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sábado, 1 de septiembre de 2012

Retransmisiones televisivas del Fútbol

Esta tarde de sábado, haciendo zapping en el televisor del salón, acabé quedándome colgado de la retransmisión de un partido de fútbol entre dos equipos que ni me van ni me vienen y que ya he olvidado. Dos equipos de la llamada Liga BBVA (patrocinio manda), de la Primera división de toda la vida, vamos.
El mítico gol de Zarra ante Inglaterra, de la época épica.
En el archivo de rtve se puede ver el vídeo.
(Fuente: rtve)

Y es que, actualmente, la retransmisión del fútbol ha alcanzado unas cotas técnicas de imagen (y sonido, pero menos) que las convierten en un maravilloso espectáculo visual. Con la Alta Definición (la famosa HD, que siempre nos ha hecho dudar al escoger un nuevo televisor), se les distingue con claridad la cara a todos los futbolistas, y a los trencillas de guardia, incluso en tomas relativamente generales. Se puede uno fijar en esas barbas cuidadosamente descuidadas, en algunos peinados imposibles o en los infinitos escupitajos que lanzan al suelo los jugadores. ¿Alguien sabrá cuántas veces escupe, de media, un jugador durante un partido de fútbol?.

He recordado con cierta nostalgia esas retransmisiones épicas de los partidos de fútbol en las etapas primigenias de la televisión en España. Cuando la televisión era binaria (podía estar encendida o apagada; pero el Canal era único) y el locutor era Matías Prats (padre). Cuando un par de cámaras esforzados intentaban seguir, como mejor podían y sabían, los lances del juego, y el locutor (de modos prácticamente radiofónicos), complementaba con su discurso los escasos alicientes de la retransmisión visual.

Hoy los campos de fútbol se han convertido en platós gigantescos, con docenas de cámaras instaladas por todas partes, para que el espectador no se pierda ni el más mínimo detalle. Claro que al árbitro se le sigue condenando a tomar sus decisiones basado casi exclusivamente en su intuición, mientras el espectador construye su opinión (siempre de acuerdo a sus prejuicios, si uno de los equipos que juega es el suyo) después de ver la jugada siete veces a cámara lenta y desde todos los ángulos imaginables. La necesidad de comentaristas para todos los partidos ha abierto oportunidades profesionales para la nómina de jugadores o entrenadores ya retirados de la práctica activa.

Actualmente se retransmiten (por algún canal de televisión) todos los partidos que tengan algún interés para algunas personas (aparte de los padres de los jugadores). Pero la lucha por ese pastel económico provoca que haya que hacer zapping para localizar el que te pueda interesar. Algunos sólo se difunden a través de los canales de pago dentro de las plataformas de pago. Cada semana, uno se da en abierto (supongo que seguirá siendo el de los sábados hacia las 10) y otro es el del Plus.
El mítico Matías Prats, retransmitiendo desde
Brasil el gol de Zarra, en 1950.
(Fuente: blogdetonito)

Con tanta exhaustividad y tanto detalle, hasta los jugadores han desplegado habilidades teatrales. Como los bebés, sienten la necesidad de llamar la atención de mamá (en este caso, del árbitro) y se tumban en el suelo (cuando no se tiran acrobáticamente) entre grandes muecas de dolor (saben que también hay primeros planos en la televisión). Un toquecito en el hombro puede provocar una voltereta y que se echen la mano al hombro como si una apisonadora les hubiera decoyuntado. Esto, a su vez, ha provocado que muy raramente se piten faltas si el que la recibe no acaba en el suelo. Y despiertan la animadversión y el desprecio de los contrarios, al grito de teatrero, nenaza o cualquier otra lindeza del género.

Mi memoria para el fútbol es extremadamente selectiva. Puedo disfrutar viendo un partido, y haber olvidado los contendientes, o incluso el resultado, a la media hora. Con esfuerzo, puedo rescatarlo, a veces, de mi memoria profunda, pero parece que algo de mi hardware (o software) relega estas informaciones a zonas poco accesibles de la memoria. A cambio, puedo recordar con nitidez el nombre de un lugar en el que estuve hace ya varios años, o ayer mismo, para el caso. Bueno, conozco casos contrarios. Tengo un amigo que creo que sería capaz de retransmitirte en directo, sin verlo, el partido de la semifinal de Champions del 86 (un decir). Con alineaciones, goles, faltas y jugadas polémicas. Supongo que cada cual elige (consciente o inconscientemente) aquello que quiere recordar y lo que prefiere olvidar.

Lo cierto es que, en estos tiempos, si en una tarde de sábado o de domingo, casi a cualquier hora, el zapping en el televisor de tu casa no acaba en la retransmisión en directo de algún partido de fútbol... es que probablemente no estés pagando lo suficiente.

Poderoso caballero es Don Dinero.

JMBA

1 comentario:

  1. Si sale un partido de fútbol ESTAS DE SUERTE AMIGO, el resto es infumable.

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