentaran en una cierta proporción, de acuerdo a la nota obtenida, como remuneración por haber conseguido la satisfacción de los ratones.

Con ello se le daría una mayor utilidad al voto, y con seguridad se podrían conseguir unas tasas de abstención mucho menores. Y también reduciría la frustración que le produce al ciudadano el votar a unos (sin ninguna convicción) solamente para sustituir a otros que lo hicieron muy mal o que gobernaron contra los ratones.

Me gusta el concepto, aunque desconozco su viabilidad y si se trata puramente de una visión utópica. Evidentemente, hay que trabajar y refinar los detalles. Echadle un vistazo a la propuesta, que resulta refrescante en esta época de lágrimas, penas y frustraciones.

Desde hace muchos años, el presidente (y dueño) de Mercadona, Juan Roig, acuñó una frase-eslógan para todos sus empleados: Vuestro Jefe es el Cliente. Toda una declaración de intenciones. Por cierto, en medio de la crisis general, extremadamente sensible en su sector de actividad, Mercadona aumentó su facturación un 6% en 2010 y su beneficio neto un 47%. Parece que esa dedicación rinde ganancias.

El objetivo es conseguir que todos los políticos (y funcionarios públicos) tengan grabado a fuego y marque toda su actividad diaria una frase del estilo de Tu Jefe es el Ciudadano. Los anglosajones engloban a todas esas categorías de una forma muy clarita: Public Servants (Servidores Públicos). Una simple denominación que define nítidamente cuál debe ser su orientación.

Gatos, trabajáis por y para los Ratones. No lo olvidéis.

JMBA

4 comentarios:

  1. JMB:
    Prefiero así, que tus columnas sean, como esta, algo más cortitas. Para mí que se puede decir lo mismo y que se lee mejor...
    Me ha hecho sonreir lo de los gatos blancos y negros (no sabía del tal Tommy). Es que en la fábula que me "leen" en casa de vez en cuando la elección que se me propone es entre Epi y Blas, que para el caso es lo mismo. Dado lo del tal Tommy, también podría ser entre Tom y Jerry...
    Dedicaré alguna neurona a refinar el tema y cuando lo tenga más afinado te daré un toque.
    Coy Antino

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  2. Se me olvidaba, lo de Epi y Blas va en el sentido de que ni siquiera son gatos sino que son los que los gatos ponen como si fueran gatos para evitar que los verdaderos gatos aparezcan... ¡qué mala leche, sobre todo si fuera, que es, cierto...!
    Coy Antino

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  3. Gracias por traer Mouseland a mi conocimiento. El mensaje de la fábula es sempiterno y cuesta trabajo creer que desde el inicio de los tiempos, no haya habido ratón que sobreviva en el púlpito de los gatos. Quizá en el proceso de aprendizaje todos acaben convertidos en felinos.

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  4. Ah claro, ahora comprendo lo de la solución propuesta. Ya recogen lo de la metamorfosis!

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