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lunes, 22 de noviembre de 2010

El Rescate de Irlanda

Desde 1977, en que empecé a viajar por el extranjero, he visitado muchas veces Francia, bastantes veces Gran Bretaña, y alguna vez Estados Unidos. Cuando existía todavía la peseta como nuestra moneda nacional, recuerdo ocasiones en que el franco francés se cotizaba a 12 pesetas, y otras en que su precio eran 25 pesetas. Y estuve una vez en Nueva York con el dólar a 90 pesetas, y en otra ocasión con el dólar a 200 pesetas. Y he conocido la libra esterlina a poco más de cien pesetas, y también por encima de las doscientas.
(Fuente: Noticias de Navarra)

Una vez ahí, tenías la sensación de que todo estaba caro o barato, dependiendo del poder adquisitivo real de la moneda, al margen de los arreglos financieros internacionales, y las tasas de cambio oficiales. Con el dólar a 90 pesetas, a los turistas españoles se les conocía en Estados Unidos como los Gimme 2, porque todo les parecía tan barato, que pedían 2 en lugar de 1, de lo que fuese. Con el dólar a 200 pesetas, recuerdo una cena con mi padre en un restaurante italiano medio de Manhattan, que nos costó 90 dólares, es decir, unas 18.000 pesetas de la época. Un precio por el que en España podías acceder a un ágape lujoso en restaurantes del máximo prestigio.

Con ello quiero ilustrar lo que las políticas monetarias de los diferentes Estados tenía que ver con las tasas de cambio oficiales practicadas entre las diferentes divisas, y lo, relativamente, artificial que resultaba para la vida diaria.
Guinness Warehouse, una de las atracciones turísticas
más importantes de Dublín
(JMBigas, Agosto 2009)

Con una divisa diferente para cada país, las crisis nacionales se resolvían con una devaluación de la moneda propia, es decir, cada cual pagaba sus propios platos rotos. Yo recuerdo bastantes situaciones de ese tipo, en que la peseta bajaba de precio o de valor de un día al siguiente. El efecto inmediato era que, de facto, habían bajado relativamente todos los salarios (aunque se cobrara la misma cantidad de pesetas), y que el precio de los artículos importados (especialmente los carburantes), subían de precio de un día al siguiente sin solución de continuidad.

Desde 2002, en la Unión Europea se impuso el Euro como moneda única para un cierto número de países. Actualmente, es la moneda oficial en 16 países (ver el detalle en la Wikipedia), y se utiliza prácticamente como moneda propia (por acuerdos monetarios con la UE) en otros tres microestados (Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano). También se utiliza en la práctica como moneda corriente en algunos otros Estados (como Andorra, por ejemplo).

Hay, sin embargo, algunos países recalcitrantes en la UE, que siguen manteniendo su propia moneda nacional, entre los que destaca el Reino Unido con su Libra Esterlina. Los británicos (con su tradicional el Continente está aislado debido a la tormenta) han estimado hasta ahora que renunciar a su propia moneda es una disminución de soberanía que no aceptan.
Lower O'Connell Street, Dublín
(JMBigas, Agosto 2009)

Lógicamente hubo que crear una Autoridad Monetaria para el Euro y, de alguna forma, esa figura la ocupa el BCE (Banco Central Europeo). En el BCE juegan un papel preponderante las locomotoras europeas (especialmente Alemania y Francia).

Por el viejo principio de que cuesta abajo, hasta la m..... corre, hemos vivido todos estos años de prosperidad económica global (hasta 2007 ó 2008) disfrutando de las enormes ventajas que supone disponer de una moneda única. Hemos viajado por Europa sin necesidad de cambiar divisas (lo que era, por cierto, un pingüe negocio para los Bancos y Cajas de Ahorros) y hemos podido comparar (sin necesidad de complejos cálculos) el precio de la cervecita en las terrazas de las Ramblas de Barcelona, o de Rosales en Madrid, o de Champs Elysées en París, o de Piazza Navona en Roma, o Piazza S. Marco en Venezia. Tenemos una noción clara (casi instintiva) del precio relativo de los hoteles en Barcelona, París, Berlín o Roma, y podemos opinar (casi) automáticamente sobre si ese es un buen precio, si eso es caro o barato, en los países europeos del Euro.
Molly Malone, The Tart With the Cart, Dublín
(JMBigas, Agosto 2009)

Sin embargo, ahora, con la crisis profundísima, internacional y mundial, que nos toca vivir, estamos aprendiendo de los inconvenientes que tiene la moneda única. En otros tiempos, habríamos visto el dracma griego devaluarse un 40% (es un decir) o la Libra Irlandesa devaluarse un 25%, o el escudo portugués un 15%, o la propia peseta un 10%. Sin embargo, en estos tiempos de moneda única, estamos aprendiendo a convivir con los rescates de las maltrechas economías de algunos países, que es otra forma de abordar el mismo problema, desde la dinámica de la moneda única.

