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viernes, 19 de agosto de 2011

Para qué hablar, si podemos arreglarlo a hostias (y II)

Hoy voy a tratar el segundo tema lamentable que nos está tocando vivir estos días, en la más pura tradición carpetovetónica del o conmigo, o contra mí: la JMJ y la manifestación laica.
Hemos tenido que asistir de nuevo a hechos lamentables,
provocaciones por todas partes, y la Policía que
tuvo que intervenir
(Fuente: elpais)

Sospecho que me va a resultar un artículo bastante largo, porque conviene tocar todos los aspectos, para que no queden cabos sueltos de los que pudiera tirar algún  malintencionado. Lo escribo de tirón y dejo a vuestra discreción leerlo por trozos, si así os apetece.

Antes de nada, quisiera poner el foco en lo que se conoce como sesgos cognitivos. Hoy mi buen amigo Ansgar (@aseyfferth) ha compartido en Facebook un artículo que resulta muy ilustrativo sobre este tema. A fin de cuentas, habla de los prejuicios que todos añadimos a lo que vemos u oímos. Debería ser de lectura obligatoria (un par de veces) antes de emitir opiniones desacreditadoras o irrespetuosas, con los que piensan diferente de nosotros. Ilustra magistralmente todos los vicios de interpretación que cometemos, por motivos muy diversos.

Estos días estamos asistiendo (básicamente en el entorno de la Puerta del Sol) a una ceremonia de la confusión y a episodios absolutamente penosos, que nunca deberían haberse producido. Tras diversas negociaciones, la Delegación del Gobierno en Madrid aceptó que se realizara una manifestación laica (con matices, contraria a la celebración de la JMJ en Madrid), con un recorrido que incluía la Puerta del Sol, aunque consiguió que el epicentro fuera Tirso de Molina, relativamente cercana.

Para quien no conozca Madrid, la Puerta del Sol es el ágora de la ciudad, el lugar por donde todo visitante acaba pasando o quedando. Posiblemente, cualquier día del año podríamos reconocer al 90% de los visitantes de la ciudad simplemente viendo a la gente que pasa por Sol al cabo del día. Como tal ágora, es el lugar de todos y, personalmente, creo que fue una irregularidad poco afortunada permitir que fuera tomada durante unas semanas por el movimiento del #15M.
El Papa Benedicto XVI, en Madrid estos días, para
liderar la JMJ
(Fuente: JMJ2011)

En estos días en que se celebra la JMJ en Madrid, en Sol, por supuesto, estarán en cualquier momento muchos de sus asistentes. Aceptar una manifestación contraria e ellos por el mismo lugar fue una irresponsabilidad. La única explicación sería que la delegada tenga una confianza claramente sobredimensionada en la capacidad de respeto al contrario en este país. Esperanza tan vana como concentrar a la hinchada de dos equipos rivales en el mismo lugar, y esperar que no haya incidentes.

Claro que vivimos en unos tiempos de lo políticamente correcto y de la presunción de inocencia por encima de todo. Y siempre se censuran las medidas preventivas, porque suponen desconfianza en el civismo de las gentes. Hay que ser más prácticos, que es mejor prevenir que curar.

Pasó y ha pasado lo que era inevitable. Ha habido provocaciones, insultos, descalificaciones impresentables. En la Puerta del Sol y en los foros mediáticos que alimentan ideológicamente a uno y otro bando, que se han encargado de calentar los ánimos y criminalizar preventivamente al otro bando. Que quede claro, en este tema no hay inocentes. Bueno, solamente los policías que se encontraban allí de servicio, y que tuvieron que pechar con una situación que ellos no habían provocado, y resolverla con los medios que la sociedad les ha dado. Para disgusto de todos, como ya viene siendo habitual.

Esos foros mediáticos (en este cibermundo todos disponemos de los megáfonos y altavoces que queramos; además, gratis) se han encargado de destacar las conductas inadecuadas de los otros. Si somos ciudadanos adultos, debemos saber distinguir entre la realidad, las verdades de un color o de otro, las medias verdades, las falacias o las medias mentiras interesadas. Dos no se pelean, si uno no quiere.

