Estos días andamos todos entre la indignación contra el sistema y los políticos, la indignación contra los indignados, que han derivado a comportamientos claramente antidemocráticos, si no directamente delictivos, y la indignación contra algunos comportamientos de las Fuerzas de Seguridad, que se han excedido en violencia en algunos casos.
Tommy Douglas (1904-1986), político canadiense (Fuente: Metronews) |
Seguramente estamos pagando los efectos de un sistema democrático basado en políticos profesionales (es decir, personas cuyo primer trabajo ya fue político, y así hasta hoy), lo que les hace alejarse de la gran mayoría de los ciudadanos que tienen (tenemos) otro tipo de preocupaciones digamos más mundanas y cotidianas.
Al hilo de tanta indignación, creo pertinente recordar la figura de Tommy Douglas (1904-1986), un pastor baptista de origen escocés, que desarrolló toda su actividad política (de inequívoco signo social-demócrata) en Canadá, y muy especialmente en Saskatchewan. Esta provincia canadiense (de nombre impronunciable) limita al Sur con los Estados Unidos (Montana, Dakota del Norte), al Oeste con la provincia de Alberta (donde están las Montañas Rocosas), al Este con la de Manitoba y al Norte poco menos que con la nada (provincia de los Territorios del Noroeste). Su principal riqueza es la agricultura de los cereales (el 45% de toda la producción canadiense de trigo proviene de esta provincia) así como la minería (la provincia es el primer productor mundial de uranio). En 2004, dieciocho años después de su muerte, Tommy Douglas fue nombrado The Greatest Canadian (es decir, algo así como el canadiense más importante de todos los tiempos). Posiblemente su mayor contribución a la calidad de vida de los canadienses fue la implantación y desarrollo del sistema público de salud en Canadá.
Clarence Gillis (1895-1960), político canadiense (Fuente: Wikipedia) |
Para los cinéfilos, solamente decir que el actor Kiefer Sutherland es nieto de Tommy Douglas.
A los no canadienses, lo más significativo que nos ha llegado de este político son sus explicaciones sobre la fábula de Mouseland (Tierra de Ratones). Aunque originariamente utilizada por otro político canadiense llamado Clarence Gillis (1895-1960), que desarrolló su carrera principalmente en Nueva Escocia (en el extremo Este de Canadá), fue Tommy Douglas quien la popularizó.
De Tommy Douglas nos ha llegado un vídeo (de algo más de cinco minutos de duración) en el que desarrolla la fábula de Mouseland durante una alocución pública (calculo que por los años 30 o 40 del pasado siglo, hace setenta años, o quizá más). A pesar de lo añejo del documento, resulta extrañamente actual, y relevante para la situación de estos días. Os lo incluyo aquí, con subtítulos en castellano.
Os incluyo también la transcripción de la historia, que he tomado directamente del blog de Burguillero.
“Es la historia de un lugar llamado Mouseland. Mouseland era un lugar donde todos los ratoncitos vivían y jugaban, donde nacían y morían. Y ellos vivían de la misma manera que tú y yo lo hacemos. Incluso tenían un parlamento y cada cuatro años tenían elecciones. Caminaban rumbo a las urnas y votaban. Algunos hasta obtenían alguna ventaja, una ventaja que recibían cada cuatro años, como es lo normal. Tal como nos pasa a ti y a mí.
Y cada día de elecciones todos los ratoncitos acostumbraban a ir a las urnas y elegían un gobierno. Un gobierno formado por enormes y gordos gatos negros. Ahora bien, si pensáis que es extraño el elegir gatos siendo ratones, solo hace falta mirar la historia de Canadá en sus últimos 90 años -Y nosotros miremos la Española- entonces te darás cuenta que ellos -los ratones- no son más estúpidos que nosotros. No estoy diciendo nada en contra de los gatos, ellos eran buenos compañeros, conducían el gobierno dignamente, elaboraban buenas leyes, es decir, leyes buenas para los gatos. Y estas leyes que eran buenas para los gatos, no eran muy favorables para los ratones.
Una de las leyes decía, que la entrada a la ratonera debía ser tan grande como para que un gato pudiera meter su pata en ella. Otra ley decía, que los ratones solo podían moverse a ciertas velocidades, para que el gato consiguiera desayuno sin realizar mucho esfuerzo físico.
Todas estas leyes, eran buenas para los gatos, aunque para los ratones eran bastante duras. Y cuando los ratones lo tuvieron más y más difícil, y se cansaron de aguantar, dijeron de hacer algo al respecto. Entonces, fueron en masa a las urnas, votaron contra los gatos negros y eligieron gatos blancos.
Los gatos blancos lanzaron una campaña genial, dijeron: “todo lo que necesita Mouseland, es una visión de futuro”, y terminaron prometiendo “el problema de Mouseland, son las entradas redondas de las ratoneras, si ustedes nos eligen, las construiremos cuadradas”. Y lo hicieron, las entradas cuadradas eran el doble de las redondas, ahora el gato podía meter las dos patas y la vida para los ratones, se tornó más complicada.
Y cuando no pudieron soportarlo más, votaron contra los gatos blancos y pusieron a los negros de nuevo. Para luego regresar a los blancos y de ahí a los negros otra vez. Incluso trataron con gatos mitad negro, mitad blanco y lo llamaron coalición -pactos de la Moncloa-.
En su desesperación, intentaron dar el gobierno a gatos con manchas, eran gatos que intentaban sonar como ratones pero comían como gatos. Verán amigos míos, el problema no estaba en el color de los gatos, el problema estaba en que eran gatos. Y como son gatos, naturalmente miraban por sus intereses de gato y no de ratones.
Finalmente, llegó desde lejos un ratoncito quién tuvo una idea. Mis amigos, atentos a las palabras del humilde compañero, el ratón les dijo: “miren, compañeros ¿porqué seguimos eligiendo un gobierno hecho por gatos?, ¿porqué no elegimos un gobierno de ratones?”…
“OHHH” dijeron… “es un COMUNISTA”, así que lo metieron en la cárcel.
Pero quiero recordarles que pueden encerrar a un ratón o a un hombre, pero lo que nunca podrán, será encerrar las ideas.
Creo que no requiere más comentarios. Somos ratones que vivimos en un mundo gobernado por gatos.
Y así nos va.
JMBA
Qué razón llevas con esta historia de gatos y ratones. Ciertamente somos ratones gobernados por gatos. El problema es que la única alternativa a los gatos que conocemos son los perros comerratones. El día que descubramos una alternativa de perros alérgicos a los ratones, comenzará a irnos bien. De momento, sólo nos queda indignarnos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Santi