Ya le he dedicado varios artículos a este tema. Pero es que resulta francamente apasionante, porque ha despertado un buen número de discusiones y debates paralelos.
DSK, junto a su actual esposa, Anne Sinclair, y un agente de su seguridad privada (Agence France Presse; Fuente: Le Telegramme) |
Los hechos, hasta ahora, son que una camarera del Sofitel New York denunció a DSK por agresión sexual e intento de violación, que habría tenido lugar en la suite 2806, que ocupaba el político. DSK fue arrestado por la policía de Nueva York cuando ya se encontraba a bordo de un avión camino de París.
Tras las primeras vistas judiciales, DSK consiguió del juez una libertad muy vigilada bajo fianza de un millón de dólares más otros cinco millones de aval. A cambio aceptó vivir bajo vigilancia armada, e incluso con un brazalete electrónico. Su cárcel dorada (financiada por su multimillonaria esposa) es una casa unifamiliar en TriBeca que, según afirman medios conocedores, supondría un desembolso de unos 50.000 dólares de alquiler mensuales. Más el coste de los vigilantes armados, y demás.
Muchos temas colaterales se han despertado a raíz de este caso. Por supuesto, los que buscan toda clase de complots tras esta detención. Una mayoría de los franceses parece pensar que DSK habría sido víctima de una trampa, de un complot. Detrás del que algunos sitúan a otras corrientes dentro del Partido Socialista (PS) francés, a quienes la ambición de DSK por competir a la presidencia de Francia podría molestar. Otros insinúan que incluso el Elíseo podría estar detrás de una tal conspiración, para quitarse de encima a un enemigo poderoso.
Otros apuntan a los propios Estados Unidos, a su Gobierno o a poderosos lobbies. Hay incluso artículos en Internet (por ejemplo, este) que defienden el hecho de que DSK se habría buscado enemigos demasiado poderosos en Estados Unidos, especialmente por su persistencia en situar al dólar fuera de la carrera por ser una divisa universal (como ha venido siendo hasta ahora). Incluso, parece ser, DSK habría acusado (en parte, al menos) al dólar como causante o agravador de la actual crisis económica mundial.
Y algunos también denuncian el sospechoso silencio de ciertas organizaciones de corte feminista, que podrían estar enfrentándose a conflictos de obediencias divididas.
Fuentes próximas a la hostelería en Nueva York, han señalado que este tipo de incidentes no son raros en los grandes hoteles neoyorquinos, pero que raramente terminan en una denuncia (se producirían, alternativamente, arreglos de otro tipo). Lo cierto es que algunos grandes hoteles allí han tomado la medida de facilitar a las camareras un botón antipánico, que podría provocar una cierta escalada de alarmas ante la percepción de que un episodio de acoso sexual pudiera llegar a tener lugar.
En este contexto, algunos señalan la gran entereza que habría tenido la camarera del Sofitel por llevar adelante una denuncia a un gran hombre (y muy poderoso) como DSK. De las filtraciones habidas sobre las declaraciones de la camarera se desprendería que no sabía quién era DSK cuando entró en su suite. Mientras otras fuentes afirman que el personal del hotel es diariamente informado de las personas relevantes alojadas allí.
Este coraje de la camarera (una inmigrante africana, de origen guineano) les hace imaginar a algunos que la camarera tendría el soporte de algunas otras fuerzas poderosas (de nuevo, la idea de un complot). El abogado de la camarera (Jeffrey Shappiro) tiene fama en Nueva York de ser lo que llaman un cazador de ambulancias, uno de esos abogados que hemos visto a menudo en las películas, acechando en las salas de los hospitales para pleitear en busca de indemnizaciones millonarias por negligencias médicas, por ejemplo.
El perfil de este abogado les lleva a otros a pensar que la camarera podría ser un peón de otro tipo de poder, una hipótetica banda del hampa afroamericana, especializada en extorsionar a hombres blancos y millonarios.
De momento, este lunes DSK deberá presentarse de nuevo ante el juez, en una vista que podría ser muy cortita (no más de unos minutos). El objetivo es definir una hoja de ruta para el proceso y, en particular, el acusado debe declararse culpable o no culpable. Si se declarara culpable, lo que no parece nada probable, se podría iniciar una negociación de pena con la fiscalía (el procurador de Nueva York, Cyrus Vance). La defensa de DSK (una artillería muy pesada, que le podría acabar costando a DSK dos o tres millones de dólares) va a por todas, por lo que todo el mundo cree que este lunes DSK se va a declarar no culpable. Esto llevaría a un proceso largo, y el juicio podría, seguramente, no celebrarse antes del próximo otoño.