Desde los medios próximos a la marcha laica, el tema se ha convertido en una Crítica General a la Iglesia Católica, a sus representantes y a sus simpatizantes. Para ellos, representa la ultraderecha, ese demonio criminalizable sin más matices. Por la Inquisición, por el franquismo, por el período de pertenencia a las juventudes nazis del Papa actual (¿cuántos ciudadanos alemanes de su edad estarán en el mismo caso?), por Pinochet, por el poder terrenal que tiene el Vaticano, por su riqueza y su boato, por los Legionarios, los Kikos, las presuntas apariciones, etc. etc.
Peregrinos de la JMJ
(Fuente: poitoujeunes)

Desde los medios próximos a la JMJ y a los entornos católicos, se han destacado los insultos y conductas irrespetuosas de algunos de los manifestantes contra sus corderitos inocentes. Para ellos, los de la marcha laica y sus mariachis representan la ultraizquierda, ese demonio criminalizable sin más matices. Por el régimen soviético, por la religión como opio del pueblo, por Cuba, por el aborto, por el matrimonio homosexual, por el divorcio, por Zapatero, por Rubalcaba.

Resumiendo, los dos bandos están convencidos de que todos los Hijos de P... están concentrados en el bando contrario, y que ahí no hay otra cosa. Creen a pies juntillas que la mera existencia del bando contrario le hace daño a la sociedad, y hasta a la humanidad, si queremos ponernos trascendentes.

Con estos mimbres, lo sucedido era perfectamente esperable. Prevenirlo y evitar la confrontación directa no creo que hubiera sido ningún atentado contra la necesaria presunción de inocencia.

En el largo camino que hemos tenido que recorrer hacia la democracia, nos falta (a todos) aprobar una asignatura vital: defender el derecho a expresarse hasta de los que opinan todo lo contrario de nosotros. Defender ese derecho no es compartir su punto de vista, sino aceptar unas reglas básicas de convivencia, y poner el respeto por encima de todo lo demás.

Claro, eso debe ser válido para todos. Porque si el punto de partida de unos y otros es la voluntad de exterminio de los contrarios, ¿quién va a romper ese círculo vicioso?.

Vayamos al meollo de la cuestión, a la causa inmediata de estos enfrentamientos: la JMJ. La Jornada Mundial de la Juventud es una iniciativa evangelizadora y propagandística de la Iglesia Católica (del Vaticano, del Papa) cuyo objetivo último es reforzar las vocaciones, favorecer el intercambio entre simpatizantes, reforzar el sentimiento de pertenencia, fomentar la adhesión y aclamación al líder, e incluso (como alguna autoridad ha reconocido) alumbrar algunos matrimonios católicos. Todo ello en un contexto multitudinario, internacional, viajero, y ciertamente lúdico y festivo.
(Fuente: cristodelamormontilla)

La Iglesia Católica es una institución privada que, como tal, tiene jerarquía (dirección), socios, simpatizantes, creyentes y también disidentes respecto a las decisiones o tendencias de los que mandan. De hecho, algunos disidentes de la Iglesia Católica (presuntamente próximos a la llamada Teología de la Liberación) se han alineado en este tema con las organizaciones laicas, en contra de los dispendios y boato que rodean a la celebración de la JMJ. Desgraciadamente para ellos, la jerarquía opina que no tienen cabida en la Iglesia, mientras no practiquen la obediencia ciega. Hasta ahí, como un Ateneo, un Club de Golf o una Comunidad de Propietarios.

Pero también es la multinacional más antigua de la que se tiene conocimiento, y su pervivencia en el tiempo ilustra su gran capacidad de perpetuarse a sí misma y de librarse de sus enemigos y de las amenazas a su existencia.

Su líder (el Papa) es, además, el Jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, uno de los microestados que hay por Europa. Una cierta irregularidad, pero que hay que aceptar como una realidad de muchos siglos.

