He estado infinidad de veces en París (tanto por trabajo como en viaje de placer), pero nunca había visitado la Sainte Chapelle. Hasta el otro viernes, en que disponía de un día completo en París para hacer turismo, ir de compras y tomarse una cervecita en alguna de las terrazas del boulevard Saint Michel.
La Sainte Chapelle, como parte del complejo del Palais de Justice (JMBigas, Marzo 2011) |
Decidí dedicar un rato por la mañana para visitar la Sainte Chapelle. París, cualquier día del año, está plagada de turistas procedentes de todas las partes del mundo. Hay que contar que para visitar cualquiera de sus grandes atracciones, nos espera una cola de proporciones variables. Y la Sainte Chapelle no es una excepción.
La Sainte Chapelle es una capilla de proporciones modestas (salvo, quizá, los 20 metros de altura de la llamada capilla alta), mandada construir por San Luis, rey de Francia, en el 1241. Es del estilo llamado gótico rayonnant (radiante) y destaca por las espléndidas vidrieras de la capilla alta.
Se encuentra en plena isla de la Cité (Metro Cité) y se accede a ella desde el boulevard du Palais. Construida en el interior del Palais de la Cité, hoy está en el interior del complejo del Palacio de Justicia. Ello implica que el acceso está regulado por la Gendarmerie, y hay que pasar un estricto control de seguridad.
La Sainte Chapelle (JMBigas, Marzo 2011) |
A las diez de la mañana, me tocó esperar una media hora de cola, detrás de un grupo de revoltosos adolescentes italianos. La Sainte Chapelle forma parte del Centre des Monuments Nationaux, y la entrada cuesta 8€. Tenéis una descripción bastante completa en la Wikipedia.
La capilla baja era la única a la que tenía acceso el pueblo llano. De hecho el acceso a la capilla alta sólo era posible a través de las galerías superiores de palacio. En la actualidad, hay dos angostas escaleras de caracol, en los ángulos de la fachada de entrada, que permiten el acceso a la capilla alta desde la baja.
Detalle de la Vidriera nº 15, sobre las Reliquias de Cristo (JMBigas, Marzo 2011) |
La capilla baja está prácticamente ocupada por el puesto de venta de recuerdos con el tema de la Sainte Chapelle. Hay también la réplica de una estatua de San Luis, rey de Francia. Las columnas que sostienen todo el edificio, son de color azul (decoradas con flores de lis, símbolo de la realeza francesa) o de color rojo (decoradas con castillos de oro, ya que Luis IX era hijo de Blanca de Castilla).
Rosetón de 9m de diámetro, con escenas del Apocalipsis (JMBigas, Marzo 2011) |
La capilla alta destaca especialmente porque la mayoría de las paredes fueron sustituidas por vidrieras gigantes, que tiñen el ambiente de un cierto tono azul. Hay hasta 15 vidrieras de entre 13 y 15 metros de altura, que representan más de mil escenas bíblicas del antiguo y el Nuevo Testamento.
Una de las grandes vidrieras (la nº 15, que está situada junto al rosetón gigante, a la derecha de la nave), está dedicada a la historia de las reliquias de Cristo. De hecho, la Sainte Chapelle se construyó para albergar una serie de reliquias que San Luis compró al emperador bizantino.
El rosetón, de nueve metros de diámetro, representa diversas escenas del Apocalipsis.
Ábside de la Sainte Chapelle (JMBigas, Marzo 2011) |
Desde hace años, el Centre des Monuments Nationaux tiene en marcha un programa para la restauración y conservación de los vitrales.
La capilla alta transmite una sensación de elevación casi mística, gracias a la altura de la bóveda (unos veinte metros) y a la luz tamizada que entra en la capilla a través de las vidrieras.
Tenéis una pequeña colección de fotografías adicionales aquí.
Una visita muy recomendable. Muy cercana, además, a Notre Dame. Cruzando el brazo sur del Sena, estaremos en pleno Barrio Latino, en el inicio del boulevard Saint Michel. Allí no dejéis de visitar la librería Gibert Jeune (de cuatro plantas, más una zona exterior de oportunidades y ofertas), y la terraza del Saint Sévérin que, pese a practicar unos precios ciertamente abusivos (5,50 Euros pagué yo por 25cl de cerveza Leffe), siempre está repleta de gente que mira y se deja mirar, asomada al bulevar y al río.
En París, de todas formas, siempre os quedará algo por visitar, para el siguiente viaje.
JMBA
La verdad que parece un lugar hermoso, los vitrales son impresionantes y me parece una lastima no haberla podido visitar cuando estuve en parís
ResponderEliminar