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sábado, 30 de octubre de 2010

Lo que solemos llevarnos de los Hoteles

En todo viaje, completar la primera etapa es un evento muy especial. Si hay muchas etapas, el furor que describo a continuación se va mitigando.
Amenities en el cuarto de baño
Gran Hotel Excelsior, Malta
(Fuente: Excelsior)

Cuando llegamos a la habitación del hotel, muy frecuentemente estamos reventados por un largo viaje, tenemos jetlag del avión, es muy tarde por la noche, o muy pronto por la mañana. A menudo hemos tenido retrasos, muchas veces sólo tenemos tiempo para dejar el equipaje, porque tenemos que salir corriendo a una reunión o a lo que sea. Nos quitamos los zapatos para refrescar los pies, y los más ordenados abren el equipaje y disponen las camisas, los pantalones y demás en el armario (si lo hay) o donde buenamente se pueda. Utilizamos el baño (uf, ya casi no podía aguantar). Si hay mucha suerte, cogemos una cervecita del minibar y encendemos un cigarrito. La suerte, claro, es que haya minibar y que se pueda fumar.
Bloc para Notas
(Autor: Mark A. Hicks, Illustrator)
(Fuente: school.discovery)

A menudo estudiamos el mapa de la ciudad que nos han dado en recepción, para identificar la zona comercial, los restaurantes y así. Para confirmar que, finalmente, el hotel no está tan céntrico como publicitaban. Miramos por la ventana para identificar las vistas, si las hay. Igual hasta hacemos un par de fotos, porque hemos tenido suerte, y la habitación está en un piso alto y no da al patio interior y lúgubre.

Pero, pase lo que pase, la primera actividad que llevamos a cabo es siempre la investigación de "qué hay aquí de interesante para llevarse". En una habitación normal de hotel, hay seis lugares donde localizar gadgets que echarse al equipaje:
Bolígrafo promocional
(Fuente: grupoadm)

1) Las mesillas junto a la cama. Muy mal tiene que ir para que no haya un bloc de notas y un lápiz o bolígrafo. El  Bingo suena si tienen el logo del hotel. Quizá lo necesitemos durante la estancia, antes de irnos tenemos que pensar en echarlos a la maleta. Claro que, últimamente, lo más habitual es encontrar un bloc común sin identificar, y un bolígrafo de lo más barato que ofrezca el mercado, y sin logo, por favor. Bueno, tienen derecho a defenderse. Al llegar a casa, irán a parar a ese cajón o a esa caja de zapatos que utilizamos para guardar los souvenirs de los viajes. Con el tiempo, al bolígrafo se le soltará la tinta, y montará un pollo.
Cenicero desmoralizante
(Fuente: compradiccion)

2) La mesilla junto al sillón (para esto, la habitación debe tener ya cierto pisto). Si la habitación es para fumadores, fácilmente habrá ahí un cenicero y una caja de cerillas. Si tienen logo, suena de nuevo el Bingo. Claro que los hoteles han aprendido la lección, y los ceniceros que podemos encontrar son lo menos práctico que un diseñador loco haya podido imaginar. A ser posible, sólo sirve para una colilla, porque la segunda desborda. Aunque tenga el logo del hotel (o de la cadena; esto da menos puntos) tanto inconveniente a menudo nos desmoraliza. Las cerillas sí se van para el saco. Pero el fumador utiliza habitualmente mechero, por lo que acabarán donde el bloc y el bolígrafo. Con el tiempo, ni prenderán.
Revista Canal TV (Argentina)
(Fuente: mercadolibre)

En la mesilla podemos encontrar otra joya, en forma de alguna revista (turística del lugar, la de la televisión de pago, o, con suerte, alguna revista comercial, habitualmente de moda). Si alguna de ellas está a la venta en los kioskos, es fácil que acabe en la maleta, para leerla nunca.

Rara Avis, Calzador
(Fuente: viajespolares)
3) La mesa de la TV. Junto al televisor es muy habitual que haya un escritorio, donde yacen algunas maravillas. Puede haber folletos turísticos de los atractivos del lugar donde estamos (el Zoológico, un Teleférico, un Museo, un paseo en carromato tirado por caballos, una barbacoa de canguro, la salida de los pingüines -como los pingüinos, pero enanos- del mar, una granja de cocodrilos donde comprar bolsos, zapatos y cinturones, un restaurante recomendado,...). Pero habitualmente también hay algunos sobres y papel de carta, con el logo del hotel. Desde lo del correo electrónico, nunca escribimos cartas. Pero sobre y papel siempre pueden ser útiles, y lo echamos al morral.
Papel de carta del Plaza Hotel (1940-50)
Zulueta y Neptuno, La Habana, Cuba
(Fuente: madios)

4) El armario. Aquí lo que podamos encontrar varía mucho según la tipología del hotel. En muchos hoteles económicos no hay ni caso. Porque no hay armario, sino solamente dos estantes y un par de colgadores. Pero si hay armario, dentro podemos encontrar alguna joyita. Desde la bolsa para la ropa sucia (que cogeremos sin dudar, porque seguro que nos habremos olvidado de echar en la maleta, antes de salir de casa, alguna bolsa de basura para ese uso), hasta un set de costura (una aguja, dos tipos de hilo, y un par de botones) que probablemente dejaremos, pensando que nunca lo vamos a utilizar. El Bingo suena si hay un calzador. Por alguna extraña razón (desconocida para mí) es prácticamente imposible comprar un calzador en el comercio. Debe de ser un producto discontinuado. A veces en el armario hay incluso una tabla de planchar, que nos limitamos a mirar con aprensión. Algunas veces hay también ahí un secador de cabello. En ese caso nos limitamos a pensar, "vaya sitio de tener el secador".
Albornoz de nido de abeja piqué
(Fuente: solostocks)