Por su parte, España es un estado aconfesional desde la proclamación de la Constitución de 1978, que aprobamos la mayoría de los españoles. Esto significa que el Estado, formalmente, no está ligado de ninguna forma a ninguna de las religiones que existen ni puedan existir. Este hecho debe enfatizar otro aspecto que a menudo se olvida: las creencias, sentimientos religiosos y pertenencia a una u otra Iglesia es una decisión privada de cada ciudadano, y debe mantenerse en la esfera de la privacidad. Aunque no siempre fue así en España, hoy no se nos pide nuestra religión en ninguna de las relaciones que podamos tener como ciudadanos con ninguna de las administraciones del Estado. Hasta ahí, como ser del Barça o del Madrid, una decisión privada y libre de cada cual.

Lo que también es cierto es que, pese a la situación legal actual, hay muchos siglos de historia detrás nuestro, que afectan o influyen en lo que hoy ocurre. La Iglesia (desde aquí, la llamaré simplemente así) ha tenido papeles muy preponderantes en muchas etapas de la vida de este país (bueno, digamos de los territorios que hoy constituyen España). Ha habido Reyes Católicos y hasta un Caudillo por la gracia de Dios. La Iglesia fue la única depositaria de la cultura en la Edad Media, fue el brazo religioso del poder secular durante muchas épocas, y muchas organizaciones en su interior han jugado papeles muy determinantes en nuestra común historia.
Peregrinos de la JMJ descansan junto a
Colón, a la espera del Via Crucis de
este jueves
(Fuente: eleconomista)

La gran mayoría del patrimonio monumental religioso de este país está en manos de la Iglesia. Para bien y para mal, cuidado, que el coste de mantenerlo en pie para las generaciones futuras no es despreciable. Una nueva desamortización es planteable. Pero, ojo, con todas sus consecuencias. El Estado pasaría a ser propietario de catedrales, monasterios, iglesias, ermitas,... con todos sus derechos y todas sus obligaciones. No es tema para nada baladí. En ese caso, debería tomar decisiones no siempre fáciles, como si debería alquilar la Catedral de XXXX a la Iglesia para su utilización en exclusiva; o no.

Ese camino nos lleva a la necesidad que habría de clarificar temas muy peliagudos. Por ejemplo, ¿quién pagó la construcción del Monasterio de XXXX? ¿los socios, los fieles? ¿el Vaticano? ¿un rey, conde o marqués, con los dineros de todos?.

Por otra parte, ciertas instituciones en el seno de la Iglesia tienen un papel importante en los servicios públicos y sociales que recibe el ciudadano. ¿Cuántos colegios tiene la Iglesia? ¿A cuántos necesitados atiende Cáritas u otras organizaciones de la Iglesia?. Muchas de las labores que realiza podrían ser desempeñadas por asociaciones civiles de ciudadanos, pero la situación hoy por hoy es la que es. ¿Qué parte de la educación que se da en sus colegios es instrucción a pagar con los impuestos de todos (o habría que crear más colegios públicos) y qué parte es adoctrinamiento que deberían pagar los padres o la comunidad de fieles?.

Esta profunda imbricación de la Iglesia con la sociedad civil durante muchos siglos hace que la separación efectiva de Iglesia y Estado no sea, para nada, un tema fácil y claro. Es por esto, y no por otras voluntades o deseos, que la situación que tenemos en la actualidad se desarrolla entre dos (o más) aguas. Tiende a ser confusa, pero hay que entender que la historia de muchos siglos no se puede cambiar por decreto. Y, de este modo, vemos como existe una aportación del Estado al sostenimiento de la Iglesia Católica, o una casilla en los formularios de la Declaración de la Renta para marcar (o no) la voluntad de cada ciudadano de que una parte (conocida) de sus impuestos se destine a la financiación de la Iglesia.

Para una situación de estas características, la mejor opción sería practicar la transparencia más total en todos los frentes. El catastro de todos los bienes (raíces, mobiliarios, artísticos,...) propiedad de la Iglesia debería ser público. Y ser públicas (y claritas) también las cuentas de los flujos de dinero del Estado a la Iglesia, y por qué conceptos. Y ser públicas y transparentes también las cuentas totales y reales de la Iglesia: cuánto gasta, en qué y de dónde salen sus ingresos. Porque hay que recordar que la Iglesia disfruta de ciertas exenciones fiscales, dado que contribuye con sus recursos a realizar funciones que, alternativamente, deberían ser pagadas por los Presupuestos del Estado.

