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jueves, 1 de septiembre de 2011

Paseo por Zamora al atardecer

Llegué al hotel de Zamora ese miércoles pasada la media tarde. Había reservado una habitación en el Zenit Dos Infantas (un cuatro estrellas ligeramente sobrevalorado, aunque con precios extremadamente atractivos, al menos en esos días finales de Agosto), fantásticamente ubicado en la calle Cortinas de San Miguel, en el trocito semipeatonal que desemboca en la calle Santa Clara, la principal arteria comercial del centro de Zamora. De hecho, sólo pueden acceder a ese tramo los usuarios de dos garages particulares que hay (por cierto, que uno de ellos tras la puerta de la calle tiene un ascensor y no una rampa) y los clientes del hotel (durante unos minutos).
La Catedral de Zamora (la inalcanzable)
(JMBigas, Agosto 2011)

El hotel tiene aparcamiento propio (con ascensor directo a las habitaciones y a recepción), pero el acceso es por la calle de atrás, lo que te obliga a parar enfrente primero para que te lo cuenten, y dar luego toda la vuelta a la manzana, hasta una rotonda relativamente alejada para no violar una prohibición de giro a la izquierda. El caballero de la recepción me asignó un número de plaza en la planta -2 del aparcamiento, aparte de indicarme el itinerario.

Una vez tomado el control de mis nuevas posesiones temporales (incluido un minibar con agua y refrescos sin cargo extra, cosa muy de agradecer), serían más de las siete y media. Había salido de Madrid por la mañana, con parada en Rueda y visita a Toro (de las que ya os contaré detalles en otra ocasión), por lo que estaba ya algo fatigado. Pero pregunté en recepción por la ciudad (en la que nunca antes había estado), y me dieron un pequeño mapa del centro y me contaron que junto al hotel empezaba la zona peatonal de la calle Santa Clara y sus continuaciones, hasta la Catedral y el Castillo.

Parecía una ruta interesante de hacer y me puse inmediatamente a ello. El hotel se encuentra a una manzana de la Avenida de Portugal (la Plaza de la Farola y el Parque de la Marina Española), una arteria principal para el tránsito rodado. Pero todo el eje monumental que empieza allí en la calle Santa Clara es prácticamente peatonal. Y buena parte de ella forma parte de la Ruta Románica de la ciudad de Zamora.
Escultura de Mujer jugando con su hijo, cerca de
la calle Santa Clara, en Zamora
(JMBigas, Agosto 2011)

La calle Santa Clara empieza siendo una arteria comercial peatonal más o menos convencional. A uno y otro lado se suceden diversas plazas y plazoletas (como la de Castilla y León, también conocida como la Nueva Plaza de Hacienda, o la del Maestro Haedo). Sorprende al principio lo bien cuidadas que se ven todas las fachadas (muchas parecen recién pintadas) y los edificios monumentales que salpican el recorrido uno se los imagina con los andamios hasta hace unos días, de lo limpios que aparentan estar. Supongo que el clima de Zamora ayudará a mantenerlos así.

Antes de llegar a la Plaza Mayor, llaman la atención la Iglesia de Santiago del Burgo y el llamado Palacio de los Momos. La calle de Santa Clara confluye con la de San Torcuato (con alguna circulación puntual de vehículos) y durante un tramo pasa a llamarse calle Renova.

En la Plaza Mayor (como en la mayoría de pueblos y ciudades de España), está el edificio del Ayuntamiento (con sus banderas de rigor), y la sede de la Policía Local, que acostumbra a tener aparcado alguno de sus vehículos en el centro de la plaza.

Sorprende la Iglesia de San Juan Bautista de Puerta Nueva, que tiene junto a su fachada principal una escultura que representa a dos de los típicos penitentes de la muy famosa Semana Santa zamorana. Al verla, pensé que ya había llegado a la Catedral, que un ratito largo ya había andado, pero no. Le da la sensación al paseante de que alguien malintencionado está tirando de la Catedral para irla alejando a medida que nosotros avanzamos por el eje monumental.