5) El Cuarto de Baño. Habría que llamarle "depósito de tesoros" para hurtadores aficionados. Empecemos por lo que habitualmente se llaman las amenities. ¿lo cuálo?. Bueno, esas pastillitas de jabón, el tubito con gel, y el gemelo con champú; la gorra para la ducha, la lima para las uñas, el peine (Bingo); una esponjita para limpiar los zapatos, los Kleenex ("voy a coger unos cuantos, que nunca se sabe"). Claro que en ciertos hoteles económicos, lo único que vamos a ver es un bote invertido (firmemente anclado a la pared) con jabón líquido. Pero en todos hay papel higiénico. Si creemos que andamos un poquito sueltos, cogeremos un puñado y lo echaremos a la bolsa de mano por si acaso.

De hecho, la variedad y lujo de las amenities es utilizado por los hoteles en su publicidad, como un elemento distintivo. Y en los hoteles de gama más alta, podemos encontrar auténticas joyitas de marcas conocidas junto al lavabo.

Y luego, colgados de su perchero, para despertar la codicia, los albornoces para después de la ducha. Habitualmente rotulados con el logo del hotel (si alguien se lo lleva, por lo menos hará publicidad del hotel; bueno, mejor hará publicidad de que se ha alojado en ese hotel) y casi siempre con una indicación de que es "para su uso por el huésped. Si le gusta, puede comprarlo en la boutique junto a Recepción por XXX Euros".
Surtido de toallas para hotel
(Fuente: tejidoslaiguana)

Y las toallas, algunas flojitas, pero otras grandes y mullidas, de rizo americano. Pero nunca nos las llevamos, porque "están mojadas" cuando preparamos el equipaje.

6) El Minibar. Si lo hay, claro. Pero si el hotel es de cultura anglosajona, además podemos encontrar un calentador para hacernos café o té, gratuitamente (al menos un par de bolsitas de azúcar se van a la mochila fijo). En el Minibar habrá alguna botellita de licor, una o dos medianas de vino o champán, alguna cerveza, agua y refrescos. Y fuera del frío, unos cacahuetes, patatas fritas, Toblerone o aperitivos diversos. Aunque a veces los cacahuetes están casi helados. Ante todo, hay que mirar la caducidad, que eso tiene menos rotación que los botones de seis agujeros. Al lado estará, seguro, la lista de precios, habitualmente tan inflada que seguro que pensaremos "si es que se merecen que me lo lleve por la patilla".

En la mayoría de hoteles que tienen neverita en las habitaciones, sólo se tiene acceso a ella si se ha pasado una tarjeta de crédito por la bacaladera (o su evolución tecnológica). En algunos casos incluso hay una llave que no nos dan salvo que nos retratemos. Ante nuestra extrañeza, nos contaba hace años el Director del Hotel Botánico de Puerto de la Cruz, en Tenerife (un cinco estrellas Gran Lujo), "que habían tenido que retirar los Minibares de las habitaciones debido a los abusos". Especialmente porque los turistas playeros guardaban en la neverita sus propias provisiones, y no había ningún ingreso para el hotel.
Minibar de habitación de hotel
(Fuente: johnnyjet)

Algunos minibares son tan sofisticados que sólo por coger la lata de cerveza para ver la marca ya nos la cargan, porque disponen de sensores inteligentes. Las manitas quietas hasta que tengáis claro de qué va el tema.

Y si decidís llevaros ese par de monodosis de whisky, "que siempre te pueden sacar de un apuro", y os olvidáis de declararlo en el momento del check-out, que sepáis que recibiréis un cargo adicional a vuestra tarjeta de crédito. Que podréis discutir, pero, en fin...

Luego siempre nos quejamos de que "las maletas las carga el diablo". Afortunadamente, las compañias aéreas de low cost se han aliado con los hoteles con sus limitaciones en el equipaje. Antes de meter un solo lápiz en la maleta, debemos pensar si igual eso nos va a complicar la vuelta.
"Cuidado con los Carteristas y las Mujeres Sueltas"
(Fuente: mastgeneralstore)

Utilizad, pues, lo que el hotel pone a vuestra disposición. Pero no lo hurtéis, que el siguiente huésped también tiene derecho a que se le despierte la codicia. Antes de coger nada, pensad en esa caja de zapatos donde guardáis como souvenir la entrada de la Maestranza en la Feria del 95. O ese jaboncito untuoso que dice "Hotel Pitiflú. Quimbambas". Esa caja que suelta moho sólo por tocarla. Para qué os vais a llevar nada es la pregunta correcta. Si incluso estaríais dispuestos a pagarlo, entonces es que se os ha despertado la codicia buena.

Sed buenos, y dormiréis más tranquilos.

JMBA

1 comentario:

  1. Hola: Cada vez es más dificil llenar la maleta de "souvenirs" de los hoteles, ya que la mayoria ponen lo junsto no sea caso que no les salgan los números con tanto ajustar precios para ser competitivos. Es una pena ya que alguna de estas pequeñas cosas a veces te sacaba de un apuro (lease el "costurero") yo tengo uno en la oficina y más de uno los busca alguna vez.
    Un abrazo
    MONTSE

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