La transparencia contribuiría dramáticamente a evitar los malos entendidos, las medias verdades, y todo tipo de acusaciones que, hoy por hoy, no sabemos si son justas o injustas, ciertas o falsas. Cada cual puede pensar si es mejor cerrar la boca y parecer tonto, o abrirla y despejar las dudas.
Preparación del escenario en Cibeles
(Fuente: vidanueva)

El Papa ha venido estos días a España (a Madrid, en este caso) para participar y animar la JMJ. Como se trata de la visita de un Jefe de Estado, parece razonable que lo reciban el Rey (nuestro Jefe de Estado) y la Reina, y los miembros del Gobierno. Con el respeto debido a un Jefe de Estado de un país extranjero con quien mantenemos relaciones diplomáticas plenas. Que alguna autoridad de nuestro país muestre, además, un gesto especial de sumisión o de reconocimiento de autoridad espiritual, quiero entenderlo como un gesto personal, nacido de las creencias privadas de cada cual, al margen de sus responsabilidades en la representación de todos los ciudadanos. Sería bueno desligar los dos aspectos, porque, si no, induce a muchas confusiones. No tengo ningún inconveniente a que Esperanza Aguirre, mujer, insinúe una genuflexión ante el Papa y bese el anillo papal. Pero sería inaceptable que la Presidenta de la Comunidad de Madrid, en representación de todos los ciudadanos de Madrid, muestre sumisión al Papa, porque no le hemos dado ese mandato. Porque incluso entre sus votantes habrá católicos, agnósticos, ateos y mediopensionistas. Y entre todos los ciudadanos de Madrid, no digamos.

Vayamos ahora a la financiación de la JMJ. Un evento de estas características, que puede llegar a acumular en Madrid hasta un millón de participantes, tiene un coste enorme. Se han manejado (sin demasiadas explicaciones) cifras de todo tipo, por ejemplo, 50 millones de euros. No sé si es correcta, incluso si se acerca a la realidad. Esa es la primera lección. De nuevo, la transparencia evita las interpretaciones malintencionadas. Claro que también podría, quizá, confirmar las opiniones más adversas.

Se ha desplegado mucho voluntariado: desde los chaquetas verdes que ayudan a los participantes, les indican y orientan, hasta las familias que voluntariamente han decidido dar acogida en su casa a uno o varios de los participantes de la JMJ. Nada que decir: todos tenemos derecho a dedicar nuestro tiempo y nuestro dinero a lo que nos parezca más conveniente.

Por escoger una cifra (ya veremos si se confirma o se desmiente) tomemos un millón como el número total de participantes. Parece ser que cada uno ha pagado una cierta cantidad (ignoro su cuantía y si todos han pagado igual), para contribuir a los gastos de la Organización. Incluso una parte de esa cantidad se destinaría a un Fondo de Solidaridad, para permitir que gente sin medios materiales para venir a Madrid a participar en la JMJ, pueda hacerlo, si esa es su voluntad.
El Papa en su papamóvil, por las calles de Madrid
(Fuente: hola)

Todo el montaje y desmontaje de las estructuras necesarias para los diversos eventos de las jornadas (escenarios gigantes en Cibeles; habilitación de Cuatro Vientos - escenarios, gradas, grifos de agua, baños públicos, etc. -; ...) entiendo que son trabajos realizados por empresas especializadas en el tema y subcontratadas por la organización a esos fines. Que pasarán sus correspondientes facturas y las cobrarán. Al Capítulo de Gastos.

Del millón de participantes, hay muchos de Madrid, muchos del resto de España, y muchos también que proceden de otros países, próximos o remotos. Todos ellos han tenido que viajar por diversos medios hasta Madrid, y tienen que alojarse y comer y beber aquí hasta que termine la JMJ. Supongo que habrá habido acuerdos con compañías aéreas, ferroviarias o de autobuses para conseguir un precio favorable para los peregrinos. Estas son prácticas habituales en la organización de eventos multitudinarios. Un precio favorable para los grandes consumidores es una práctica comercial habitual. Pero, sea cual sea el precio que se haya acordado, cada uno habrá tenido que pagar su viaje (además de la aportación a la organización).

