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martes, 8 de febrero de 2011

Un Nuevo Partido de la Izquierda Abertzale

Todos los organismos reguladores de los mercados (en España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores) insisten en obligar a que toda publicidad de un producto financiero incluya la mención de que rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros. Con ello se intenta limitar o evitar la publicidad fraudulenta y dejar claro que la inercia no vale cuando se habla de cotizaciones.
Iñigo Iruin y Rufi Etxeberria, los portavoces de la nueva
organización, este lunes en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
(Autor: Luis Alberto García; Fuente: El País)

Creo que el mismo principio debemos aplicar al nuevo partido de la izquierda abertzale, cuyos estatutos se presentaron este lunes en el Palacio Euskalduna de Bilbao. No se trata de la nueva Batasuna, como algunos se empeñan en insistir. Batasuna fue ilegalizada por motivos bien evidentes, y esa decisión fue también ratificada por tribunales internacionales.

Debemos enfrentarnos a Sortu (que parece ser el nombre de este nuevo partido, cuyos estatutos se depositarán en el correspondiente registro este miércoles) teniendo en cuenta aquello que dicen sus estatutos, a lo que se comprometen y a lo que dicen defender y de lo que dicen abominar. Está claro que la mayoría de personas relevantes en la izquierda abertzale tienen en su pasado (más o menos reciente) actitudes poco defendibles, especialmente cuando de forma clara se han posicionado en favor de activistas violentos de ETA. Ese pasado es algo que ya no pueden cambiar, y son elementos que dan munición a la derecha contraria al propio concepto de izquierda nacionalista o incluso independentista. Pero yo creo que esa idea, o cualquier otra en el marco de las libertades públicas, es legítimamente defendible por quienes consideren que ese es su proyecto de futuro para el País Vasco.
Rufi Etxeberria, en una reciente marcha contra la política
penitenciaria de dispersión de los presos de ETA
(EFE; Fuente: Público)

En los estatutos del nuevo partido dejan claro que rechazan toda violencia, incluso la terrorista, y de forma particular, la de ETA, si se volviera a producir. Y además, se manifiestan partidarios de que la sociedad preste reparación a todas las víctimas de ella.

Me parece evidente que no pueden condenar a toda la ETA desde su fundación, porque sería negarse a sí mismos. Por eso creo que es políticamente higiénico que ahora apliquemos la regla de la CNMV, actitudes pasadas no garantizan que las actitudes futuras sean iguales. En sus Estatutos incluso garantizan la expulsión inmediata de cualquier militante que pudiera defender, a título personal, cualquier acto violento.

Legalmente, creo que poco hay que decir en contra, y que no existen argumentos que impidan su legalización, si nos limitamos a analizar la documentación que hay que analizar en este caso. Si pensamos en el pasado, podemos sentir toda clase de reparos en ese paso, dado que las personas que dan la cara por el nuevo partido tienen un pasado, de todos conocido. Pero si analizamos el presente para poder diseñar el futuro, creo que la legalización de Sortu será, sin duda, una decisión democráticamente tomada por la justicia, en su momento.
El Palacio Euskalduna de Bilbao
(Fuente: nahise.com)

Si alguno de sus miembros tiene cuentas pendientes con la Ley, deberá pagarlas, del mismo modo que tendría que hacerlo un Registrador de la Propiedad, un taxidermista o un señor de Soria, si se encontraran en ese caso.

Pero en el País Vasco hay unas cuantas docenas de miles de votos (ahora mismo, no se sabe con certeza cuántos), que si no pueden votar a la izquierda abertzale se encuentran huérfanos, ninguna otra fuerza política defiende el proyecto que sienten como suyo. Será bueno conocer cuántos ciudadanos confían en esta nueva fuerza política, partiendo de la base que sus estatutos les sitúan con claridad del lado de la Ley, para defender su proyecto al margen de cualquier tipo de veleidades violentas. Y esto debe incluir el cese por completo de cualquier tipo de amenazas a los que no piensan como ellos, dentro o fuera del País Vasco. Las Fuerzas de Seguridad y la Justicia deberán velar para que esta parte se cumpla escrupulosamente, y deberán ser intransigentes con cualquier desviación. Pero todo ello después de legalizar Sortu.

