Estos últimos días he tenido bastantes intercambios epistolares (comentarios y contracomentarios) con diversos amigos (madridistas y culés) por Facebook y el correo electrónico. No soy un culé fanático, ni soy socio, pero sí partidario o simpatizante.
Josep Guardiola, entrenador del FC Barcelona (Fuente: fcbarcelona.cat) |
Lógicamente, en este momento, tras vencer la Final de Copa, los madridistas sacan pecho, y los culés andan (andamos) más modositos. Pero los madridistas afean (y con razón) la conducta de Messi en el Bernabeu, cuando le pegó un pelotazo al público en una acción imperdonable en un profesional. Pero, al mismo tiempo, se quejan amargamente de lo que entienden como un sesgo proculé de toda la prensa generalista, que no ha condenado el hecho ni, prácticamente, ha hablado casi de él.
Me he cansado de la polémica, y he decidido dedicar un artículo a mi visión actual de todas estas situaciones. Y no entrar más al trapo de los comentarios, las réplicas, las contrarréplicas y los por alusiones, que prometen no tener final.
En las páginas de Facebook del FC Barcelona y la (presunta) de Leo Messi (que tiene más de 10 millones de seguidores, pero que todos dudan de que Leo ni siquiera conozca su existencia), dejé sendos comentarios afeando la acción de Messi, y recomendando que emitiera una disculpa pública, ya que no había sido castigado por el árbitro con una tarjeta amarilla. Sé que (ob)tuve varios Me Gusta, pero no he visto ninguna reacción por su parte. Y un hecho nimio, en principio, se va magnificando con el paso de los días, y los nuevos retos inmediatos a los que deberán enfrentarse ambos equipos en los próximos días. En estas condiciones, es de esperar que este miércoles, en el primer partido de las Semifinales de la Champions en el Bernabeu, cada vez que Messi toque el balón (esperemos que lo haga con frecuencia y acierto), habrá pitidos y abucheos generalizados.
José Mourinho, entrenador del Real Madrid (Fuente: realmadrid.com) |
Supongo que todo el mundo entiende, y lo espera así, que el Sport sea descaradamente proculé, mientras que el Marca sea madridista hasta la médula. Está en sus genes, y es lo que esperan sus lectores. A estos actores hay que disculparles, pues, que siempre sean parciales en sus interpretaciones de los hechos.
Pero es cierto que los medios generalistas (prensa, radio, TV), de quienes se espera imparcialidad, se están comportando en estos últimos tiempos con franca preferencia por el Barcelona de Guardiola y Messi, y contra el Real Madrid de Mourinho y Cristiano Ronaldo. Con astracanadas y salidas de tono impresentables de algunos (presuntos) periodistas deportivos.
Bueno, hay que reconocer que Guardiola se ha esforzado especialmente en cultivar una imagen de máxima gentileza y educación, acompañada de (por lo menos aparente), modestia y humildad. Creo que, en general, ha tratado a los periodistas (en las ruedas de prensa, especialmente), con amabilidad y deferencia. Sea real o fingida, es la sensación que le queda al espectador.
Por otra parte, Mourinho se ha esforzado en cultivar una imagen pública (estoy seguro de que en la intimidad su personalidad no tiene nada que ver; hay datos que abonan esta teoría) arisca y faltona. Ha protagonizado plantes a los periodistas: fue famosa la rueda de prensa donde lideraba su segundo (Aitor Karanka) y, estando él presente, se negó a contestar ninguna pregunta. La mayoría de periodistas se ausentaron de la sala de modo inmediato. En la siguiente rueda de prensa, en venganza, Mourinho se negó a contestar a los periodistas "si no eran los dueños de su medio", en justa compensación.
Parece natural que cualquiera tenga tendencia a besar la mano que le acaricia, y a morder la mano que le azota. Por lo tanto, el Real Madrid y el madridismo no tienen más remedio que aceptar que la Prensa, tan diferentemente tratada, manifieste (clara o encubiertamente) una preferencia por el Barcelona en estos tiempos. Entiendo que esto es sabido (a Mourinho le precede una larga leyenda) y que, por tanto, el efecto está estudiado y descontado de antemano.