Para el alojamiento de un millón de personas, se ha tirado de toda clase de recursos. Por supuesto, los hoteles, hostales y pensiones habrán despachado más estancias de lo habitual. Pero también se han habilitado espacios de propiedad pública para ese alojamiento (colegios, polideportivos,...). Para aquellos que sean propiedad de la Iglesia, nada que decir (deberán hacer frente a los gastos ocasionados de la forma que estimen más oportuna). Para los que son propiedad del Estado, ignoro si son donaciones (sin contraprestación económica) o se ha acordado, de alguna forma, el pago, por parte de la organización o los propios peregrinos, de los gastos ocasionados (personal adicional necesario - horas extras, por ejemplo; también he oído que algún personal se ha prestado voluntario -, consumo adicional de agua, gas y electricidad; servicios de seguridad y limpieza; desayunos o comidas; desgaste de las instalaciones; etc.). Sería bueno que el detalle de los recursos utilizados, y las condiciones para ello, sean públicos.

Un millón de visitantes en Madrid tienen que moverse por la ciudad y alrededores, para asistir a los propios eventos de la JMJ, o para realizar un poco de turismo por la ciudad, aprovechando los tiempos libres. Creo que el Metro de Madrid (o el Consorcio Regional de Transportes) ha facilitado un abono de transporte por estos días, a precio reducido. Posiblemente se podría conseguir algo parecido para un congreso de taxidermistas que trajera dos mil visitantes a la ciudad. La diferencia es que, en este último caso, el ingreso por los abonos baratos ayudaría a rentabilizar una capacidad excedente. Mientras que si hablamos de un millón de visitantes, es necesario aumentar la capacidad disponible (especialmente en esta época de Agosto, en que la ciudad está adormilada, y Metro y autobuses circulan con una frecuencia también canicular). Esto significa mayores costes (de nuevo más personal, horas extras, mantenimiento, seguridad, etc.), que espero hayan sido tenidos en cuenta. Nada podrá compensar, por otra parte, a los usuarios habituales de estos medios de transporte, ante afluencias tan masivas de nuevos viajeros. Eso sin contar los eventuales cánticos grupales, o las peleas o disputas habituales entre pros y antis. Todo ello irá directamente al Debe de la JMJ.
Peregrinos de la JMJ, en el Metro de Madrid
(Autor: Roberto Cárdenas; Fuente: elmundo)

¿Cuánto y en qué gastan dinero los peregrinos?. Visitarán algunos museos (aunque he oído que algunas entradas también son gratuitas para ellos), quizá vayan algún día al cine (aunque sólo sea por estar fresquitos), sin duda visitarán en algún momento El Corte Inglés (también se está fresquito), y quizá también compren alguno de esos souvenirs kitsch y a menudo ridículos que están a la venta. Tendrán que comer y beber (fuera de sus alojamientos habituales, y cuando no forman parte de un acto organizado por la JMJ). Parece que la Organización también ha llegado a algunos acuerdos con cadenas de restauración, por lo que los peregrinos dispondrían de algunos vales o bonos para esos locales. Para muchos, algún café, horchata o refresco en alguna de las múltiples terracitas que habitan en Madrid en verano, caerá también. Quizá compren algún periódico o revista; o se enamoren de algún objeto visto en el escaparate de una tienda al paso. Pero también hay que entender que la mayoría de visitantes (por su joven edad, por sus recursos económicos) no podrán entregarse a grandes dispendios.

Todo lo que se gaste en el comercio establecido y legal, acabará contribuyendo (via impuestos directos o indirectos) a las arcas del Estado (y del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid). En algún momento convendría hacer las cuentas de este capítulo, que sospecho únicamente podrán hacerse por comparación con otro Agosto normal. Y eso podría poner en evidencia el lucro cesante provocado por la dimisión de otro tipo de visitantes, que hayan preferido no compartir Madrid con la JMJ, y hayan viajado a otros lugares.

