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martes, 8 de junio de 2010

Huelga de Funcionarios

Supongo que, dadas las circunstancias, era perfectamente inevitable la convocatoria de una huelga de funcionarios para el día de hoy.

Veremos qué ocurre, pero sospecho que el seguimiento será más bien escaso. Y ello por varios motivos bien fundamentados.

Por una parte, los sindicatos convocantes están en unos niveles de popularidad y confianza directamente por los suelos. Seguramente hubiera sido una mejor estrategia la convocatoria de huelga hace bastantes meses, o incluso uno o dos años, al inicio de la crisis. Para reclamar la reacción temprana del Gobierno, y evitar llegar a la situación con la que estamos conviviendo hoy. De alguna forma, los Sindicatos han sido cómplices de la miopía (¿o ceguera?) del Gobierno.

Además, esta huelga hoy creo que es perfectamente inútil. Las medidas del Gobierno son absolutamente necesarias, y ya no quedan más recursos. Tanto Angela Merkel como David Cameron, de alguna forma nuestros mayores dentro de la Unión Europea, han hecho públicas estos últimos días medidas de parecido cariz, con mensajes alarmantes en cuanto a los sacrificios que nos esperan a todos. El mensaje es simple: hemos vivido durante bastante tiempo por encima de nuestras posibilidades, y ha llegado el momento de pagarlo.

Claro, no se recuerda otra ocasión en que los salarios corrientes de los funcionarios se hayan bajado como está sucediendo ahora. Pero hay que tener en cuenta que antes de la introducción del Euro en 2002, existía otro recurso de efectos equivalentes, o quizá más demoledores, que era la devaluación de la moneda. Con la devaluación, en su momento, de la peseta, no se tocaban los salarios corrientes, pero se provocaba indirectamente una subida de todos los precios ligados a productos de importación. Al final, de todos los precios, por el efecto del coste del petróleo, entre otros. Por tanto, indirectamente, se provocaba una disminución de los salarios constantes o, dicho de otro modo, una disminución efectiva del poder adquisitivo.

El recurso a la devaluación de la moneda propia desapareció con el Euro. Ahora lo que se impone es una disciplina económica y fiscal de todos los países integrantes. Por ello los requerimientos (obligaciones) de mantener el déficit por debajo del 3% y otras lindezas. Porque si la confianza general en el espacio Euro decrece, ello provoca directamente una devaluación práctica del Euro frente al dólar, yen o lo que sea. Y acaban pagando justos por pecadores, si podemos utilizar esta terminología. Por eso los alemanes están cabreados, porque la indisciplina de algunos países les provoca que su moneda (nuestra moneda) se devalúe en la práctica, y disminuya por tanto su poder adquisitivo.

En fin, por todo ello la huelga de hoy es básicamente una pataleta y no mucho más. Se ha escuchado a muchos funcionarios que, de una u otra forma, han venido a contar esto. Un día de huelga les cuesta una disminución (adicional) de sus salarios, al descontárseles de sus haberes el día en cuestión. Y ello a cambio de nada (bueno, quizá del placer de salir en el Noticiero), resulta caro.

Claro que esto no sucede con los liberados sindicales, que cobrarán normalmente este día, porque ellos sí trabajan hoy organizando la huelga. En fin, paradojas de la vida.

Insisto en que una huelga de este tipo, o incluso una huelga general, hace un tiempo, quizá hubiera contribuido a despertar a un Gobierno narcotizado por sus propios delirios de grandeza. Quizá hubiera ayudado a evitar que se metiera en jardines que ha tenido que evacuar echando chispas (los 400 Euros, y otras lindezas del género).

La realidad puede ser buena o puede ser mala, pero siempre es tozuda y se acaba imponiendo. Nos esperan (a todos) tiempos de sacrificios para pagar los fastos de la boda. Si hoy pudiéramos elegir, seguramente renunciaríamos a que hubiera habido caviar Beluga triple cero en el banquete, a cambio de no vernos hoy como estamos.

En resumen, y tras las habituales guerras de cifras, veremos cuál es la verdad de la convocatoria de hoy. Pero auguro que los grandes perjudicados van a ser los sindicatos, que han venido realizando un papel lamentable. Ensoñados por el gobierno a base de subvenciones, han renunciado a realizar su labor cuando había que haberla hecho.

Y hoy ya es demasiado tarde para ello.

JMBA

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