De la Plaza Mayor, perpendicular al eje, parte la calle Balborraz, de muy pronunciada pendiente hacia abajo, con escalones en la calzada.
Escultura de dos penitentes, frente a la Iglesia de
San Juan Bautista (de Puerta Nueva).
(JMBigas, Agosto 2011)

Pasada la Plaza Mayor, el eje pasa a llamarse Calle Ramos Carrión. Allí está el Teatro Ramos Carrión, actualmente en fase de restauración (secuestrado por vallas y andamios, esos grandes enemigos del turista fotógrafo).

Llegando a la Plaza Viriato (en uno de cuyos laterales está la estatua dedicada a Viriato, que podéis ver aquí), a la izquierda hay una plaza bastante profunda (que termina en un mirador sobre el Duero) que se llama Claudio Moyano. En ella está el Parador de Zamora (Parador de los Condes de Alba de Aliste), instalado en un antiguo palacio. Junto al mirador hay también una pequeña iglesia, la de San Cipriano.

Siguiendo adelante, la calle se convierte primero en la Rúa de los Francos y luego en la Rúa de los Notarios, dos arterias peatonales pero muy escasamente comerciales (hay alguna cafetería con terraza en alguna de las plazoletas laterales). Mención especial merece la plaza y Parque de San Martín (a la derecha del eje en dirección a la Catedral), que dispone de una gran área de juegos infantiles y de un mirador sobre la ciudad, que el Sol poniente del atardecer hace especialmente atractiva.

Cuando uno anda por la Rúa de los Notarios (mirando con cierto estupor algunas fachadas maravillosas de edificios residenciales), ya le ha vencido la desesperación. Llevaba ya más de una hora andando, y no veía trazas de la Catedral. Yo estaba convencido de que el hombre de la recepción del hotel 
y el mapa que me había dado eran parte de una conspiración para hacerme luz de gas, sugiriendo una catedral que sólo existía en su imaginación. Me consolaba el hecho de ver que no era el único alucinado (muchos peatones seguían la misma dirección que yo).
Cigüeña sobre las torretas de la cubierta de la
Catedral de Zamora
(JMBigas, Agosto 2011)

Finalmente llegué frente a la Catedral de Zamora. Durante todo el trayecto había visto alguna cigüeña posada sobre un campanario, incluso algún nido. Pero sobre la Catedral, eso era la apoteosis. Habría no menos de veinte o treinta cigüeñas sobre las torres y las cúpulas, y varios nidos. Algunas arrancaban el vuelo de repente, y otras venían a posarse de nuevo allí.





En ese miércoles de Agosto, en la explanada frente a la Catedral, estaban preparando lo necesario para celebrar esa noche un concierto. Dos chavales descargaban de un camión torres de sillas de plástico apilables, y con una habilidad remarcable las iban disponiendo, a toda velocidad, en filas de cara al escenario, en el que ya realizaban pruebas de sonido.
El Duero y el Puente de Piedra, desde el mirador junto
 a la Puerta del Obispo de la muralla de Zamora
(JMBigas, Agosto 2011)

A la derecha de la Catedral, se pueden cruzar los jardines del Castillo, y llegar al Castillo propiamente dicho. El que resultó inexpugnable (resistió un sitio de siete meses de duración) al asalto del Rey Don Sancho de Castilla en el 1.072, que quería conquistar Zamora, en manos de Doña Urraca desde la muerte del Rey Fernando. Pero Don Sancho fue asesinado a traición por Bellido Dolfos (según cuenta alguna historia) y eso propició la unión de Castilla y de León en manos de Alfonso VI, tras el juramento de Santa Gadea en Burgos (en el que juró no haber participado en el asesinato de su hermano Don Sancho), que le exigió El Cid Campeador para reconocerle como su Rey.


Para mí el Castillo no llegó a resultar inexpugnable, pues ni intenté sitiarlo. Se me echaba encima la puesta de Sol y venía ya fatigado de patearme la ciudad de Toro a primera hora de la tarde, por lo que lo dejé para mi próxima visita a Zamora, que ya tendrá así una buena justificación (más).   


La fachada principal de la Catedral está dispuesta de frente a la muralla de Zamora. Junto a ella, por la Puerta del Obispo (también conocida como Puerta de Olivares o incluso Puerta Óptima), se accede a una especie de mirador, desde el que se tienen muy buenas vistas del Duero y del Puente de Piedra, y hay un camino para bajar hasta su nivel, unas decenas de metros por debajo de la Catedral o del Castillo.