Cada participante ha recibido un llamado kit del peregrino. Junto con otros regalos, puede incluir camisetas, gorras, libros sagrados, abanico, planos de la ciudad, etc. etc. No sé si la JMJ ha sido declarada de Utilidad Pública (de hecho, ignoro incluso si esa consideración formal existe o cuál es el procedimiento). Pero lo cierto es que las donaciones de las empresas a la JMJ se benefician de ciertas desgravaciones fiscales. Estas ventajas se dan con cierta frecuencia cuando empresas y particulares, con su dinero, contribuyen a ciertas realizaciones que, de otra forma, deberían ser subvenidas directamente de las arcas del Estado. O bien cuando el Estado estima que gracias a esas realizaciones, va a obtener un ingreso mayor que el lucro cesante derivado de las desgravaciones. O que el tema en sí es de interés general o público.

De esta forma, han aparecido patrocinadores: las camisetas llevan el logo de una entidad financiera, y así muchos de los objetos que acabará atesorando cada peregrino. Definidas unas ciertas condiciones fiscales, iguales para todos, cada empresa o particular puede tomar sus propias decisiones para promocionar su marca. Nada que criticar.

Por su parte, el Estado y demás autoridades públicas deben contribuir a prestar los servicios necesarios (seguridad, vehículos, coordinación,...). En lo que se refiere estrictamente a la visita del Papa (y su séquito, cuya dimensión ignoro), entiendo que es una obligación derivada de nuestras relaciones diplomáticas con el Vaticano, y los gastos deberán ir al capítulo de gastos por visita de Jefes de Estado extranjeros. Otra cuestión son los gastos (del mismo estilo) derivados directamente de la celebración de los actos multitudinarios de la JMJ y de la presencia en Madrid de un millón de visitantes a esos efectos. ¿Cuántos policías, personal sanitario o de limpieza, o empleados públicos de todo tipo han tenido que renunciar a sus vacaciones, y se les tendrán que abonar horas extras? ¿Cual será el coste real final de todos los operativos necesarios para garantizar que todos los actos previstos se puedan desarrollar con la máxima normalidad?. Sería buena la máxima transparencia en este capítulo, y que las cuentas sean públicas.
Simulación del escenario para los actos de la JMJ
en el aeródromo de Cuatro Vientos
(Fuente: globedia)

Se compara a menudo la JMJ con los grandes partidos de fútbol, que también desplazan masas importantes de personas. Se parecen en lo fundamental: ambos son eventos organizados por instituciones privadas. Pero hay diferencias muy sustanciales. Un partido de fútbol puede traer durante un día a unos pocos miles de visitantes (no a un millón durante una semana). Además, la percepción del gasto que realizan, del dinero que se dejan aquí, parece más clara (aunque sólo sea por esas mesas colmadas de botellas vacías de cerveza, que siempre aparece en los noticieros).

He oído también algunas críticas, creo que injustas, a la cobertura que los medios públicos de comunicación están dedicando a los diversos actos de la JMJ. Un evento que trae un millón de visitantes a Madrid durante una semana, que interesa mucho a unos cuantos millones más de personas en todo el país (al menos, los fieles católicos que no puedan estar en Madrid), y que tiene interés internacional, merece una cobertura amplia de los medios públicos. Y de los privados, pero estos ya gestionan sus dineros de la manera que les parezca más oportuna; nada que decir.

La incomodidad de los habitantes (que están aquí en Agosto) de Madrid será difícilmente cuantificable. Yo mismo me he borrado del centro y de las áreas de influencia de la JMJ esta semana. Los muchos cortes de circulación y los controles de seguridad, dificultan la vida normal de los ciudadanos, especialmente de los que habitan o trabajan en las zonas por donde discurren los peregrinos (sea en actos organizados, o sea en su puro deambular turístico).