Por otra parte, la principal figura internacional del Barcelona, Messi, ha cultivado una imagen de niño bueno, solidario, humilde y demás. Y digo bien, una imagen, porque nadie sabe de verdad lo que se dirá frente al espejo con los pelillos revueltos de recién dormido. Esta imagen está consiguiendo que, en general, los periodistas y comentaristas tengan una tendencia natural a ser condescendientes con él y a ser benévolos con sus pecados veniales. Por no hablar de Xavi o Iniesta, a los que cualquier madre desearía como yernos.
En cambio, la imagen de la principal estrella internacional del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, es completamente opuesta. Su presencia pública tiene más de chulito de barrio, de castiganenas de suburbio, que, por supuesto, de niño bueno. Su presencia en el campo siempre sugiere tensión y acritud, ha tenido muchas manifestaciones gestuales incluso contra sus propios compañeros, cuando le ha parecido que no le facilitaban el juego requerido. Esta actitud, por supuesto, no facilita ganarse la benevolencia de los neutrales, tibios o contrarios, sino que da alas a la crítica. Para los partidarios, desde luego, cualquier cosa es dispensable, excusable y hasta loable.
Esta es la realidad que tenemos ahora mismo, fruto de muchos meses de juego y de presencias públicas.
Por otra parte, desde el punto de vista del fútbol desarrollado en el campo (no en los vestuarios, ni en las salas de prensa, ni ante la alcachofa de los periodistas) el Barcelona ha enamorado y seducido a aficionados de todo el mundo. Ha desplegado un estilo de juego basado en el control aterciopelado del balón, y la búsqueda permanente de la ventaja en el juego, con pases en profundidad y desmarques sin balón.
El Real Madrid, por el contrario, en estos últimos tiempos ha practicado un juego un poco más zafio y físico. Basando su ventaja en la velocidad del contraataque y en la extrema calidad de su artillería en la delantera.
Cristiano Ronaldo (Fuente: realmadrid.com) |
Pero, lo cierto, es que el Real Madrid sería campeón destacado de esta Liga, si no existiera el Barcelona. Desde el punto de vista de los resultados, ha realizado una campaña excelente, ganando muchos partidos con claridad y autoridad, y goleando a menudo. Pero parece claro que no basta con ser muy bueno, sino que hay que ser el mejor. Si no sucede una catástrofe, la Liga de este año ya la ha ganado el Barcelona, y no hay mucho más que discutir por este lado.
En la Final de Copa, el Real Madrid fue justo ganador. Fue un partido de poder a poder, que tuvo que resolverse en la prórroga con un gol excelente de Cristiano Ronaldo. Intentar enturbiar este hecho (por ejemplo, con el gol no válido por fuera de juego de Pedro) son ganas de retorcer la realidad.
Pero en la próxima semana nos enfrentamos a los partidos de ida y vuelta de las Semifinales de la Champions. La Champions es una competición por la que el Real Madrid y el madridismo en general tienen especial predilección y amor. Buscan la Décima con denuedo.
En las últimas semanas hemos podido ver varios partidos de los dos equipos, incluyendo los dos que les han enfrentado directamente (vuelta de Liga y Final de Copa). La conclusión me parece muy evidente: el Barcelona ha llegado a este final de temporada muy mermado de fuerzas, afectado por las lesiones, y está demostrando que el banquillo ya no da mucho más de sí. Por el contrario, el Real Madrid está pletórico de fuerza, y la demostración que hizo el sábado en Valencia, con (casi) su segundo equipo, fue para quitarse el sombrero. Conseguir un 3-6 en Mestalla no está al alcance de casi nadie.
En estas condiciones se van a enfrentar este miércoles en el Bernabeu y el siguiente martes en el Camp Nou, por una plaza en la final de Wembley. Visto lo que hemos visto últimamente, honestamente pienso que el Real Madrid tiene ahora mismo más posibilidades que el Barcelona de llegar a la final de la Champions. Por fuerza, por garra, por coraje y por calidad. El Barcelona está justito de fuelle, y veremos si consigue darle la vuelta a la situación con el arte con que nos ha deleitado a los seguidores durante estas últimas temporadas.