De vuelta hacia el hotel, ya se me hizo de noche. Como había disfrutado de un almuerzo abundante en Toro, no tenía hambre para una cena formal. Tomé algo en la cafetería del hotel, y a dormir.

Muy satisfecho de ese paseo por el eje monumental de Zamora, al atardecer. Con el Castillo como asignatura pendiente para una próxima visita. Que no se conquistó Zamora en una hora (ni en dos, que fue lo que duró mi paseo).

Tenéis accesible una colección de 52 fotografías (cada una con su título correspondiente), pinchando en la foto de la cigüeña. Si alguien de Zamora, o que conozca bien la ciudad, identifica algún error, le agradeceré que me informe, para poder corregirlo.

Paseo por Zamora al atardecer


El día siguiente lo dediqué a visitar los Arribes del Duero.

Pero esa ya es otra historia.

JMBA


PD. (2/9/11) De acuerdo a las amables indicaciones de mi buen amigo Seve (y de un zamorano, a través de Paperblog), he corregido algunos errores y he subsanado algún olvido de la primera versión.

4 comentarios:

  1. Muy interesante tu crónica de Zamora. Sin tu permiso me he permitido usar la foto de las cigüeñas en la catedral para mi fondo de pantalla, espero que no tengas inconveniente. Grácias por hacernos viajar aunque solo sea virtualmente.
    Un saludo

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  2. Por favor, por supuesto que tienes mi permiso para reutilizar las fotos, que son, básicamente, para eso.
    Me alegro de ayudar algo a viajar (aunque sea virtualmente, como dices).

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  3. Muy bonitas las fotos. Me hicieron recordar esa pequeña y preciosa ciudad e importante ciudad del antiguo Reino de León. Si me permites, te haré una pequeña correción. Lo que llamas castillo, junto a la catedral y por las fotos que enseñas del río, no es tal castillo, sino que es la muralla defensiva de la ciudad, que aunque parezca en castillo, no es tal. El castillo está todavía un poco "más allá" de la catedral, después de atravesar un explanada arbolada, o parque, que está al lado de la misma. Es una pieza impresionante. Más que "inalcanzable", que parece ser lo fue realmente para tí, resultó "inexpugnable" para sus enemigos medievales (de ahí el dicho: Zamora no se conquistó en una hora). Tiene unas murallas altísimas y espesísimas por el lado del río y de la vega, y por el lado accesible desde la ciudad, es decir, por el parque que tú no llegaste a atravesar, tiene un ancho y profundo foso muy bien conservado, que todavía da miedo cruzar aunque ya no tenga agua hoy día... Otra vez que pases por zamora, no digo yo que en una hora, pero con un cuarto más conquistas el castillo.

    Por cierto, si en el paseo has hecho 60 fotos, a medio minuto cada una (el tiempo mínimo necesario para buscar el punto de toma, hacer la foto o fotos, mirar si han salido bien, repetir alguna, etc.) son 30 minutos sólo de hacer fotos. El paseo es largo, sí, pero las fotos también toman su tiempo.

    Para terminar, echo en falta una foto de Virato, el caudillo lusitano tan venerado en esa zona de España/Portugal entre Zamora y Bragança, que pasó a la historia con el apelativo de "terror romanorum" y que tiene una impresionante estatua en la plaza de su nombre.

    Un saludo agradecido por hacernos rememorar lo que algún día ya vimos o, lo que es más más importante, conocer o sentir algo de lo nunca vimos o percibimos, gracias a tu cámara y a tus agradabilísimos comentarios.

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  4. Gracias, Seve.
    He revisado el tema en google Earth, y, efectivamente, no llegué hasta el Castillo. Haré las correcciones oportunas, para no llevar a error.

    Respecto a la estatua de Viriato, recuerdo haberla visto (en la plaza frente al Parador), pero se me pasó hacerle una foto.

    Y mi cámara, y mi dedo, son muy rápidos. No sé si tus estimaciones de tiempo son demasiado conservadoras...

    De nuevo, gracias por tu lectura inteligente y por tu comentario.

    Un abrazo.

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