Aquí termino el repaso que quiere ser bastante exhaustivo de todos los componentes que hay que tener en cuenta para evaluar la JMJ y todo lo que la rodea. En un intento de forzar a todos a reparar en los matices y a desarbolar las críticas airadas del blanco/negro, del o conmigo o contra mí, que nos está tocando estos días escuchar y leer, desde Sol o Tirso de Molina, o en los diversos foros mediatizados en una u otra dirección. Intentemos ser un poco más finos en nuestras apreciaciones, y tengamos en cuenta los infinitos colores que acaba asumiendo la realidad. Y pongamos freno a los ladridos (de uno y otro bando), con consignas cortas y demoledoras, que pretender desacreditar y deslegitimar por completo al adversario. Buenas y malas personas (en el fondo, lo único que realmente cuenta) los hay en todas partes y en todos los bandos. Yo mismo conozco buena gente y también HdP. De algunos ni siquiera sé en qué bando se alinearían; el resto están más repartidos que el Gordo de Navidad.
Hasta 200 confesionarios vanguardistas como estos
se han instalado en el Parque del Retiro
(Autor: Miguel G. Castro; Fuente: publico)

Uno de los elementos que, posiblemente, más crispa a los partidarios de la marcha laica, es el ejercicio de manipulación que puede suponer para una juventud todavía muy tierna, y posiblemente carente de suficiente criterio. Eso, señores, lo siento, pero es pura envidia que les corroe.

En resumen, creo que debemos exigir que todas las cuentas de la JMJ sean públicas y conocidas. Eso evitará que se profieran acusaciones que acaben resultando falsas. Y, posiblemente, oriente de la mejor forma posible, el papel que el Estado y el Gobierno deban asumir en otras ocasiones parecidas en el futuro. Todo lo que pueda contribuir a mantener y robustecer la separación del Estado con todas las Iglesias, será bienvenido.

Y, finalmente, ¿cuál es el contenido de los discursos del Papa?. Como ciudadano en un país libre, tiene derecho a decir lo que tenga por conveniente. Incluso tiene derecho a criticar las leyes que nuestros representantes hayan decidido aprobar. Y así con todo. Lo que realmente me preocupa y aterra es ver cómo hay mucha gente que cree, comparte y proclama, sin ningún sentido crítico, todo aquello que dice. No tengo nada que decir a que los que se consideren católicos le crean y le sigan: están en su perfecto derecho. Pero sí me parece mal que conciudadanos míos practiquen la obediencia debida a un personaje al que no hemos elegido y que no es nuestro representante. Cuántas iniquidades no se habrán cometido en nombre de esa (u otras) obediencias debidas. Ningún inconveniente tengo a que los simpatizantes acepten regir su vida por los conceptos, ideas y valores que proclama el Papa (dicho sea de paso, ojalá fuera así siempre). Pero no puedo aceptar que pretendan que la sociedad en su conjunto se conforme de acuerdo a ellos. 

Entiendo y respeto por completo que los que se sienten católicos no se divorcien, no aborten y no se casen con personas de su mismo sexo (suponiendo, claro, que todo eso fuera realmente cierto). Pero, y vuelvo al principio, las creencias religiosas forman parte de la esfera privada (no pública) de cada persona. Y, por ello, no puedo admitir que se opongan a que la sociedad civil (esa gran desconocida; a menudo desaparecida en combate) se organice y legisle para regular todas esas cosas (y otras) para todos los ciudadanos.

Su Reglamento atañe (y obliga) a sus socios. Pero no a los demás. Y por ello rechazo con la máxima energía los intentos (francos o disimulados) de conseguir que la sociedad sea católica. La sociedad no debe ser católica, ni protestante, ni musulmana, ni budista. Y, si vamos a ello, tampoco la sociedad debe ser de extrema izquierda ni de extrema derecha.

La sociedad debe ser, simplemente, civil. Una comunidad de ciudadanos gobernada por el Imperio de la Ley. Donde hay de todo, como en botica. Y la sociedad sólo puede ser lo que todos los ciudadanos decidamos que sea.

Otra cosa no es más que maniqueísmo o sectarismo inaceptable.