Esa será la única batalla real, en el campo, con el balón y en dos períodos de noventa minutos en Madrid y Barcelona (si no hiciera falta prórroga para el segundo partido). Pero hay otra batalla por detrás, que es la mediática. Que afecta, por lo que se ha visto últimamente, al criterio de algunos árbitros al juzgar las acciones de unos y otros. Como si entendieran que unos son inocentes mientras no se demuestre lo contrario, y los otros son culpables mientras no demuestren lo contrario.
Leo Messi (Fuente: fcbarcelona.cat) |
Me parece claro que en el criterio de los árbitros al juzgar los hechos durante un partido, son definitivas las circunstancias inmediatas del hecho, así como la actitud de reiteración o reincidencia. Como teoría, las tarjetas amarillas de amonestación deben mostrase ante hechos graves (los gravísimos deberían conllevar tarjeta roja) así como por la acumulación de hechos leves. Cualquier asomo de agresión, así como toda desconsideración al contrario o al público, deben ser castigados sin matices, vengan de donde vengan.
El juego que ha desarrollado el Barcelona, basado en el control y posesión del balón, en los desmarques sin balón y en la rápida identificación de líneas de pase ventajosas, sólo puede contrarrestarse a base de arrebatarles el balón. Esto se puede hacer con finura, o rozando la brusquedad. Lógicamente, el juego del contrario orientado a arrebatarles el balón puede conducir a un número más elevado de faltas, y por lo tanto, a más posibilidades de tarjetas amarillas, aunque sólo sea por reiteración. Que alguien como Pepe, que se vacía en cada partido, pero que cae con cierta frecuencia en la brusquedad, acabe con una o dos tarjetas amarillas un partido no debería sorprender a nadie en exceso. Es el riesgo que debe aceptarse por jugar de esa forma.
En fin, para estas Semifinales confiemos que los arbitrajes sean neutros, que no favorezcan a ninguno de los dos equipos. Los árbitros lo tienen todo de su parte, ya que se tratará de árbitros internacionales no españoles, y por lo tanto, podrán aislarse de las influencias externas en la consideración de una u otra forma de cada equipo. Juzgar estrictamente lo que suceda en el campo, sin más background cultural.
Este culé preocupado, que soy yo, se da cuenta de que las probabilidades en el campo de juego están ahora mismo a favor del Real Madrid.
Y para los madridistas acérrimos (como mis amigos Ansgar y Felipe, con quienes he intercambiado algunos comentarios algo subiditos de tono en el Facebook) simplemente decirles que la imparcialidad absoluta no existe, y que no se puede pretender que si cada vez que te tocan, pinchas, te besen con frecuencia.
Deberían tomar nota del comentario de Miguel Ángel Rodríguez. El antiguo asesor de Aznar ha sido condenado hace unos días a pagar una multa de 10.000 euros al Doctor Montes, por haberle llamado nazi repetidas veces en diversos programas de televisión. Según él mismo afirma en su blog, la condena debería haber sido la de pagar un tercio de la multa (10€ al día durante 11 meses), pero que el juez decidió que el acusado "manifestaba tener posibles" y que por tanto le triplicó la multa. Su conclusión es que al juzgado no debería acudirse con traje, camisa limpia y corbata, sino con tejanos raídos y camisa de leñador.
Bueno, no niego que Mourinho sea un excelente entrenador (que lo ha demostrado y lo está haciendo también en el Real Madrid), pero el personaje público que se esfuerza en representar no resulta agradable para nadie no entregado. Que genere cierta aversión en los neutrales es inevitable. El marketing también tiene sus normas, y el buen paño en el arca NO se vende; hay que salir a publicitarlo y a venderlo. Tratar a la Prensa y al público en general con deferencia y amabilidad es una servidumbre que devuelve con creces lo invertido.
Sólo terminar deseando que podamos ver dos grandes partidos estos próximos días, posiblemente entre los dos mejores equipos del mundo en este momento. Desearles suerte a todos, que gane el mejor, y que no tengamos que recordar ni siquiera el nombre del árbitro.
