La Prensa (tanto la generalista como la estrictamente deportiva) ha generalizado esta denominación de Clásicos para los partidos de fútbol entre el Real Madrid y el FC Barcelona.
Puyol celebra el primer gol, de cabeza a la salida de un córner lanzado por Xavi (Miguel Ruiz/FCB; Fuente: FCBarcelona) |
En estos últimos doce meses hemos asistido ya a muchos de ellos: los normales de la Liga (dos por temporada), la final de la Copa del Rey 2011, las semifinales de la Champions (dos partidos), y ahora los cuartos de final de la Copa del Rey 2012. Apasionante, si no acabara resultando cansino y fatigoso.
Un partido que se plantea entre los que probablemente sean en la actualidad los dos mejores equipos del mundo siempre resulta atractivo. Pero una y otra vez, son encuentros que decepcionan, especialmente porque el Real Madrid acostumbra a estar muy por debajo de su rendimiento y brillantez habituales.
En esta época, los encuentros, además, tienen el aliciente añadido de que se enfrentan los que son probablemente los dos mejores entrenadores del mundo en la actualidad (José Mourinho por el Real Madrid; Pep Guardiola por el FC Barcelona).
El FC Barcelona acostumbra a ser fiel a su estilo (posesión del balón, creación de juego en el centro del campo, búsqueda incansable de líneas de pase que generen oportunidades de gol). Por el contrario, da la sensación de que el Real Madrid se apoca, se empequeñece, y juega (incluso en su propio campo), con una estrategia ultradefensiva, intentando más destruir el juego del contrario que construir el suyo propio. Cayendo, además, con bastante frecuencia, en un juego brusco e incluso violento, que puede ser castigado con tarjetas y expulsiones, dependiendo de la condescendencia arbitral.
Este miércoles asistimos a la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey. En el Bernabeu, de nuevo ganó el FC Barcelona por 1-2. Se adelantó el Real Madrid en un contraataque fulgurante de Cristiano Ronaldo, que dejó sentado a Pinto con el balón en el fondo de la red. Parecía que tenían el partido encaminado, pero el Barça se mantuvo fiel a su estilo de creación de juego y posesión del balón.
El empate provino de un córner lanzado por Xavi hacia la cabeza de Puyol, que se incorporaba desde una línea más atrasada. Impecable el gol, ante un Pepe puro espectador de la jugada.
El Real Madrid sucumbió a los nervios (con su calidad, no consigo entender cómo el Barça le tiene tan comida la moral), empezaron las brusquedades (pisotón incluido de Pepe a la mano de un Messi caído por tierra; impresentable, digno de expulsión) y el Barça consiguió un segundo gol en un pase de Messi al hueco, donde apareció Abidal, que sentenció.
La etapa de Mourinho en el Real Madrid se caracteriza por un victimismo que no consigo entender. Los más fanáticos del equipo no paran de lanzar diatribas contra los arbitrajes (que, con sus aciertos y errores, apenas influyen en el resultado final), de difundir oscuras conspiraciones de los organismos internacionales (y del llamado Villarato), que, dicen, estarían interesados en esta época en que gane el Barcelona y no el Real Madrid.
Todo ello no es más que marear la perdiz. La realidad es que el Real Madrid se apoca ante el Barcelona, se hace pequeño, se olvida de todas sus virtudes, le entran las prisas, necesita destruir el juego (y también los jugadores, de paso) que crea el Barça, y una y otra vez acaban perdiendo partidos que parecían tenerlos bastante encarrilados.
Abidal, otro teórico defensa, celebra el segundo gol, a pase preciso de un Messi todavía no en plena forma. (Miguel Ruiz/FCB; fuente: FCBarcelona) |
Por todo ello, y mientras no cambien las circunstancias, los Clásicos carecen de atractivo puramente futbolístico (aparte del morbo). Y el culpable me parece que es Mourinho, que se deja dominar por su particular rivalidad con Pep Guardiola, y se muestra incapaz de plantear los partidos con el Barça de frente, de poder a poder, que podrían, sin ninguna duda.
El próximo miércoles asistiremos a otro episodio de lo mismo (si el cielo no lo remedia). El Barça ganará en su campo por 1-0 (o cualquier otro resultado) y el Madrid quedará eliminado de la Copa del Rey. El Barça tendrá muy buenas posibilidades de llegar a la final y ganarla.
Hoy el Real Madrid lidera la Liga a cinco puntos del Barça. Cinco puntos que son, en la práctica, dos, ya que queda por disputar el encuentro con el Barça de la segunda ronda, en el Camp Nou. Los dos grandes equipos quieren ganar la Liga. Este año, para el Real Madrid será un fracaso si no lo consiguen, porque sólo dependen de su propio rendimiento para alcanzar la meta.
Los fanáticos del Real Madrid deberían empezar a reflexionar si les interesa seguirle el juego a Mourinho, o si su club puede alcanzar metas más altas con planteamientos menos rácanos y conspiracionistas, a los que tan aficionado es el portugués.
Una pena para los aficionados no poder ver encuentros entre estos dos grandes equipos, jugados de poder a poder.
JMBA
Muy interesante Bigas este resumen que nos haces del partido de ayer.
ResponderEliminarYo, que me he tomado tu blog como fuente única de información de la actualidad, veo que también me sirve para la información deportiva.
Yo seguí el partido de oído, ya que cuando escuchaba un petardo, ponía la tele a ver quién había marcado.
Tiene en tu caso además el atractivo de estar escrito por un barcelonista (supongo) afincado en la capital, con lo que puedes ser perfectamente neutral y no tomar partido por ninguna de las trincheras.
Y recuerdo lo duro que era ir a las oficinas centrales tras una derrota del Barça y tener que soportar las mofas de los compañeros e intentar explicar –sin éxito- mi nulo interés por el deporte rey (sí claro, cuando perdéis decís eso).
Un abrazo.
Santi