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miércoles, 20 de octubre de 2010

Libros electrónicos vs. Libros en papel

Me encanta pasearme por las librerías, para ver los libros expuestos, hojearlos, anotar aquellos que me gustaría poseer. Sostenerlos en mis manos por un momento, en definitiva. Hace un tiempo, viendo la avalancha de títulos expuestos de alguna forma en esa librería, comenté con uno de los vendedores lo siguiente:
Vista de una Librería
(Fuente: poreuropa

- ¡Qué cantidad de libros hay para la venta! Seguro que muchos se venderán muy poco o casi nada, y que la mayoría de los que venden son de unos pocos títulos.

- No se lo puede ni imaginar. De más del 80% de lo que ve no se vende ni uno. Y es que hoy en día todo el mundo se pone a escribir...

Yo creo que es bueno que todo el mundo que cree que tiene algo que contar pueda hacerlo, y poner su obra a disposición de los demás. Lo que ocurre es que los canales tradicionales de edición, publicación y venta no son en absoluto adecuados para volúmenes de venta por debajo de un cierto umbral.

Con las posibilidades que ofrece la venta por catálogo en la Red, este efecto se mitiga algo, pero sigue quedando el problema de fondo. Muchos autores no tienen más remedio que autopublicarse, lo que tiene ciertamente un coste de cierta entidad, que muy raramente se puede recuperar. Hay empresas que facilitan esta labor, de modo que garantizan que ese libro autopublicado esté presente y disponible en un cierto número de puntos de venta. Pero no son más que parches a una situación más complicada.
(Fuente: 36norte6oeste

Si hacemos una clasificación ABC de los libros publicados, encontraremos que (por lo menos) un 80% de los libros vendidos corresponden a un 20% (y posiblemente mucho menos) de los títulos publicados. En la práctica esto significa que los canales tradicionales de venta de libros sólo tienen capacidad para dar una cierta visibilidad a una proporción muy limitada del total de libros publicados. Y si hablamos de visibilidad proactiva, la proporción es todavía muchísimo menor. Si añadimos el factor de los diferentes países donde se publican libros, y los diferentes idiomas, la situación es, todavía mucho más desequilibrada.

Por primera vez, en los últimos tiempos, hemos podido ver, de unos poquísimos libros de gran tirada, expuestos en los puntos de venta tanto la versión en castellano (o en otras lenguas ibéricas) como la publicación en su idioma original (habitualmente el inglés).

Otro tema importante son los libros llamémosles clásicos, que ya están libres de derechos (de Copyright). Es posible comprar ediciones sencillas a precios muy asequibles, de los títulos más populares. Y también, en ocasiones especiales, se realizan publicaciones lujosas de algunos, ilustrados, o facsímiles de algunas primeras ediciones, etc. Pero lo cierto es que fuera del catálogo básico (los que se utilizan en los diversos niveles formativos obligatorios, o en las formaciones literarias especializadas), resulta prácticamente imposible encontrar ediciones disponibles para su venta. Y ello es debido a que despiertan el interés de un número reducídisimo de clientes potenciales, que no compensa la publicación a precios económicos.
(Fuente: afindemes)

En algunos puntos de venta muy especializados (yo lo he visto en Londres, pero supongo que habrá más casos) se ha puesto en marcha la maquinaria y los dispositivos necesarios para poder publicar con rapidez un ejemplar de los libros de un cierto catálogo, por encargo, y a precio asequible. Es lo que se llama el PoD (Publishing on Demand). Este es otro parche a una situación endémica.

Está claro que los libros electrónicos pueden aportar una solución prácticamente sin competencia a estas dos situaciones. Es decir, permiten, por un coste muy reducido, poner a disposición de cualquiera que pueda estar interesado en cualquier lugar del mundo, un montón de títulos cuya publicación en papel sería económicamente inviable.

Pero para lo que constituye el mainstream de la industria editorial, los libros electrónicos constituyen una competencia (no siempre absolutamente leal) a la tradicional publicación de libros en papel. Es decir, para aquellos títulos cuya venta esperada se cifra en miles, decenas o centenas de miles, o hasta millones de ejemplares, lo natural es que sigamos viendo (durante mucho tiempo, yo creo que toda la vida) publicaciones con los dos medios, tanto libros físicos como libros electrónicos.