JMBA
Querido tío,
ResponderEliminarEn primer lugar, quien siembre vientos recoge tempestades, que es lo que le está pasando al Real Madrid esta temporada; entre las "exquisitas" intervenciones de su entrenador y las salidas de madre de buena parte de los jugadores están consiguiendo ser un equipo(?) más bien impopular.
En segundo lugar creo que no hay que sufrir por lo que pase en la Champions, dado que el Barça, como se ha venido demostrando hasta hoy, es un equipo que se trabaja las victorias. Tal vez no haga goleadas célebres como el 3-6 de Mestalla del Real Madrid, pero consigue victorias sólidas y con fundamento, convenciendo a los rivales de que han jugado contra el mejor. Te recuerdo, además, que en este caso hay ida y vuelta, lo que no facilita las cosas a los de la Villa y Corte. Es posible que en un partido el Barça peque de desacierto o de cierta desorientación. Es prácticamente imposible que eso pase en dos partidos, seguidos, y más contra el Madrid.
Vaya por delante que a mí lo que me gusta es el tenis, y no soy demasiado culé, pero desde luego el Barça actual es un muy buen espectáculo y da gusto ver su despliegue en el campo. El Real Madrid también ofrece espectáculo, pero con demasiada frecuencia tiene un peligroso parecido con un espectáculo de payasos.
Por supuesto, eso sí, que gane el mejor.
A mí, por el contrario, me parece que, tras los "buenos modos" de Pep y de Messi, se esconde una gran agresividad, que acaba de destaparse con lo dicho por el primero diciendo de Mouriño que es el "puto amo" de la campions de salón, y con el balonazo a los espectadores del final de copa. Lo que pasa es que, hasta ahora les ha ido bien con ir de "puretas" y hacer campaña "sotovoce" contra Mouriño y Ronaldo. Éste último, me parece mucho mas tranquilo e inocente que Messi, que a la par que un grandísmo jugador (para mí mejor que Ronaldo) es mucho más taimado. Su único defecto que no le perdonan es que es un guaperas y viste de blanco.
ResponderEliminarDespues del 0-2 Madrid-BarÇa, ahí van mis consideraciones:
ResponderEliminar1.- el Barcelona juega fenomenal, mejor y más vistoso que el Madrid.
2.- El partido del Bernabeu, hasta la expulsión de Pepe estaba bastante igualado, a pesar de la posesión del balón, abrumadoramengte a favor del BarÇa. No puede saberse lo que hubiera pasado en caso contrario, pues a veces el que gana no es el que juega mejor, sino el que usa mejor táctica.
3.- Los jugadores del Barcelona tenían la lección de "teatro" muy bien aprendida (tambien es táctica extra o para-deportiva: a cada mínima entrada del Madrid, se arremolinaban alrededor del árbitro, de forma furibunda. Al lado de ellos, los del Madrid eran monjitas de la caridad.
4.- La expulsión de Pepe, totalmente injustificada,se cargó la eliminatoria. Un error fatal e incomprensible, que hace que mucha gente de Madrid piense mal(aclaro,yo no lo hago).
5.- Creo que el resultado abre heridas profundas, que irán más allá de lo deportivo, por desgracia. Como primer resultado posible, en mi opinión y ójala me equivoque, la selección de España está acabada. Probablemente, en algún momento surjan dos buenas selecciones, España y Cataluña y esto a lo mejor es bueno.
!Mal asunto!!!.
Fidel.
Fidel, yo no creo que el único defecto de Ronaldo sea ser "guaperas" y vestir de blanco. Para mi ser guaperas es otra cosa, la primera y principal, ser natural no muñequita de salón que más parece un apunte de gay que un señor al que cualquier madre querría colocar a sus hijas. y lo de vestir de blanco es un accidente que se cura con el tiempo, la história futbolistica esta llena de cambios de chaquetapor un contrato más o menos sustancioso.
ResponderEliminarPara mí, el principal defecto de este señor es que se cree el rey del universo, no discuto si juega bien o mal (no me gusta el futbol), mas pendiente de su físico que de crear juego que es lo que toca cuando se es una figura en un equipo. Pero como dijo alguien muy acertadamente el Madrid tiene mas figuras que "el Belen" y eso en un equipo es nefasto,
Pero siguiendo la tradición que gane el mejor.