Porque ya todo el mundo ve con nitidez que es una contradicción que exista una única Autoridad Monetaria, pero que las políticas fiscales y otras políticas económicas sean responsabilidad (casi) absoluta de los respectivos Estados. Porque ello repercute en que las políticas atrevidas (o temerarias) de algunos países acaban teniendo que ser pagadas por todos los países que conforman la zona Euro, y, de modo muy especial, claro, por las locomotoras europeas (léase especialmente Alemania).

No debe sorprendernos, pues, que anide en el ánimo de los ciudadanos alemanes el hecho de que con su laboriosidad (con su dinero, con sus impuestos) están pagando los excesos de varios primos díscolos. Con su dinero están pagando los vicios de otros. Y cuando nos llaman los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia, eSpaña), no nos queda sino bajar un poquito la cabeza, y ruborizarnos de pura vergüenza.
General Post Office, O'Connell Street, Dublín
(JMBigas, Agosto 2009)

Grecia cayó en diversas fantasías de derroche, de fraude fiscal y de corrupción. Irlanda sucumbió al atractivo de establecer un impuesto de sociedades extremadamente reducido (en comparación con el resto de países), que provocó que se instalaran en Irlanda muchas empresas internacionales (especialmente norteamericanas, por la afinidad lingüistica), con ventaja (relativamente desleal) con otros países, y muy especialmente con el Reino Unido. Una vez más, cuesta abajo todo corre, pero cuando vienen situaciones más complejas y difíciles, el espejismo no puede seguirse manteniendo. Con sus delirios provocaron la hipertrofia de un sistema bancario acostumbrado a los riesgos extremos, protegidos y avalados por el Estado irlandés. Cuando la situación se hace insostenible, y no pudiendo recurrir a la devaluación de la Libra Irlandesa, que ya no existe, no queda otra solución que el rescate, o inyección de cantidades fabulosas de liquidez al sistema financiero irlandés. Lógicamente, en forma de préstamo con interés, y obligando al mismo tiempo a un cierto número de medidas disciplinarias sobre los esquemas presupuestarios y la política fiscal de Irlanda.

Desde mi punto de vista, es inevitable, si queremos seguir con la política de Moneda Única, que tiene innumerables ventajas, que exista una Autoridad Económica única en la Zona Euro, de quien dependa no solamente la Política Monetaria, sino también las Políticas Fiscal y Presupuestaria (por lo menos). Algunos estiman que este avance supone una renuncia inaceptable a la soberanía nacional. No voy a negarlo, pero lo que es evidente es que todavía no se ha inventado nada que solamente tenga ventajas. Toda ventaja va asociada a un cierto precio, a una cierta renuncia, y a determinadas responsabilidades.
Un autobús pasa frente a la GPO, en Dublín
(JMBigas, Agosto 2009)

Con la creación de la Zona Euro se definieron los marcos de funcionamiento que todos los países debían cumplir. Por ejemplo, la limitación del déficit público y de la deuda, etc. Si bien estas limitaciones han demostrado funcionar bien en tiempos de bonanza, resultan incontrolables cuando las circunstancias se endurecen y aparece la crisis por todas partes. Las Haciendas nacionales, como los jugadores que van perdiendo en la mesa de la ruleta, se vuelven progresivamente más arriesgadas, pensando lo que todo ludópata cree siempre, la suerte va a cambiar. Pero en crisis profundas y duraderas como la que estamos viviendo, la situación acaba siendo insostenible. Los pequeños engaños con que los respectivos Ministerios de Economía de cada país informan a la UE se convierten en la Gran Mentira, imposible de ocultar o disimular por más tiempo.

En otro artículo hablaré de lo que hay detrás de los ataques de los mercados a la deuda periférica y demás zarandajas que forman parte de las portadas de los periódicos en estos últimos tiempos. La Deuda Soberana deberá acabar siendo de la UE, y no de cada país. Pero, para ello, el que avala una deuda quiere tener control sobre cómo se está utilizando. Los Bonos de la Generalitat, o los intentos de Gallardón de refinanciar la deuda del Ayuntamiento de Madrid no son más que episodios agónicos de una situación que debe cambiar muy rápidamente, y están condenados a formar parte de un pasado perfectamente olvidable.

La Bola de Nieve avanza a toda velocidad ladera abajo, haciéndose cada vez más grande a ojos vista, hasta que nadie puede negar que va a acabar arrasando el valle, y hay que tomar medidas para evitarlo. Y es cuando aparecen los rescates, una terminología nueva a la que no estábamos acostumbrados. De alguna forma, hay que aplicar medidas que compensen la imposibilidad de realizar devaluaciones de la divisa nacional, que dejó de existir con el euro. Hay que reducir el salario de los funcionarios públicos, porque no se pueden disminuir indirectamente via una devaluación.
Brian Cowen (Primer Ministro de Irlanda) y Brian Lenihan
(Ministro de Finanzas) anuncian el Plan de Rescate
(Fuente: Clarín)

Parece cada vez más evidente que la Política Fiscal y Presupuestaria debe estar dictada por la Autoridad Económica de la Zona Euro. Será renunciar a parte de la soberanía nacional, pero su única alternativa es recrear las monedas nacionales, y deshacer el Euro como moneda única. Creo que las ventajas evidentes del Euro no permiten ni siquiera plantearse esa alternativa.