Claro, aquí debemos distinguir entre los intereses genuinos de los autores y los intereses de la industria editorial, en un proceso que se parece mucho al de la industria discográfica, todavía sin resolver del todo. El camino que sigue cualquier libro de éxito es el de una primera salida al mercado de una edición lujosa (el hardback o tapa dura) a un precio relativamente elevado (20+ euros). Posteriormente, se le da nueva vida con una edición de Tapa Blanda (unos quince Euros, por ejemplo) y finalmente aparece una edición de bolsillo (digamos en torno a los 10 Euros).
Montaje de Pantalla y Librería
(Fuente: tecnocosas)

Un escritor de cierto éxito puede percibir en concepto de derechos de autor (pagado por la editorial, a partir de las ventas) no más de un 10% del precio de venta total. Las grandes vacas sagradas de las ventas es posible que consigan algo más, pero la mayoría de autores tienen que conformarse con el 8%, o incluso el 5% en caso de escritores noveles, no conocidos, etc. Y encima habrá que negociar los restos no vendidos.

Resumiendo, al menos el 90% del precio de venta de un libro en papel son ingresos de personas y empresas no propietarias del contenido. Entre ellas está la propia editorial, el fabricante del papel, la imprenta, la encuadernadora, la logística de distribución, el punto de venta, así como algunos creadores de contenido colateral (diseñadores de cubiertas, prologuistas,...). Para los libros de gran tirada es necesaria una campaña de publicidad, y para conseguir una relevancia cierta en el punto de venta, también habrá que pagar un cánon (como para las famosas cabeceras de góndola en los supermercados).

Es decir, la mayoría de los costes de un libro están asociados a su medio físico. Porque para cada ejemplar hace falta papel, una imprenta, una encuadernación, el transporte, ocupar espacio en el punto de venta, hay que envolverlo, cobrarlo, etc. Y disponer convenientemente de los libros no vendidos.

Por todo ello, parecería razonable pensar que el precio de venta de un libro electrónico debería ser, como máximo, del orden del 20-30% del precio del mismo libro en su edición en papel. Y, en los casos de autopublicación por el autor, un precio del 10% (o incluso menos) de su equivalente en papel, no supondría merma para sus ingresos. Para los best-sellers, se sigue requiriendo de una campaña publicitaria fuerte en la Red, pero el coste de venta de un ejemplar más es prácticamente nulo (ancho de banda para su descarga, gestión del pago).

Sin embargo, lo que hoy constatamos es que el precio de la edición electrónica de un libro es muy ligeramente inferior al de su equivalente en papel, si no incluso algo superior, en algunos casos. Supongo que ello es debido a la desconfianza del sector en cuanto a las posibles facilidades de copiar un Libro Electrónico. No olvidemos que un libro físico se puede prestar, escanear o incluso fotocopiar. Aunque, por ejemplo, fotocopiar un libro puede resultar bastante más caro que comprar un ejemplar original, en muchos casos.

Da la sensación, pues, de que el modelo de negocio de los Libros Electrónicos para el mainstream de la industria no está todavía maduro.

Por el contrario, ya sí es posible comprar Libros Electrónicos por cero Euros (para algunos catálogos de libros clásicos sin Copyright) o por cantidades simbólicas en el caso de algunos libros autopublicados.

Por otra parte, tenemos que tener claro que el nuevo modelo expulsa a muchos actores de la cadena de valor del producto final. Pero es insostenible el intentar mantener un precio añadido cuando no existe valor añadido.

Todas estas reflexiones constituyen un análisis de la situación y desafíos para la parte de la Oferta en este mercado. Por la parte de la Demanda hay otros factores en juego, como la relación emocional del lector con el objeto libro y otros. Factores que podrían modificarse ante diferencias de precio muy sustanciales, pero no en las condiciones actuales del mercado. Sin ir más lejos, hoy publica USA Today un artículo analizando la situación de este mercado. Una de las conclusiones de su sondeo es que un 8% de los consumidores son orgullosos poseedores de algún LELE (LEctor de Libros Electrónicos), un 12% estarían pensando comprar uno en los próximos tiempos, y un 80% ni siquiera consideran su compra.
Un LELE (eReader)
(Fuente: absysnet)

Porque, si bien es posible leer un Libro Electrónico en el PC (ver mi artículo sobre el tema), este método carece de una de las características principales del objeto libro: la movilidad. El desarrollo del Libro Electrónico pasa por los dispositivos especializados, sean los LELEs propiamente dichos, o los tablet PC (iPad y similares) .