JMBA

4 comentarios:

  1. Buen trabajo. Me parece que las cuentas no van a estar claras nunca, ya que la contabilidad no es la especialidad de la iglesia ni la de los políticos pro-evento. Me parece también que la Iglesia, convencida como está de administrar una verdad absoluta, vaya a renunciar a forzar la máquina en contra de una sociedad relativista, sin valores, etc. etc.
    Bueno, yo me he hecho el firme propósito de ser especialmente respetuoso, pero no puedo renunciar al derecho a decir ¡cuidado, que estoy aquí! cuando me pisan los callos. Por eso he escrito también algo al respecto. Lo encontrarás en http://se-rodar.blogspot.com/2011/08/jmj-ratzinger-martillo-de-herejes.html

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  2. HOLA JMBA.- EN PRIMER LUGAR TE FELICITO POR TU ESCRITO Y FOTOS.
    COMO ME HA COSTADO UNO 25 MINUTOS LEER CON TODO DETALLE TU LARGA REFLECCION, SOLO PUEDO DECIRTE QUE LOS GASTOS PRODUCIDOS POR ESTE EVENTO NO LOS SABREMOS JAMAS.
    YO LO RESUMIRIA EN DECIR QUE LAS UNICAS HOSTIAS QUE DEBIAN DARSE, SON LAS QUE RECIBIAN EN LAS MISAS VOLUNTARIAMENTE, ALGUNOS FIELES. NOS ENTENDERIAMOS MAS Y EL MUNDO IRIA MEJOR.
    UN CORDIAL SALUDO Y UN ABRAZO.

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  3. Impecable, Bigas. Mucho mejor nos iría a todos si las mentes pensantes de este país fueran como la tuya. Mucho más, si quienes se consideran intelectuales- no digamos ya los que dicen ser de izquierdas- tuvieran el "seny" que aquí demuestras.
    Creo que ya te lo dije por el chat de facebook pero aquí te repito que eché de menos no estar allí, pues estoy convencido que mi imagen de un señor ya-no-joven-pero-aún –no-viejo en mi silla de ruedas empujada por mi hija Carolina de 10 años habría sin duda enternecido al Papa y se habría dirigido a saludarme atrayendo hacia nosotros las cámaras de televisión, para deleite de Carolina y ambos habríamos tal vez tenido la oportunidad de intercambiar con el Papa algunas palabras en alemán.
    Un abrazo y sigue así, que a todos nos irá mejor.
    Santi.

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  4. Bien, alguien tenia que decirlo y tu lo has dicho, "las cuentas claras". Siento decirte que esto no lo verán tus ojos, ni los míos, aunque sería lo suyo para evitar especulaciones.
    Soy católica practicante, ojo, no santurrona, pero me desagradan en gran manera esas movidas que se organizan últimamente con el Papa como eje vertebrador y para demostrar ¿que?.
    Que sigue en vigor la iglesia católica, no nos engañemos, hay católicos como hay musulmanes, ateos, rubios y morenos.
    Convocar a la juventud a bajo precio, con bonos para casi todo, es una apuesta segura. Que el personal que se apunta sea católico más o menos convencido ya es otro cantar.
    A mi manera de ver, el Papa ha perdido toda credibilidad, si es que alguna vez la tuvo y la culpa de todo la tiene ni más ni menos que la misma institución a quien representa, la Iglesia.
    Al margen de todo lo que se intente vender, está como bien dices el gasto desmesurado que acarrea la visita de un "jefe de estado". Que yo sepa no se montan estos espectáculos con ningún jefe de estado que visite cualquier pais del mundo. Le reciben las autoridades, es su obligación, mantienen conversaciones, se le ofrece una comida/cena o lo que sea, se despide y aqui paz y luego gloria. Los medios sacan sus conclusiones, comentan el vestuario de las señoras y poco más. Y yo me pregunto, por que la visita de un personaje que en su momento hizo un voto de pobreza se tiene que magnificar y derrochar unas cantidades del dinero de todos, que no abunda precisamente ¿que queremos demostrar?
    La Iglesia prohíbe específicamente el uso del preservativo, está en contra de la ley del aborto, no aprueba los "matrimonios"
    homosexuales, etc, etc. Alguien se cree que durante la semana más o menos que ha durado la broma ese millón de jóvenes no ha usado preservativos, sinceramente espero que la respuesta sea NO porque de no ser así dentro de 9 meses habrá un BABY BOOM que sera digno de ver. A lo mejor el condón venia incluido en el set del peregrino, todo es posible.
    Sea como sea, seguiremos esperando las cuentas del dispendio.
    Un saludo

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