El procurador de Nueva York ha nombrado a dos letradas adjuntas para este caso, especializadas en casos de índole sexual y, por lo que parece, muy brillantes. Esto ilustra la importancia que le da a ganar el caso, lo que es comprensible por la trascendencia mundial que tiene, al involucrar a un hombre poderoso, y extranjero en Estados Unidos, además.
Pero DSK está gastando lo que sea necesario en su defensa. Ya han informado al procurador de que disponen de pruebas que debilitan fuertemente la credibilidad de la denunciante, aunque no han entrado en detalles. Están calentando el pastel. Legiones de investigadores y detectives estarían escudriñando la vida actual y pasada de la camarera y de su familia. Tratando de encontrar cualquier cosa que pueda minar la fiabilidad de la declaración de la denunciante. Se ha filtrado que podrían haber ofrecido cheques (de hasta 7 cifras, es decir, de más de un millón de dólares) a familiares de la camarera en Guinea, para intentar que éstos pudieran ayudarles a desactivar la denuncia.
En un caso penal como el que ha lanzado el Estado de Nueva York contra DSK, no hay ninguna posibilidad legal de acuerdo económico entre las partes. Lo único que los abogados de DSK pueden intentar hacer es minar su credibilidad, ya que, a fin de cuentas, el caso se dirimirá con la conocida fórmula peliculera de su palabra contra la mía, pues no parece haber testigos directos de los hechos.
La camarera, preocupada porque su imagen pueda ser destrozada en un juicio que tendría repercusión mundial, podría decidir no declarar en tal juicio, con lo que la acusación del fiscal se quedaría sin fuelle. Se dice que el abogado de la camarera (sin mucho trabajo, de momento, ya que la acusación es responsabilidad del procurador o fiscal del Estado), podría estar preparando el lanzamiento de un proceso civil paralelo, que sí podría resolverse mediante el pago de una indemnización pactada entre las partes.
Este es el escenario que hoy parece más probable. Es decir, un proceso que se desinfla por sí solo, si la camarera decidiera que no va a testificar. Y, por otra parte, suponiendo que efectivamente hubiera cualquier tipo de complot con cualesquiera protagonistas, ya habrían conseguido casi todo lo que perseguían: la dimisión de DSK como director del FMI, y la brusca finalización de cualquier posibilidad de carrera política futura. Que DSK acabe disfrutando de un retiro dorado en algún lugar de Francia ya a nadie le preocupa.
Y si, efectivamente, hubiera alguna organización del hampa, una suculenta indemnización económica sería su objetivo final.
En este potencial escenario, sólo quedaría el prurito del procurador del Estado, que podría desear que el proceso penal llegue a su final con la condena explícita de DSK, y una clara victoria judicial del equipo de Cyrus Vance.
De todo este embrollo, lo que sí parece claro es que DSK, por su trayectoria, ha cosechado demasiados enemigos poderosos: por ser rico, por ser socialista, por ser un socialista rico, por ser poderoso, por dirigir el FMI, por aspirar a la presidencia de Francia, por ser blanco, por atacar al dólar, por ser francés. Y al propio DSK y a su entorno se les puede achacar una seria negligencia. Siendo pública y conocida su debilidad por las mujeres, la presión sexual o parasexual con que siempre las trata, los episodios que ya ha habido en su vida de acoso en diversos grados, o de favores políticos a cambio de favores sexuales, parece inconcebible que no se tomaran medidas extraordinarias para evitarle la exposición a cualquier tipo de trampa (fruto de una conspiración o de la pura casualidad).
DSK (y su entorno, familiar y político) cometió el error de llegar a creerse que su propio poder le situaba al abrigo de su debilidad, y más allá del alcance de la justicia humana. El famoso, antiguo y rancio, usted no sabe con quien está hablando.
La caída de DSK se podía oler en el aire.
JMBA
La verdad, José Mª que nunca he sentido la necesidad de seguir los líos de faldas de quienes viven de nuestros impuestos pero tu ágil pluma me ha invitado a hacer una excepción con DSK y lo sigo desde que publicaste la primera entrada al respecto. Nunca he entendido esa hipocresía de los anglosajones por estas cuestiones. Aquí no se utiliza ese argumento contra ningún político porque nuestra tradición machista no haría sino encumbrarlo. Si nos dijeran que ZP tiene tantas o cuantas amantes, diríamos:"Este tío es un machote" y subiría puntos siempre que no las pagara con nuestro dinero.
ResponderEliminarUn abrazo.
Santi