Si el modelo se desarrolla convenientemente, un día podremos estar, en casa, a solamente 60 segundos de poder disponer de cualquier libro que se haya escrito alguna vez, en cualquier lugar y en cualquier idioma, y poder empezar a leerlo a continuación. Por no más de 5€ deberíamos poder disponer del best-seller de más éxito el mismo día de su aparición en el mercado. Pero todavía quedan muchos factores que deben madurar (por parte de la Oferta, pero también de la Demanda), y las reticencias no faltan.

Yo auguro que, en un futuro, todos estaremos instalados en un esquema mixto. El LELE será un libro más (el libro que contiene libros) de los que tendremos en los estantes en casa.

JMBA

3 comentarios:

  1. Interesante este post, sobre el que he debatido en más de una ocasión. El libro electrónico tiene varias ventajas principales sobre el libre clásico. El principal es el espacio, pues puedes almacenar en una simple tarjeta SD miles de libros que ocupan muchos metros cuadrados en una habitación. El siguiente es la contribución con el medio ambiente, al ahorrar papel y tinta. Muchos dirán que la construcción del libro electrónico es muy contaminante, pero si comparamos esa cantidad con la de mil libros, entre los árboles, la creación del papel, las tintas, la maquinaria de la imprenta, la energía de ésta, la encuadernación, la logística, el transporte, etc., es bastante inferior. Otro factor determinante es el precio por obra, pues ahorras una cadena de actores (imprenta, transporte, almacén, tienda...) y en infraestructuras.

    Es indudable que el libro tradicional tiene su encanto: el tacto, la vista, el olfato... eso no lo puede sustituir el libro electrónico. Sin embargo, el libro electrónico tiene otras peculiaridades que no tiene el libro tradicional: zoom de la letra (especialmente para aquellos que tiene problemas de vista), formato reproducible (puedes hacer copias), índices instantáneos, etc.

    La siguiente generación de libros (2.0) pasarán por la interacción de comunidades de usuario. Por ejemplo, imagina que los usuarios pueden crear la historia, o diversificar la trama, o proponer alternativas al autor, comentar ciertos aspectos (y así enriquece el libro), aportar elementos multimedia (imágenes, notas, sonidos, vídeos....), posibilidad de ser leído en diferentes voces, traducción simultánea a cualquier idioma, avisos o alertas ante modificaciones o noticias, etc.

    Creo que ambos formatos van a seguir conviviendo, aunque creo que el formato de papel irá en desuso para el público masivo, siendo reservado para coleccionistas, ediciones especiales, etc. En este sentido quizá volvamos a ediciones de copistas, de arte, con elementos de calidad.

    En casa tengo más de 3000 libros, y en formato electrónico debo andar por una cifra aproximada. En el día a día leo en los dos formatos, pero poco a poco iré decantándome por el electrónico, que, como te comenté en un artículo anterior, llevaré a cabo mediante un Tablet PC, en lugar de por un lector de libros electrónicos, pues por el mismo precio (o menos), tengo mayor resulución y millones de colores en un ordenador sin teclado, con aplicaciones, con navegabilidad por internet, estación multimedia, ocio, libros electrónicos, etc.

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  2. Bigasss, que esto no toca, que ahora toca que hables del "re-vamping" del gabinete de ZPorro, Que, además, a tí eso de la actualidad política te gusta y se que eres un "animal político".

    Un abrazo,

    Buenas noches y buena suerte

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  3. He visto tu articulo en la portada de paperblog, y me ha gustado como lo has enfocado, tienes más razon que un santo. Supongo que en un futuro conviviran en paz ambos modelos, pero como no se espabilen las editoriales, tal y como esta la economía actual leer es un lujo y como tal se lo podrá permitir muy poca gente, asi que al final los libros en prestamo en bibliotecas, o de amigos... si el precio del formato digital es inferior valdrá la pena hacer el desembolso en el lector porque el gasto en esta parcela disminuirá muchisimo. Muy interesante lo que cuentas de las librerias y de lo que perciben los autores.

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