Parece evidente que la izquierda abertzale necesita estar presente en las instituciones (bueno, en aquellas que les confíen los ciudadanos con sus votos). Porque la financiación de cualquier fuerza política pasa por ese hecho. Posiblemente esta necesidad les ha forzado a ser muy finos en la redacción de sus estatutos, para evitar confusiones o malentendidos. Será su obligación cumplirlos a rajatabla.
Sala del Palacio Euskladuna, durante la
presentación de los estatutos del nuevo
partido de la izquierda abertzale.
(Fuente: Gara)

Con los Estatutos que van a depositar este miércoles, ellos se sitúan en plano de igualdad con el resto de fuerzas políticas del País Vasco. Ya no valdrán ni actitudes chulescas, ni las amenazas veladas a sus rivales políticos. Se separan de ETA, la rechazan, y demuestran haber entendido que el juego democrático es el único lugar donde pueden defender, de verdad, su proyecto de país para el País Vasco. Con lo que ETA, por supuesto, pasa a ser, definitivamente, una anomalía social, una organización cuyo único movimiento a partir de ahora debe ser el de su disolución completa y su desaparición del escenario público.

Supongo que habrá muchos detractores para su legalización (en especial, el PP, por supuesto). Pero creo que el Gobierno está por la labor de que la Justicia analice los Estatutos como única herramienta de gestión y dirección del nuevo partido, sin que actitudes pasadas autoricen a anticipar actitudes futuras.
Patxi López, lehendakari del Gobierno Vasco
(Fuente: alertadigital)

Con los nuevos estatutos, la izquierda abertzale asume un compromiso democrático irreversible, al que espero que sepan honrar sin desviaciones. Porque, a partir de la legalización, cualquier integrante o simpatizante de Sortu que cometa actos de apología del terrorismo de uno u otro tipo, será un delincuente para todos, incluso para Sortu, de acuerdo a sus nuevos estatutos.

Ya no valdrán esas actitudes tradicionalmente condescendientes con los violentos, ya no deberemos oir nunca más eso de esos pobres chicos, ni rodeos del género. Todos a trabajar dentro del mismo juego democrático, en la proporción que las urnas le asignen a cada uno.

Y ETA, en el corto plazo, es mejor que dé el paso definitivo de disolverse, o empezaremos, de nuevo, a no creernos nada.

JMBA

2 comentarios:

  1. No quito ni pongo una coma.
    Acertadísimo en tus comentarios.
    Se lo voy a enviar a unos cuantos de quienes no he logrado captar su atención el tiempo suficiente para explicarles esto mismo con claridad.
    Tal vez leyendolo de tu docta pluma (o tecla) se permitan escucharlo en su propia voz iterior, que a todos nos gusta.

    Un saludete, Rafa.

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  2. El caso es que ETA sigue ahí y los de Sortu no pìden su disolución. Vamos, ni lo mencionan.
    Dado que en el pasado reciente, y en el presente, muchos de los inspiradores de Sortu han tenido, y tienen todavía, asuntos judiciales pendientes por su apoyo explícito a ETA, o simplemente han militado en Batasuna, es razonable que muchos tengamos cierta desconfianza hacia el nuevo partido. Y esto se justifica porque judicialmente quedó demostrado que Batasuna y ETA son lo mismo; y resulta que muchos de los miembros de Batasuna son los impulsores de este partido.
    Quiero con esto decir que por mucha tregua y mucha condena de la posible violencia futura de ETA, estos señores no han hecho la más mínima referencia, ni al reconocimiento de los errores pasados, ni a la disolución de ETA, como elementos fundamentales para la normalización de la vida política.
    Por supuesto, el rechazo de la violencia con fines políticos "va de soi", pero las cosas no pueden ser tan fáciles. Si yo he apoyado a los que roban y a los que matan, y no lo he condenado, no basta con que diga al Sr. juez que se olvide ahora de todo porque en adelante voy a ser un buen ciudadano.
    ¿Qué hacer entonces? En mi opinión no se puede ni se debe ilegalizar a Sortu, ya que cumplirá con las reglas del juego, pero lo que sí debería de hacerse es mirar con lupa las listas que se presenten a las elecciones futuras, declarando ilegales las listas que incluyan mienbros de la antigua Batasuna, dado que la inclusión de miembros de Batasuna en listas de Sortu signifícaría que Sortu es una continuidad de facto de Batasuna, es decir, de ETA. Y esto debería de hacerse mientras ETA siga ahí, en la sombra, amenazante, sin declarar el fin de la lucha armada, sin entregar la armas y sin declarar su disolución.
    Una tregua, por muy permanente que se predique, es una tregua. ETA sigue vigilándolo todo y, cuando les parezca que los de Sortu no consiguen políticamente los fines que persiguen, me temo que actuarán de nuevo. Y muchos de Sortu dirán que lo condenan, pero que la sociedad, los partidos políticos estatales y, en particular, el gobierno de Madrid, tienen que admitir que la persecución y acoso sistemáticos de las aspiraciones legítimas del pueblo de Euskadi puede producir hechos condenables y consecuencias desagradables para la convivencia democrática en Euskadi y en el resto del estado (es decir, la letanía de siempre).
    Yo, por mi parte, no desconfiaré de Sortu nada más que cuando ETA se disuelva, con todo lo que eso significa.

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