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martes, 29 de junio de 2010

Huelga en el Metro de Madrid

Con gran valentía, el Gobierno Regional de la Comunidad de Madrid, presidido por Esperanza ("due palle") Aguirre, decidió extender el ajuste salarial también a los empleados de las empresas públicas, en particular, a los empleados del Metro de Madrid.


(Foto de los accesos cerrados al Metro en Atocha, de ULY MARTIN, extraída de la web www.elpais.com).

Los sindicatos representantes de estos trabajadores decidieron convocar una huelga por este motivo, en principio de tres días (28, 29 y 30 de Junio). Advirtieron que el primer día iban a respetar los Servicios Mínimos, pero no los dos días siguientes.

El resultado es que hoy Madrid está sumido en el caos. El Metro, en cualquier gran ciudad, es un servicio estratégico. En el caso de Madrid, es un medio de transporte utilizado por más de dos millones de personas diariamente (muchos, lógicamente, están contados al menos dos veces). Es por ello que resulta de aplicación la imposición de Servicios Mínimos que prevé la legislación vigente que regula el Derecho de Huelga.

Un día de huelga con Servicios Mínimos, como ayer, genera graves perturbaciones a los ciudadanos, que se amontonan en las estaciones durante las horas punta, por la menor frecuencia de paso de los trenes. Una incomodidad que perjudica a todos, porque los trabajadores llegan tarde a sus trabajos, multiplican su tiempo diario de transporte (robado al ocio, a la familia y al descanso) y llegan también más tarde a sus casas por la tarde.

Pero un día sin Servicios Mínimos es directamente el caos. El Metro, hoy, no funciona. Y eso es, directamente, ilegal.

Lógicamente, los sindicatos se sienten mucho más fuertes (y cómodos) cuando protestan contra un Gobierno del PP como el de Esperanza Aguirre, que en la movilización de funcionarios de hace unas semanas, contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

España es, hoy, más pobre que hace un par de años. No vamos a analizar aquí los motivos (ya lo he iniciado en alguna otra nota, por ejemplo en http://jmbigas.blogspot.com/2010/06/re-de-valuacion.html). Y eso se manifiesta en un déficit importante, y en un endeudamiento público y privado más allá de los límites responsables. Hay que actuar para devolver estos valores a un punto de equilibrio, más bien pronto que tarde.

Ello requiere, obviamente, de sacrificios por parte de todos. Y esto es exigible, el reparto de los sacrificios entre todos. En el sector privado se llevan varios años de sueldos congelados, o incluso de acuerdos para mantener el nivel de empleo a cambio de una cierta reducción salarial. Muchos hemos perdido nuestros empleos. Parece lógico exigir a los empleados públicos que compartan este sacrificio.

En 2002, cuando se implantó el Euro como moneda corriente de curso legal, se definió un cambio fijo e inamovible para la Peseta frente al Euro de 166,386 Pesetas/Euro. Según los expertos económicos, hoy el cambio real estaría por encima de las 200 Pesetas/Euro. Es decir, se habría producido una devaluación no explícita del orden, al menos, del 20%.

En el contexto económico europeo en el que vivimos, ya no se dispone de la devaluación de la moneda local como un recurso más de la Política Monetaria. Por tanto no queda más remedio que simular su efecto por otros medios, y éstos son básicamente la reducción de costes en base a reducir la compensación en Euros corrientes.

Metro de Madrid, como otras empresas (públicas y privadas) tienen que contribuir al ajuste que necesita el país para recuperar el equilibrio necesario en este mundo de economías profundamente interrelacionadas. Los Sindicatos alegan que Metro se gasta 10 Millones de Euros anuales en publicidad que "no genera viajeros adicionales". Posiblemente no sea este el mejor momento para sacar pecho, y esa partida deba reducirse también.

Pero a lo que no hay derecho, y es además ilegal, es a que practiquen una huelga salvaje, sin respetar los Servicios Mínimos, secuestrando para sus propios intereses a toda la ciudadanía de la capital.

Creo que los Sindicatos en el Metro harían un mejor servicio a la sociedad si forzaran a la Comunidad a completar las plantillas para garantizar un funcionamiento regular y seguro a una red que se ha extendido de forma impresionante en número de kilómetros y de estaciones en los últimos años, pero no se ha acompañado de los necesarios aumentos de plantilla para hacer frente a esa nueva situación. Claro que eso sería prestar un servicio a los desempleados, a quienes lo Sindicatos parece que no representan.

Claro que si los Sindicatos no prestan servicio a la sociedad, sino solamente a los trabajadores (empleados) a los que representan, entonces sí que la ciudadanía debemos revolvernos en su contra, y en defensa de nuestra libertad agredida.

JMBA

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