Pero todos debemos ser conscientes de que esa evolución es inevitable. Deberá existir un Ministerio de Economía único en la UE, y a nivel nacional deberá haber Secretarías de Estado con la responsabilidad de aplicar y vigilar la implantación de las decisiones políticas y económicas de ese Ministerio. No podemos seguir engañándonos con el espejismo de que el Ministerio de Economía de cada país es soberano. Tenemos suficientes cosas en común como para que debamos unificar no solamente los criterios para la toma de decisiones, sino las propias decisiones.

Esta unificación en un país azotado por los nacionalismos, los Conciertos Económicos y las demandas económicas de todos, no será fácil de digerir. Todas las Administraciones deben entender (o acabarán convencidas por la fuerza de los acontecimientos) de que aceptar las ventajas de la Moneda Única implica necesariamente aceptar las responsabilidades y renuncias que ello supone. No podemos seguir haciéndonos trampa al solitario.

Porque la única alternativa a no hacer bien los deberes es volver a las cavernas.

JMBA

1 comentario:

  1. Buenas noches Jose María:
    En primer lugar quisiera felicitarte por tu reflexión. Es clara y profunda a la vez. Valiente por tu parte meterte en un tema tan complejo teniendo en cuenta, como tú dijiste, que lo tuyo no era la Economía.
    Por otro lado, confieso que he leído sólo las 3/4 partes de tu artículo: Es muy largo y en estos momentos no me sobra el tiempo. Pero creo haberme hecho una idea.
    Solamente un par de comentarios, si me permites (escribo rápido, espero que se entienda bien; si hay dudas, trataré de disiparlas):

    Es la política cambiaria, y no la monetaria, la que trata de la fijación del tipo de cambio. La monetaria es la que se encarga de la fijación del tipo de interés y en otros casos del control de variables cuantitativas: agregados monetarios. Evidentemente, tipos de interés y tipo de cambio tienen su relación. Pero eso es algo más complejo...Por ejemplo: tipos de interés más altos, con tasas de inflación controladas, animarían entradas de capitales y presionarían al alza el tipo de cambio (revaluación...salvo que seas el regulador de la autoridad monetaria en Beijing...entonces intervendrás en los mercados vía OMA para evitar ese movimiento al alza en tu tipo de cambio)
    Por tanto, en la zona euro (no área monetaria óptima como muchos teóricos han puesto sobre la mesa incluso antes de la entrada del Euro en vigor: en el 99 no en el 2002 (billetes sí en esta fecha) pero la Eurozona como tal nació en el 99).
    Como bien subrayas, la política monetaria está delegada al BCE y la política fiscal está armonizada en cuánto a imposición indirecta se refiere, pero no así la directa; por otro lado, la política presupuestaria (criterios de déficit público y deuda pública: ambos criterios Maastricht)tras la creación de la zona euro se mantuvo la intención de seguir controladados a través del respeto del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (que se lo saltaron a la torera, primero Francia y Alemania a principios de siglo, luego ya recientemente los PIGS o GIPSIEs)...

    Ya termino: la verdadera cuestión, lo que nosotros Economistas, los teóricos (pobres de nosotros cuando nadie nos escuchaba),SIEMPRE RECALCABAMOS era que para que la zona EURO funcionara, con una PM delegada al BCE, tipo de cambio fijo, y políticas fiscales controladas por el PEC; la clave se hallaba en llevar a cabo reformas por el lado de la oferta (las famosas reformas estructurales!!!) que permitieran incrementar la competencia y eficiencia en los mercados (de bienes y factores)y la productividad de factores de L y K...

    Pues bien; sabemos que en España las políticas de liberalización de mercados e introducción de competencia se acabaron en cuanto los políticos socialistas llegaron al poder en el 2004. Sólo se preocuparon de incrementar Gasto Público y a vivir de rentas anteriores...el GP del 2004 al 2009 crecía en dos dígitos; cuando siempre la prudencia de los tecnócratas dice que el GP debiera como máximo incrementarse según la tasa de variación de la economía: si la economía crecía a un 3,5% pues fijar ese dato como tope.Otro error.

    No le echemos la culpa al Euro, sería como echar la culpa al cuchillo por servir como arma letal; cuando se diseñó para hacernos la vida más cómoda al sentarnos a la mesa a despachar un buen solomillo a la pimienta!

    De acuerdo con las ventajas del euro que tú has indicado: eliminación de costes de transacción y estabilidad del tipo de cambio.

    Importante: la devaluación de antes ahora se hace vía precios: por eso la bajada de salarios monetarios, ajuste de precios y ahora...adelgazamiento del Welfare State. Es lo que toca!
    No reviso nada...espero que se entienda!!
    Un saludo,

    Pilar

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