Tras haber bajado desde Gijón hasta la zona de Ponferrada por el Puerto de Somiedo, la comarca de Babia y Villablino, y de haber visitado la zona de Las Médulas ese domingo por la tarde de finales de Agosto, regresé a Ponferrada al final de la tarde.
Ayuntamiento de Ponferrada, en la plaza del mismo nombre. (JMBigas, Agosto 2011) |
El hotel que había reservado, el Aroi Bierzo Plaza, se encuentra en la propia Plaza del Ayuntamiento, el centro del casco histórico de la ciudad (aunque a la mañana siguiente me enteré de que no en el centro, tal y como lo conocen sus propios habitantes). Debajo de la plaza, completamente peatonal, hay un aparcamiento subterráneo, con el que el hotel está coordinado, proponiendo un precio especial a sus clientes. El único pequeño problema es que el aparcamiento tiene dos plantas, pero no tiene ascensor para subir hasta el nivel de la plaza. Y las plazas reservadas para el uso de los huéspedes del hotel están en la segunda planta. Subir el equipaje por las escaleras las dos plantas no fue una experiencia de las más agradables.
Antes de cenar, di una vuelta al atardecer por la zona del casco histórico. En la propia plaza está el Ayuntamiento, un edificio singular. Pasando por debajo de la torre del Reloj, se entra en la calle del Reloj, hasta la Plaza de la Encina. Allí está la Basílica de La Encina, frente a la que está la estatua homenaje al Templario, obra de Venancio Blanco. Desde allí se puede bajar por la calle Gil y Carrasco, que discurre paralela al famoso Castillo de los Templarios, hasta la Avenida del Castillo, que cruza el río Boeza hacia el centro moderno de la ciudad.
Monumento homenaje al Caballero Templario, frente a la Basílica de la Encina. (JMBigas, Agosto 2011) |
Se me hizo de noche, y busqué un lugar agradable para cenar. Tras varias dudas, al final decidí sentarme en la terraza del restaurante La Violeta, en la propia Plaza del Ayuntamiento, que forma parte del complejo del hotel. Según me contó luego el maître, tuve suerte, ya que esa noche la temperatura era agradable y el tiempo estaba calmado, mientras que la terraza por la noche había sido inhabitable los días previos, debido al viento y al frío (relativo). Un domingo por la noche había muy poca gente por allí. De hecho, en la terraza, sólo había dos hombres en otra mesa. Uno de ellos parecía obsesionado con venderle alguna cosa al otro, que se mostraba más bien reticente. El camarero que me atendió, un senior batido en mil batallas en esto de la hostelería y la restauración, me aconsejó un poco con la carta. Curiosamente, había varios platos francamente exóticos, como solomillo de canguro y carne de antílope. Cedí a la tentación (tras contarme las excelencias el camarero) de pedir el solomillo de canguro (que resultó exquisitamente tierno), precedido de una provoleta con tomate oreganado. Me dejé aconsejar un Bierzo Mencía del 2005 (Val d'Uria, poco conocido, de una pequeña bodega de Villamartín de la Abadía) y allá que fuimos con la cena adelante.
La Torre del Reloj, junto a la Plaza del Ayuntamiento, en Ponferrada. (JMBigas, Agosto 2011) |
Como el camarero andaba bastante desocupado por la poca parroquia, tuvimos reposo para mantener alguna conversación sobre la trayectoria vinícola del Bierzo, en plena expansión nacional e internacional. A los postres, vi en la carta que proponían crêpes suzette, que es una de mis debilidades (gastronómica y litúrgica). Este postre (que muy poquitos restaurantes se atreven a proponer, por su costosa elaboración frente al cliente), siempre me evoca una anécdota muy recordada que me sucedió viajando con mi padre. En 1992 hicimos un viaje por México y Guatemala. Estando en Mérida (del Yucatán), fuimos a cenar a un restaurante y pedimos crêpes suzette como postre. Al camarero jovencito que nos atendía se le iluminó la cara, a la par que se ruborizaba. Se retiró y volvió con el carro con su fogón y su sartén, todo ello inmaculado (no descartaría que fuera su primer uso). Empezó los preparativos y, poco a poco, fueron acudiendo a las proximidades otros camareros y gente de la cocina, para presenciar el espectáculo. Dedujimos que el chaval recién habría vuelto de un curso donde le habían enseñado eso, e, inconscientemente, le dimos la primera ocasión que tuvo de demostrar los conocimientos adquiridos. Y, además, las crêpes resultaron ser suculentas y golosas.
Entrada al Castillo Templario de Ponferrada. (JMBigas, Agosto 2011) |
Esa noche, en Ponferrada, el camarero senior acudió con el carrito, el fogón, la sartén y todos los ingredientes. Con gran cariño y profesionalidad, me elaboró dos crêpes suzette absolutamente memorables.
De allí me fui directamente a dormir al hotel (treinta pasos). A la mañana siguiente me levanté prontito, desayuné en el hotel (un correcto desayuno de buffet), y me di un paseíto matinal por la misma ruta del casco histórico. En la Plaza del Ayuntamiento hay varios elementos singulares del mobiliario urbano. Empezando por la farola en su centro, y siguiendo por un quiosco de prensa y la estatua homenaje al barquillero.
Para mi desgracia (¿o quizá mi suerte?), los lunes el Castillo Templario está cerrado al público y no pude visitar su interior. Pasé por delante del Museo de la Radio (sin duda el mejor de su género en España), creado y fundado por el famoso locutor radiofónico Luis del Olmo, ponferradino y berciano hasta el tuétano.
Museo de la Radio, en Ponferrada. (JMBigas, Agosto 2011) |
Quería comprar alguna botella de vino del Bierzo, y pregunté en la recepción por una tienda enológica. Me recomendaron una tiendecita para turistas al principio de la calle del Reloj. Pero más tarde de las diez y media de la mañana, la tienda estaba oscura y sin síntomas de pretender abrir en breve. En el hotel me dijeron que si no, en el centro. Vaya, hasta ese momento yo estaba convencido de estar en el centro. Siempre se aprende algo.
Como no me dieron mayores detalles, subí a la habitación y me conecté a Internet (yo llevaba mi netbook, y había WiFi gratuito). Allí localicé una vinoteca (en el centro) que me pareció conveniente. Anoté la dirección en el tomtom, recogí el equipaje y me bajé al parking para recuperar mi coche (de nuevo las dos plantas con el equipaje en brazos).
La vinoteca en cuestión (Benito Otero, en la calle Antolín López Peláez, 23), resultó ser una tienda de vinos muy interesante, con un buen surtido de vinos del Bierzo de todas clases. Compré algunos vinos de la zona, y les indiqué que, por si no creían demasiado en Internet (creo que no tienen web propia), yo había acudido a su tienda gracias a que aparecían en algunos directorios de Internet.
Tenéis acceso a una galería de 34 fotografías del casco histórico de Ponferrada, pinchando en la foto del Ayuntamiento.
Casco histórico de Ponferrada (El Bierzo, León) |
De allí me fui hacia Astorga por la sierra (el auténtico Camino de Santiago).
Pero esa ya es otra historia.
JMBA
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